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martes, 25 de noviembre de 2014

Ama a tus enemigos



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
¡Levante la mano a quién le suena la frase “Ama a tus enemigos”!
¡Levante la mano quién la practica!
¡Levante la mano quien sabe porqué razón hay que seguirla!
¡Levante la mano quien sabe las consecuencias si no se sigue!
Esta frase, ultra conocida por todos y en especial por los cristianos (“me aclaro la garganta”), la dijo Jesús como parte del “Sermón del Monte”, descrito en varios de los Evangelios. Uno de ellos corresponde a los capítulos 5, 6 y 7 del Evangelio de Mateo. La frase que nos ocupa se lee en:

Mateo 5:43-48
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Todo el Sermón del Monte enmarca los lineamientos de vida que debe seguir cualquier persona que se quiera llamar cristiana. Estos lineamientos fueron dados por el mismo Jesús.
Solo que como la mayoría de los pasajes bíblicos, estos son malinterpretados o subestimados por el común de las personas.
Cuando se oyen de consejos o lineamientos dados por Jesús, la gente parece que los entiende como “propuestas”, como “lo que debería ser”, o “a lo que deberíamos llegar”; y este es un error garrafal.
Todos los lineamientos espirituales; y en especial los que Jesús indica, no son opcionales; todos son obligantes. Estos no son “propuestas de comportamiento” sino “advertencias”.
Jesús no decía: “a mí me gustaría que ustedes amaran a sus enemigos...”. Él no esperaba que lo entendiéramos, que lo hiciéramos cuando nos convenciéramos o cuando nos fuera posible. ¡Error!
Cuando Jesús enseñaba, lo hacía desde los procesos espirituales que debían tenerse en cuenta y los cuales tenían consecuencias. Todos se enmarcan en Leyes Universales.
Y como buena ley, si no se respeta, pues hay consecuencias negativas. Las sepamos o no, las entendamos o no, creamos en ellas o no.
Por eso, todo buen cristiano sabe que si el Maestro Jesús dice ¡brinca!, la pregunta no es cómo lo logro, sino cuán alto brinco.
Por lo tanto, cuando Jesús decía “Amad a vuestro enemigos”, no lo dejaba a nuestra buena intención de hacerlo; sino que debíamos entender que si no lo hacíamos tendríamos consecuencias.

¿Y si no amo a mis enemigos?
Nuevamente tengo que salir a buscar ayuda para explicar La Santa Biblia; porque el texto que tenemos de ella es solo un resumen, casi ejecutivo, de lo que Jesús enseñaba. En dichas enseñanzas dadas  al pueblo, no se explica generalmente ni las razones del porqué cumplirlas, ni los beneficios o consecuencias de cumplir o no con las enseñanzas. Simplemente se deben seguir y ya.
La carencia de explicaciones profundas en el trasfondo de una enseñanza espiritual, se debe a que conocerlas implicaría saber de misticismo (cristianismo místico); y este es un área que no es del dominio público. No se omite por oculta o secreta, sino por compleja.
Incluso el misticismo cristiano no es conocido ni a veces aceptado por los mismos cristianos eclesiásticos.
Pero necesito explicar el trasfondo místico para cumplir con el objetivo de este escrito. No lo haré desde el misticismo crístico, sino que utilizaré un concepto más común para la mayoría de las personas: la Ley Universal de Acción y Reacción, es decir, la Ley del Karma.
(Por favor “cristianos” no me lancen piedras ni me condenen; voy a hablar del Karma. Si tienen el valor y la tolerancia cristiana de seguir leyendo, a lo mejor aprenden algo nuevo; Si les molesta mucho, pueden acabar de leer aquí sin ofender ni criticar. Yo no voy a sus casas a insultarlos. Aunque les duela, mi Señor es el mismo Jesús de ustedes) Continúo.
Pero tampoco voy a poder explicar todo lo que la Ley del karma implica; sino que voy a utilizar solo algunos de sus principios. Si quieren saber a profundidad sobre ella, he escrito bastante en algunos otros artículos.
Podemos ver al “karma” como una energía que se genera gracias a acciones que a su vez producen emociones (buenas o malas) tanto en nosotros como en los demás. Estas siempre suceden entre dos o más personas (siempre de a pares). Si en una situación o acción emocional hay más de dos personas; siempre se pueden formar pares de personas, interconectando a todos contra todos.
Así que para la explicación, tomaré a un solo par de personas: a ti y a quien tú consideras tu enemigo.
La palabra “enemigo” parece “muy grande”; pero en realidad es suficiente que una persona haga algo que a te moleste, para que caiga en la categoría de “tu enemigo” para efectos de la ley del karma.
Así que “tu enemigo” puede ser alguien que hizo algo que simplemente: te indignó, o te molestó, o te fastidió, o te entristeció, o te dio rabia, o te pareció injusto...
Y más aún, estos sentimientos que definen a “tu enemigo”, no implican ni siquiera cercanía física. Alguien que únicamente salga en televisión u oigas por radio o te enteres por prensa o por chismes, si te hace sentir “mal” se convierte en “tu enemigo”.
A un sentimiento así, de “baja calidad”, corresponde entonces un karma que se suele llamar “negativo”. Esta energía de karma, tarde o temprano, va a condicionar las cosas que te suceden en la vida con la misma calidad de su vibración; de forma negativa.
Entonces, si te sientes mal por culpa de alguien (con o sin razón), se generará karma negativo que te traerá dificultades mas adelante. Pero la acción del karma tarda tiempo en manifestarse; y mientras no lo hace, se van acumulando. Entonces, pequeñas rabias, pequeñas indignaciones, pequeñas frustraciones; van acumulando karma, que al manifestarse podrá ser uno MUY GRANDE.
Esto es suficiente para comenzar a entender porque Jesús advertía que debíamos “amar a nuestros enemigos y bendecir a quienes nos maldicen”... porque cualquier sentimiento diferente al amor hacia ellos, va a desgraciar nuestro futuro. No es solo un tema de hacerles bien a ellos, sino de mantenernos bien nosotros.
Pero apenas comienzo. El amar en aún más urgente.

El bonito compartir.
Una situación difícil entre tú y otra persona no solo genera karma en ti, sino también en ella. Y esto ocurre (estoy simplificando mucho el proceso) porque entre ustedes dos se genera lo que se conoce como “lazo kármico”.
Un lazo kármico es una conexión que une a los karmas de dos personas. A través de un lazo kármico establecido por un malestar que alguien hace sentir a otra persona; el karma de uno pasar a ser el karma del otro y viceversa. Ambos pasan a tener el karma de los dos.
Ahora bien. Imaginemos que a ti te hace sentir mal una persona (lo que la convierte en “tu enemigo”), y esta tiene una verdadera conducta reprochable; al margen de las leyes humanas y divinas; dignas de poca estima y confianza; y que posiblemente le haya hecho daño a más de una persona. Una persona así tendrá una gran cantidad de karma negativo, que tarde o temprano sentirá el peso de la “justicia de Dios”.
Si no la “amas”, formarás un lazo kármico con ella, y luego... a llorar el valle.
¿Me voy explicando? Si te asusté, la respuesta es que sí.

Vamos a poner números sin sentido, solo para ejemplificar. Supongamos que tú eres una “buena persona” y tu karma negativo tiene un valor de -4 unidades (estoy inventando). Pero que por situaciones de vida una persona “mala” te hace molestar. Esa persona mala tiene un karma de -5700 unidades.
En el mismo instante de tu molestia, se establece un lazo kármico entre ustedes dos y los karmas de ambos se suman (estoy solo ilustrando con números para tener una idea del proceso, esto no es correcto académicamente). Con esto, tanto tú como esa persona, pasarán a tener un karma negativo de - (5700 + 4) = -5704 unidades.
Tú, de 4 pasaste a tener 5704 unidades de karma negativo Y la persona mala pasó de -5700 a -5704. ¿Quién salió perdiendo?
¿Comenzamos a entender por qué Jesús te hablaba a ti, que no eres “el enemigo”; y te advierte de “amarlo”? Literalmente te está intentando salvar la vida.
Si tú hubieras tenido la altura espiritual para “amar” a la otra persona (a pesar de lo que ella estuviera haciendo); no se hubiera establecido el lazo kármico y te hubieras quedado con tus -4 pequeñas unidades de karma; definitivamente una vida futura más tranquila y en paz.
Aquí es cuando se entiende que muchas personas que se enfrentan a sus enemigos desde sentimientos difíciles (rabia, odio, resentimiento, ansias de justicia...) salen ellas “con las tablas en la cabeza”. Pareciera que les va mucho peor a “las buenas personas” que a “sus enemigos”.
Luego ¿a rezar por “el pobrecito”?, Si, claro que podemos rezar; pero no estará ocurriendo nada que no deba ocurrir por ley divina. Si se hubiera sido buen cristiano, se hubiera enfocado la lucha desde otro lado diferente.

Entonces ¿los “malos” siempre ganan?
Lo primero que habría que definir es qué significa “ganar”.
¿“Ganar” es acaso obtener victorias terrenales sin importar de nuestro camino al Padre? Porque eso es lo que hace el karma; pone más peso en nuestros hombros dificultándonos la subida al Cielo.
Si el Cielo, si nuestra aproximación a Dios, no es importante para ti; pues lamento que hayas perdido el tiempo leyendo. Pero entonces espero que seas consistente y que en tus momentos de tribulación no andes pidiendo ayuda o protección a ese Dios que para ti no significa mucho a la hora de medir tus acciones y valorar tus victorias.
Pero aún así,  todo buen cristiano sabe que la lucha siempre hay que hacerla, donde corresponda. Cualquier lucha por cambiar o mejorar algo, o toda corrección necesaria por alguna acción incorrecta, siempre se deben hacer cuándo corresponda, dónde corresponda y bajo lineamientos espirituales.
“Amar a tus enemigos” no significa que se van a dejar pasar cosas incorrectas, pero es muy diferente aplicar acciones correctivas desde sentimientos “difíciles” o desde “actitudes cristianas”; donde el amor al prójimo sigue siendo otro lineamiento.
Si esto de “amar al enemigo” no se entiende, es muy probable que los malos no siempre ganen, pero es seguro que nosotros siempre perdamos.

Lo sutil del asunto.
Es importante recalcar que en este artículo no se busca invertir los papeles sobre quien es peor, si el considerado “malo” o el que se enfrenta a él.
Siempre lo digo: “hacemos más daño por ignorancia que por maldad”; tanto a los demás como a nosotros mismos.
Para sufrir no necesitamos ser los villanos de la película. Los lineamientos están claros y Dios hace salir a sol y caer la lluvia “sobre los que se consideran tanto justos como pecadores”, sin distinción.
Y estoy dejando de lado en toda esta reflexión a otros aspectos involucrados; a otras leyes universales como la Ley de Atracción; y a otros procesos como es el fortalecimiento de los lazos kármicos y la “herencia” del karma; que pueden llegar a empeorar el escenario en una cultura como la que vivimos.
Además, hable de karma “negativo” y dejé de lado el “positivo” que podría ayudarnos.
Incluso, el hecho de que Jesús les estuviera indicando estos lineamientos espirituales directamente a sus discípulos en el Sermón del Monte, tienen mayores implicaciones en nosotros.
Pero por ahora es suficiente con lo que entendimos.
                                           
Finalmente...
“Amar a tus enemigos” es una de las máximas de Jesús; y a cualquier otro lineamiento dado por Él se le podrían dar explicaciones del mismo estilo. Entonces, ¿comenzamos ya a hacerle caso en lo que dijo o esperamos entenderlo todo a nivel místico?
Mejor reconocemos de una vez a Jesús como nuestro Señor; y si Él dice “brinca”, nosotros lo hacemos lo más alto que podamos, sin esperar entender todo y sin preguntar mucho.

Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 25 de noviembre del 2014
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves:  amar, ama, enemigos, jesús, karma, lazo, kármico,

sábado, 22 de noviembre de 2014

Resurrección y reencarnación – Términos básicos



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Cuando se trata de leer y entender una escritura sagrada, es importante estar claros en algunos términos básicos. Si alguno no se entiende, puede salir cualquier tipo de interpretación desde la lectura más inocente.
Por eso puede resultar confusa la lectura bíblica de forma autodidacta. Cuando se intenta, se puede dejar muchos vacíos y muchos malos entendidos; los cuales más adelante no se podrán contextualizar con otros pasajes de la enseñanza. De allí vienen las frustraciones que detienen el aprendizaje.
Dos de esos términos son: resurrección y reencarnación.
Desde pobres interpretaciones de doctrinas espirituales y de las escrituras que las documentan; se pueden crear confusiones que hacen tomar posturas de defensa de ellas, sin ninguna razón. Este es el caso de estos dos términos.
Popularmente se dice cosas como:
-          Doctrinas como la hinduista y otras orientales, creen en la reencarnación; y eso no es de cristianos.
-          Estas doctrinas orientales no creen en la resurrección sino en la reencarnación, y por eso están equivocadas.
-          Los cristianos deben creer en la resurrección, no en la reencarnación; ya que esta última no existe.
... entre otras
Valdría la pena pensar ¿se entiende qué es reencarnación y qué es resurrección? Paso a explicarlos y volveremos sobre las posturas anteriores.

La Resurrección
La resurrección (como se plantea en el cristianismo) es la llegada de nuestro espíritu al Cielo; a los pies del Padre Creador. Si lo explicamos con conceptos espirituales místicos (EvoluciónConsciente), resucitar significa que comenzamos a vivir en plena consciencia espiritual y llegamos al último plano de existencia que es el Plano espiritual; allí nos quedamos.
Esta llegada al Padre es lo que se asocia con la vida eterna, Y es eterna porque no salimos de ese estado más nunca; porque no volvemos a morir.
Pero esta resurrección es exactamente igual en doctrinas como el budismo y el hinduismo; donde se resucita cuando se llega al Nirvana, o cuando “llegamos al seno de Brahma”; por ejemplo.
Nosotros resucitamos cuando nos hemos liberado del pecado (karma) y hemos acumulado suficientes méritos espirituales. Exactamente igual en todas.
Así que todas esas doctrinas tienen en común la necesidad de llegar a ese estado de unión espiritual y permanente con Dios, que se relaciona con la vida eterna. En todas se resucita.

La Reencarnación
Pero las doctrinas orientales creen en un proceso intermedio que sucede de forma repetida; antes de que un alma resucite al estado de vida eterna (de que llegue al Cielo).
En dicho proceso, un alma que aún no está suficientemente purificada como para llegar a Dios (eso quiere decir que aún tiene karma o pecado) vuelve a tener experiencias terrenales las veces que sean necesarias. Estas vidas terrenales que asume una y otra vez, le permite tener oportunidades de aprendizaje para que limpien el karma o expíe sus culpas; es lo mismo.
Esto es la reencarnación, múltiples oportunidades para poder llegar a Dios (para poder resucitar).
La reencarnación es cuando un alma vuelve “a tomar carne” y nace a la vida terrenal una y otra vez. ¿Hasta cuándo? Hasta que se haya purificado suficiente en espíritu para que pueda entrar en el Cielo, es decir, hasta que puede “resucitar”.
Una vez que un alma “resucita”, ya llegó a Dios; ya cumplió su meta; y por lo tanto no tiene que volver a “reencarnar”.
Pero la reencarnación implica básicamente dos condiciones:
  1. Ciclos de “nacimiento y muerte” repetidos hacia este plano terrenal, mientras sea necesario. El motivo es aprender o incluso cumplir con experiencias que deben ser trabajadas. Ahora, cuando se resucita este ciclo se rompe (la Rueda del Samsara en el Hinduismo). Por eso se dice que resucitar es “vencer a la muerte”; porque ya  no tenemos que someternos a ella nunca más.
  2. En la reencarnación, siempre se renace en diferentes cuerpos físicos; y lo que se mantiene es el karma. Este karma condiciona escenarios de aprendizaje, nunca eventos específicos repetidos. Por el contrario, cuando resucitamos ya no necesitamos de ningún cuerpo nuevo/diferente para volver; así nace la idea del “cuerpo glorioso”; que es la metáfora de nuestro mismo último cuerpo terrenal en estado espiritual, para toda la eternidad.
¿Pero nuestro cristianismo acaso maneja nociones que se relacionen con la reencarnación desde estas dos condiciones? La respuesta es sí.
El hecho simple de que se reconozca que una persona muerta hace años, pueda venir como otra persona viva e incluso pueda continuar con alguna misión espiritual (kármica) en esta nueva vida; es una idea que apunta claramente a la reencarnación. Cito:

Mateo 17,10-13
(La Biblia de las Américas - LBLA)
10 Y sus discípulos le preguntaron (a Jesús), diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero? 11 Y respondiendo El, dijo: Elías ciertamente viene, y restaurará todas las cosas; 12 pero yo os digo que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos. 13 Entonces los discípulos entendieron que les había hablado de Juan el Bautista.

Entonces, ¿el mismo Jesús diciendo que Elías (profeta ya muerto) había “venido” en Juan el Bautista? ¿Cómo se llama eso?

Y una referencia anterior sobre el nacimiento de Juan el Bautista:
Lucas 1,11-17
(La Biblia de las Américas - LBLA)
11 Y se le apareció (a Zacarías) un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. 12 Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. 13 Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elizabeth te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. 14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento. 15 Porque él será grande delante del Señor; no beberá ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre. 16 Y él hará volver a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios. 17 E irá delante de El en el espíritu y poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto.

¿Un ángel del Señor diciéndole al futuro padre de Juan el Bautista, que el pequeño por nacer “manifestaría” el espíritu y poder de Elías (profeta ya muerto)? Definitivamente puedo estar malinterpretando estas ocurrencias bíblicas donde veo la primera de las condiciones señaladas para la reencarnación. ¿Pero y la segunda condición aparece? Veamos:

Juan 20:24-29
(La Biblia de las Américas - LBLA)
24 Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Entonces los otros discípulos le decían: ¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! 29 Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron.

Tomás en la última aparición, estaba viendo con sus ojos al Jesús que él conocía, entonces ¿que significara que quisiera ver sus llagas y heridas para creer? ¿Acaso no lo estaba viendo ya? ¿Creer en qué?
Las llagas y las heridas eran lo último que le habían hecho al cuerpo de Jesús antes de morir; y por lo tanto no pudieron haber sanado. Se tuvo que haber muerto con las heridas.
Entonces, si abrimos un poco el entendimiento, encontramos que lo que Tomás quería verificar no era si Jesús había venido de la muerte (que era evidente con solo verle); sino que quería saber si había resucitado o si había reencarnado.
Si Jesús hubiese reencarnado, tendría un cuerpo diferente al anterior que murió en la cruz; por tanto no tendría las heridas de la crucifixión.
Pero si Jesús hubiera resucitado, no necesitarías de un cuerpo nuevo, por lo tanto, debería conservar las llagas. Vemos entonces muy clara la referencia de la segunda condición planteada de toda reencarnación.

El real tema de los cristianos
Y efectivamente aquí esté el tema de nosotros cristianos. Todos los años con sus discípulos, Jesús los pasó tratando de que entendieran de que tanto sus enseñanzas, como lo que él predicaba y era; servía para llegar el Cielo “directo”; con lo cual no era necesario reencarnar una y otra vez.
Por eso, en el último pasaje citado, Jesús le enseña a Tomás sus llagas y le pide que las verifique para que “fuera creyente”, de que seguir sus enseñanzas te podían hacer resucitar.
Porque también en aquellos tiempos, el tema de reencarnar o resucitar era un punto de discusión entre los discípulos.
Y es por esto por lo que las iglesias cristianas dicen no creen en la reencarnación. No es que no crean, en realidad es que no debería ser un tema o una preocupación para todo BUEN CRISTIANO.
Respeto la decisión de las iglesias cristianas posteriores a Jesús, en “dejar de lado de forma conveniente” el tema de reencarnación; pero no lo comparto en absoluto. Saber estas pequeñas cosas sobre el cristianismo originario y verdadero, podría ayudar a más de una persona que está intentando ser cristiano.
Si a ti te ayudó, te agradecería dejes constancia
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 22 de noviembre del 2014
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Palabras-claves: llagas, jesús, reencarnación, resurrección, tomás, juan, bautista, zacarías, vida, eterna

viernes, 21 de noviembre de 2014

Entre conversaciones: “Florecer espiritualmente”


Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
A. Adhikari:    Namasté. Maestro, ¿qué significa florecer espiritualmente?

PAGR:            Namasté. Es el símil de crecer espiritualmente pero referido a una flor.
 
A. Adhikari:    ¿Y es fácil?
PAGR:            Antes de florecer, todo parece confuso y con espinas. Solo se necesita de "tierra, agua y sol", de las tres cosas.
A. Adhikari:    Pero entonces parece sencillo florecer. ¿Hay algún simbolismo con esos tres elementos que usted resaltó?

PAGR:            Sí Adhikari.
La tierra representa a tu realidad terrenal, tus situaciones, tu vivir cotidiano, tu vida en este plano. Muchas personas creen que para crecer espiritualmente deben "desenraizarse", olvidar sus asuntos terrenales; sin entender que estos dan el alimento, la oportunidad para crecer espiritualmente.
El agua representa las enseñanzas espirituales. Por mucha tierra que se tenga, se necesita del agua que disuelva los nutrientes de la tierra y la pueda aprovechar la planta. Esto significa que todas tus experiencias terrenales, para que te sirvan de nutrientes, deben ser "disueltas" por tus enseñanzas espirituales para que las puedas aprovechar. Debes ver toda tu vida con ojos espirituales.
Y el sol, es también indispensable. Puedes creer a estas alturas que el sol es Dios; pero no lo es. Necesitas a alguien que te ilumine y que esté más cerca de ti que Dios. En un proceso de crecimiento espiritual el sol es tu Maestro Espiritual.
Probablemente Dios brille más que tu maestro espiritual, al igual que la estrella Sirio brilla más que tu Sol. Pero ninguna planta puede crecer con la luz de Sirio; el Sol está mucho mas cerca, y su influencia sobre el planeta Tierra es mayor.
A. Adhikari:    ¿Me lo puede resumir Maestro?, por favor.
PAGR:            Claro.
Para poder "florecer" espiritualmente, todos necesitamos de tres cosas. Primero, necesitamos de nuestras experiencias terrenales (tierra), que no podemos dejarlas de lado. Segundo, vivir nuestros asuntos terrenales desde nuestra consciencia espiritual (agua), actuar o dejar de actuar en función de  lineamientos espirituales. Y tercero, se debe estar bajo la luz de un Maestro Espiritual cercano físicamente a ti (sol).

A. Adhikari:    Entiendo Maestro; pero tengo más preguntas: el suelo, ¿puede ser cualquiera?; el agua, ¿puede ser de cualquier fuente?; el Maestro ¿debe ser uno de carne y hueso?

PAGR:            Hay "suelos" más fértiles que otros, al igual que hay algunas experiencias de vida con las que tienes más oportunidad de crecer espiritualmente más que con otras. Pero cualquier puede servir; a lo mejor necesitarás que alguien te la abone tu tierra.

El “agua” debe ser la más pura posible, lo menos procesada y con los menos aditivos posibles. Por eso debes crecer con “conocimiento espiritual originario”. Cualquier fuente de agua limpia sirve.

Y sobre el "maestro"
, te pregunto algo Adhikari: ¿tú estás vivo o estás desencarnado? ¿Estás viviendo una experiencia terrenal?

A. Adhikari:    Claro Maestro, ¡estoy vivo!
PAGR:            Bien, entonces te toca un Maestro vivo; físico; de carne y hueso; uno de aquí, no de otro plano. Cuando mueras, podrás tener un maestro espiritual no físico.

Pero cuando uno consigue a un maestro, se tiene que exponer a él como lo hace la planta al sol. Si a pesar de tener al sol, la planta no lo busca sino que se encierra en una caja o se expone a él muy poco; pues no florecerá.


A. Adhikari:    Gracias Maestro. Namasté.

PAGR:            Namasté.



Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 21 de noviembre del 2014.
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Palabras-claves: crecer, espiritualmente, florecer, maestro, espiritual, botón de rosa

miércoles, 19 de noviembre de 2014

La capacidad espiritual de la mujer



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Por constitución energética y espiritual, las mujeres desde siempre han tenido una capacidad innata de entender las cosas del espíritu.
Esa capacidad de crecer espiritualmente, de manifestar su espíritu mientras viven aquí en la tierra; ha sido vista como "peligrosa" por esas instituciones humanas que se han querido apoderar de la espiritualidad.
En muchas doctrinas espirituales “no modernizadas ni institucionalizadas” (donde no es un tema mantener el estatus ni el control) la importancia de la mujer es más que evidente. Más de una enseñanza sagrada se da gracias a las mujeres (incluso en nuestra propia Biblia)  y más de un texto sagrado ha sido sacado de circulación para no darle la importancia que tienen las mujeres en el ámbito espiritual.
Pero hablo no solo de género sexual femenino; hay hombres (muy hombres, nada afeminados) que con constituciones sutiles equivalentes a la escencia femenina pueden abordar con éxito el camino espiritual.
El gran problema de las mujeres es que esa capacidad genera ansias de búsqueda más allá de lo terrenal; y si no son bien canalizadas, pueden traer más problemas que beneficios.
Todos sabemos que los planos sutiles son muy amplios (parte del plano energético, plano astral, plano kármico y plano espiritual); y que en esto se encuentran formas, artes, secretos, conocimientos; que pueden distraernos de Dios.
Un ser con un gran deseo de búsqueda espiritual corre el riesgo de caer fácilmente en algunos de esos caminos del mundo sutil, que si bien pueden no ser negativos, si llegan a distraer del objetivo final que es la integración con Dios.
Muchos argumentan que “todos los caminos conducen a Roma”. Pero el punto es que “Roma” es muy grande; y algunos caminos puede desembocar en palacios, otros en buenos hogares y otros en prostíbulos. Pero cuidado; no hablo de las diferentes religiones cuando me refiero a “los diferentes caminos”; porque, bien entendidas, todas ellas son caminos muy fiables hacia Dios.
Cuando se habla de un camino espiritual estamos hablando de una única meta: Dios: entendiendo la experiencia con Dios como algunos estados del ser: la ausencia de dualidad, la paz espiritual, el sentirse uno con todo, el amor universal (no el que solemos entender), entre otros.
Entonces, si tenemos tantas posibilidades de caminos y seres con tanta fuerza para recorrerlos; alguna forma debe haber para minimizar las rutas equivocadas. Lamentablemente en nuestras sociedades muchas de ellas están desvirtuadas.
Los maestros espirituales (los reales) son la forma más antigua de cuidar ese camino espiritual hacia Dios. Y es por esto por lo que en esos grupos de enseñanza espiritual se observan mayoritariamente mujeres; no porque sean feministas ni afeminados, sino porque ellas son las que pueden manejar las energías espirituales con mayor facilidad.
Las religiones deberían ser la expresión moderna de estos grupos espirituales; donde aún el concepto de maestro espiritual se debería mantener. Lamentablemente va cayendo en desuso.
Podríamos preguntarnos cuántas mujeres había como discípulas alrededor de Jesús; probablemente muchas más de las que nos han presentado. (Si lo digo de otra forma probablemente no me creerían)

Escencia femenina no significa afeminado
Pero nuevamente deseo desligar el concepto espiritual de “mujer” a la noción de sexo femenino genital o de actitud afeminada; porque hay hombres con una gran capacidad espiritual, sin necesidad de alterar sus preferencias sexuales.
Una de las primeras confusiones que se plantean es la asociación de espiritualidad a delicadeza; y la delicadeza suele estar asociado a feminidad.
Ser mujer delicada no implica espiritualidad y ser hombre afeminado tampoco.
La escencia femenina (en el ámbito espiritual) atañe a tres de nuestros cuerpos sutiles: al energético y a una combinación astral/espiritual
Para nuestro cuerpo energético, una esencia femenina implica la capacidad de manejar la energía vital del segundo chakra de forma óptima, eficiente y efectiva,
Y a nivel de la combinación astral/espiritual, la escencia femenina implica una combinación particular de dones espirituales que facilitan recorrer un camino espiritual. En esta combinación están implícitos los dones de: auto-conciencia, humildad y servicio.
Pero nada de esto determina o condiciona, de ninguna manera, la preferencia sexual de alguien espiritual. Así que hombres, también podemos crecer espiritualmente; lo único es que, a lo mejor, se nos hace un poco más cuesta arriba.

Desviaciones de la espiritualidad
Pero sean varones o hembras, cuando sientan esa “necesidad espiritual”, deben cuidarse de no confundir a la espiritualidad con: videntes, adivinos, psíquicos, canalizadores, curanderos, “brujos”, algunas terapias, etc. Algunas de estas, si bien no son artes necesariamente cuestionables; si pueden ser escenarios o actividades de muy alta “satisfacción egocéntrica”, que distraen en la meta espiritual de “suprimir muestra personalidad entregándosela a Dios”.
Generalmente los escenarios o prácticas descritas son también del plano sutil, pero no son realmente espirituales. Ellos suelen brindar satisfacciones y logros a nivel terrenal, que distraen del camino hacia el Padre. Soñar algo que resulte cierto, adivinar el futuro, “curar milagrosamente” a alguien, condicionar o predecir eventos, hacer cosas que otros no pueden hacer; son efectos que terminan siendo muy “gratificantes egocéntricamente” y que por parecer altruista, suelen verse como buenos.
Solo lo repito sin explicarlo: cuidado, lo que conocemos como “altruismo” está muy lejos de ser una actitud espiritual correcta.
En las charlas de Sanación Crística, doy las referencias bíblicas donde el mismo Jesús huía al hecho de hacer “milagros” a diestra y siniestra.

Recuperando la espiritualidad
Es mi opinión personal (que algunos comparten) que nuestra modernidad está carente de una espiritualidad real; y este es el verdadero problema que enfrentamos como planeta.
Lo que creemos espiritualidad no es más que “magia”, es la parte “fenomenológica” de nuestra existencia; pero que tiene “muy poco esfuerzo hacia Dios”.
Si establecemos la capacidad de la esencia femenina hacia lo espiritual; lo lógico es plantear que si queremos recuperar la espiritualidad en nuestro mundo debemos comenzar a recuperar dicha escencia.
Si nos damos cuenta, nuestra sociedad es cada vez más masculina en escencia. Y son las mismas mujeres las que tienen una batalla declarada en demostrar que pueden ser más “masculinas” que los mismos hombres.
No hablo de tener o no tener metas, no hablo de formación o de actividades, no hablo de éxitos, no hablo de vestimentas; hablo de dejar de lado a Dios y confiar únicamente en su esfuerzo personal a la hora de vivir. Esta actitud es propia de una escencia masculina.
Siempre lo digo; el día que las mujeres descubran lo que significa su escencia espiritual femenina y la honren, podrán primero ser plenamente felices, luego guiar al mundo y como consecuencia salvarlo; todo eso a pesar de nosotros los hombres.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 19 de noviembre del 2014
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Palabras-claves: escencia, femenina, crecimiento, espiritual, mujeres

martes, 18 de noviembre de 2014

La bendición de una mujer así



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Ayer domingo dieron como primera lectura de la Santa Misa, unos versículos del libro de Proverbios; que si bien me gustaron mucho, también me pusieron a pensar en la reflexión que pueden despertar en algunas personas.
Muchas veces, a nuestras religiones cristianas se les crítica de ser “machistas”; en el buen sentido de la palabra (si es que tiene alguno bueno). Se critica que el papel de la mujer es llevado a un segundo (o tercer) plano, sobre todo en lo que se referencia a jerarquías, puestos de mando, importancia o cosas que puede o no hacer a diferencia de los hombres.
Si alguien no se adentra en lo que es la parte espiritual del cristianismo, dichas críticas pueden ser difíciles desmentir.
Para entender los argumentos y las prácticas de alguna religión, primero hay que entender la doctrina espiritual sobre la que se soporta dicha religión. Recordemos que el aspecto espiritual es la esencia de la enseñanza y el aspecto religioso es la práctica de dicha enseñanza.
La lectura en cuestión era la siguiente:
Libro de Proverbios 31:10-13,19-20  y 30-31
(Calendario Litúrgico - 33º Domingo del Tiempo Ordinario1)
10 Dichoso el hombre que encuentra una mujer hacendosa:
muy superior a las perlas es su valor.
11 Su marido confía en ella y, con su ayuda, él se enriquecerá;
12 todos los días de su vida le procurará bienes y no males.
13 Adquiere lana y lino y los trabaja con sus hábiles manos.
19 Sabe manejar la rueca y con sus dedos mueve el huso;
20 abre sus manos al pobre y las tiende al desvalido.
30 Son engañosos los encantos y vana la hermosura;
merece alabanza la mujer que teme al Señor.
31 Es digna de gozar del fruto de sus trabajos y de ser alabada por todos.
Muchas personas en nuestra actualidad occidental (y la mayoría de ellas mujeres) encuentran en estas pocas líneas unas invitaciones aberrantes a que la mujer se ocupe de “labores de casa”, “trabajos manuales me poca monta”, “conducta sumisa”, y siempre como “objeto de beneplácito del hombre”. Si no tenemos un contexto más profundo a nivel espiritual, o incluso sutil; nadie puede discutir la molestia de quien lee esas líneas.
Pero como siempre digo; abrir la mente y saber de otras doctrinas espirituales y prácticas religiosas, sirve incluso para apoyar nuestras propias creencias. Vamos a utilizarlas.
Si veo este texto cristiano desde el hinduismo; no solo lo comprendo mejor, sino que le doy todo la razón que se merece. Saber de hinduismo, me ayuda a comprender mejor mi cristianismo.
Si volvemos a leer las líneas transcritas de La Biblia, lo primero que debemos hacer es eliminar los prejuicios y leer desde un contexto antiguo y metafórico.
Como escritura sagrada debemos hacer una contextualización desde el plano espiritual, no social ni terrenal.  Allí simplemente se busca caracterizar a una esencia femenina (espiritual) reflejándola desde acciones y actitudes que para el contexto histórico eran las más apropiadas.
Desde la filosofía hinduista (y la cristiana lo soporta) tenemos dos esencias espirituales básicas: la masculina y la femenina. Estas esencias no necesariamente se relacionan con el género sexual (varón y hembra); si bien para explicarlo, resulta apropiado relacionar las esencias con el sexo.
Si bien la esencia masculina tiene un carácter más de cambio, de transformación, de trabajo rudo, de instinto de protección desde la lucha; esta se tiene que complementar con esa energía o fuerza de creación, de sostén, de bienestar, del dar cobijo; representada desde la esencia femenina.
En todas las doctrinas espirituales (incluyendo al cristianismo) se sabe que si bien las esencias son hasta cierto punto autónomas; la masculina es la menos “fuerte”. Y esta, para conseguir cosas “grandes o importantes” se debe complementar con la esencia femenina. Cuando nos referimos a la mayor “fuerza” de la esencia femenina no hablamos de “fuerza física”, sino de fortaleza, de aguante, de empeño, de perseverancia, de empuje.
En el hinduismo tenemos la combinación del Señor Shiva (esencia masculina) con la Shakti (esencia femenina). Esta última ayuda al primero en las luchas más difíciles; a pesar de que este es el creador del universo que conocemos.
En nuestro cristianismo, si bien no se hace hincapié de forma directa, la importancia de la mujer es innegable. El mismo Jesús nació de María (una mujer) sin la cual no hubiera existido el cristianismo. Jesús en la cruz le recuerda a su discípulo amado (Juan) lo importante que es la esencia femenina, cuando le indica que María (la esencia femenina) quedaría como su madre (su apoyo) y que él debía adoptarla como tal (Juan 19, 26-27). Además de otras incursiones de las mujeres durante toda la enseñanza cristiana.
¿Pero acaso hay otra forma más fácil de hacer llegar al pueblo llano, una enseñanza espiritual tan profunda como lo es lo indispensable de la esencia femenina para un hombre?
Lo más fácil es “dibujar” a esa esencia femenina con actitudes que cualquiera reconocería como “una mujer de su casa”, como “una buena esposa”.
Pero aún no he dicho mucho. Para hacerlo más entendible para algunos, vamos a bajar desde el plano espiritual al plano energético. Desde el plano energético se entiende mejor cómo las actitudes de una persona se relacionan con las energías que maneja.
Una esencia masculina se asocia directamente a un primer chakra (chakra base), relacionado con actitudes instintivas, varoniles; mientras que una esencia femenina se asocia a las acciones que se alimentan de la energía de un segundo chakra (chakra sacro).
Si nos centramos en las actitudes humanas que se asocian al segundo chakra (femenino) nos damos cuenta de que las líneas referidas del Libro de Proverbios no son más que referencias directas a estas actitudes:
-          El “ser hacendosa”, desde el punto de vista de “incansable”, de “siempre buscar qué hacer”; es una características de una muy buena energía de segundo chakra.
-          El proveer “bienestar y ayuda a los demás” (al marido, al pobre, al desvalido), es una característica maternal.
-          El trabajo creativo manual; delicado, fino y laborioso (el tejer) es exclusivo de una energía de segundo chakra.
-          Y la característica más significativa de un segundo chakra (aunque quizá la más “extraña” para la mayoría de la gente) es la de “temor a Dios”. Este “temor” no se refiere a “miedo”, sino a un “fuerte compromiso por cumplir con Dios”. Se sabe desde siempre, que una persona con una muy buena energía de segundo chakra  (o una dinámica que la soporte) es más dispuesta a lograr cosas espirituales, a crecer espiritualmente. Mucha energía de segundo chakra es la característica de todo “discípulo” potencial (los que tengan oídos que oigan)
Pero si analizamos a estos pasajes bíblicos desde la exclusiva óptica energéticas, encontramos explicadas, de forma magistral, las dinámicas energéticas por adyacencia y paralelismo entre los chakras primero, segundo y cuarto; toda una clase de terapeutas energéticos.
Por todo esto y más, lo que dice las líneas de la Biblia es auténtico; y en vez de ser denigrante para el género femenino, es lo más exaltador que se pueda decir de la esencia femenina.
Para cualquier hombre (de esencia o energético) la bendición más grande es encontrar a su contraparte femenina (de esencia o energética) que lo sostenga; y es gracias a esta interacción, que ambos podrán tener riquezas, fortunas, bienes, felicidad, etc., etc., etc.

La enseñanza bíblica no se refiere entonces a que las mujeres se deben quedar en sus casas lavando, planchando, cocinando o tejiendo; la modernidad exige otras cosas. Pero definitivamente la mujer sí debe manejar una MUY buena energía de segundo chakra para que la dinámica energética del hombre se beneficie y gracias a eso, ella también.
Esa energía o esencia femenina no determina la ocupación de una mujer moderna, pero si su actitud ante la vida, ante la familia, ante los que le rodean. A una esencia femenina le debe satisfacer dar bienestar, cobijar, cuidar, brindar disfrute, que los demás se beneficien con su presencia (incluyendo la sensualidad), el mantener el orden, lar armonía, el ser tierna... ; pero por su puesto todo esto sin descuidarse ella misma ni suprimir sus propias metas.
Y definitivamente hay que tener mucha energía y con una calidad muy especial para poder tener esencia femenina.
Si me refiero a casos de terapia; cuando una dama llega con problemas inespecíficos; pero que se enmarcan en insatisfacción personal, en el no sentirse plena, en no saber qué hacer con su vida, y cosas similares; lo primero que se debe hacer es ver cuánto de esa esencia femenina personal ha dejado de lado en su vida cotidiana. Esto parece un cliché de revista dominical; pero es extremadamente notorio el bienestar real y sincero que conquista o recupera una mujer cuando recobra parte de su esencia femenina. Esto, nuevamente, no significa “solo” cosas como planchar, lavar y cocinar; aunque este tipo de actividades ayuden mucho. Cuando se maneja una aceptable esencia femenina, estas actividades dejan de ser un tema de rechazo, sin bien pueden no ser de las preferidas.
Esta actitud se extrapola incluso a la actividad sexual. A diferencia de lo que se suela creer, una esencia femenina no es la parte pasiva de una relación sexual. Por el contrario, suele ser la más impetuosa, la más fogosa; de hecho, por eso la madre naturaleza le dio a ella una mayor capacidad de disfrute sexual que a la esencia masculina, que se agota rápidamente.
Un “hombre” sin una “mujer así” está destinado al fracaso, o por lo menos a obtener logros menores a los que podría obtener con su complemento. Un hombre puede “querer hacer mucho”, pero sin la energía “de creación de su mujer”, nunca lo va a lograr.
Pero cuidado. Es una realidad que una esencia femenina tan perfecta no se merece una pobre esencia masculina a su lado. Una gran “energía de creación femenina”  necesita una “gran energía de transformación masculina”, para que ella también se realice.
Por eso es que se dice que detrás de cada “gran hombre” hay una “gran mujer”; pero es necesario también a la inversa: un gran hombre que complemente a cada gran mujer.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 17 de noviembre del 2014
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Palabras-claves: shiva, shakti, esencias, masculina, femenina, hombre, mujer,