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lunes, 24 de septiembre de 2012

Dios en tu corazón

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

No es común, pero si es afortunado, que alguien se pregunte cómo hacer para poder llegar a sentir a Dios.
Mas allá de la respuesta inocente (y hasta ingenua) de sentir a Dios en la naturaleza, o en el prójimo, o en el amor que se da o que se recibe, podremos asegurar que sentimos a Dios en nuestros corazones en los momentos más duros de nuestras vidas.
Y no es un acto de fe; lo ideal es que se tenga la certeza y que ese sentir a Dios en tu corazón te ayude a salvar cualquier situación difícil.
Me lo han preguntado varias veces y recientemente una amiga cercana; pero más allá de tener la certeza personal de llevar a Dios en mi corazón, no supe en el momento indicar cómo lo conseguí.
Mas allá de los clichés normales de “ten fe”, de “búscalo”, de “pide que venga a ti”, de “ya llegará el momento”, de “Él está contigo aunque no lo sientas”, mi compulsión me llevó a intentar argumentar el procedimiento por el cual eso ocurría o por lo menos la forma en la que uno podría favorecer el sentir a Dios en el corazón.
Y no fueron horas sólo de imaginar, sino horas de meditar procedimientos que existieran en los planos emocionales, energéticos, espirituales, mentales y kármicos y que pudieran explicar el proceso; y procedimientos ideados que no fueran consistentes en todos los planos, procedimientos que desechaba.
Hasta hace unas pocas noches que en meditación nocturna, me llegó algo que hasta el día de hoy es consistente y que definitivamente corresponde a mi experiencia de vida. Muchos dirán que estoy descubriendo el agua tibia, pero mi mejor intensión es plasmarlo en caso de que esto le sirva a alguien.
No pretendo ser extenso, pero tengo que plantear cosas básicas desde mis enseñanzas:
  1. La diferencia entre mente y corazón
  2. El corazón (sentimiento) es el canal directo de comunicación con Dios
  3. La mente puede distraer la búsqueda real en planos sutiles por intentar mantener el control e intentar racionalizar cosas que no se representan por parámetros terrenales.
  4. El hecho de que para poner oír al corazón se debe acallar a la mente (o por lo menos ocuparla y darle una tarea para que se quede tranquila)
  5. El entendimiento de que todo lo podemos relacionar con nuestros centros energéticos. Si gastamos mucha de nuestra energía en intentar entender a Dios con nuestra mente (6to chakra) estaremos dejando a los otros chakras (sobre todo al del corazón - 4to) con poca energía para sentirlo.
  6. La mente es como un carro, si aceleramos mucho o vamos en una subida (pensamos mucho), consume mucho combustible, lo mejor es dejarlo en mínimo (no hay necesidad de apagarlo), dejar el motor encendido pero con el menor trabajo posible (Ley del Mínimo Esfuerzo).
  7. Además, siempre se mantiene la Ley de Correspondencia: como es arriba es abajo, como es el cielo así en la tierra; si un procedimiento es válido en un plano, debe ser consistente en todos los demás.
Con esas premisas como base doy algunos pasos sencillos que (según yo) asegurarán que de verdad puedas sentir a Dios en tu corazón:
  • Paso 1. Satura a tu mente (pensamientos y acciones) de Dios. Comienza a invertir horas, oyendo, pensando, hablando, leyendo, rezando, orando, de forma intencionada, rutinaria, auto-impuesta. Lecturas sagradas son MUY útiles. No es que debes esperar que te agrade, debes forzarte para hacerlo como tarea. El pensar en Dios, el actuar con principios religiosos, permite a la mente llenarse de la energía espiritual necesaria para que la misma mente se quede tranquila. Entonces esta energía comenzará a rebozarse y caerá hacia el corazón. Dios se debe convertir en “rutina” dentro tu vida, no sólo de pensamiento sino de acción, así la mente comenzará a quedarse “en mínimo” (como un auto) y podrás seguir con los siguientes pasos
OJO: aun venos que un actuar “religiosamente correcto” no es suficiente para sentir a Dios en el corazón. Es un trabajo necesario y debe ser arduo y constante, pero no será suficiente si no se avanza a los siguientes pasos
  • Paso 2. Comienza ahora a enfocarte en tus sentimientos, comienza a sentir a Dios en toda tu vida. Dios está en todas tus bendiciones y tus problemas, sólo que debes comenzar a buscarlo y encontrarlo (de forma argumentada si es necesario).
  • Paso 3. Exponte a Dios. La sensación de Dios también se contagia. Déjate ayudar/guiar por alguien que te pueda inundar de Dios; alguien que verdaderamente sea capaz de sentirlo en su corazón y no únicamente en su mente. Muchas veces este paso 3 es necesario para llevar con éxito el paso número 2,
  • Paso 4. Y finalmente sométete a la acción de Dios. Deja de quejarte y asume que todo lo que te sucede es necesario para Dios.
    Este último paso parece algo difícil de asumir, pero es una consecuencia directa de haber cumplido con los pasos anteriores a él.


Si te das cuenta, el primer escoyo a trabajar es nuestra mente. Para personas muy “mentales”, “lógicas”, “racionales”, “estructuradas”, “rígidas”, les resulta más difícil estos primeros pasos. Para personas donde por naturaleza el corazón es lo más importante, consiguen el resultado final de forma más sencilla.
No te puedes escapar de ninguno de los pasos, aunque puedas hacerlos en paralelo; mientras no hayas conseguido lo necesario de cada uno, no avanzarás.
Una vez que llegues a inundar a tu corazón de Dios, no solo lo sentirás, sino que lo pensarás, lo entenderás, lo argumentarás.
¿Y cómo sabrás que llegaste a sentir a Dios en tu corazón?
  • Si comienzas a vivir la vida con felicidad, respetando el dolor y sanándolo, pero sin engancharte en el sufrimiento.
  • Si todo lo que te pasa se vuelve para ti una enseñanza que puedes aprovechar para crecer.
  • Si logras ver cómo actúa Dios en los imprevistos que te suceden día a día. Podrás distinguir a Dios en todas partes únicamente si lo conoces.
  • Si no te enganchas en las situaciones, sino que las trabajas.
  • Si no te sientes agredido por tu realidad (personas o situaciones difíciles a tu alrededor)
Seguramente hay más indicadores, pero estos son suficientes para vivir muy bien.
¿Cuánto tardaré en alcanzar esta certeza de sentir a Dios en el corazón? La respuesta es la misma que la de la pregunta ¿cuánto tardaré en llegar al Paraíso?: lo que sea necesario, no importa cuánto.
Disculpen si estoy lloviendo sobre mojado. Si ya sientes a Dios en tu corazón (valídalo por los indicadores anteriores) pues agradécele y sigue adelante; si no, ahora tenemos unos pasos que podremos probar, “a lo mejor y son ciertos”.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 24 de septiembre del 2012
Twitter: @eReiki