Autor:
ShaniShaktiAnanda
Ya
sabemos que existen diferencias entre sanar y curar.
Curar
se entiende como erradicar alguna situación personal no deseada,
utilizando métodos o intervenciones externas al propio organismo. Un
individuo se puede curar de alguna condición y esto no implica que
haya hecho cambios positivos en su interior; por lo tanto, a pesar
de estar curado se mantienen las condiciones internas que una vez
produjeron la situación no deseada, pudiendo esta reincidir de
manera similar o diferente en futuro.
Por
el contrario, sanar implica modificar las condiciones
internas de individuo que presenta a situación no deseada, no solo
para tratar de resolver la situación no deseada, sino para asegurar
que esta no se vuelva a manifestar de cualquier forma en el futuro, o
por lo menos para disminuir dicha probabilidad. Curar sí implica
entonces promover cambios o fortalecimientos internos en el
individuo.
En
vista de estas dos definiciones, pareciera que sanar es más
importante que curar; pero la realidad es que una vez manifestada
alguna condición física/terrenal/metal/emocional no deseada, ambas
figuras, curar y sanar, se deben llevar a cabo de forma paralela.
Los
procesos de curación se aplican a algo ya manifiesto (correctivos);
mientras que los procesos de sanación se deberían llevar de forma
más preventiva.
Los
pasos dentro del proceso de sanación
Como
sanador me toca hablar de los pasos dentro de un proceso de sanación;
los mismos que se mantienen sean el plano que sea donde se desee
sanar: físico/biológico/terrenal, mental, emocional, energético,
astral, kármico y espiritual.
Todo
proceso de sanación debe cumplir con los siguientes pasos
concatenados:
Paso
0: Reconocimiento de la situación no deseada (sin evasión y sin
negación). Este reconocimiento puede ser claro y evidente para la
persona, aunque a veces debe intervenir un tercero (un profesional de
la salud, un sanador/terapeuta o un maestro espiritual) que le señale
la situación.
Paso
1: Reconocimiento de la falla, debilidad o condición interna que
pudo haber ocasionado la situación no deseada del Paso 0. Aquí se
debe evitar buscar culpables externos. Si bien pueden existir
“detonantes externos” que activen o manifiesten la condición no
deseada, si no existiera dicha debilidad interna, no se hubiera
producido la condición que se desea curar o sanar.
Paso
2: Intención sincera fortalecer o de cambiar la falla o la
condición interna encontrada en el Paso 1. En este paso, no solo es
decir “sí, lo que me produjo tal cosa es esto que hay en mí”,
sino que se debe instaurar un convencimiento total de los orígenes
personales de la condición no deseada para poder comenzar a sanar
con toda la determinación que se requiera.
Paso
3: El proceso de sanación en sí; el asumir los esquemas o
protocolos necesarios para llevar a cabo la erradicación o
fortalecimiento de las condiciones internas o debilidades que
causaron la situación no deseada. Este tercer paso generalmente se
lleva a cabo junto a los esquemas o protocolos de curación.
El
Paso 1 – el verdadero inicio de la sanación
Aunque
suene redundante decirlo el verdadero inicio del proceso de sanación
es el Paso 1 (primer paso luego de reconocer la situación no
deseada).
Este
paso plantea cosas vitales, como el reconocer que el origen de la
situación no deseada no está fuera de nosotros, sino dentro.
Este
reconocimiento es indispensable ya que las posibilidades de arreglar
algo aumentan muchísimo si ese algo lo tenemos en nuestras manos,
cerca de nosotros o en nuestro interior. Sería muy difícil sanar o
virtualmente imposible hacerlo, si los “culpables” o responsables
son los demás.
Este
paso indispensable de reconocimiento de nuestras fallas tiene incluso
soporte bíblico. Está representado por lo que suele conocer como
“el proceso Juan el Bautista”. Este personaje bíblico tenía
como misión particular la de “señalarle a la gente” (muchas
veces de forma nada agradable) las fallas, las ligereza o los
desatinos en las que estaban incurriendo como paso previo a un
proceso de sanación espiritual (representado por las enseñanzas
cristianas). No solo el señalarles las fallas, sino que les invitaba
a reconocerlas.
De
echo Juan el Bautista no era un personaje muy querido en nuestra
historia sagrada, ya que a nadie le gusta, ni entonces ni ahora, que
le señalen sus responsabilidades o fallas internas; y mucho menos si
ya está sumergido en la situación no deseada.
Pero
desafortunadamente este paso es indispensable para aumentar las
posibilidades de sanación.
Nuestras
sociedades modernas lo piensan diferente. Cuando una persona se
enfrenta a una situación no deseada, se le envuelve en un aura de
positivismo y sobre protección que lo aísla del paso de reconocer
sus fallas o debilidades. La frase de “pobrecito, no le digas nada
ahora que la está pasando mal”, nunca ha ayudado a nadie.
Si
observamos el Proceso Juan Bautista desde el punto de vista
energético el reconocer las debilidades personales prepara
principalmente al chakra base (por molestia o por arrepentimiento)
para comenzar a manejar una mayor energía para los procesos de
sanación y de curación.
Si
lo vemos desde el punto de vista kármico (a lo mejor el aspecto más
interesante e impactante de este Paso 1) el dolor generado por el
reconocimiento de nuestra responsabilidad en la situación que nos
aqueja, comienza a sanar desde ese mismo instante el karma asociado a
dicha situación. Claro, hablo del dolor manejado con arrepentimiento
y propósito de enmienda, no del dolor lastimero de “que
desgraciado y poca cosa soy”.
Si
te encuentras a un verdadero sanador que te pretenda ayudar en una
situación desagradable, lo primero que él va a ser es centrarse en
este proceso.
Y
aun más si tienes un maestro espiritual, en este caso lo vas a ver a
él como al ser más cruel y sin corazón que se haya cruzado en tu
camino.
Por
eso, a los maestro, espirituales de verdad muchas veces y en algunos
momentos pasan de ser seres angelicales a casi seres despiadados. El
amor por sus discípulos así lo requiere, a pesar de arriesgarse a
perder el cariño y el aprecio de ellos.
Claro
está, hay formas de formas de decir las cosas; y a veces no lo
hacemos de la forma más apropiada. Pido disculpas públicas por las
veces que he sido yo
.
Dios
te bendiga.
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original:
884 AS. (02 de junio del 2018)http://www.shanishaktiananda.org
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Palabras-claves:
Sanación, curación, maestro, karma, juan, bautista, jesucristo