Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Aquí
no voy a presentar métodos de cómo limpiar ni energética ni astral
ni espiritualmente espacios; a pesar de que más de una vez me ha
tocado hacerlo. Cualquier método que encontremos o nos recomienden personas
autorizadas, pude servir: inciensos, oraciones, piedras/minerales,
mantras, sonidos de campanas, cuencos o caracolas, estampitas de
divinidades, símbolos mágicos, etc.
Quiero
presentar entonces, algo aún más importante que los propios métodos de
limpiezas y son las consideraciones para que cualquier limpieza sea
efectiva y principalmente duradera.
Cuando
limpiamos nuestra casa del polvo o de la basura terrenal que podamos
dejar tirada, lo primero que decimos es: “... y no vuelvan a
ensuciar, ¿cierto?
No hacemos mucho si tenemos la mejor escoba o el mejor cepillo o la mejor aspiradora o la mopa con el mejor desinfectante, si las personas que siguen estando en nuestra casa no hacen el esfuerzo de no ensuciar. Se vuelve una lucha constante, una limpieza constante, que en el mejor de los casos nos desgasta; y al final, parece mejor quedarse viviendo entre la basura con las consecuencias que eso traer. Siempre nos acostumbramos rápido (lamentablemente) a cualquier estado.
No hacemos mucho si tenemos la mejor escoba o el mejor cepillo o la mejor aspiradora o la mopa con el mejor desinfectante, si las personas que siguen estando en nuestra casa no hacen el esfuerzo de no ensuciar. Se vuelve una lucha constante, una limpieza constante, que en el mejor de los casos nos desgasta; y al final, parece mejor quedarse viviendo entre la basura con las consecuencias que eso traer. Siempre nos acostumbramos rápido (lamentablemente) a cualquier estado.
Como
es en la tierra, es el en cielo. En la limpieza
energética/astral/espiritual de un lugar encontramos lo mismo:
- Hay suciedad/basura representada en energías vitales y espirituales de baja densidad que nos incomodan la existencia (como seres energéticos que somos). La incomodidad puede manifestarse como dolencias (malestares) de cualquier índole, como mal humor, como bloqueos en nuestras metas personales o grupales, como bloqueo de los procesos propios del lugar, como cosas que se dañan, como peleas y disgustos, como ganas de salir corriendo del sitio, etc.
- Hay un espacio que se ensucia: cualquier espacio vital es susceptible a ensuciarse.
- Hay instrumentos para la limpieza: como los ya nombrados: inciensos, oraciones, piedras/minerales, mantras, sonidos de campanas, de caracolas, etc.
- Hay personas encargadas de la limpieza que si bien cualquiera puede ayudar, existen mecanismos especiales y personas que se entrenan en ellos utilizando los instrumentos apropiados de la forma correcta.
- Pero hay también generadores de suciedad, que pueden: ser naturales (energías telúricas, mal flujo de energía), espirituales (desencarnados, portales) y humanos (todos nosotros)
Este
último punto es el más importante a tratar y el que quiero
reflexionar en este texto; específicamente el de nosotros los
humanos. Como seres energéticos que somos, no solo nos afectan las
energías a nuestro alrededor, sino que somos
generadores/radiadores de energía vital y por tanto unos de los
condicionantes más importantes que altera a un espacio.
Cuando un espacio se siente
discordante (“sucio”) se puede buscar cambiar o poner cosas que
ayuden (Feng Shui), se puede asumir que hay entidades o desencarnados
y sacarlos (terapia astral) y ambos acercamientos a la vez. Pero técnicamente, estos enfoques son los más fáciles de ejecutar. Un punto que
generalmente se olvida es la energía que están generando y
entregando a ese espacio los seres humanos que lo habitan.
Y
hablo de las personas “que hacen el espacio”; no hablo de
visitantes casuales que pueden dejar su estela de mala (o buena)
vibra durante los ratos que estén allí. Estas personas que hacen el
espacio son lo que yo llamo los “dueños de casa”, son los que tiene ese
espacio asignado para vivir, para trabajar; en funciones que puedan
durar varias horas al día.
Nosotros
seres humanos (en un artículo anterior lo apunto - les invito a buscar “Tipos
de amor”) tenemos centros energéticos que son capaces de una
generación local de energía. Estos son nuestros 2do, 4to y 7mo
chakra, correspondientes a nuestro bienestar, nuestros sentimientos y
nuestra espiritualidad.
Entonces,
dependiendo de algunos factores, de forma natural, en nuestro día a día, estamos siempre irradiando energías al medioambiente desde
nuestro cuerpo energético:
- Si una persona no se siente confortable, a gusto, en un lugar; lo estará llenando de una energía de muy bajo nivel desde su 2do chakra (estará ensuciando el lugar)
- Si el malestar es más sentimental/emocional debido a un mal trato interpersonal con algunos otros dueños de casa, la energía de corazón (4to chakra) que se genera es extremadamente discordante; embarrando entonces el lugar (¡cuidado! este es nuestro generador más importante de energía)
- Si lo que hay son personas con conflictos internos, si algunos de los habitantes tienen problemas personales (no hay paz ni armonía dentro de sí) la energía discordante saldrá de su parte espiritual, de su 7mo chakra; ¿haciendo qué? ensuciando el lugar.
Con
fuentes de suciedad tan reconocibles en nuestra cotidianidad,
entendemos a veces porqué las limpiezas nos son ni tan efectivas ni
tan permanentes como deberían ser,
Entonces,
mantener limpio un espacio parecería una tarea titánica y hasta
imposible de controlar; pero no lo es si se asume desde un enfoque
profesional y honesto.
Después
de intentos básicos de limpieza sin mucho resultado, el enfoque
profesional para limpiar un espacio debe ser abordar primero a las fuentes de
suciedad; esto significa enfocarse en los seres humanos que conviven dentro del
espacio.
Cualquier
persona que quiera limpiar un espacio y que tenga injerencia en él,
debe enfocar la limpieza manteniendo a los “generadores de energía
vital” (humanos) lo menos “agresivos” posible. Debe por tanto
tratar de promover el bienestar, crean un ambiente armónico
emocionalmente y dar apoyo y crecimiento espiritual para que sus
“centros de generación” comiencen a sentirse bien y ya no solo
dejen de ensuciar con la energía que normalmente se irradiaría sino,
que puedan inclusive irradiar e inundar el espacio de la energía
positiva que ellos sientan.
No es
una tarea imposible, hay métodos sencillos que se utilizan; pero hay
que buscar a profesionales apropiados. Lo
primero es reconocer el problema
y no cerrar los ojos ante lo evidente. Aquí no sirve de nada decir:
“si, parece que sufre de cáncer, pero tienen una visión
20/20”.
Lo
segundo es querer hacerlo;
es una tarea donde los dueños y los responsables de casa (los
mayores generadores de energía) serán los primeros que deberán
hacer ajustes en sí mismos, serán los primeros en sanar, para luego ir involucrando al resto de los habitantes.
Con
ese trabajo integral, con ese enfoque, el
tercer paso es utilizar a los profesionales y a las herramientas
necesarias. Así,
cualquier mantra, incienso o ritual que se hagan, rendirán sus frutos
de forma máxima.
Los
espacios se enferman, pero hay que comenzar a sanar a las personas
que crean energéticamente ese espacio. #PedroGomez
Si
bien no todos sabemos limpiar, TODOS debemos ayudar a NO ENSUCIAR.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Revisión ort: 03 de octubre del 2014
Original: 10 de octubre del 2012
Original: 10 de octubre del 2012
Twitter:
@eReiki @pagr777
Una vez mas INTERESANTISIMO Maestro, de lo que usted aquí nos dice me genera unas interrogantes, si bien no todos saben limpiar, todos si saben ensuciar? y adicional creo que muchos se encargan de eso y quieren ver las cosas sucias muchas veces? y la otra pregunta es: Quien debe reconocer el problema, el que ensucia? o el dueño de casa y fajarse a limpiar mas?
ResponderEliminarBuenos comentarios Francis, el proceso de irradiar energía es natural, así que podemos constantemente estar ensuciando "sin querer queriendo". Si, todos sabemos ensuaciar.
ResponderEliminarY como seres energéticos que somos cualquiera puede reconocer la suciedad, pero es el interesado, el responsable del espacio, el que debe fajarse mas, al final de cuentas es su habitat y él va a ser el primer beneficiado.
Namasté
Cuan importante es determinar cuando uno esta inmerso en la suciedad, de pronto no la percibimos o no queremos percibirla por muchas razones. Tratare de limpiar incluso ayudare a limpiar, pero evitare en lo posible que me ensucien y yo ensuciar.
ResponderEliminarMe encanta Maestro. Excelente.
ResponderEliminarLo comparto en mi Facebook y Twitter.
Namasté
Muy buen artículo...ahora tendré que ver como ponerlo en práctica en mi caso. Pienso que con el trabajo que estamos haciendo en EC ya estamos limpiándonos nosotros. el punto sería ver cómo podemos ayudar a los demás integrantes del hogar.
ResponderEliminarGracias
:-) Gracias
ResponderEliminarGracias Maestro Pedro por esta esclarecedora enseñanza
ResponderEliminarMe permito comentar que, desde mi experiencia personal, he visto que cuando uno (el dueño principal del espacio) comienza a hacer un esfuerzo por no ensuciar, los demás lo imitan. En otras palabras, cuando podemos responder con amor ante las agresiones o malos tratos de los otros con quienes compartimos nuestro espacio, ellos reaccionan y cambian de actitud; sino, es literalmente echarle fuego a la candela... confieso que yo he hecho ambas cosas...pero me gusta mas cuando soy capaz de responder con amor ( aunque es más dificil)...
Super interesante este artículo Maestro... ¡muchas gracias!
ResponderEliminarNamasté
Namesté maestro gracias
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