Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Ayer me
lo preguntaban una vez más, ¿cómo sé si estoy en el camino
correcto? Si bien fue en un ámbito no religioso, si fue dentro de
una preocupación genuina de crecimiento espiritual (grupo de
Evolución Consciente).
Inmediatamente
vivo a mi mente este pasaje bíblico y si bien no hice referencia
directa me sirvió para el resto de la conversación. Casualmente (?)
este mismo pasaje fue la lectura del evangelio de hoy cuando fui a la
iglesia.
Nuevamente
tuve que decir...”OK, OK. entendido, voy a escribir sobre esto”
Y me voy
a atrever a interpretar este importante pasaje desde mi humilde
experiencia y enseñanza, sin desvirtuar las interpretaciones que
oficialmente pudieron dar en la misa de hoy o las de cualquier
persona autorizada para ello. Lo único a lo que me atengo es a la
consistencia de mi discurso; ustedes lo sabrán.
Este
pasaje alude a los requisitos necesarios para llegar al Cielo,
apuntados por el mismo Jesús; pasos que comienzan en los
Mandamientos y que termina en una reflexión que hace alusión al
dinero (?) a las riquezas (?) a la avaricia (?) al apego (?)... para
mí a ninguno de los anteriores de forma directa.
Antes
vamos a leer de forma corrida el texto a tratar para recordarlo y
situarnos; luego lo paso a detallar entre texto y texto.
Evangelio
según San Marcos 10:17-29
Nueva Versión Internacional (NVI)
Nueva Versión Internacional (NVI)
“El
joven rico
17
Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se
postró delante de él.
—Maestro
bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida
eterna?
19
Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no
robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre
y a tu madre.”
—Una
sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
—¡Qué
difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!
—Hijos,
¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! —repitió Jesús—.
25
Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja,
que a un rico entrar en el reino de Dios.
27
—Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos
fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.
29
—Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y
la del *evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre,
hijos o terrenos,
30
recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos,
hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en
la edad venidera, la vida eterna.
Bien,
una de las primeras tareas que debo inducir es la identificación de
los estereotipos en el texto citado.
- El “joven”, dentro del título y en la alusión de todo el cumplimiento de la Ley desde que el hombre era joven. La idea de “joven” es la idea de empuje, determinación, de hacer con empeño.
- El “ser rico”, es la referencia a la consecuencia del esfuerzo, de las ganancias por el empeño, de la determinación, del empuje. Un hombre rico al que se alude como joven, da idea de un hombre que con su empeño desde muy joven ha acumulado muchas riquezas, por eso era un hombre rico.
- “La riqueza”, a la que nunca se alude como mala o que se haya adquirido de mala forma o que se está utilizando mal. No hay alusión al malgaste, ni a la avaricia, ni a nada negativo. Así que la riqueza como tal no es mala; lo malo está en otra parte relacionada con la adquisición de la riqueza.
Ahora
volvamos a copiar el texto para incluir mis reflexiones:
“El
joven rico
17
Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se
postró delante de él.
—Maestro
bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida
eterna?
19
Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no
robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre
y a tu madre.”
Uhy...
cuántas veces uno se pregunta porqué parecería no tener recompenza
el comportarse bien, el cumplir con la Ley, con los mandamientos, el
obrar bien, etc, etc, etc. ¿Te suena conocidos en algunos momentos
de la vida?
—Una
sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
El
despojarse de las riquezas (venderlas) apunta a tener un tesoro
esperando en el cielo, no a llegar al cielo. A nivel místico el
despojarse es una forma de ganar indulgencias, de facilitar el
camino, pero no de recorrerlo.
—¡Qué
difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!
—Hijos,
¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! —repitió Jesús—.
25
Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja,
que a un rico entrar en el reino de Dios.
El “rico” honesto (como se presenta al hombre del texto) asume que si hacen las acciones lógicas, si siguen los procedimientos correctos, si se es “inteligente”, si rodea de los recursos necesarios, si se trazan metas claras y se ciñe a los cronogramas, pues obtendrá riquezas.
El “rico” asume que su correcto entendimiento le dará los réditos esperados. La cantidad de esfuerzo no entra necesariamente en juego, porque hay personas que se esfuerzan mucho y no son ricas. Para ser rico hay que ser audaz, tener la mente clara, analizar, comprender los secretos del negocio.
Nadie que actúe o piense como “rico” (confiando en su esfuerzo guiado por su entendimiento y su claridad mental) llega verdaderamente a entrar en el reino de Dios.
Nadie puede entrar en el reino de Dios con su “esfuerzo inteligente”
Todo lo anterior se resume en una sola cosa: el “rico” es lo que es porque guía su vida con expectativas. No hace nada si no tiene una certeza razonable de que va a pasar algo o de que va a tener una ganancia particular.
27
—Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos
fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.
Cuando se habla de que para Dios todo es posible, hasta permitirnos entrar en el Reino, se indica que la entrega a Dios, el permitir que se haga su voluntad y no la nuestra (no expectativas) es el camino correcto a seguir.
Muchas corrientes filosóficas lo han dicho, el Señor Buda hablada de “no necesitar cosas”, y no se refería de cosas materiales, se refería a “no necesitar que ocurrieran cosas”. En Evolución Consciente hablo de “cero expectativas” como una actitud para recibir las enseñanzas. Allí también lo aprendemos como Humildad y Compasión dentro de los Dones Espirituales.
29
—Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y
la del *evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre,
hijos o terrenos,
El
que haya dejado detrás la necesidad de que ocurran cosas o de que
personas se comporten de alguna manera específica,
30
recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos,
hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en
la edad venidera, la vida eterna.
31.
Pero muchos de los primeros serán últimos, y los últimos,
primeros.”
En
este mundo los primeros son los que tiene éxito, los planificadores,
los estrategas, los negociadores, alcanzan lo que se proponen y
consideran que son ellos los que lo lograron con su “esfuerzo
inteligente”
Nuevamente está claro; de seguro
podríamos encontrar otros textos sagrados que apunten la importancia
de que dejemos de necesitar que sucedan cosas porque estaremos
siempre alejados del bienestar máximo y aun peor no estaremos
recorriendo ningún camino hacia él.
Dejar
las expectativas es dejar de creer que tú consigues lo que quieres
cuando lo quieres y cómo lo quieres y para colmo por el camino y por
los medios que tú planifiques.
“Cero
expectativas” no es dejar de tener esperanzas. Por el contrario,
las esperanzas hay que mantenerlas siempre, hay que fijarse metas y
trabajarlas pero día a día, sin querer condicionar lo que Dios
necesita que pase antes de llegar a ellas. En realidad la única
forma de mantener a las esperanzas vivas es no teniendo expectativas.
Muchas
veces uno llega a la meta cuando ya ha abandonado todo, permitiendo
así que Dios, nuestro mejor jugador, tome las riendas.
“Cero
expectativas” no implica pasividad; es una actitud donde es
indispensable el esfuerzo, pero un esfuerzo trabajado en el aquí y
en el ahora, siguiendo lineamientos claros, reglas de buen vivir,
mandamientos, preceptos, normas; afianzando este esfuerzo con la idea
que Dios nos guía y que somos solo instrumentos para su voluntad, la
misma en la que nos debemos esforzar por cumplir.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
14 de octubre del 2012
Twitter:
@eReiki
Maestro los caminos de Dios son inmensos.
ResponderEliminarLe digo esto porque ayer hablabamos en casa de este paso de la biblia, no se porque y me dije que no lo entendia,entonces pedi a Dios que me lo hiciera entender. Y lo deje alli, no pense mas sobre esto.
Aclaro que no sabia que era la lectura del domingo tampoco.
Respuesta en bandeja de plata!
trabajar sin expectativa y dejar que Dios nos lleve. muy hermoso!
un abrazo y gracias
silvia gomez
Pues seguramente esa fue una de las razones por la que me pudiseron a correr para explicarlo.
ResponderEliminarGracias a Dios
Namasté
Gracias Maestro
ResponderEliminarNamaste
Maestro, queda claro el mensaje de tu maravilloso artículo: " Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" ...... "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" Mateo 6: 24 y 21 respectivamente. Por otro lado, también queda claro que ejercer la humildad ante Dios y poner nuestra confianza en El es esencial si queremos ser sus instrumentos. Namasté
ResponderEliminarQue maravilla poder leer sus interpretaciones de la biblia, Maestro... somos muy afortunados de contar con alguien como usted para poder sacar el máximo provecho de este texto sagrado... Muy agradecida. Dios lo bendiga.
ResponderEliminarNamasté