Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Nadie
debería ir por el mundo sin estar consciente de su identidad; y
cuando esto ocurre de forma patológica, se requieren cuidados
especiales, acompañamiento constante, a lo mejor de reclusión.
Si
bien se puede alegar que esta consciencia personal está clara para
muchos de nosotros; respuestas a ¿quién soy?, ¿qué hago?, ¿dónde
estoy?, ¿para dónde voy?, ¿qué esperan de mí? y ¿qué significo
yo para los demás? son respondidas sólo de forma parcial por
nosotros mismos, únicamente desde nuestros planos físico/terrenal, mental
y a lo mejor emocional.
El
conocimiento adecuado de estas respuestas es lo que yo llamo
“Autoconsciencia” o “Autoconocimiento”, y no sólo como se
explica anteriormente, sino bastante más profundo, porque nuestro
bienestar (ya lo he dicho muchas veces) no está condicionado sólo
por nuestros planos físicos, mentales ni emocionales, sino que
aspectos más sutiles como el energético, astral, kármico y
espiritual tienen la capacidad de modificar nuestro bienestar
fuertemente para bien o para mal.
“Nuestro
bienestar debe ser integral”, es otra frase muy repetida, y a esto
se llama un bienestar completo, verdadero, legítimo. Al igual que
nadie puede ser completamente feliz estando físicamente bien pero
emocionalmente perturbado, nadie puede estar legítimamente feliz sin
felicidad espiritual, por ejemplo.
Este
término de Autoconsciencia se acuña dentro del proyecto de
Evolución Consciente y representa uno de los Dones
Espirituales que debemos cultivar para poder evolucionar, sanar,
crecer. Es uno de los dones más básicos y principales que sirve de
puntal para trabajar algunos de los otros (Humildad, Compasión,
Tolerancia, Servicio, etc.)
Cuando
nos referimos a Autoconsciencia desde el punto de vista espiritual es
importante pararnos con los pies firmes y asegurarnos que entendemos
la idea de que somos Seres Espirituales. Aceptar en algún grado de
que “somos seres espirituales con experiencias terrenales en vez de
seres terrenales buscando experiencias espirituales” es básico
para comenzar a desarrollar la Autoconsciencia. Si una persona se
percibe sólo como “carne y hueso” y a lo mejor algo de
inteligencia (mente) pues de plano está imposibilitado en su
crecimiento espiritual; mejor que siga disfrutando de su terrenalidad
hasta que su espíritu se fastidie y se lo reclame.
La
Autoconsciencia no es sólo un concepto que se estudia y se aprende,
no es un conocimiento intelectual sino que es una consciencia
espiritual de sí mismo que se debe reflexionar y experimentar y que
busca responder preguntas similares de: ¿quién soy yo más allá de
mi ser terrenal?, ¿qué estoy haciendo o qué debo hacer para tener
bienestar espiritual?, ¿para dónde voy con mi Espíritu?, ¿cuáles
son mis objetivos en esta vida? ¿quién es Dios para mí?, ¿qué significo yo para Dios? y ¿qué espera de mi Dios?
El trabajo de desarrollo de la
Autoconsciencia no es sencillo ni rápido, pero es vital si queremos
hacer algo más productivo con nuestra existencia que sólo gastar
unos cuantos años respirando para luego terminar en cenizas.
En
procesos de Sanación (con mayúscula) es importante abordar el
trabajo del aumento de la Autoconsciencia. El trabajarla es comenzar
a dejar el papel de víctimas, comenzar a tener confianza que se
puede salir adelante (sin importar el estado ni los resultados) y por
supuesto es indispensable para que aflore la tan solicitada Fe en
Dios (la verdadera, no la que ejercemos para ver “si da resultado”)
Por
ejemplo, si alguien se sabe (desde la Autoconsciencia) que es hijo de
Dios, ¿cómo puede pensar que él le castiga?, o que le va a
abandonar, o que sólo le va a dar su misericordia cuando a él me
parezca. Una persona que se reconozca verdaderamente como hija de
Dios (que lo sepa con su espíritu, no con su mente) siente la
presencia de su Padre en cada instante y no le abate el sufrimiento
(aclarado ya muchas veces la diferencia entre dolor y sufrimiento)
La
Autoconsciencia también nos permite conocer nuestras fortalezas y
debilidades para ofrecer un Servicio óptimo o para reforzar nuestro
trabajo personal.
Pero
¿cómo se trabaja la Autoconsciencia? La respuesta nuevamente es con
tu religión; una religión bien explicada, bien llevada y bien
practicada; no estando demás la asistencia real (no de libros) por
Guías o Maestros que la conozcan.
En
fin, si queremos ser verdaderamente libres de ataduras
auto-impuestas; si queremos no vivir recluidos en situaciones de las
que no sabemos salir; si queremos recorrer este mundo (que es también
espiritual) sin ir dando tumbos y con algún rumbo establecido; si
queremos ser útiles desde nuestras verdaderas fortalezas; si
queremos saber qué cosas debemos trabajar para estar cada vez mejor,
si queremos sentirnos siempre en buena compañía; debemos estar
claros espiritualmente. Es tu Autoconsciencia, eres tú, es tu
decisión.
"Autoconsciencia:
conócete a ti mismo pero desde lo que de verdad eres: hij@ de Dios".
PedroAGómezR.
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
27 de noviembre del 2012
Twitter:
@eReiki
Excelente Maestro, es clave para mi desarrollo espiritual, como evolucionista consciente de tu mano conocí a fondo lo que es ejercer este don del espiritud y me enfrente a batallas dentro de mi en el proceso de reconocimiento de lo que soy para Dios y lo que El es para mi, hoy en este momento me siento mas segura al leer este articulo, se que voy en camino, que van a caer hojitas o escombros si, pero de pie los quito y sigo adelante de la mano de un Gran Maestro, este escrito que como los otros los guardo como oro.
ResponderEliminarGracias por tu dedicación.
Namasté
Vaithy Figuera
Esta es la base de nuestro crecimiento espiritual... La práctica diaria de la autoconsciencia... gracias de nuevo por sus enseñanzas y sus escenarios...
ResponderEliminarNamasté