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martes, 5 de febrero de 2013

¿Qué puede hacer un sanador?

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Lo primero que debemos hacer antes de entrar en detalles es recordar lo que se entiende con “sanar” y con “curar

La curación es un proceso mediante el cual se puede superar “un malestar” con la acción directa de “algo externo”. Ese “algo externo” es el que tiene la capacidad de modificar condiciones para que el malestar desaparezca. En curación se busca restaurar un estado de bienestar.

La sanación es también un proceso mediante el cual se puede superar “un malestar” pero desde “adentro hacia afuera”. Sanar busca que el interior de una persona se modifique, se fortalezca, para que el malestar no sea sostenible en ese nuevo interior. En sanación se busca no solo restaurar sino aumentar o fortalecer un estado de bienestar.

La curación puede ser algo temporal, en cuanto a que generalmente se limita a atacar los síntomas y no la causa. La sanación busca ser permanente, autosustentable, sin interferencia exterior posterior una vez que se produzca la sanación; ya que se consigue cambiar el interior para que el malestar no tenga más cabida.

Una no desplaza a la otra. Si bien la sanación parecería más importante, la mayoría de las veces la curación es indispensable abordarla primero para poder seguir viviendo (y sanando). Y esto nos lleva a otra de las diferencias; debido a que la sanación busca cambios internos permanentes, tiende a ser un proceso más lento que la misma curación.

Dejemos hasta acá el proceso de curación; reconociendo siempre su indispensable abordaje cuando se requiera y dejándolo a los profesionales aptos para ello.

Pero ¿cómo sabe alguien que debe comenzar a sanar? La respuesta es sencilla; se debe buscar sanar sí:
  1. se desean cambiar aspectos importantes de vida (formas de ser)
  2. se desea mejorar para futuro
  3. se mantienen sentimientos pasados que generan malestares actuales
  4. se reconocen actitudes o acciones que producen malestares constantes, recurrentes o persistentes
  5. nuestro malestar no tiene correspondencia física
  6. se desean aumentar los “dones de gente” (tolerancia, desapego, etc. - dones del espíritu)
entre otros indicadores.


En casos como estos se debe asumir el camino de sanación para lo que es recomendable buscar a un sanador.


Si bien el proceso de sanar viene de adentro hacia afuera, se puede aprovechar una guía exterior que nos facilite el proceso de reflejar ese bienestar que tenemos dentro hacia nuestra realidad integral. Esa guía se conoce como “sanador” cuando nos referimos a una persona que nos ayuda a sanar.


¿Es posible sanar solos? Si, la naturaleza siempre nos va a brindar escenarios de aprendizaje con los cuales, luego de entenderlos, podremos ir cambiando nuestra forma de ser; todo con la intención de no volver a sentirnos mal. ¿Fácil? A veces es mejor hacerlo acompañados por alguien que nos ayude.


Pero esa figura del sanador hay que entenderla bien. Dijimos que sanar puede ser un proceso lento; es definitivamente un camino de vida que se debe recorrer. Y un sanador debe ser alguien que nos acompañe con conocimiento de los detalles del camino, no con actuaciones puntuales, sino con posibilidad de persistencia.

Podríamos diferenciar entre un sanador y un terapeuta. Un terapeuta es un profesional que ofrece sus conocimientos (generalmente específicos) para proveer bienestar a alguien, pero cuya interacción se centra en su campo específico o en un asunto particular - dolencia, malestar. Una vez que esa dolencia desaparece, la presencia del terapeuta pierde interés.

Un sanador, por el contrario, es alguien que si bien puede ser igual de profesional que un terapeuta y tener campos específicos de acción, se involucra con el proceso que desea sanar más allá de lo que la evidencia de un malestar particular señala. Generalmente un sanador no atiende directamente a la causa de un malestar (sin tampoco descuidarla), sino que la utiliza para tratar de buscar relaciones (debilidades) más allá de las evidentes y proponer cambios para fortalecer procesos internos de la persona logrando así que ese malestar desaparezca casi de forma natural.

Un sanador sabe que no debe focalizar sus esfuerzos solo a lo manifestado exteriormente, ya que lo que se está mostrando unicamente representa debilidades que de seguro han pasado desapercibidas hasta por la misma persona. Por tanto, un sanador trata a la persona en diferentes ambientes, con diferentes acercamientos, con diferentes técnicas.

Esta diversidad de acciones no significa que el sanador esté improvisando su ayuda; por el contrario está cubriendo la integralidad del Ser porque sabe que la causa puede estar muy adentro de la persona y además puede no ser única.

Por esa razón un sanador no es aquel al que se busca o se encuentra de forma puntual. Un sanador de oficio debe poder generar una corriente continua de sanación a su alrededor: presencia real, escritos, charlas, talleres, mensajes, diferentes escenarios, diferentes enfoques, temas, metodologías; todas actividades que ayuden a los que deseen sanar. Esto lo debe proponer el sanador, porque sabe que el proceso de sanar no tiene “fecha ni hora en el calendario” y cuando hay eventos que se disparan hay que estar preparador para abordarlos.

Todo trabajo de sanación es complejo, tanto para el que busca sanar como para el sanador. El llamarse “sanador” es un título de vida, es un dedicarse a esa tarea, es vivir para ello y por ello. Pero el que desea sanar también debe hacer el esfuerzo correspondiente.

¿Pero dónde podemos encontrar sanadores reales?: en un entrenador físico, en un maestro de escuela, en un reikista, en papá y mamá, en un religioso, en un maestro espiritual, entre muchos otros. Todos estos pueden ser sanadores siempre y cuando cumplan con los requisitos de disponibilidad y compromiso de vida en el oficio de sanador que lo define (mística), no solo para proveer sanación, sino para sanarse a sí mismos:
  • Un entrenador físico que promueva la necesaria rutina a la actividad para que haya un aprovechamiento real; que haga un seguimiento a las personas que guía; y que su labor como entrenador sea una de las de más prioridad en su vida, es un sanador.
  • Un maestro de escuela que cumple su labor con mística; donde sus alumnos sean muy importantes para él; que piense constantemente en ellos y en cómo lograr que aprendan y se sientan felices; que se las ingenie para poder llegarle al grupo o a casos particulares; y que a pesar de los problemas laborales y salariales su trabajo no decae. Eso es un sanador.
  • Un papá o mamá que estén disponibles para sus hijos; cultivando todo lo bueno que tienen en su interior sin alimentar (resaltar) constantemente las debilidades que presentan; acompañándoles en cada experiencia de vida para apoyarlos; ellos se convierten en sanadores.
  • Un religioso que se ocupe y comparta con sus feligreses y con los asuntos de su comunidad; que predique desde el entendimiento y no desde la crítica; que sea accesible; que entienda que su trabajo está más allá que oficiar ceremonias religiosas; es un sanador.
  • Un reikista que, más allá de los cursos, viva el Reiki en su día a día, no solo como técnica, sino como estilo de vida; que se ocupe de su sanación personal desde el entendido que esa sanación se va a reflejar de forma automática en su entorno; ese reikista se convierte en sanador.
  • Un maestro espiritual con una enseñanza clara, amplia, coherente y consistente; que se mantenga alcanzable para quien decida estar con él; es un sanador.
Un sanador no necesariamente es un terapeuta acertado; no es un mago; no es alguien que hace milagros; no es un terapeuta que trata cosas extrañas que la ciencia no entiende o comparte. En definitiva un sanador no es alguien que hace cosas increíbles, pero si es alguien que ayuda a que una persona, con su propio esfuerzo, logre cosas increíbles dentro de sí.

Pero no todo el proceso de sanar recae sobre los hombros del sanador. Si alguien quiere sanar no va a un sanador una o dos veces y espera salir de allí con sus problemas resueltos, sin esfuerzo personal. Si alguien desea sanar no le va a pedir al sanador la fórmula mágica para resolver su problema en un dos por tres. Si alguien desea sanar debe estar consciente de que es él el que debe recorrer el camino con sus propios pies, si bien el sanador lo puede acompañar, a lo mejor en bicicleta.

Una persona que desee sanar debe acompañarse de un sanador y dejar que este, con su magia, descubra su materia prima interior y le ayude a que sea ella misma la que comience a darle forma a su propio bienestar dentro de sí.

Pero un sanador no puede llegar más allá de la intención real de sanar que tenga la misma persona. Si de verdad descubres dentro de ti esa necesidad de crecer, de que todo vaya mejor, de salir del foso, de cambiar, de rescatarte de la caída en la que pareces estar; atrévete a comenzar a recorrer un bonito camino de sanación y permítete la compañía de verdaderos sanadores; ellos viven para eso.

El proceso de sanar debe ser una rutina, no son actos espasmódicos. Por eso si una persona siente que su vida es muy complicada como para introducir cambios y permitir una rutina de sanación en ella, pues puede que no esté preparada para sanar.

Un sanador propone caminos, pero es el que desea sanar quien debe recorrerlos.

Namasté. 

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 05 de febrero del 2013
Twitter: @eReiki

7 comentarios:

  1. Maestro cada vez que leo sus articulos mis ojos ven con claridad!!! nos ayuda a tomar nuestra posicion en este mundo. Vemos quienes somos y en que lugar estamos y cual es nuestra actitud hacia nosotros mismos.

    Cada linea es una joya!! gracias!!
    silvia

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  2. Hermoso articulo Maestro! Namaste!

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  3. Excelente este artículo Maestro. Muy fácil de entender y muy inspirador.

    Namasté

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  4. Gracias Maestro nuevamente nos regalas tesoros en cada línea de tus escritos excelente articulo para reflexionar y tomar posición de quien eres dentro del plan de papa Dios, que queremos realmente alcanzar en nuestras vidas cuando decidimos emprender un camino de crecimiento y sanación el primer paso pero, debemos estar atentos como reikistas, evolucionistas concientes , como madres ,hijos ,hermanos y amigos etc. de cada detalle de nuestro entorno si hay alguna situación en la cual te sientes sin salida atender las alarmas e introducir el cambio necesario de " adentro hacia afuera" wuaoo!!! allí vamos, orgullosos de tener de la mano ese “Sanador” que te muestra con lecciones y hechos que sanando tu mismo sana tu entorno, ya eso es suficiente regalo.

    Namasté

    Vaithy Figuera

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  5. Maestro, cuando dices "La sanación es de adentro hacia afuera" y que "La sanación busca cambios internos permanentes ", pienso con el corazón en lo que dijo Jesús (Juán 3): " hay que nacer del Espíritu" y me atrevo a inferir que la verdadera sanación empieza con el Despertar de Conciencia de la persona. Que belleza de artículo !!!

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    Respuestas
    1. " mirar siénpre. cón el alma núnca cón los ojos,,te engañaran.el alma.
      es el manantial,del que tenenos todos que dar de ese agua. que nace.
      de dentro aci afuera..

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  6. Comparto plenamente las opiniones expresadas sobre el artículo. La enseñanza que me deja es que cada quien debe recorrer el sendero de su propia sanación, tal vez, lo llegamos a construir con el amoroso acompañamiento de un sanador o de un guía espiritual, pero a la larga es un acto volitivo el que nos permitirá encontrar nuestra "chispa divina".
    Gracias Maestro porque cada vez que leo sus escritos se me descifra más y más mi camino.
    Namasté

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