Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
La
mayoría de las religiones, filosofías, creencias espirituales
mantienen un concepto de dualidad de la divinidad que si bien puede
ser discutible, no deja de ser útil y hasta necesario para explicar
muchas de las enseñanzas que se desean obtener en un camino de
crecimiento espiritual.
Aun
cuando siempre he dicho que si estamos en un estadio netamente
espiritual la polaridad (o la dualidad) desaparece, en este artículo
voy a destacarla porque es muy buen acercamiento para quienes, desde
este plano tierra, buscan adecuar su comportamiento para enrumbarse
hacia Dios.
Llámese
Yin/Yang, masculino/femenino, Padre/Madre, Shiva/Shakti; existe la
idea de que deben existir en el universo dos aspectos complementarios
(más que opuestos) que lo conforman todo y desde los cuales se
define toda la creación. Entonces, el TODO (Dios) es una integración
perfecta de estos dos aspectos.
Esta
idea operativamente puede tomarse como correcta, no porque se diga
dentro del marco filosófico/religioso, sino porque la naturaleza
parece funcionar así, desde el punto de vista biológico, físico y
hasta atómico.
Para
que entonces haya equilibrio - lo que significaría una expresión
armónica de Dios - ambos aspectos deben manifestarse de forma
equilibrada.
Tomemos
como ejemplo los conceptos de Shiva y Shakti. Shiva representa el
aspecto masculino: la consciencia, la inteligencia, el control; y
Shakti representa el aspecto femenino: la fuerza, el ímpetu, la
acción. Bajo esta visión, el equilibrio (la armonía) se consigue
cuando ambos aspectos se logran no solo manifestar de forma
independiente, sino que lo hacen de forma integrada, compenetrada,
uno para la otra. Por eso Shiva y Shakti se representan como el amor
de pareja, sexuado, compenetrado uno con el otro y uno dentro del
otro.
Cuando
un de esos aspectos se manifiesta de forma solitaria, comienzan los
desequilibrios; una fuerza (Shakti) ejercida sin control (Shiva)
puede ser destructiva, el ímpetu (Shakti) manifestado sin reglas
(Shiva) puede ser muy peligroso, la inteligencia (Shiva) sin acción
(Shakti) no sirve para mucho, el control (Shiva) sin la acción
(Shakti) no existe.
Podríamos
(y deberíamos) llevar este concepto de fuerzas compenetradas a
nuestra vida real (a cualquier escala). Así tendríamos una forma
muy clara de discernir el porqué de los desequilibrios evidentes y
si es el caso, podríamos tener un diagnóstico y una propuesta de
mejoría.
Por
ejemplo a escala social. Siempre se dice que un país con colectivos
emprendedores, “echados para adelante”, que se esfuercen mucho,
debería ser suficiente para asegurar el progreso; pero puede ser
totalmente falso. Ese tipo de personas muestran mucha energía de
acción, de empeño, mucha Shakti, pero pueden olvidar del equilibrio
con la consciencia (Shiva); consciencia que se puede representar como
control, leyes, claridad en las responsabilidades, consecuencias de
sus actos, inclusive respeto a Dios.
Nuestra
idiosincrasia latinoamericana parecería estar llena de mucho aspecto
Shakti, pero de poco aspecto Shiva.
A
escala de parejas, si bien los roles se pueden alternar, siempre debe
haber alguno con más empuje y otro con cordura (Shakti y Shiva); si
esos dos aspectos no se manifiestan en las diferentes situaciones que
atraviesan las parejas, estas no son sostenibles en tiempo o, en el
mejor de los casos, no son eficientes o satisfactorias.
A
escala personal no podemos ser muy reflexivos sin acción, ni muy
impetuosos sin pensar en las consecuencias; en ambos extremos se
crean problemas o estados de insatisfacción.
Toda
mejora de cualquier situación podría entonces enfocarse en un
simple análisis de esos sencillos conceptos, en la escala que
corresponda; para posteriormente aplicar correctivos para incrementar
el aspecto faltante (Shiva o Shakti). Así de sencillo puede ser el
abordaje.
Según
nuestro Libro del Génesis de la Santa Biblia, ni el Dios Creador se
arriesgó a dejar al aspecto masculino (Adán) solo, sino que le creó
al aspecto femenino (Eva)… (uf, ¡por suerte!)
Actuar
desde este concepto de equilibrio - ejerciendo Fuerza con Consciencia
- permite que las cosas fluyan. Esto logra que la creación perfecta
se manifieste, creándose armonía y por tanto comenzándose a
observar las manifestaciones de bienestar, las manifestaciones de
Dios.
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
11 de julio del 2013
Twitter:
@eReiki @EvolConsc @pagr777
excelente artículo. Me encantó la visión de esta complementariedad en los distintos niveles de nuestras vidas. Con esa de abordar las cosas muchas cosas parecen aclararse,
ResponderEliminarNamasté,
Pue
Excelente artículo. Con ese abordaje de la armonía y manera de operar en todos los planos se empiezan a aclarar muchas cosas.
ResponderEliminarNamaste
Namastè Maestro
ResponderEliminarSuper importante el tema y como lo presenta es clarisimo.
Dos preguntas:
-Seria mas importante mantener un equilibrio de los dos aspectos personalmente que tomar uno y depender de la pareja por el complemento??
-Existe un complemento con la pareja o una dependencia de la pareja? Cuando se habla de "es mi complemento" para mi significa mas dependencia que lo que se llamaria de verdad complemento
gracias
silvia gomez
Namasté Maestra,
EliminarEste equilibrio lo debemos mantener en todos los planos: a nivel individual (donde se requiera), a nivel de pareja (en las cosas que sean de pareja) y de igual forma hacia arriba.
En realidad debe ser un COMPLEMENTO, aunque puede llegar a ser una "dependencia agradable", porque te deja actuar desde tu aspecto natural (Shiva o Shakti) liberándote de ejercer roles que no te son naturales.
Namasté