Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Dios, muchas veces, es la realidad peor comprendida de nuestra vida. Desde muy pequeños se nos presentan conceptos que se dan como dogmas de fe y por tanto no se dan detalles, explicaciones y menos se contextualizan en nuestra realidad.
La mayoría de las veces tampoco se hace el esfuerzo de relacionar entre sí a los diferentes conceptos; y al no ser clara la relación entre ellos, en momentos críticos parecerían contraponerse.
Uno de esos conceptos que parece fácil de entender pero que definitivamente es difícil de digerir cuando de verdad buscamos que sea una realidad, es el de la “Misericordia de Dios”. Más de una vez, como terapeuta, me ha tocado enfrentarme a personas que ante una dolencia complicada (en cualquier tipo) mantienen una actitud personal pasiva sin hacer nada más allá que “esperar” a que Dios con su misericordia les quite el mal, les allane el camino o les haga volver a su estado anterior.
Y no hablo desde la desconfianza hacia Dios (créanme que soy muy creyente), sino que hablo desde el punto de vista místico, donde se busca explicar cómo funcionan las cosas; funcionamiento regido por las Leyes Universales, las cuales definen la Consciencia de Dios.
Una de las premisas máximas necesarias de asumir para comenzar cualquier proceso de sanación (no solo curación) es la de entender que de alguna manera tenemos responsabilidad por lo que nos está sucediendo. Esta idea no es un juicio de culpa; por el contrario es una esperanza de que si fue por nosotros, posiblemente podamos nosotros hacer algo para revertirlo, mejorarlo o por lo menos aprender de ello.
Es muy triste y totalmente desesperanzador pensar que algo o alguien externo es el único causante de nuestros males. Si pensamos así, a pesar de llegarnos a mejorar, siempre estaremos expuestos a lo que sea, sin poder hacer mucho por evitarlo, y peor aún, esa idea de ser indefenso habla de que Dios que nos olvida a ratos, nos descuida, o hasta es incapaz de protegernos de la maldad de los demás.
Pues no, Dios siempre está con nosotros. Pero si de vez en cuando estamos complicados, es ese mismo Dios quién lo está permitiendo, ya que de alguna manera fuimos nosotros quienes “elegimos estar así” o “permitimos que nos hicieran daño”, elección por supuesto inconsciente (desde nuestra mente, energía o alma). De aquí la importancia de un crecimiento consciente y de un entendimiento de la vida en todos sus planos (véase www.evolucionconsciente.org.ve)
Pero ¿cómo Dios puede tomar esas decisiones de permitirnos sufrir, de enseñarnos o de ayudarnos eventualmente? Y ¿dónde queda entonces la tan nombrada Misericordia de Dios?
Bien, comenzamos con la misericordia. Siempre lo digo: “si Dios es algo, debe ser, como mínimo, consistente y coherente”. Todo lo que Dios nos ha dado es real y su comportamiento ante nosotros debe regirse acorde a lo que Él nos ha proporcionado, sin dejar atrás el Amor como nuestro padre creador.
Una de las cosas que hemos aprendido es que Dios nos ha revestido de algo que llamamos “libre albedrío”. Este concepto, a pesar de no ser bíblico, es aceptado totalmente por nuestro cristianismo y es compatible con todas las otras religiones. Explicarlo es complicado (si se desea entender correctamente), pero de forma muy sencilla se define como la potestad que tenemos de elegir cómo estar, bien o mal, feliz o infeliz, satisfechos o insatisfechos, en paz o en tribulación.
Aquí se plantea el primer choque por conceptos mal entendidos. Si por “elección equivocada” (generalmente por desconocimiento o ignorancia) cualquier de nosotros acciona o atrae situaciones difíciles (físicas, mentales, emocionales, energéticas, astrales, kármicas), pues ha sido libre elección personal y Dios (que nos regaló el libre albedrío) es el primero que debe respetar nuestra decisión.
Un ejemplo sencillo: si nosotros escogemos compartir nuestra vida con una “persona inconveniente”, pues estaremos abonando experiencias que no serán color de rosa. De alguna forma nosotros las estamos eligiendo y Dios respeta nuestra elección y desde su Misericordia permite que nosotros estemos allí (a pesar de que a Él no le complace)
Pues este es el primer acercamiento de lo que realmente significa la Misericordia de Dios. Dios es tan misericordioso que a pesar de que Él quisiera otras cosas para nosotros, respeta nuestras decisiones (aunque sea erradas) y nos las presentan como oportunidades de aprendizaje (se aprende mucho de los errores)
Pero ¿“persona inconveniente”? ¿Quién en su sano juicio escoge a alguien inconveniente para compartir su vida? Una persona puede parecer muy conveniente desde el aspecto físico, mental y hasta emocional, por decir algo, pero puede ser “altamente inconveniente” desde el punto de vista energético, astral o kármico.
¡Ah! ¿Pero quién sabe discernir la conveniencia en tantos aspectos?. Pocas personas saben los detalles, pero las instrucciones de cómo vivir convenientemente están en los “Manuales de Referencia Rápida” esbozados en todos los consejos espirituales/religiosos, sociales, morales y hasta familiares (papá y mamá saben más de lo que creemos)
Entonces, si estamos en alguna situación difícil, lo primero que debemos pensar es que de alguna forma (probablemente no consciente, repito) hemos “elegido estar allí”, y por ser esta una elección propia Dios respeta nuestra situación.
Pero Papá Dios nos quiere más que eso. Él tampoco va a quedarse viéndonos sufrir... Él tiene que ayudarnos; pero lo debe hacer de forma tal que no “choque” con nuestro libre albedrío (el cual Él debe respetar).
Entonces Él comienza a acondicionar toda nuestra realidad para que esa situación difícil se convierta en una situación de aprendizaje (de crecimiento espiritual - recordemos que es Dios y eso es lo que le importa más, nuestro espíritu) además de comenzar a hacernos llegar todas las formas de acción correcta para salir de ellas. Así su Misericordia vuelve a manifestarse.
Entonces, la Misericordia de Dios plantea que ante cada problema que tengamos, las soluciones van siempre a estar al alcance de la mano, SIEMPRE. Él no va a sacarnos de donde nosotros, por libre albedrío, decidimos estar (aunque haya elegido por ignorancia); pero lo que si hace es abrir todas las puertas para que podamos salir de la situación, una vez, claro, que lo decidamos nuevamente por libre albedrío.
Lo que acabo de presentar es francamente triste y no porque sea malo, por el contrario, sino porque es tan hermoso y sencillo que no lo entendemos o no lo creemos.
La misericordia de Dios siempre está presente, no es algo que debemos invocar; y esta plantea que ante cualquier problema que tengamos ya Dios ha puesto las mil y una formas para salir con bien.
Todo esto es La Misericordia de Dios; ayuda sencilla, fácil, al alcance de la mano. ¿Lo creemos? Posiblemente no. Generalmente pensamos que superar los problemas es complicado, doloroso, costoso, difícil o hasta imposible; a veces pensamos que Dios nos ha abandonado.
La mayoría de las veces Dios nos GRITA algunas de las posibles soluciones y nosotros las menospreciamos, les ponemos los mil y un inconvenientes o ni cuenta nos damos (---> WWW.EVOLUCIONCONSCIENTE.ORG.VE)... Entonces no tomamos acción pero seguimos rogando, eso es triste.
Consejos finales sencillos:
- Confía en Dios, nunca dudes que Él en todo momento está DESESPERADAMENTE AYUDÁNDOTE; inclusive antes que se lo pidas.
- Oye las señales y acciona; tú eres el que debe tomar acción y caminar hacia alguna de las puertas de salida.
- En una situación difícil hay muchas cosas que vencer, no decaigas; probablemente te tomen varios pasos llegar la puerta; si te detienes nunca la cruzarás.
- Busca aprender a vivir más CONSCIENTE de tus acciones en todos los planos; así te equivocarás menos con tu libre albedrío.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
05 de agosto del 2013
http://www.evolucionconsciente.org.vehttp://pagr777.blogspot.com/
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Namasté!!! Hermoso y profundo artículo que invita a la reflexión, me recuerda que tengo el derecho de elegir mil veces al día en la consciencia amorosa por la Misericordia de Dios y que en el amor todo es posible, único objetivo de vida, lo demás es silencio. Que se expanda la Luz. Gracias Mil. Namasté
ResponderEliminarExcelente articulo Maestro...muy oportuno...Namaste
ResponderEliminarExcelente Maestro. Es lo que nos tratas de enseñar en cada reunión o encuentro.
ResponderEliminar"VELAD Y ORAD para que no caigais en tentación, porque el Espírtu a la verdad está dispuesto, más la carne es débil" .....
ResponderEliminarExcelente articulo maestro! Gracias por recordarnos la importancia de estas palabras! Namaste!
ResponderEliminarAmanda Palma Slaimen
Maravilloso! Gracias por plasmar en escrito lo que nos has repetido en diferentes situaciones. Namaste!
ResponderEliminarMil Gracias Maestro, lo tenemos todo para ser felices con nuestros espíritus a flor de piel como nos dices..
ResponderEliminarDepende de nosotros siempre... cada ves que vuelvo a leer un articulo tuyo consigo ese tesoro que me alivia en cada momento.
Agradecida
Namaste
Exelente y poderosa reflexión yo tengo el libre alvedrio de elegir el bien y todo lo que me haga feliz.
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