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miércoles, 16 de octubre de 2013

Orar

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Orar, es una actividad que muchos decimos hacer, pero que muchas veces se mantiene como esas cosas que no estamos seguros si las estamos haciendo bien. Es una pregunta reiterada dentro de los círculos espirituales/religiosos la de cuál es la forma correcta de hacerlo. Yo voy  a dar mi humilde enseñanza.

Esta duda surge a pesar de que en varios textos “oficiales” se indica cómo hacerlo; y nuestra Sagrada Biblia es uno de esos sitios. Allí encontramos:
Mateo 6: 5-8
Reina-Valera 1960 (RVR1960)

5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.+
7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

En estos pocos versículos se nos muestra a Jesús dándonos las instrucciones básicas de qué hacer o cómo no hacer; inmediatamente después a esto nos enseña la oración del “Padre Nuestro”. Expliquemos un poco.

Primero y principal la acción de orar es algo donde cuenta mucho tu interioridad. “Tu aposento y la puerta cerrada” significa “en tu interior, sin considerar lo que viene de afuera”; desde lo que verdaderamente es tuyo, desde tus sentimientos. La mente no es nuestra, de hecho, la controla más lo que pasa afuera que nosotros mismos; “la mente es, lo que se le propone desde afuera”. En cambio, tus sentimientos si son tuyos, nacen de ti y van hacia afuera. Si bien suelen responder a lo que pasa en el exterior; es algo que podemos llegar a condicionar (eso es Crecimiento Espiritual).

Así que orar es un proceso de tu interior, es decir, desde tus sentimientos.

Segundo, se nos invita a “no usar vanas repeticiones”. Muchas veces se plantean discusiones tontas sobre si se debe orar de forma libre (estilo conversaciones) y no con “frases prefabricadas”. Ambas pueden ser vanas. Se haga de una u otra forma, lo que no se puede hacer es repetir de “forma vana”, de “forma mental”, sin involucrar los sentimientos. Entonces para que el orar no sea vano, más allá de ser con texto libre o preestablecido, se debe “sentir” lo que se dice.

Tampoco es creer, como “los Gentiles”, que mientras más palabras por minuto se digan y estas sean más difíciles, “adjetivantes” o poéticamente iluminadas, a Papá Dios le va a gustar más. Cuidado con los “soldados de la Nueva Era con ametralladoras verbales de ´amor´", son ejércitos de papel.

Y tal vez, este tercer punto a continuación es el más importante; el reconocer que Dios ya sabe lo que necesitas y por tanto las oraciones “no debe ser pedigüeñas”. Muchas veces reflexionando sobre este tema con otras personas, les pregunto si creen en Jesús (me dicen “¡claro que sí!”); les pregunto si creen que Jesús es el Hijo de Dios (“¡por supuesto!”); y si creen que ese Dios mandó a su Hijo para que muriera para darnos la salvación (“¡sí, sí!”)... entonces les digo "cariñosamente": ¿qué más le vamos a pedir a Dios? Ya nos dio a su Hijo, dejó que muriera por nosotros... ¿podemos llegar tan desagradecidos e inconformistas? ¿Le pediremos un carro? ¿Un trabajo? ¿Un novio?

Una oración pedigüeña podría ser algo así:


“Diosito, yo te amo (por si no lo sabias), yo sé que permitiste que tu único Hijo Jesús sufriera y muriera en la cruz por toda la humanidad; y gracias a eso todos nuestros pecados pueden ser perdonados... pero ahora necesito un novio que me quiera...” (o un carro, o un empleo o ...)

Atención, aquí estamos hablando de orar a Dios (al Padre). En muchas situaciones las peticiones se hacen a seres más cercanos (santos, beatos, vírgenes, semidioses, etc.) y más que peticiones, son solicitudes de ayuda para que podamos lograr tal o cual cosa. De esta forma, la oración con petición no solo deja de ser cuestionable, sino que es lo correcto. Pero esto sería tema de otro artículo.

Bien, pero si no podemos pedir a Dios directamente, ¿qué hacemos con Él?

Orar tiene otra acepción muy válida; y es la de “hablar con Dios”. Para tú hablar con alguien lo primero que debe hacer es verle a los ojos; para lo cual debes acercarte lo más posible a él y buscarle (el rostro). Por tanto, orar debe ser acercarnos a Dios; debemos buscar ponernos lo más cerca posible de Él, a un nivel espiritual donde Él nos pueda escuchar claramente. 

Al orar a Dios debemos “subir” nuestro nivel espiritual, aunque sea por ese ratito. Este nivel espiritual que debemos conquistar cuando oramos, es un nivel energético y por lo tanto un nivel emocional/sentimental (en otros artículos he explicado la relación clara entre energía y sentimientos).

¿Es bueno subir ese nivel energético espiritual en nosotros? ¡Sí!, es lo que todos buscamos con prácticas de crecimiento espiritual. Tener un nivel espiritual más alto es sinónimo de tener más Paz (espiritual), independientemente de las situaciones.

Entonces orar es un ejercicio para nuestro Espíritu. Es como fortalecer los bíceps por ejemplo; debes comenzar poco a poco, con secuencias y repeticiones contantes y periódicas de mancuernas (oraciones), e ir subiendo de intensidad (dedicación) dependiendo al punto de desarrollo (espiritual) que desees llegar.

Entonces es sencillo. Cuando ores busca elevar tu estado espiritual a niveles energéticos que representen sentimentalmente lo que significa Dios para ti. Estos niveles energéticos se presentan en nosotros como sentimientos hacia Dios de: amor, admiración, agradecimiento, alabanza, reconocimiento de su supremacía (sumisión), poderío, señorío, entrega total a Él, etc.

Por esta razón las oraciones no son de petición; si estás “hablando con Dios” y estás dolido, preocupado, sufriendo, etc., tu nivel espiritual no estará para nada alto; no te servirá de mucho (piensa sinceramente qué porcentaje de veces te ha servido esa forma de “orar”)

Pero no puedo terminar sin aclarar una duda o molestia que puedes tener en tu cabeza: la oración del Padre Nuestro parece “pedigüeña”. Me atengo a lo que dijo Jesús de no pedir, y por lo tanto me atrevo a ajustar la traducción y sacar mi oración personal de “reconocimiento y compromiso” hacia Dios. Te la explico con los sentimientos implícitos que deben inundar nuestro interior en cada frase:
“Cuando ores, reconoce y siente dentro de ti el poder de Dios en tu vida; quédate así un rato y listo. Es lo único que se necesita.” PAGR2013

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 16 de octubre del 2013
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5 comentarios:

  1. Que Hermosura, para expandir literalmente la alegría, el bienestar, el agradecimiento y el compromiso que sentí solo leyéndole, la verdad agradeciendo ando... a Dios y a Usted por estar, gracias mil. Dios le Bendiga.

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  2. Una de las cosas más básicas que puede haber en la vida es manejar correctamente nuestra relación con Dios. No nos lo enseñan... Aprendamos la teoría leyendo este artículo. Queda de Uds. llevarlo a la práctica... Mil gracias otra vez, Maestro

    Carmen Elisa

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  3. Gracias dios padre, como no seguir buscandote, si cada vez que leo algun escrito o escucho a mi maestro PEDRO GOMEZ, mi verdadero ser se deleita y se llena de vida y logro sentirte en lo mas profundo de mi ser invitandome a quedarme sumergido en ti,,, gracias por permitirme saber de ti a travez de el, por que me permites sentirte ,,,,

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  4. Ya lo imprimí para enseñárselo a mi hijo mayor de 6 años. Excelente artículo, Maestro. Que Dios le siga bendiciendo por todo lo que hace.
    Namasté
    Pue Fang

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  5. Maestro, sin duda uno de tus artículos más sublimes..... Le doy gracias a Dios por el privilegio de poder escucharte de cerca y por tener a la mano tus invalorables artículos, como una de las más valiosas herramientas de reflexión y de aprendizaje. Namasté

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