Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Creo que ya he escrito sobre el juzgar,
pero voy de nuevo debido a algunos acontecimientos. Aquí voy simplemente a
definirlo desde el punto de vista operativo; no voy a dar las razones del
porqué lo hacemos, ni las consecuencias que acarrea, ni la forma de cómo
evitarlo.
El emitir juicio (o juzgar) muchas
personas lo asocian de forma coloquial con la crítica destructiva. Pero en
realidad es mucho más amplio que esta.
Dentro de un ámbito espiritual/religioso,
muchas personan buscan trabajar esta actitud para erradicarla de su conducta.
Pero si no se entiende bien lo que significa, desde un contexto real
espiritual, se puede caer en definiciones personales, subjetivas e ingenuas que
llevan a trabajar otra cosa que en realidad no es el juzgar.
Utilizaremos como siempre el contexto
cristiano y La Biblia como libro de texto.
La exhortación directa a dejar de juzgar,
la hace el mismo Jesús cuando sus discípulos le preguntaban qué debían hacer ellos
para ganarse este estado de paz con el que relacionamos al Cielo. El “no
juzgar” sería unos de los lineamientos necesarios dictados por Jesús como
mandamientos del Padre.
Mateo 7:1-5
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
5 !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
5 !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Y aquí debería comenzar la confusión. ¿Qué significa realmente el juzgar?
Muchos detractores de las religiones (en
especial del cristianismo), apuntan a que el mismo Jesús más de una vez se
molestó, echó e insultó a algunas personas que se comportaban de forma
“diferente a la esperada”. Muchas palabras dichas a fariseos, maestros de la ley
y otras personalidades religiosas; parecerían juicio de Jesús hacia ellas. El mismo
arrebato de Jesús en el tempo, echando a mercaderes y cambistas, parecía
consecuencia de un juicio de Jesús hacia ellos.
Si no se entiende de forma contextualizada
toda la doctrina cristiana, es muy fácil criticarla (juzgarla) tomando partes
aisladas de ella para desvirtuarla desde la ignorancia (ojo, no estoy juzgando
a nadie)
Para comenzar a entender la idea del
juzgar hay que tomar otra máxima espiritual general y utilizarla para poder
definir:
1 Samuel 16:7
La Biblia
de las Américas (LBLA)
"Pero el Señor dijo a
Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he
desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la
apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón."
Si planteamos que el hecho de “no juzgar”
debemos hacerlo como principio espiritual; es porque el juzgar resulta impropio
hacia Dios. Pero entonces, si Dios solo “mira los corazones”, es por nuestros corazones por donde nosotros
nos mostramos a Dios (lo que Dios ve de nosotros).
Con esto tan sencillo, ahora podemos
darnos cuenta de que el juzgar es un
acto que va más allá de las acciones (físicas o verbales), es una actitud de
corazón. Eso es lo que Dios ve.
Muchas personas, sin la guía apropiada de crecimiento espiritual, tratan
ingenuamente de cumplir con el precepto de no juzgar con la simple acción de no
emitir palabras o incluso pensamientos hacia lo que ellos perciben como errado,
equivocado o malo. Se puede estar perdiendo el tiempo. Recordemos que más de
una vez se ha planteado el hecho de que un crecimiento espiritual nunca se
puede llevar a cabo de forma autodidacta o por libros de autoayuda.
Cualquiera de nosotros puede hacer el
esfuerzo de quedarse callado ante una situación; pero lo que de verdad le
importa a Dios (lo que Él ve) no es la apariencia de sumisión o de silencio;
sino lo que la persona siente en ese momento en su corazón.
El
juzgar es un proceso de corazón, no de palabras o de acciones. Si ante alguna situación o persona,
sentimos en nuestro corazón algún disgusto, indignación, rabia, celos, ira;
pues estaremos juzgando a pesar de estar mordiéndonos la lengua o a pesar de
mirar a otro lado. Lo que sentimos en nuestro corazón es lo que mira Dios.
Esta interpretación correcta es lo que
permite entender que el “no juzgar” no significa (ni ha significado nunca)
desconocer que algo o alguien está actuando de forma incorrecta. Si hay alguna
situación que se está produciendo de forma incorrecta, pues debemos utilizar
los lineamientos establecidos para corregirla o evitarla; eso es hacer lo
correcto. Pero la diferencia está en hacer un correctivo con justicia y con
razón; o hacerlo con rabia, orgullo, rencor o sentimiento de venganza. En el
último caso se está juzgando (desde el corazón).
Entonces, se puede actuar con mucha
determinación para corregir algo incorrecto o se pueden llegar a decir palabras
fuertes; para enseñar o aleccionar. Pero si dichas acciones no salen de sentimientos
difíciles de corazón, pues espiritualmente no se está juzgando. Ese es el caso
de Jesús.
Es importante recalcar esto siempre, porque el “no juzgar” no significa aguantar
una situación inapropiada o dañina. Debemos siempre tomar las acciones correctas
necesarias para remediar lo que no debe ser, pero con un corazón lo más limpio
posible.
El hecho de no entender esto, causa que
muchas veces encontremos a personas sumidas en las peores situaciones,
sintiéndose muy mal de corazón, pero calladas. Ese corazón con malestar está
“juzgando a gritos”; nuevamente el silencio de la voz no sirve de nada.
El concepto mal entendido del “no juzgar”,
lleva a muchas personas a solo callarse y en esa actitud la vida se les va al
traste, porque no consiguen la paz espiritual que esperan. En su corazón siguen
juzgando.
Por muy molesto que a veces pareciera
Jesús enseñando y dejando las cosas claras, no evitó que su amor hacia nosotros
y hacia Dios le permitiera aceptar su muerte en la cruz. Si de verdad nos
hubiera juzgado desde su corazón, posiblemente hubiera vuelto a ejercer la
carpintería dejando todo de lado (tonterías mías)
Es muy fácil malinterpretar las enseñanzas
espirituales sin la guía apropiada y el tiempo que se pierde es irrecuperable.
Pero finalmente, ahora bien entendido el
concepto operativo del juzgar, ¿es suficiente?
Se darán cuenta de que no basta
entenderlo. Posiblemente la actitud de no juzgar tal vez sea una consecuencia
de un crecimiento espiritual, más que una tarea a realizar.
Si bien debemos seguir haciendo el
esfuerzo humano de quedarnos callados y no emitir juicios innecesarios; la cosa
no se puede quedar allí.
Nuestro esfuerzo real (en el caso de
nosotros los cristianos) se debe centrar en seguir, en conjunto, las enseñanzas
completas de Jesucristo.
Es en esta práctica de vida correctamente
operacionalizada con la que alcanzaremos un corazón cristiano. Un corazón, que
más que esforzarse, simplemente actúa correctamente. Entonces, poco a poco, nos
encontraremos no juzgando.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
19 de julio del 2014.Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
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Palabras
claves: juzgar, sermón, jesús, corazón, sentimientos,
Gracias Maestro por sus enseñanzas. Que Dios le bendiga por siempre y que nos bendiga para conprenderlas y aplicarlas Feliz Día! Namasté. Jacque
ResponderEliminarNamaste.
ResponderEliminarGracias por esta enseñanza Maestro. Lo importante es alinear nuestro corazón con la palabra y las acciones.
Namasté Maestro , pienso y siento que me ayudo y me ayudará mucho el artículo en el futuro , gracias
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