Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
En mis terapias de sanación, sea la que
sea, lo primero que hago es dejar que la persona hable. Es necesario, no solo
para saber el porqué viene a terapia; sino para entender su situación de vida
en contexto.
Una de las cosas que busco es que me hable
de su relación con Dios. ¿Cómo lo ve? ¿Cómo se lleva con Él? ¿Cuál es su
práctica? ¿Cómo siente que Él le está ayudando?; entre otras cosas. Muchas
veces la primera sesión simplemente se desarrolla como un “ajuste espiritual”.
Una vez una señora me preguntó sobre cómo
lo que estábamos hablando sobre Dios le iba a ayudar con su problema físico de
rodilla. Yo le pude dar la respuesta “energética” que siempre brindo: “... la relación suya con Dios de alguna manera dibuja el estado de su
séptimo chakra. Esto define la cantidad de energía que entra en su cuerpo y que
tiene disponible para sanar. Yo como sanador debo saber con cuánta energía
contamos.”
Si una persona tiene una buena relación
con Dios, pues tendrá un “buen séptimo
chakra”. Entonces, a través de este chakra entrará un buen caudal de energía
vital a su sistema energético; que no solo le permitirá gozar de un bienestar
aceptable, sino que le será útil si tiene procesos de sanación que se deben reforzar.
Pero resulta que está señora había hecho
referencia a una vida espiritual importante dentro de su fe cristiana; así que
me aventuré a darle la siguiente explicación, más mística y profunda, que
definitivamente no es para todo el mundo.
Si utilizamos argumentos espirituales para
sanar, debemos hacer referencias a escrituras sagradas. Dentro de nuestro
cristianismo, pues a La
Santa Biblia.
Muchas personas cuando están en problemas,
en enfermedad, en preocupación; acuden a Dios en busca de ayuda. Eso es lo
normal. ¿Pero es lo que corresponde? ¿Hay algún requisito para que esto sea
posible? Revisemos una enseñanza de nuestro libro de texto:
Mateo 6:25-33
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida,
qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de
vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni
siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No
valéis vosotros mucho más que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se
afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad
los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su
gloria se vistió así como uno de ellos.
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se
echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de
poca fe?
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o
qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero
vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas.
En este pasaje, Jesús nos habla tanto de las necesidades cotidianas como
de las especiales; y plantea la idea de que Dios Padre puede, de alguna forma,
proveerlas sin que nos “afanemos” por ellas.
Antes de seguir debo contextualizar bien
el concepto de “no afanarse”. Este se refiere más a “no obsesionarse”, a “no
angustiarse”; pero nunca se refiere a “no hacer nada”. De hecho, hay que
procurar lo que queremos, pero aquí se plantea que el éxito de dicha procura se
antecede por una condición; “buscar primero el reino de Dios y su
justicia”. Luego debemos hacer por tenerlo.
Y la pregunta debería ser aquí: ¿qué
significa el reino de Dios y su justicia? ¿Cómo se busca? o ¿cómo se entra en
él?
En nuestro libro texto también está bien explicado.
Debemos hacer referencia a los capítulos
5, 6 y 7 del Evangelio de Mateo, en los cuales se narra lo que se conoce como
“el Sermón del Monte”. En ellos, Jesús les dice a sus discípulos lo que deben
hacer para entrar en el reino de los cielos (el reino de Dios). Y termina
dichos pasajes con la afirmación que necesitamos:
Mateo 7:21
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos.
Precisamente para entrar en
los cielos, debemos hacer la voluntad del Padre. Y la voluntad del Padre es lo
que Jesús acababa de instruir en los versículos anteriores al citado. Les
recuerdo solo algunas de esas cosas: no juzgar, poner la otra mejilla, amar a
tus enemigos, no pecar, etc., etc., etc.
Recapitulo. Cuando
necesitemos algo (bienestar, por ejemplo) y queremos que Dios nos ayude (lo
provea) --> debemos primero hacer su voluntad (cumplir con los lineamientos
del Sermón del Monte)
Generalmente lo hacemos al
revés: Estamos mal --> pedimos a Díos --> y si se cumple le
agradeceremos y creeremos en Él.
Primer lo primero. Una buena relación con Dios, lo que es igual a una vida
dentro de un crecimiento espiritual que nos permita enfrentar la
situaciones que vivimos con nuestros dones espirituales; es lo que nos va a permitir
recibir y disfrutar de la ayuda de Dios para satisfacer nuestras
necesidades. Para un cristiano nunca es al revés.
Esta verdad espiritual es
lo que define a un cristiano:
“Un verdadero
cristiano no es pedigüeño; sino que con su comportamiento correcto se trasforma
en un merecedor de las bendiciones de Dios.” #PAGR2014
Dios te siga bendiciendo.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
03 de agosto del 2014.
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc
@pagr777 @AdamaConsc
Palabras
claves: pedir, reino, Dios, justicia, añadidura, lineamientos, cristiano.
Namasté Maestro.
ResponderEliminarEstas son las típicas cosas que "sabemos", pero que generalmente hacemos al revés; recordarnos de Dios cuando ya tenemos el agua al cuello.
¡Cuanta falta le hace a la gente poner a Dios primero! Cuando eso se hace, se obtiene un grado de humildad que luego permite afrontar la vida con menos sufrimiento.
Unos de los pasajes de la Biblia que más me gustan (hay muchos que me fascinan) es el que citas, Mateo 7:21. Porque siento que a través de ese pasaje se le hace justicia a millones de personas de otras religiones que, aunque no conocen a Jesús (en consecuencia no lo pueden llamar "Señor"), sí siguen sus enseñanzas, siendo humildes, no juzgando, poniendo la otra mejilla... Es, para mí, un mensaje de inclusión a todos los seres que se comportan de un modo espiritualmente correcto, aunque nuestra iglesia los excluya.
CEH
Bueas noches maestro.
ResponderEliminar¿Cómo está?
Excelente como siempre!!! Me gustaria que me explicará eso de: "poner la otra mejilla". Me podria dar un ejemplo?
Gracias.