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viernes, 26 de junio de 2015

Jesús y el divorcio – Marcos 10:1-11



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
 
El matrimonio y el divorcio siempre han sido temas álgidos que han creado disputas, descontentos y distanciamientos de personas con sus prácticas religiosas.

Ahora, nuevamente, me atrevo a aclarar una cita bíblica que habla de esos temas, pero lo haré desde el aspecto místico; bajo la pena de utilizar conceptos que las iglesias cristianas modernas no aceptan. Estos conceptos forman parte del cristianismo primigenio; y son indispensables para entender las enseñanzas originarias de Jesús.

Este tipo de explicaciones no desvirtúa las enseñanzas de Nuestro Señor; sino que por el contrario le dan un enfoque completo donde los lineamientos espirituales dejan de parecer “criterios humanos de algunas instituciones religiosas particulares”. Estoy seguro de que este escrito le servirá a muchos de ustedes; pero probablemente otros se molesten conmigo.

Presento a continuación la cita bíblica por excelencia donde Jesús enseña sobre el divorcio (y por tanto del matrimonio):

Marcos 10:1-11
Nueva Versión Internacional (NVI)

1 Jesús partió de aquel lugar y se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Otra vez se le reunieron las multitudes, y como era su costumbre, les enseñaba.
2 En eso, unos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron:
—¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa?
3¿Qué les mandó Moisés? —replicó Jesús.
4 —Moisés permitió que un hombre le escribiera un certificado de divorcio y la despidiera —contestaron ellos.
5 —Esa ley la escribió Moisés para ustedes por lo obstinados que son —aclaró Jesús—. 6 Pero al principio de la creación Dios “los hizo hombre y mujer”. 7 “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, 8 y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.” Así que ya no son dos, sino uno solo. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
10 Vueltos a casa, los discípulos le preguntaron a Jesús sobre este asunto.
11 —El que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera —respondió—. 12 Y si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con otro, comete adulterio.


Primera enseñanza: Él “... les enseñaba”

Y la cita comienza relatando que iba mucha gente donde estaba Jesús y “como era su costumbre, Él les enseñaba”. La costumbre de Jesús no era enjuiciar, ni criticar, ni mucho menos poner a unos en contra de otros; sino que era simplemente dejar en claro el porqué de las cosas.

Por cierto, como se pueda acotar, su costumbre tampoco era “hacer milagros”. Jesús enseñaba a la gente a vivir como cristianos; para que la vida de cada uno y por su puesto la misma muerte, fueran un milagro. ¿Qué mayor milagro puede haber que llegar al Cielo luego de morir?

Así que lo que le sigue al texto es simplemente la explicación de una realidad; nunca ha sido un juicio para penalizar a nadie.


Segunda enseñanza: “¿Qué les mandó Moisés?”

Esto lo he recalcado en otros artículos. Cuando a Jesús se le acercaban  judíos (fariseos en este caso), Él les aclaraba sus dudas (o las zancadillas que le ponían) apelando a la Ley de Moisés, que le corresponde a los judíos.

Pero cuando hablada con sus seguidores (siendo Él el Cristo), allí sí salía la verdadera enseñanza cristiana.

Así que el resto de ese párrafo es enseñanza del Antiguo Testamento; y se refiere al mismo Génesis.


Tercera enseñanza: “...y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.”

¿Pero cómo es posible que cuando un hombre y una mujer se unen, pasan a ser un solo cuerpo? ¿Qué significa un solo cuerpo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?

La mayoría de las personas argumentan que la individualidad no se pierde dentro de un matrimonio; de hecho que hay que cultivarla y permitirles a cada uno su espacio para poder sobre llevarla. Pues ¿quién puede decir que no? Por lo menos es cierto desde el punto de vista humano/terrenal.

Pero una unión entre un hombre y una mujer dista muchísimo de ser una unión entre seres humanos. La unión entre un hombre y una mujer, establecida desde el primer encuentro sexual, es una unión de seres que son más que cuerpo físico, mente, emociones y energías. Un matrimonio es una unión de las almas de uno con el otro.

La unión es una experiencia que escapa del plano terrenal; y por eso desde siempre se ha buscado bendecirla con ceremonias espirituales.

Y en esos planos no-terrenales, una de las cosas que se fusionan en una unión entre dos personas, es lo que se conoce como el “Karma”. Sí, porque dentro del cristianismo originario también se hablaba de Karma; aunque hoy en día se haya “podado y disfrazado” con los términos de Pecado y Bendiciones.

A nivel místico, el karma conforma uno de nuestros “cuerpos sutiles”. Por eso es correcto decir que cuando un hombre y una mujer se unen, AMBOS LLEGARÁN A SER (TENER) UN SOLO CUERPO (KARMICO); el cual será la sumatoria de los karmas de ambos.

Se sabe dentro del misticismo (mucho antes del cristianismo), que en una unión cada uno adopta el karma del otro; y por lo tanto no es extraña esta referencia de Jesús como Maestro Místico.


Necesidad de la unión espiritual

Y de aquí viene la razón por la cual es EXTREMADAMENTE RECOMENDABLE, llevar una unión entre hombre y mujer desde bases y parámetros religiosos y espirituales.

Es sabido que el karma nos condiciona en alguna proporción todas las cosas que nos suceden en la vida.

Siempre lo hace de forma aleccionadora; pero a veces son lecciones duras y otras gratificantes. Y hasta no haber aprobado todas las lecciones, no podemos llegar al Cielo (al igual que nuestra noción del Pecado)

Si llegar al Cielo implica haber limpiado nuestros pecados; de la misma forma significa haber sanado nuestros karmas.

Pero ¿cuál es la única forma de sanar nuestros karmas? Pues viviendo una vida bajo un compromiso serio de lineamientos espirituales y de práctica religiosa. Lo siento, es así; duélale a quien le duela, la práctica religiosa también es necesaria. Una vida llevada de esta forma permite sanar los karmas y no crear nuevos.

Si en una unión dos personas comparten sus karmas, más les vale que ambos se afanen a sanarlos en conjunto. Y esto lo podrán hacer viviendo con la mayor “correctitud” posible a nivel espiritual y religioso. Lavar la “ropa sucia” entre dos personas, siempre será más fácil; trabajo en equipo.

Y esta es la razón (que he simplificado al máximo) por la que a los matrimonios bendecidos espiritualmente se les exhorta a permanecer juntos dentro del lazo matrimonial espiritual que se establezca. Bajo este compromiso, se puede entre dos limpiar el karma más fácil.


La bendición religiosa de la unión

Pero la bendición religiosa en una unión no es solo una obligación. Cuando se puede realizar y  se recibe, suceden dos cosas:

1)    La bendición busca establecer un compromiso espiritual entre los conyugues (el uno con el otro); y de cada uno de ellos con Dios. Un matrimonio siempre tiene 3 miembros: conyugue 1, conyugue 2 y Dios. Recordemos que es una situación espiritual no humano.
2)    La bendición impregna de “muchas energía especial espiritual” a la unión, facilitando el abordaje espiritual de cualquier situación que se sucedan en la unión. Por eso nunca es despreciable renovar los votos.

Hay veces en las cuales esta bendición de la unión no es posible, o está negada para ciertos grupos religiosos en circunstancias particulares. Pero si la propia fe y el compromiso de los conyugues es fuerte, se pueden apoyar ellos mismos recibiendo las bendiciones de Dios.

Además, religiones son lo que sobran. Y algunas sí están con corazón abierto, lista para acoger a los que son echados a patadas cuando buscan a Dios bajo otros techos. ¡Pónganse las pilas!


Entonces, ¿es pecado divorciarse?

Imaginemos por un momento. Un hombre y una mujer, cada uno con su cesta de ropa sucia (karma negativo); los cuales deciden unirse (y no hablo de matrimonio; les recuerdo que una sola relación sexual es suficiente).

Desde ese momento, el hombre no queda solo su karma; sino que va a tener adicionalmente sobre sus hombros el karma de la mujer. Y de la misma forma la mujer; quedará con su propio karma más el karma del hombre.

(Nota: cuida con quien tienes sexo; te puedes echar un karma sobre tus hombros que puede destrozarte la vida y la de tus hijos)

Pero entonces ¿qué pasa si después de la unión, cada quien decide irse por su cuenta con su propio karma más el adoptado del otro? Aquí no vale devolverle nada a nadie.

¿Es prudente dicha separación? ¿Se les va a hacer la vida más fácil estando lejos uno del otro? ¿No sería acaso mejor que persistieran en la relación planteada espiritualmente, esforzándose y apoyándose en sanar las situaciones de vida que ya estarán condicionadas por el karma de ambos?

Llegados a este punto se puede ver que el divorcio, más que pecado, es una gran desventaja a nivel kármico/espiritual para cada uno de los divorciados.

Ambos divorciados quedan por su cuenta con el karma del otro; y a pesar de la separación, siguen con el compromiso de limpiarlo, pero ahora de forma solitaria.

Porque una vez establecido el lazo kármico y compartido el karma entre los dos, queda fijo a pesar de que no se vean más. No hay ni voluntad humana que rompa esa unión kármica, ni una sentencia de divorcio, ni una separación física.

Este hecho no es un castigo; es simplemente como ocurren las cosas. Listo.

Por eso Jesús refiere la frase: “Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”; la cual sería mejor leerla como “... lo que se ha unido por las leyes de Dios, es imposible que lo pueda separar el hombre.”

Jesús, en la cita bíblica, nunca dijo que divorciarse fuera pecado; Él simplemente dejó claro (enseñó) las consecuencias de esa acción. Ya todo esto causa suficientes problemas como para que Jesús venga a echarle más piedras encima.


¿Aguantar, aguantar y aguantar?

Debería decir que sí es importante permanecer dentro de una unión de pareja, haciendo todo el esfuerzo necesario para llevarla con bien. Pero para que eso fuera posible, deberíamos ver a nuestro matrimonio como “un escenario espiritual compartido” y tendríamos que vivirlo de esa forma; no como seres humanos terrenales/mentales/emocionales, sino como seres espirituales.

Vivir nuestra unión desde el enfoque espiritual significa que cada interacción que tengamos con nuestra pareja debe estar enmarcada en lineamientos espirituales (por ejemplo dentro de enseñanzas cristianas); y además que en cada situación difícil, busquemos la forma de remediarlas o de enmendarlas en las mismas enseñanzas espirituales.

Pero vamos a sincerarnos; ¿este enfoque espiritual es común en las parejas de hoy en día? Tristemente no. Puede serlo tal vez de un lado, pero difícilmente de ambos.

En un matrimonio religioso, PapáDios es uno de esos invitados que van a la ceremonia pero que no volvemos a ver más. Hasta un buen día que sacamos las fotos para recordar y nos damos cuenta que estamos casamos por la iglesia; o hasta que nos va mal y comenzamos a buscarlo sin éxito. El contacto con Dios también se pierde.

Y entonces se presenta el dilema; ¿hay que seguir intentándolo una y otra vez de forma desordenada (sin lineamientos espirituales correctos) o de forma correcta pero sin el apoyo del otro? Probablemente eso nos traiga más daños que beneficios. ¿O acaso es mejor bajarse del tren?

Cada quien con su respuesta. Pero recuerda que Dios no juzga. Nosotros sufrimos las consecuencias de nuestros desatinos; incluso cuando escogemos parejas con quien acostarnos.


Cuarta enseñanza: “... se comete adulterio”

En los últimos versículos del texto bíblico, Jesús habla con sus discípulos (aquellos que sí pretendían ser cristianos). Allí les deja claro el resto de la enseñanza y les explica cómo va lo del adulterio.

Voy a tratar de esquematizarlo. Inventaré los nombres.

(En una unión)
Santiago se une con Josefa
El karma de Santiago termina siendo: karma de Santiago + karma de Josefa
El karma de Josefa termina siendo: karma de Josefa + karma de Santiago

(Adulterio)
Santiago comete adulterio con otra mujer (Rita)
El Karma de Santiago termina siendo: karma de Santiago + karma de Josefa + karma de Rita

(Pero como el lazo kármico entre Santiago y Josefa sigue establecido, por lo tanto...)
El karma de Josefa termina siendo: Karma de Josefa + karma de Santiago + karma de Rita
(Sin que Josefa siquiera conozca a Rita y sin que nadie se entere)

(Si Santiago sigue sus deslices con Beatriz, con Verónica, con Laura, con Susana...)
La pobre e inocente Josefa tendrá en su karma: karma de Josefa + karma de Santiago + karma de Beatriz + karma de Verónica + karma de Laura + karma de Susana + ...)

Ufff... Pobre Josefa.

Pero si Josefa fuera “la ligera de cascos”, tendríamos que decir entonces “pobre de Santiago”; ya que se aplica a la inversa de la misma forma. Ni pensar si ambos (Santiago y Josefa) hacen de las suyas... se suman de lado a lado.

Esto es lo que produce el adulterio; y a igual que el contagio kármico, es la forma en que suceden las cosas, no es una maldición.

Pero como los lazos una vez establecidos no se rompen por medios humanos; aunque las personas se separen y consigan otras parejas, los contagios continúan. Y a esto se refería Jesús cuando explicada a sus discípulos:

11 —El que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera —respondió—. 12 Y si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con otro, comete adulterio.

Podemos darnos cuenta, que si bien las consecuencias del adulterio se consideran luego de estar establecida la unión; como este contagio no depende del matrimonio sino de una unión física (sexual); una persona con “mucha experiencia sexual” previa al matrimonio no llegará solo al altar; sino que vendrá con una “larga cola kármica” de todos con los que ha estado.

En nuestro ejemplo, si la pobre Josefa deja a Santiago y decide unirse al virginal Carlos, en el primer encuentro, Carlos quedará con el karma de:

= karma de Carlos (propio) + karma de Josefa + karma de Santiago + karma de Beatriz + karma de Verónica + karma de Laura + karma de Susana + ...


“Ten cuidado con quien estás en la cama, porque estarás a la vez con todas sus parejas anteriores; y cada una de ellas marcará tu futuro kármico.” (PAGR)

Yo sé que no es fácil este tema; pero a lo mejor ahora se comienzan a entender el porqué de conceptos que parecían retrógrados, tales como: castidad, virginidad, fidelidad, elegir bien a la pareja, etc.


Jesús y los divorciados

Me voy a remitir a lo expresado aquí y a lo dicho alguna vez por Jesús.

1)    Podríamos decir que “pecado” es aquello que te aleja o retarda tu llegada al Padre (a los Cielos)
2)    Si nos llenamos cada vez más de karma, nos va a tomar más “tiempo/esfuerzo” sanarlo y por lo tanto se verá retardada nuestra llegada al Padre.
3)    Al unirnos con alguien cargamos con su karma; y por lo tanto vamos a necesitar más “tiempo/esfuerzo” para sanarlo. A pesar de esta sobrecarga, la unión tiene sus ventajas; porque la limpieza entre dos se puede realizar más fácil y rápido. Claro, siempre y cuando sepan hacerlo.
4)    El divorcio dificulta a los involucrados el sanar el karma que alguna vez adoptaron del otro; porque igual lo van a tener que hacer, pero ahora cada quien por su cuenta. Por lo tanto, les va a costar más “tiempo/esfuerzo” llegar al Cielo.
5)    El adulterio, adiciona más karma en cada persona; por lo tanto va a ser más difícil sanarlo; esto retarda la llegada al Padre en función del “tiempo/esfuerzo” aplicado en limpiarlo.
6)    Por esto, tanto los divorciados como a los adúlteros tendrán más cuesta arriba llegar al Cielo, por todo el peso kármico que llevan. Entonces, se pudiera decir que “son más pecadores” por el simple hecho de que les va a costar más sanar sus karmas; los mismos que los alejan del Cielo.

Pero... ¿qué dijo Jesús una y otra vez?

Marcos 2:17
Nueva Versión Internacional (NVI)

Al oírlos, Jesús les contestó:

—No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos sino a pecadores.

¡Eureka! Si Jesús vino por enfermos y pecadores, jamás podría apartar de su lado a los divorciados y adúlteros que quisieran estar con Él.

Y esa cercanía propiciada por el mismo Jesús hacia los pecadores, es precisamente porque las enseñanzas y prácticas cristianas permiten, de forma inmejorable, sanar cualquier karma (pecado) que tengamos.

Cualquier persona, con su “esfuerzo” real y comprometido de una vida cristiana verdadera (en preceptos y en acciones correspondientes) puede ahorrarse muchísimo “tiempo” en llegar al Padre; sea divorciado, haya sido adultero o lo que sea.

Entonces, ¿por qué algunas iglesias alejan a “estos pecadores” del encuentro con Jesús en los sacramentos? Son precisamente “estos pecadores” los que pudieran aprovechar al máximo a Nuestro Señor Jesús.

Yo me pregunto: ¿pretenden las iglesias acaso que el Maestro se vuelva a molestar y entre en los templos a derribar nuevamente todo?


Recuperándonos de una separación

Es un hecho que una separiación generalmente no es lo mejor que se puede hacer; pero más que un pecado es una grandísima desventaja para los involucrados.

Pero para eso vino Jesús; para proponernos salvación si actuamos como Él lo propone.

Por cualquier pecado que cometamos, por cualquier destino que retarde nuestra llegada a Dios; si nos aferramos a Jesús en cuerpo y alma, el abogará ante su Padre que está en los Cielos y Él mismo nos preparará morada.

El seguir las enseñanzas de Jesús a pie juntillas, siempre ha sido lo que nos puede salvar; no de asuntos terrenales, sino de lo que duele más: que es estar alejado de Dios.


Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 25 de junio del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves: matrimonio, Jesús, divorcios, divorciados, adulterio, adúlteros, pecado, karma, Cielo, Dios, pecado, pecadores, fariseos

martes, 23 de junio de 2015

¿Cuándo nos ama Jesús? – Juan 14:21-24

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
 

¿Jesús nos ama a todos por igual? ¿Siempre? Las respuestas compulsivas a estas dos preguntas pudieran ser: sí, sí. Pero permítanme contextualizarlas en los siguientes versículos de nuestra Santa Biblia.

Juan 14:21-24
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

(y Jesús decía...) 21 “El que tiene Mis mandamientos y los guarda, ése es el que Me ama; y el que Me ama será amado por Mi Padre; y Yo lo amaré y Me manifestaré a él.”

22 Judas (no el Iscariote) Le dijo: “Señor, ¿y qué ha pasado que Te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?23 Jesús le respondió: “Si alguien Me ama, guardará Mi palabra; y Mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada. 24 El que no Me ama, no guarda Mis palabras; y la palabra que ustedes oyen no es Mía, sino del Padre que Me envió.

 
Comencemos primero por centrarnos en la primera estrofa.

El que tiene Mis mandamientos y los guarda, ése es el que Me ama;
y el que Me ama será amado por Mi Padre;
y Yo lo amaré y Me manifestaré a él.

Aquí no es muy difícil dibujar la secuencia o las condiciones indicadas por el mismo Jesús:
Alguien” cuando “guarda” sus mandamientos, ama a Jesús (entonces) Dios ama a ese “alguien” (entonces) Jesús ama a ese “alguien” y se manifestará en él.

Si leemos en orden inverso, vemos que:

Jesús ama “a aquel” que su Padre ama;
y su Padre ama “a aquel” que guarda la palabra de Jesús;

y como consecuencia...

Jesús ama “a aquel” que guarda su palabra y gracias a eso se manifestará en él;
¡¡¡Jesús no ama a todo el mundo!!!

Siempre ha sido un error creer que Jesús nos ama simplemente porque sí. Él mismo Jesús lo aclara en esta cita bíblica y en muchas otras.

Pero esta es una primera enseñanza; aún hay otras.

Segunda enseñanza: Mandamientos de Jesús

Para la segunda enseñanza, tenemos que aclarar qué significa

"... aquel que tiene Mis mandamientos y los guarda ..."

Tampoco es muy difícil: “guardar los mandamientos” significa: seguirlos; honrarlos; hacerlos parte de la vida; comprometerse en cumplirlos; vivirlos en cada segundo de existencia. No significa “guardarlos” en una gaveta.

Eso significa que "debemos vivir diariamente" los mandamientos de Jesús; para que de esta forma el Padre nos ame y por lo tanto Jesús también nos ame.

Pero aún falta un poco más de esta segunda enseñanza. ¿A qué se refiere Jesús con “sus mandamientos”?

A esta pregunta, las personas tienen a responder haciendo referencia a los Diez Mandamientos de las tablas de Moisés. Aclaremos una vez más por esta vía: esos mandamientos eran de Moises (del Antiguo Testamento); no eran de Jesús.

Y está muy claro en los Evangelios. Cuando un judío le preguntaba a Jesús cuál era la forma correcta de comportarse, Jesús le recordaba los mandamientos de Moisés; o se los resumía en dos: amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo.

Pero cuando alguien, habiendo cumplido los mandamientos de Moisés, quería seguir a Jesús directamente; entonces se convertía en un potencial “cristiano” (discípulo de Jesús). Y a todo cristiano, Jesús mismo le dió mandamientos adicionales. Estos mandamientos son los presentados por Jesús a sus discípulos en el “Sermón del Monte” (Mateo 5,6 y 7)

Si volvemos a resumir, para amar a Jesús y desmostrárselo (no solo de la boca para afuera) tenemos que vivir bajo los mandamientos que Él mismo nos dio en el “Sermón del Monte”; no solo con los de las tablas de Moisés. Solo entonces, Dios Padre nos amará y Jesús también.


Jesús, una experiencia personal

Pero falta algo importante; los dos versículos finales.

Judas (uno de sus discípulos) extrañado, hace alusión a que Jesús se va a manifestar únicamente en los discípulos que guarden sus mandamientos, (de forma personal); y no así en el resto del mundo.

Aquí Jesús deja muy claro que Él se manifestará junto con el Padre (“harán morada”) solo en los que siguen sus mandamientos, de forma personal e individual; y no en "todo el mundo".

Jesús es una experiencia personal.

Pero ¿cuántas veces se llama a Jesús para que venga a resolver los problemas del mundo (o algunos asuntos personales) y Él no parece acudir?
Está claro entonces que Jesús no tendrá ingerencia ni en las situaciones ni en las personas donde no se cumplan sus mandamientos; ni Él ni su Padre “harán morada”. ¡Qué descubrimiento! ¿no?

Lamentablemente hemos adoptado (o nos han vendido) un cristianismo más idealizado y menos comprometido. Nos han vendido la idea de que Dios y Jesús nos aman sin esperar nada a cambio.

Y lo sé; es duro para la gente comenzar a entender que la verdadera enseñanza cristiana no es ni ingenua ni infantil. Debemos madurar en nuestra fe y comprometernos como adultos.

No tenemos ganado el Cielo porque Dios sea bueno:

Mateo 7:21
Nueva Versión Internacional (NVI)

No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el Cielo” (final del Sermón del Monte)

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 22 de junio del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves: sermón del monte, Jesús, Moises, mandamientos, tablas, ama

sábado, 20 de junio de 2015

El paralítico sanado – Juan 5:1-14

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
 
Aquí quiero traer una de esas enseñanzas cristianas que se pueden extraer de nuestra Santa Biblia. Pero como a todo texto sagrado, a nuestra Biblia hay que leerla y entenderla con la visión correcta.

Hay enseñanzas en cada estrofa; pero para poder entenderlas, hay que tener un contexto amplio y apropiado; no solo del significado de las palabras, sino de nuestro propio cristianismo.

Lo que traigo aquí es la narración de aquel pasaje que habla sobre el paralítico, que esperada cerca de un estanque para ser sanado por sus aguas milagrosas en el momento propicio. Lo trascribo:

Juan 5:1-14
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

1 Después de esto, se celebraba una fiesta de los Judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 2 Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, un estanque que en Hebreo se llama Betesda que tiene cinco pórticos. 3 En éstos estaba en el suelo una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua; 4 porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera. 5 Estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.

6 Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo: “¿Quieres ser sano?”

7 El enfermo Le respondió: “Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.

8 Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda.9 Al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y comenzó a andar. Pero aquel día era día de reposo.

10 Por eso los Judíos decían al que había sido sanado: “Es día de reposo, y no te es permitido cargar tu camilla.” 11 Pero él les respondió: “El mismo que me sanó, me dijo: ‘Toma tu camilla y anda.’ 12 Le preguntaron: “¿Quién es el hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y anda’?”

13 Pero el que había sido sanado no sabía quién era, porque Jesús, sin que se dieran cuenta, se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar. 14 Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.”

Te pido ahora que lo leas de nuevo y hagas tu propia reflexión sobre lo que esta historia te presenta.

(... segundos más tarde)

Como en cualquier escritura sagrada, la lectura se puede hacer desde diferentes ópticas o niveles. El entenderla, depende del contexto espiritual que el lector tenga.

Si la lectura se hace con muy poco contexto espiritual (es decir desde una visión muy humana y terrenal) la enseñanza no aflora; malinterpretándose el significado de la misma.

Por ejemplo; es muy probable que muchas personas vean en este pasaje una narración de uno de los milagros que hizo Jesús. Y esto les pueda llevar a tener confianza de que Jesús también les pueda llegar a cumplir los milagros que le pida. Lamentablemente esta es la visión menos espiritual que se le puede hacer a este pasaje.

Todo cristiano verdadero sabe que Jesús vivo a predicar el evangelio, a enseñar; no a hacer milagros. Y Él mismo lo decía cuando lo buscaban para hacer milagros:

Lucas 4:42-43
Reina-Valera 1960 (RVR1960)

42 Cuando ya era de día, (Jesús) salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos.
43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.


La verdadera enseñanza

Pero entonces, si el pasaje del paralítico no únicamente una presentación de un milagro, ¿dónde está o cuál es la enseñanza? Aquí voy.

Para explicar la enseñanza, voy a reescribir el texto desenmarañando las metáforas.

Entraba Jesús en un lugar donde había muchas personas enfermas (ciegas, cojas y paralíticas) que esperaban ser sanadas.

Pero sanar dependía de un hecho fortuito; no dependía directamente de los enfermos. Primero, el Ángel del Señor debía venir en algún momento a tocar las aguas del estanque; y segundo, los enfermos debían competir entre ellos con la suerte que solo uno de ellos pudiera sanar. Literalmente un milagro.

Pero entre todos los que allí estaban, Jesús no se fijó en cualquier enfermo. El texto dice que le llamó la atención aquel que tenía “tanto tiempo enfermo y esperando por ese milagro”.

Entonces Jesús le preguntó: ¿Quieres ser sano?

Y el enfermo comenzó a decirle a Jesús, de forma lastimera, que no había tenido suerte. Que no podía llegar a la piscina porque era el más débil de todos; y que para colmo, nadie lo ayudaba y él dependía de que alguien se apiadara de su persona y lo ayudara a llegar primero a la piscina para que pudiera sumergirse y así sanar. Es decir, el paralítico le expuso las mil y una excusas, planteándose él mismo como el ser más desafortunado del lugar.

Una de las cosas que más "le molestaba" a Jesús eran las personas “lastimeras”. Y la frase siguiente del texto, más allá de ser un conjuro mágico que levantara al paralítico, fue uno de los regaños más grandes que Jesús le diera a cualquier enfermo. Jesús le gritó:

Levántate, toma tu camilla y anda”

Esta frase encierra toda la verdadera enseñanza; y ante esta, resulta intrascendente si el paralítico se pusiera de pie o se hubiera dormido.

La frase de Jesús hay que entenderla completa en sus tres partes:

  • Levántate”: deja de dar lástima...
  • toma tu camilla”: toma lo que representa tu enfermedad (la camilla), llévala encima y no dejes que te detenga; no “te apoyes de ellas para quedarte sin hacer nada”...
  • y anda”: y sigue viviendo.

En esta simple frase, Jesús nos enseña la actitud correcta que debemos mantener en la vida a la hora de querer sanar cualquier situación en la cual podamos “sentirnos paralizados o estancados”.

Cuántas personas hay, quienes a la hora de pretender sanar, se ponen cientos de excusas alegando sus debilidades, incapacidades, problemas “para desplazarse”, inseguridades; y esperan que todo pase milagrosamente para comenzar a sentirse bien. Todos estos argumentos representan a “la camilla”.


La actitud correcta para ser sanados

En la actitud que tenía el paralítico, está claramente representada la actitud de muchas personas que buscan “ser sanados” en vez de buscar “sanar” con su propio esfuerzo bien enmarcado en la enseñanza.

No se trata de simplemente esforzarse; porque cualquiera podría argumentar que el paralítico estaba haciendo mucho esfuerzo estando allí e intentando llegar a la piscina. Todo esfuerzo real que sana, debe estar enmarcado en la enseñanza espiritual.

Tristemente cuando muchas personas se enferman (término general para expresar cualquier tipo de malestar); estas esperan tumbados en el suelo, sobre una camilla (metafóricamente hablando) a que se produzca un milagro de Dios (un ángel de dios venga y toque las aguas). Y no solo eso, sino que para colmo esperan que alguien “les lleve” hacia ese milagro. Estas personas son los propios “paralíticos” a la hora de procurar su propio bienestar.

Una de las cosas que Jesús enseñó, es que nuestro bienestar o nuestro malestar depende de nosotros. Que no podemos depender de cosas mágicas, sino de nuestro esfuerzo personal en conseguir nuestro propio bienestar. Podemos tener ayudas, debemos tener enseñanzas; pero éstas debemos recorrerlas con nuestros propios pies. No podemos quedarnos llorando nuestras miserias, tumbados en el piso o haciendo siempre lo mismo sin ningún esfuerzo adicional o diferente bien enfocado.


Enseñanza adoptada, más que milagro

Hay comprobaciones adicionales que permiten identificar a este hecho como una enseñanza adoptada y no como un milagro concedido. Es la enseñanza adoptada de la “no pasividad lastimera a la hora de querer sanar”, la que en realidad produjo el milagro.

El mismo hecho de que Jesús se perdiera en la multitud luego que el paralítico sanó, es una referencia soslayada de que no se quiere identificar a Jesús como quien procuró el hecho.

Y si analizamos todos los otros milagros de Jesús, los beneficiarios de los milagros conocían a priori la divinidad de Jesús. Una vez que ocurrían los milagros, era el mismo Jesús quien les decía a los beneficiarios que había sido su misma fe en Él, lo que les había sanado. En nuestro caso del estanque; el paralítico no conocía a Jesús (versículos 12 y 13); por lo tanto no le tenía esa fe sanadora necesaria.


Pero aún me falta comentar un trozo aprovechable de enseñanzas. En el versículo 14 se presenta una de las pocas veces (si no la única documentada) donde Jesús advierte a alguien que había sido sanado, que si no se enmendaba, le iba a ir peor...

Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.”

Y esto es típico de cuando se consigue sanación por esfuerzo propio gracias a alguna enseñanza adoptada. Un milagro se considera una ganancia por fe, no se plantean obligaciones posteriores más allá de no volver a pecar, ya que se corre el riesgo de repetir el daño.

Pero cuando Jesús da una enseñanza personal (y se la dio al paralítico), si quien la recibe no la honra a toda costa, pues el castigo es mucho peor de lo que se tenía. Aquí cabe la frase “nobleza obliga”.


Finalmente

Ahora puedes volver a leer todo el pasaje y entenderlo realmente. Pretendo que en este punto esté clara la diferencia entre entender de forma personal un texto sagrado; y hacerlo con el contexto correcto de lo que la enseñanza plantea. Dos niveles diferentes de una misma lectura sagrada.

Dios permita que te pueda seguir interesando más aprender, que solo leer.

Si quieres sanar con la ayuda de Dios, que no te detengan tus miserias. Son ellas a las que debes sanar y por tanto debes cargarlas con todo su peso y recorrer el camino hacia Dios. No permitas que ellas, ni nada, ni nadie te paralice; ni tus miedos, ni tu comodidad, ni tus dependencias, ni tus limitaciones.” (“Enseñanzas Secretas de Jesús”)

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 20 de junio del 2015
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Palabras-claves: piscina, paralítico, camilla, anda, estanque Jesús, Betesda, sanado, sanar, miserias.