Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
El matrimonio y
el divorcio siempre han sido temas álgidos que han creado disputas,
descontentos y distanciamientos de personas con sus prácticas religiosas.
Ahora, nuevamente,
me atrevo a aclarar una cita bíblica que habla de esos temas, pero lo haré desde
el aspecto místico; bajo la pena de utilizar conceptos que las iglesias
cristianas modernas no aceptan. Estos conceptos forman parte del cristianismo
primigenio; y son indispensables para entender las enseñanzas originarias de
Jesús.
Este tipo de
explicaciones no desvirtúa las enseñanzas de Nuestro Señor; sino que por el
contrario le dan un enfoque completo donde los lineamientos espirituales dejan
de parecer “criterios humanos de algunas instituciones religiosas
particulares”. Estoy seguro de que este escrito le servirá a muchos de
ustedes; pero probablemente otros se molesten conmigo.
Presento a continuación
la cita bíblica por excelencia donde Jesús enseña sobre el divorcio (y por tanto
del matrimonio):
Marcos 10:1-11
Nueva Versión Internacional (NVI)
1 Jesús partió de aquel lugar y se fue a la región de
Judea y al otro lado del Jordán. Otra vez se le reunieron las multitudes, y
como era su costumbre, les enseñaba.
2 En eso, unos fariseos se le acercaron y, para ponerlo
a prueba, le preguntaron:
—¿Está permitido que un hombre se divorcie de su
esposa?
3 —¿Qué les mandó Moisés? —replicó Jesús.
4 —Moisés permitió que un hombre le escribiera un
certificado de divorcio y la despidiera —contestaron ellos.
5 —Esa ley la escribió Moisés para ustedes por lo
obstinados que son —aclaró Jesús—. 6 Pero al principio de la creación Dios “los hizo
hombre y mujer”. 7 “Por
eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, 8 y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.” Así que ya no son dos, sino uno solo. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre.
10 Vueltos a casa, los discípulos le preguntaron a Jesús
sobre este asunto.
11 —El que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete
adulterio contra la primera —respondió—. 12 Y si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con
otro, comete adulterio.
Primera
enseñanza: Él “... les enseñaba”
Y la cita
comienza relatando que iba mucha gente donde estaba Jesús y “como era su
costumbre, Él les enseñaba”. La costumbre de Jesús no era enjuiciar, ni
criticar, ni mucho menos poner a unos en contra de otros; sino que era
simplemente dejar en claro el porqué de las cosas.
Por cierto, como
se pueda acotar, su costumbre tampoco era “hacer milagros”. Jesús enseñaba a la
gente a vivir como cristianos; para que la vida de cada uno y por su puesto la
misma muerte, fueran un milagro. ¿Qué mayor milagro puede haber que llegar al
Cielo luego de morir?
Así que lo que le
sigue al texto es simplemente la explicación de una realidad; nunca ha sido un
juicio para penalizar a nadie.
Segunda enseñanza: “¿Qué les mandó Moisés?”
Esto lo he
recalcado en otros artículos. Cuando a Jesús se le acercaban judíos (fariseos en este caso), Él les
aclaraba sus dudas (o las zancadillas que le ponían) apelando a la Ley de Moisés, que le
corresponde a los judíos.
Pero cuando
hablada con sus seguidores (siendo Él el Cristo), allí sí salía la verdadera
enseñanza cristiana.
Así que el resto
de ese párrafo es enseñanza del Antiguo Testamento; y se refiere al mismo
Génesis.
Tercera enseñanza: “...y los dos llegarán a ser un
solo cuerpo.”
¿Pero cómo es
posible que cuando un hombre y una mujer se unen, pasan a ser un solo cuerpo?
¿Qué significa un solo cuerpo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo?
La mayoría de las
personas argumentan que la individualidad no se pierde dentro de un matrimonio;
de hecho que hay que cultivarla y permitirles a cada uno su espacio para poder
sobre llevarla. Pues ¿quién puede decir que no? Por lo menos es cierto desde el
punto de vista humano/terrenal.
Pero una unión
entre un hombre y una mujer dista muchísimo de ser una unión entre seres
humanos. La unión entre un hombre y una mujer, establecida desde el primer
encuentro sexual, es una unión de seres que son más que cuerpo físico, mente,
emociones y energías. Un matrimonio es una unión de las almas de uno con el
otro.
La unión es una
experiencia que escapa del plano terrenal; y por eso desde siempre se ha
buscado bendecirla con ceremonias espirituales.
Y en esos planos
no-terrenales, una de las cosas que se fusionan en una unión entre dos personas,
es lo que se conoce como el “Karma”. Sí, porque dentro del cristianismo
originario también se hablaba de Karma; aunque hoy en día se haya “podado y disfrazado”
con los términos de Pecado y Bendiciones.
A nivel místico,
el karma conforma uno de nuestros “cuerpos sutiles”. Por eso es correcto decir
que cuando un hombre y una mujer se unen, AMBOS LLEGARÁN A SER (TENER) UN SOLO CUERPO
(KARMICO); el cual será la sumatoria de los karmas de ambos.
Se sabe dentro
del misticismo (mucho antes del cristianismo), que en una unión cada uno adopta
el karma del otro; y por lo tanto no es extraña esta referencia de Jesús como
Maestro Místico.
Necesidad de la unión espiritual
Y de aquí viene
la razón por la cual es EXTREMADAMENTE RECOMENDABLE, llevar una unión entre
hombre y mujer desde bases y parámetros religiosos y espirituales.
Es sabido que el
karma nos condiciona en alguna proporción todas las cosas que nos suceden en la
vida.
Siempre lo hace de
forma aleccionadora; pero a veces son lecciones duras y otras gratificantes. Y hasta
no haber aprobado todas las lecciones, no podemos llegar al Cielo (al igual que
nuestra noción del Pecado)
Si llegar al Cielo
implica haber limpiado nuestros pecados; de la misma forma significa haber
sanado nuestros karmas.
Pero ¿cuál es
la única forma de sanar nuestros karmas? Pues viviendo una vida bajo un
compromiso serio de lineamientos espirituales y de práctica religiosa. Lo
siento, es así; duélale a quien le duela, la práctica religiosa también es
necesaria. Una vida llevada de esta forma permite sanar los karmas y no crear
nuevos.
Si en una unión
dos personas comparten sus karmas, más les vale que ambos se afanen a sanarlos en
conjunto. Y esto lo podrán hacer viviendo con la mayor “correctitud” posible a
nivel espiritual y religioso. Lavar la “ropa sucia” entre dos personas, siempre
será más fácil; trabajo en equipo.
Y esta es la
razón (que he simplificado al máximo) por la que a los matrimonios bendecidos
espiritualmente se les exhorta a permanecer juntos dentro del lazo matrimonial
espiritual que se establezca. Bajo este compromiso, se puede entre dos limpiar
el karma más fácil.
La bendición religiosa de la unión
Pero la bendición
religiosa en una unión no es solo una obligación. Cuando se puede realizar
y se recibe, suceden dos cosas:
1) La bendición busca establecer un
compromiso espiritual entre los conyugues (el uno con el otro); y de cada uno
de ellos con Dios. Un matrimonio siempre tiene 3 miembros: conyugue 1, conyugue
2 y Dios. Recordemos que es una situación espiritual no humano.
2) La bendición impregna de “muchas energía
especial espiritual” a la unión, facilitando el abordaje espiritual de
cualquier situación que se sucedan en la unión. Por eso nunca es despreciable
renovar los votos.
Hay veces en las
cuales esta bendición de la unión no es posible, o está negada para ciertos
grupos religiosos en circunstancias particulares. Pero si la propia fe y el
compromiso de los conyugues es fuerte, se pueden apoyar ellos mismos recibiendo
las bendiciones de Dios.
Además,
religiones son lo que sobran. Y algunas sí están con corazón abierto, lista
para acoger a los que son echados a patadas cuando buscan a Dios bajo otros
techos. ¡Pónganse las pilas!
Entonces, ¿es pecado divorciarse?
Imaginemos por un momento. Un hombre y una mujer, cada uno con su cesta
de ropa sucia (karma negativo); los cuales deciden unirse (y no hablo de
matrimonio; les recuerdo que una sola relación sexual es suficiente).
Desde ese
momento, el hombre no queda solo su karma; sino que va a tener adicionalmente
sobre sus hombros el karma de la mujer. Y de la misma forma la mujer; quedará
con su propio karma más el karma del hombre.
(Nota: cuida con
quien tienes sexo; te puedes echar un karma sobre tus hombros que puede
destrozarte la vida y la de tus hijos)
Pero entonces
¿qué pasa si después de la unión, cada quien decide irse por su cuenta con su propio
karma más el adoptado del otro? Aquí no vale devolverle nada a nadie.
¿Es prudente
dicha separación? ¿Se les va a hacer la vida más fácil estando lejos uno del
otro? ¿No sería acaso mejor que persistieran en la relación planteada
espiritualmente, esforzándose y apoyándose en sanar las situaciones de vida que
ya estarán condicionadas por el karma de ambos?
Llegados a
este punto se puede ver que el divorcio, más que pecado, es una gran desventaja
a nivel kármico/espiritual para cada uno de los divorciados.
Ambos divorciados
quedan por su cuenta con el karma del otro; y a pesar de la separación, siguen
con el compromiso de limpiarlo, pero ahora de forma solitaria.
Porque una vez
establecido el lazo kármico y compartido el karma entre los dos, queda fijo a
pesar de que no se vean más. No hay ni voluntad humana que rompa esa unión
kármica, ni una sentencia de divorcio, ni una separación física.
Este hecho no es
un castigo; es simplemente como ocurren las cosas. Listo.
Por eso Jesús
refiere la frase: “Por tanto, lo que Dios
ha unido, que no lo separe el hombre”; la cual sería mejor leerla como “... lo que se ha unido por las leyes de
Dios, es imposible que lo pueda separar el hombre.”
Jesús, en la cita
bíblica, nunca dijo que divorciarse fuera pecado; Él simplemente dejó claro
(enseñó) las consecuencias de esa acción. Ya todo esto causa suficientes
problemas como para que Jesús venga a echarle más piedras encima.
¿Aguantar, aguantar y aguantar?
Debería decir que
sí es importante permanecer dentro de una unión de pareja, haciendo todo el
esfuerzo necesario para llevarla con bien. Pero para que eso fuera posible, deberíamos
ver a nuestro matrimonio como “un escenario espiritual compartido” y tendríamos
que vivirlo de esa forma; no como seres humanos
terrenales/mentales/emocionales, sino como seres espirituales.
Vivir nuestra unión desde el enfoque espiritual
significa que cada interacción que tengamos con nuestra pareja debe estar
enmarcada en lineamientos espirituales (por ejemplo dentro de enseñanzas
cristianas); y además que en cada situación difícil, busquemos la forma de
remediarlas o de enmendarlas en las mismas enseñanzas espirituales.
Pero vamos a
sincerarnos; ¿este enfoque espiritual es común en las parejas de hoy en día?
Tristemente no. Puede serlo tal vez de un lado, pero difícilmente de ambos.
En un matrimonio religioso, PapáDios es uno de esos
invitados que van a la ceremonia pero que no volvemos a ver más. Hasta un buen
día que sacamos las fotos para recordar y nos damos cuenta que estamos casamos
por la iglesia; o hasta que nos va mal y comenzamos a buscarlo sin éxito. El
contacto con Dios también se pierde.
Y entonces se
presenta el dilema; ¿hay que seguir intentándolo una y otra vez de forma
desordenada (sin lineamientos espirituales correctos) o de forma correcta pero
sin el apoyo del otro? Probablemente eso nos traiga más daños que beneficios.
¿O acaso es mejor bajarse del tren?
Cada quien con su
respuesta. Pero recuerda que Dios no juzga. Nosotros sufrimos las consecuencias
de nuestros desatinos; incluso cuando escogemos parejas con quien acostarnos.
Cuarta enseñanza: “... se comete adulterio”
En los últimos
versículos del texto bíblico, Jesús habla con sus discípulos (aquellos que sí
pretendían ser cristianos). Allí les deja claro el resto de la enseñanza y les
explica cómo va lo del adulterio.
Voy a tratar de
esquematizarlo. Inventaré los nombres.
(En una unión)
Santiago se une con Josefa
El karma de Santiago termina
siendo: karma de Santiago + karma de Josefa
El karma de Josefa termina
siendo: karma de Josefa + karma de Santiago
(Adulterio)
Santiago comete adulterio
con otra mujer (Rita)
El Karma de Santiago termina
siendo: karma de Santiago + karma de Josefa + karma de Rita
(Pero como el lazo kármico entre
Santiago y Josefa sigue establecido, por lo tanto...)
El karma de Josefa termina
siendo: Karma de Josefa + karma de Santiago + karma de Rita
(Sin que Josefa siquiera conozca
a Rita y sin que nadie se entere)
(Si Santiago sigue sus
deslices con Beatriz, con Verónica, con Laura, con Susana...)
La pobre e inocente Josefa
tendrá en su karma: karma de Josefa + karma de Santiago + karma de Beatriz +
karma de Verónica + karma de Laura + karma de Susana + ...)
Ufff... Pobre Josefa.
Pero si Josefa
fuera “la ligera de cascos”, tendríamos que decir entonces “pobre de Santiago”;
ya que se aplica a la inversa de la misma forma. Ni pensar si ambos (Santiago y
Josefa) hacen de las suyas... se suman de lado a lado.
Esto es lo que
produce el adulterio; y a
igual que el contagio kármico, es la forma en que suceden las cosas, no es una
maldición.
Pero como los
lazos una vez establecidos no se rompen por medios humanos; aunque las personas
se separen y consigan otras parejas, los contagios continúan. Y a esto se
refería Jesús cuando explicada a sus discípulos:
11 —El que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete
adulterio contra la primera —respondió—. 12 Y si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con
otro, comete adulterio.
Podemos darnos
cuenta, que si bien las consecuencias del adulterio se consideran luego de
estar establecida la unión; como este contagio no depende del matrimonio sino
de una unión física (sexual); una persona con “mucha experiencia sexual” previa
al matrimonio no llegará solo al altar; sino que vendrá con una “larga cola
kármica” de todos con los que ha estado.
En nuestro
ejemplo, si la pobre Josefa deja a Santiago y decide unirse al virginal Carlos,
en el primer encuentro, Carlos quedará con el karma de:
= karma de Carlos (propio) +
karma de Josefa + karma de Santiago + karma de Beatriz + karma de Verónica +
karma de Laura + karma de Susana + ...
“Ten cuidado con quien estás en la cama, porque
estarás a la vez con todas sus parejas anteriores; y cada una de ellas marcará
tu futuro kármico.” (PAGR)
Yo sé que no es
fácil este tema; pero a lo mejor ahora se comienzan a entender el porqué de
conceptos que parecían retrógrados, tales como: castidad, virginidad,
fidelidad, elegir bien a la pareja, etc.
Jesús y los divorciados
Me voy a remitir
a lo expresado aquí y a lo dicho alguna vez por Jesús.
1) Podríamos decir que “pecado” es aquello
que te aleja o retarda tu llegada al Padre (a los Cielos)
2) Si nos llenamos cada vez más de karma, nos
va a tomar más “tiempo/esfuerzo” sanarlo y por lo tanto se verá retardada
nuestra llegada al Padre.
3) Al unirnos con alguien cargamos con su
karma; y por lo tanto vamos a necesitar más “tiempo/esfuerzo” para sanarlo. A
pesar de esta sobrecarga, la unión tiene sus ventajas; porque la limpieza entre
dos se puede realizar más fácil y rápido. Claro, siempre y cuando sepan hacerlo.
4) El divorcio dificulta a los involucrados
el sanar el karma que alguna vez adoptaron del otro; porque igual lo van a
tener que hacer, pero ahora cada quien por su cuenta. Por lo tanto, les va a
costar más “tiempo/esfuerzo” llegar al Cielo.
5) El adulterio, adiciona más karma en cada
persona; por lo tanto va a ser más difícil sanarlo; esto retarda la llegada al
Padre en función del “tiempo/esfuerzo” aplicado en limpiarlo.
6) Por esto, tanto los divorciados como a los
adúlteros tendrán más cuesta arriba llegar al Cielo, por todo el peso kármico
que llevan. Entonces, se pudiera decir que “son más pecadores” por el simple
hecho de que les va a costar más sanar sus karmas; los mismos que los alejan
del Cielo.
Pero... ¿qué dijo
Jesús una y otra vez?
Marcos 2:17
Nueva Versión Internacional (NVI)
Al oírlos,
Jesús les contestó:
—No son
los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a
llamar a justos sino a pecadores.
¡Eureka! Si Jesús
vino por enfermos y pecadores, jamás podría apartar de su lado a los
divorciados y adúlteros que quisieran estar con Él.
Y esa cercanía
propiciada por el mismo Jesús hacia los pecadores, es precisamente porque las
enseñanzas y prácticas cristianas permiten, de forma inmejorable, sanar
cualquier karma (pecado) que tengamos.
Cualquier persona, con su “esfuerzo” real y
comprometido de una vida cristiana verdadera (en preceptos y en acciones
correspondientes) puede ahorrarse muchísimo “tiempo” en llegar al Padre; sea
divorciado, haya sido adultero o lo que sea.
Entonces, ¿por qué
algunas iglesias alejan a “estos pecadores” del encuentro con Jesús en los
sacramentos? Son precisamente “estos pecadores” los que pudieran aprovechar al
máximo a Nuestro Señor Jesús.
Yo me pregunto:
¿pretenden las iglesias acaso que el Maestro se vuelva a molestar y entre en
los templos a derribar nuevamente todo?
Recuperándonos de una separación
Es un hecho que una separiación generalmente no es lo mejor que se puede hacer; pero más que un pecado es una
grandísima desventaja para los involucrados.
Pero para eso
vino Jesús; para proponernos salvación si actuamos como Él lo propone.
Por cualquier
pecado que cometamos, por cualquier destino que retarde nuestra llegada a Dios;
si nos aferramos a Jesús en cuerpo y alma, el abogará ante su Padre que está en
los Cielos y Él mismo nos preparará morada.
El seguir las enseñanzas
de Jesús a pie juntillas, siempre ha sido lo que nos puede salvar; no de
asuntos terrenales, sino de lo que duele más: que es estar alejado de Dios.
Namasté
Pedro A. Gómez
Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
25 de junio del 2015
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Palabras-claves:
matrimonio, Jesús, divorcios, divorciados, adulterio, adúlteros, pecado, karma,
Cielo, Dios, pecado, pecadores, fariseos