Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Aquí
quiero traer una de esas enseñanzas cristianas que se pueden extraer
de nuestra Santa Biblia. Pero como a todo texto sagrado, a nuestra
Biblia hay que leerla y entenderla con la visión correcta.
Hay
enseñanzas en cada estrofa; pero para poder entenderlas, hay que
tener un contexto amplio y apropiado; no solo del significado de las
palabras, sino de nuestro propio cristianismo.
Lo
que traigo aquí es la narración de aquel pasaje que habla sobre el
paralítico, que esperada cerca de un estanque para ser sanado por
sus aguas milagrosas en el momento propicio. Lo trascribo:
Juan 5:1-14
Nueva Biblia
Latinoamericana de Hoy (NBLH)
1
Después de esto,
se celebraba una fiesta de los Judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
2 Hay en
Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, un estanque que en
Hebreo se llama Betesda que tiene cinco pórticos.
3 En éstos
estaba en el suelo una multitud de enfermos, ciegos, cojos y
paralíticos que esperaban el movimiento del agua; 4
porque un ángel
del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua;
y el primero que descendía al estanque después del movimiento del
agua, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera. 5
Estaba allí un
hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
6
Cuando Jesús lo
vio acostado allí y
supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición,
le dijo: “¿Quieres ser sano?”
7
El enfermo Le
respondió: “Señor,
no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es
agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.”
8
Jesús le dijo:
“Levántate, toma
tu camilla y anda.”
9
Al instante el
hombre quedó sano, y tomó su camilla y comenzó a andar. Pero aquel
día era día de reposo.
10
Por eso los
Judíos decían al que había sido sanado: “Es día de reposo, y no
te es permitido cargar tu camilla.” 11
Pero él les
respondió: “El mismo que me sanó, me dijo: ‘Toma tu camilla y
anda.’ 12
Le preguntaron:
“¿Quién es el hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y anda’?”
13
Pero el que había
sido sanado no sabía quién era, porque Jesús, sin que se dieran
cuenta, se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar.
14
Después de esto
Jesús lo halló en el templo y le dijo: “Mira,
has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.”
Te
pido ahora que lo leas de nuevo y hagas tu propia reflexión sobre lo
que esta historia te presenta.
(...
segundos más tarde)
Como
en cualquier escritura sagrada, la lectura se puede hacer desde
diferentes ópticas o niveles. El entenderla, depende del contexto
espiritual que el lector tenga.
Si
la lectura se hace con muy poco contexto espiritual (es decir desde
una visión muy humana y terrenal) la enseñanza no aflora;
malinterpretándose el significado de la misma.
Por
ejemplo; es muy probable que muchas personas vean en este pasaje una
narración de uno de los milagros que hizo Jesús. Y esto les pueda
llevar a tener confianza de que Jesús también les pueda llegar a
cumplir los milagros que le pida. Lamentablemente esta es la visión
menos espiritual que se le puede hacer a este pasaje.
Todo
cristiano verdadero sabe que Jesús vivo a predicar el evangelio, a
enseñar; no a hacer milagros. Y Él mismo lo decía cuando lo
buscaban para hacer milagros:
Lucas 4:42-43
Reina-Valera 1960
(RVR1960)
42
Cuando ya era de
día, (Jesús) salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le
buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera
de ellos.
43
Pero él les
dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio
del reino de Dios; porque
para esto he sido enviado.
La
verdadera enseñanza
Pero
entonces, si el pasaje del paralítico no únicamente una
presentación de un milagro, ¿dónde está o cuál es la enseñanza?
Aquí voy.
Para
explicar la enseñanza, voy a reescribir el texto desenmarañando las
metáforas.
Entraba Jesús en un lugar donde
había muchas personas enfermas (ciegas, cojas y paralíticas) que
esperaban ser sanadas.
Pero sanar dependía de un hecho
fortuito; no dependía directamente de los enfermos. Primero, el
Ángel del Señor debía venir en algún momento a tocar las
aguas del estanque; y segundo, los enfermos debían competir entre
ellos con la suerte que solo uno de ellos pudiera sanar.
Literalmente un milagro.
Pero entre todos los que allí
estaban, Jesús no se fijó en cualquier enfermo. El texto dice que
le llamó la atención aquel que tenía “tanto tiempo enfermo y
esperando por ese milagro”.
Entonces Jesús le preguntó:
¿Quieres ser sano?
Y el enfermo comenzó a decirle a
Jesús, de forma lastimera, que no había tenido suerte. Que no podía
llegar a la piscina porque era el más débil de todos; y que para
colmo, nadie lo ayudaba y él dependía de que alguien se apiadara de
su persona y lo ayudara a llegar primero a la piscina para que
pudiera sumergirse y así sanar. Es decir, el paralítico le
expuso las mil y una excusas, planteándose él mismo como el ser
más desafortunado del lugar.
Una
de las cosas que más "le molestaba" a Jesús eran las personas
“lastimeras”. Y la frase siguiente del texto, más allá
de ser un conjuro mágico que levantara al paralítico, fue uno de
los regaños más grandes que Jesús le diera a cualquier enfermo.
Jesús le gritó:
“Levántate, toma tu camilla y
anda”
Esta
frase encierra toda la verdadera enseñanza; y ante esta, resulta
intrascendente si el paralítico se pusiera de pie o se hubiera
dormido.
La
frase de Jesús hay que entenderla completa en sus tres partes:
- “Levántate”: deja de dar lástima...
- “toma tu camilla”: toma lo que representa tu enfermedad (la camilla), llévala encima y no dejes que te detenga; no “te apoyes de ellas para quedarte sin hacer nada”...
- “y anda”: y sigue viviendo.
En
esta simple frase, Jesús nos enseña la actitud correcta que debemos
mantener en la vida a la hora de querer sanar cualquier situación en
la cual podamos “sentirnos paralizados o estancados”.
Cuántas
personas hay, quienes a la hora de pretender sanar, se ponen cientos
de excusas alegando sus debilidades, incapacidades, problemas “para
desplazarse”, inseguridades; y esperan que todo pase milagrosamente
para comenzar a sentirse bien. Todos estos argumentos representan a
“la camilla”.
La
actitud correcta para ser sanados
En
la actitud que tenía el paralítico, está claramente representada
la actitud de muchas personas que buscan “ser sanados” en vez de
buscar “sanar” con su propio esfuerzo bien enmarcado en la
enseñanza.
No
se trata de simplemente esforzarse; porque cualquiera podría
argumentar que el paralítico estaba haciendo mucho esfuerzo estando
allí e intentando llegar a la piscina. Todo esfuerzo real que
sana, debe estar enmarcado en la enseñanza espiritual.
Tristemente
cuando muchas personas se enferman (término general para expresar
cualquier tipo de malestar); estas esperan tumbados en el suelo,
sobre una camilla (metafóricamente hablando) a que se produzca un
milagro de Dios (un ángel de dios venga y toque las aguas). Y no
solo eso, sino que para colmo esperan que alguien “les lleve”
hacia ese milagro. Estas personas son los propios “paralíticos”
a la hora de procurar su propio bienestar.
Una
de las cosas que Jesús enseñó, es que nuestro bienestar o nuestro
malestar depende de nosotros. Que no podemos depender de cosas
mágicas, sino de nuestro esfuerzo personal en conseguir nuestro
propio bienestar. Podemos
tener ayudas, debemos tener enseñanzas; pero éstas debemos
recorrerlas con nuestros propios pies.
No podemos quedarnos llorando nuestras miserias, tumbados en el piso
o haciendo siempre lo mismo sin ningún esfuerzo adicional o
diferente bien enfocado.
Enseñanza
adoptada, más que milagro
Hay
comprobaciones adicionales que permiten identificar a este hecho como
una enseñanza adoptada y no como un milagro concedido. Es la
enseñanza adoptada de la “no pasividad lastimera a la hora de
querer sanar”, la que en realidad produjo el milagro.
El
mismo hecho de que Jesús se perdiera en la multitud luego que el
paralítico sanó, es una referencia soslayada de que no se quiere
identificar a Jesús como quien procuró el hecho.
Y
si analizamos todos los otros milagros de Jesús, los beneficiarios
de los milagros conocían a
priori la divinidad de
Jesús. Una vez que ocurrían los milagros, era el mismo Jesús quien
les decía a los beneficiarios que había sido su misma fe en Él, lo
que les había sanado. En nuestro caso del estanque; el
paralítico no conocía a Jesús
(versículos 12 y 13);
por lo tanto no le tenía esa fe sanadora necesaria.
Pero
aún me falta comentar un trozo aprovechable de enseñanzas. En el
versículo 14 se presenta una de las pocas veces (si no la única
documentada) donde Jesús advierte a alguien que había sido sanado,
que si no se enmendaba, le
iba a ir peor...
“Mira, has sido sanado; no
peques más, para que no te suceda algo peor.”
Y
esto es típico de cuando se consigue sanación por esfuerzo propio
gracias a alguna enseñanza adoptada. Un milagro se considera una
ganancia por fe, no se plantean obligaciones posteriores más allá
de no volver a pecar, ya que se corre el riesgo de repetir el daño.
Pero
cuando Jesús da una enseñanza personal (y se la dio al paralítico),
si quien la recibe no la honra a toda costa, pues el castigo es mucho
peor de lo que se tenía. Aquí cabe la frase “nobleza obliga”.
Finalmente
Ahora
puedes volver a leer todo el pasaje y entenderlo realmente. Pretendo
que en este punto esté clara la diferencia entre entender de forma
personal un texto sagrado; y hacerlo con el contexto correcto de lo
que la enseñanza plantea. Dos niveles diferentes de una misma
lectura sagrada.
Dios
permita que te pueda seguir interesando más aprender, que solo leer.
“Si
quieres sanar con la ayuda de Dios, que no te detengan tus miserias.
Son ellas a las que debes sanar y por tanto debes cargarlas con todo
su peso y recorrer el camino hacia Dios. No permitas que ellas, ni
nada, ni nadie te paralice; ni tus miedos, ni tu comodidad, ni tus
dependencias, ni tus limitaciones.” (“Enseñanzas Secretas de
Jesús”)
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
20 de junio del 2015
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Palabras-claves:
piscina, paralítico, camilla, anda, estanque Jesús, Betesda,
sanado, sanar, miserias.
Namaste. Una interpretación que quizás nadie espera pero que , en el fondo , no está lejos de lo que Jesús nos pidió como requisito para que lo siguieramos " toma tu cruz y sigueme". Este artículo no está relacionado con esa requisito ,maestro?
ResponderEliminarNamasté Maestro.
ResponderEliminarEs impresionante cómo puede cambiar la interpretación de una lectura sagrada cuando se sube de nivel y se hace de la manera correcta. Y uno sabe que es la forma correcta porque después cualquier interpretación parece hueca y superficial.
Realmente no hay nada como entender las escrituras de la mano de un Maestro...
CEH
Namasté Maestro... ¡Excelente artículo! ¡Me encantó! Dice mucho de las enseñanzas y es bastante aprovechable... ¡Qué importante es leer la biblia con la interpretación correcta!
ResponderEliminarMuchas gracias