Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
La
parábola del “buen samaritano” es muy conocida dentro del mundo
cristiano; y es la referencia bíblica por excelencia donde Jesús
nos llama a ayudar a los que están en apuros. Ustedes tienen del
2013 un artículo de este su servidor.
Pero
como siempre planteo, en las sagradas escrituras se presentan las
enseñanzas de una forma tan magistral, que dependiendo del lector se
pueden encontrar hasta tres niveles de comprensión.
Siempre
hay un nivel cero (0), dónde los pasajes se interpretan de forma
personal e incluso literal; y la enseñanza espiritual no llega.
Luego
están los verdaderos niveles (del uno al tres). En estos,
dependiendo del discernimiento espiritual, la enseñanza llega a
distintas audiencias: al pueblo en general (seguidores - Nivel 1); a
los seguidores más comprometidos con la doctrina (discípulos -
Nivel 2); hasta a un Nivel 3 con un total componente místico.
En
el referido artículo del 2013, yo explico esta parábola desde un
Nivel 1 (a lo mejor un poco mayor: 1.5). Ahora lo voy a hacer desde
un Nivel 2 (para discípulo).
Recuerdo
la parábola:
Lucas 10:30-37Nueva
Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
Parábola del Buen
Samaritano
30 Jesús
le respondió: “Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y
cayó en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de
darle golpes, se fueron, dejándolo medio muerto. 31
Por casualidad
cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por
el otro lado del camino.
32 Del mismo
modo, también un Levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por
el otro lado del camino.
33 Pero
cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y
cuando lo vio, tuvo compasión. 34
Acercándose, le
vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y
poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo
cuidó.
35 Al
día siguiente, sacando dos denarios (salario de dos días) se los
dio al mesonero, y dijo: ‘Cuídelo, y todo lo demás que gaste,
cuando yo regrese se lo pagaré.’ 36
¿Cuál de estos
tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de
los salteadores?” 37
El intérprete de
la ley respondió: “El que tuvo misericordia de él.” “Ve y haz
tú lo mismo,” le dijo Jesús.
Desde
un primer nivel de discernimiento, la gente entiende que debemos
ayudar a los necesitados; y punto. Y eso es correcto. La idea de
ayudar a los demás es muy cristiana y debemos hacerlo cada vez que
sinceramente podamos. Esto es un poco “amar a nuestro prójimo como
a nosotros mismos”.
Pero
si recodamos otros pasajes bíblicos, encontramos uno muy
significativo:
Lucas 6:31-37
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)
“Y Jesús enseñaba...”
32
Si aman a los que los
aman, ¿qué mérito tienen?
Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33
Si hacen bien a los
que les hacen bien, ¿qué mérito tienen?
Porque también los pecadores hacen lo mismo. 34
Si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito
tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir
de ellos la misma cantidad.
35
Antes bien, amen a
sus enemigos, y hagan bien,
y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y
serán hijos del Altísimo;
porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos. 36
Sean ustedes misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.
Si
es necesario, les invito a que vuelvan a leer y tomen en cuenta lo
subrayado.
En
estos últimos versículos, se
dice expresamente que no tiene mérito (espiritual) ni amar ni ayudar
(hacer el bien) a las personas que amamos o que nos hacen bien;
o de forma más general, a las que no nos han hecho nada malo.
¡¡¡Sorpresa, lo dijo Jesús!!!
Y
si leemos un poco más abajo, en el versículo 35, encontramos que el
mérito únicamente se obtienen cuando lo hacemos a nuestros
“enemigos”; es decir cuando ayudamos o amamos a aquellos que
sentimos que nos han hecho daño; por quienes “no moveríamos ni un
dedo”.
Al
descubierto
¿Te
parece una revelación? ¿Te parece que lo que acabo de resaltar
contradice la parábola del “buen samaritano”?
Pues
no; no hay contradicción. Solo hay que saber el contexto correcto;
veamos.
Con
la parábola que nos ocupa, vemos a “un hombre que venía de
Jerusalén”; por lo tanto, no es difícil de asumir que era
judío. La expresión “...venir de...” indica más su lugar
de pertenencia, que su lugar de procedencia.
Y
como segundo actor, tenemos al oriundo de Samaria; “el
samaritano”. Es suficiente saber, que en época de Jesús, los
judíos y los samaritanos no “se podían ni ver”; ya que entre
ambos pueblos había disputas serias a nivel religioso.
Listo.
Entonces, el samaritano ayudando al judio, no era
cualquier persona ayudando a otra; sino que era alguien
ayudando a otro que se consideraba su enemigo.
¿Pero
acaso hay otras referencias bíblicas sobre samaritanos y judíos que
avalen el trato entre enemigos?. Pues sí. Simplemente cito:
Juan 4:9-10
Reina-Valera
1960 (RVR1960)
9
La mujer samaritana le dijo (a Jesús): ¿Cómo tú, siendo judío,
me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque
judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
10
Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién
es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría
agua viva.
Y
en Hechos 8:4-19, se habla de la predicación del cristianismo
en Samaria; y la descripción que se da del pueblo samaritano, no es
de las mejores.
Es
ahora, cuando llegamos a un Nivel 2 de la Biblia, que podemos
entender con certeza qué quería enseñar Jesús con la parábola
del buen samaritano: no se
refiera a la simple ayuda al prójimo, sino a amar
al enemigo.
Amar
a los que te aman
Pero
entonces, ¿no debo ayudar a los que amo? Nadie ha dicho eso.
El
amar a los que te aman, no trae mérito; pero es una obligación.
Por lo tanto, lo tenemos que hacer; y si no se hace, trae perjuicio.
Por
el contrario, si amamos y ayudamos a nuestros “enemigos” nos
convertiremos en “... hijos del Altísimo”.
Suficiente recompensa para hacer el esfuerzo, ¿o no?
Dios
les siga bendiciendo.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
03 de junio del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
Twitters:
@SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777
@AdamaConsc
Palabras-claves:
parábola, buen samaritano, samaria, judio, enemigo, altísimo.
Es una gran tarea que tenemos si consideramos a Jesús nuestro Señor. Que importante es tener un Maestro que nos ayude a entender las enseñanzas de nuestro Señor Jesús! Namaste Maestro
ResponderEliminarMaestro,
ResponderEliminarAyudar a los demás (incluyendo a nuestros "enemigos") cada vez que sinceramente podamos.
"Sinceramente" se refiere a hacerlo en función de sentimientos reales, cierto? Cuando por ejemplo el haber ayudado nos genera malestar, significa que esa ayuda se hizo se hizo en función de un pseudo-sentimiento?
Namasté
Sí. Nadie puede ayudar realmente a nadie desde el sufrimiento propio.
EliminarNamasté