Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Como se sabe, el concepto de “karma positivo” o “buen karma” no es
académicamente correcto. El karma de por sí, asumido correctamente, siempre es
bueno; bien sea por promover cosas buenas o bien sea como aprendizaje fuerte. Siempre
podemos sacarle provecho.
Pero operativamente podemos hablar de sacarle provecho de forma directa. Si
despertando malos sentimientos en los demás, cosechamos “karma negativo” (lo
cual nos va a poner el futuro difícil para que lo volvamos a intentar); por el
contrario, si hacemos sentir bien a los demás pues nos permitirá futuros más
fáciles y agradables gracias al llamado “karma positivo”. ¿Esto es directamente
así? Cuidado; explico.
Es ley
Sabemos que el karma es una energía que cultivamos gracias a nuestro trato
con los demás; y está regida por la Ley Universal de Acción y Reacción o también
conocida como Ley del Karma.
Esta energía o karma que generamos, va a ayudar a crear nuestras situaciones
futuras.
Si hacemos sentir bien a los demás, generaremos “karma positivo” y nuestro
futuro será positivo. Pero si por el contrario, nuestras acciones y omisiones
hacen sentir mal a los demás, generaremos “karma negativo” y esa energía nos
construirá un futuro difícil.
Si nos fijamos en lo básico del karma, vemos que es la misma noción del
“pecado”; en otras palabras y un poco más explicado.
Pero mucha gente no cree en esto, o simplemente otros les prometen cosas
diferentes. Pues ninguna promesa importa. Esto que explico es ley; y por lo
tanto se va a cumplir creas en eso o no, o te estén engañando o no.
Pero aún falta algo muy importante. Como es ley, lo que explico siempre
funciona siempre; estés consciente de ella o no. Esto implica que el efecto de
la ley no va a depender de si estás consciente o no de lo que haces. Ni si
quiera de tu intención.
Si estás haciendo sentir mal a cualquier persona, estarás cultivando karma
negativo y eso te afectará para mal en tu futuro, punto. No importa si “no te
estabas dando cuenta de lo que estabas haciendo”; o si “no sabías que le
molestaba”; o si “no era tu intención”.
Y es aquí donde uno realmente comienza a entender lo que es el karma. Puede
llegar el momento en que nos sucedan cosas “graves” y uno se pregunte: “pero
por qué a mí, si yo no he hecho nada malo”.
Desde “haber hecho algo malo” a “acordarse haber hecho algo malo” o a “no
haber querido hacer algo malo” parece que hay mucha diferencia; pero la
realidad el fondo es uno: “hiciste sentir mal a alguien; con o sin razón, con o
sin intención”, eso es suficiente.
Tampoco sirve la excusa de que “yo no sabía que el karma existía”, o que “a
mí me habían dicho que eso era mentira”. Lo siento por ti.
Existiera el karma o no, siempre hemos sabido que no es bueno hacer sentir
mal a los demás; y no solo eso, sino que debemos estar atentos a no hacerlo.
Con esta nueva consciencia, veamos cómo se puede aprovechar el karma.
Una vida con suerte
Seguramente te has pregunta muchas veces “¿por qué
les va tan bien a personas que hacen tanto daño a los demás?”
Esto es una realidad, aunque acoto que el bienestar de esas personas aunque
sea notorio, siempre es temporal. Y sucede por tres razones. Voy a explicar
solo una de ellas.
Imaginemos una cuenta de ahorros, donde vas depositando dinero para cuando
lo necesites.
El dinero allí acumulado te va a servir para poder disfrutar cosas que en
algún momento no pudieras pagar con tu sueldo mensual; o para enfrentar
situaciones difíciles y ayudarte a salir adelante y continuar.
Entonces, tu saldo positivo te servirá tanto para ese disfrute especial que
deseas, como para salvar momentos difíciles. ¿Bien?
Pues bien, el “karma positivo” es similar al ahorro que haces a lo largo de
tu(s) vida(s). El “karma negativo” son las deudas que vas acumulando a lo largo
de tu(s) vida(s). Tomen nota, el karma siempre es acumulativo.
Muchas veces, la “buena suerte” de alguien no parece coherente con sus
“malas acciones”. En estos casos, lo único que está pasando es que si bien la
persona puede estar acumulando deudas nuevas (karma negativo de las malas
acciones), en ese momento está “viviendo con suerte” gracias a sus “ahorros” de
karma positivo.
¿Es esto lo ideal? Pues no, pero tampoco es malo.
El único problema es que “los ahorros se van gastando”; y si no sigues
acumulando karma positivo para abonar a la cuenta, llegará un momento en que
tus deudas te ahogarán (el karma negativo) y no habrá nadie ni nada que te
pueda salvar.
No es nada fácil lidiar con el karma negativo (saldar las deudas); se
necesitaría asumir una vida espiritual realmente comprometida; y ni nuestra
sociedad ni nuestra cultura están ganadas a ello.
Por eso, a lo mejor es atractivo ahorrar y ahorra; hasta que la vida nos
lleve a buscar a Dios y aprendamos cosas nuevas. Desafortunadamente eso suele
suceder cuando ya estamos en bancarrota.
Atreaer a “la buena suerte”
Bien. Ya sabemos que puede ser muy interesante acumular karma positivo para
que nos vaya bien: para disfrutar cosas maravillosas o para salvar momentos
difíciles.
¿Cómo lo hacemos?
Recuerdo: generamos (y acumulamos) karma positivo cuando hacemos sentir
bien a los demás gracias a nuestras acciones.
Es sencillo. No es solo cosa de no hacer sentir mal a la gente (donde no se
generaría karma negativo), si no de hacerlos sentir “bien”. “Bien” quiere
decir: agradecidos, respetados, satisfechos, comprendidos, queridos, etc.
¿Solo eso?... Falta lo más importante.
Como la ley del karma actúa siempre, lo que buscaremos ahora es hacer
sentir bien a la gente “a propósito” y así tendremos karma positivo ahorrado.
Pero CUIDADO; si en ese intento de
hacer sentir bien a alguien, hacemos sentir mal a otros “sin querer o sin
saber”, pues METEMOS LA PATA HASTA LA RODILLA.
En este caso generamos “karma negativo cruzado”. Este karma cruzado se
genera cuando se crean lazos kármicos entre varias personas. Es muy complejo y
no lo puedo explicar en pocas líneas; basta decir que es extremadamente fuerte
y difícil de limpiar.
Pero esta confusión de hacer sentir bien a alguien pero mal a los demás, la
voy a aclara con un par de ejemplos cotidianos y sencillos.
Primer ejemplo.
Imaginemos un chofer de autobús, que se detiene “un momentito” en medio de
la vía para bajar o dejar subir a un pasajero. Definitivamente hizo sentir
“agradecidísimo” al pasajero, lo que le generó al chofer karma positivo.
Pero sin darse cuenta, cuando se detuvo incorrectamente entorpeció el
tránsito de cualquier cantidad de vehículos que tenía detrás. Esto seguramente
molestó a los conductores y por lo tanto se generó karma negativo con ellos; muchísimo
mayor (en cantidad y en calidad) al karma positivo generado con el pasajero.
En este ejemplo del chofer de autobús, el saldo es realmente negativo; a
pesar de que inicialmente parecía una “buena obra”.
Luego en un futuro, no cabe la pregunta: “por qué me pasa esto, si yo
incluso hacia favores.”
Y la cosa es peor, porque debido el karma cruzado, no solo tendrá karma
negativo el chofer del autobús, si no el pasajero que se subió o se bajó. A
este también le irá complicado.
Segundo ejemplo.
Imaginemos un grupo humano, defendiendo alguna causa (posiblemente buena y
lógica). Esto traería karma positivo.
Pero si en dicha defensa de la causa, las acciones que se realizan “dañan”
o siquiera “molestan” a otro grupo humano; nuevamente el saldo es más negativo
que positivo.
Nuevamente en el futuro no cabe la pregunta: “pero si la causa era noble,
por qué costó tanto o porqué estoy sufriendo esto”.
Aquí la cosa no es de quien tiene la razón o no. Lo único que vale para la Ley del Karma es que no nos
“tratamos como hermanos” sino como “enemigos”; y eso generó malestar “en
cualquiera de las partes”.
Amar a tu prójimo
¿Tonterías lo del karma positivo y negativo? Pues está resumido en el
principio de “Amar a tu prójimo como a ti mismo”
Si tú haces sentir mal a tu prójimo (a otro ser humano) pues es como si te
estuvieras haciendo daño tú (“…como a ti mismo”); y el karma negativo tarde o
temprano te lo demostrará.
Pero el problema ahora es darnos cuenta que nuestro prójimo no es solo “el
pasajero que se quería montar o bajar de la unidad”; sino cada uno de los
conductores que tenía el autobús detrás. Solo por tomar el ejemplo anterior.
El problema no es que mis prójimos son solo “mis hermanos de causa”, los que
piensan igual que yo; sino también los que piensan diferente. Son prójimos
exactamente igual, tanto uno como los otros.
Pero el gran problema real es creer que esos “consejos de buen vivir”, que
se nos presentan como “mandamientos religiosos”, se descartan de plano, por
parecer impuestos, ilógicos, absurdos, obtusos o imposibles de cumplir.
En realidad cada “mandamiento” se puede ver como una advertencia de cómo
vivir; o si no, correremos con las consecuencias.
Como hacer finalmente
Para atraer la buena suerte lo
único que tenemos que hacer es hacer sentir bien a los demás sin molestar a
nadie más.
-
Puedes ceder el paso en la calle, siempre y cuando no
molestes a nadie que venga detrás de ti.
-
Puedes bajar a alguien de tu vehículo, cuidando de no hacerlo
interrumpiendo el paso ni la circulación a nadie.
-
Respeta tanto a los peatones como a los conductores.
-
No guardes puesto en la cola a nadie; porque al llegar y
meterse, puede molestar a los de atrás. Si quieres ser cortés, apenas llegue tu
amigo, cédele tu puesto; salte tú y que se ponga él, para que los de atrás no
se molesten.
-
No robes, porque aunque nadie te vea, siempre la falta de
lo que robaste le va a hacer sentir mal a alguien en algún momento; y será
karma negativo para ti.
-
Defiende cualquier causa, pero con argumentos suficientes
para el “el contrario” no tenga razones de molestarse.
-
Puedes alagar a alguien, cuidando de no hacer sentir mal
a alguien más.
-
Di tus verdades de forma tal que no ofendas a nadie.
-
Cumple con tu horario y obligaciones de trabajo, de forma
que ni tu jefe, ni tus compañeros de trabajo ni tus clientes se molesten
contigo…
Pero la lista sería interminable y en realidad todo se puede resumir en una
sola cosa: vive haciendo el bien a tu prójimo, pero sin dejar de hacer lo correcto.
Te habrás dado cuenta de que todas las leyes, incluso los acuerdos de
convivencia, están allí para que al asumirlas se genere el menor malestar
posible. Esto promueve la buena suerte.
Si amas considerando a TODOS los que te rodean para no molestar a nadie,
tendrás la mejor suerte que puedas imaginarte. Es ley.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 18 de octubre del 2015.
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Palabras-claves suerte karma, positivo, negativo,
prójimo, ley, acción, reacción