Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
El tema de la relación de alguien que se dice “discípulo”, con otra persona a quien llama “maestro
espiritual”, trae uno de los peores malos entendidos cuando se habla con personas
con poca cultura espiritual.
Incluso aquellas personas que pueden tener mucha preparación religiosa,
pueden carecer de una verdadera noción de cómo se lleva realmente un
aprendizaje espiritual; y por lo tanto “satanizan” lo que significa esa
relación de una persona ante la enseñanza espiritual de un maestro.
Muchas veces se ve a la relación maestro-discípulo como algo enfermizo. Y
debo decir que en ambientes pseudoespirituales, en las denominadas “sectas”,
puede efectivamente llegar a ser patológico.
Pero en un “ambiente real de crecimiento espiritual”, es el maestro
espiritual quien debe encargarse con su actitud de que alguien NO se sienta
discípulo porque está satisfaciendo ciertas carencias de su vida personal.
Muchas personas se afilian a grupos que promueven “altos ideales” porque
encuentran en ellos a un “líder” (“maestro”) que le hacen sentir “parte del
grupo”; o porque se sienten “queridos por el grupo”; o porque siente una mejora
en su autoestima ya que “se les alaba o alcahuetea” cualquier cosa que hagan o
digan, o porque se siente “distinguidos por el líder”; o porque están
“evadiendo alguna realidad personal difícil”; o simplemente porque siente “que
se van a salvar o van al salvar al mundo” por el solo hecho de estar allí.
Esas experiencias de discipulado con “pseudomaestros” sí son problemáticas;
por el solo hecho de mantener lealtades bajo engaños, los cuales no terminan de
ayudar a nadie diferente que al mismo “líder”, obteniendo popularidad, aumento
de su egocentrismo o ganancias económicas.
Es por esto por lo que un “maestro espiritual real” debe cuidarse de ser
“cariñoso”, “amable”, “alcahueta” y “halagüeño” en su grupo; por supuesto sin
llegar a ser “maltratador” o “sádico”, lo que atraería a personalidades “víctimas”
o “masoquistas”.
“Quien esté en un verdadero crecimiento
espiritual debe hacerlo por razones que solo su espíritu entiende; no por
satisfacer sus asuntos humanos-terrenales.” (PAGR)
La actitud de un “maestro espiritual real” siempre se debe circunscribir en
un escenario realmente espiritual. En dicho escenario debe existir el respeto
personal y grupal, la moral y las buenas costumbres; pero ninguno de ellos debe
desplazar a un segundo plano a la enseñanza espiritual. La enseñanza espiritual
debe ser la protagonista; por supuesto más que los sentimientos.
En un “escenario espiritual real”, los discípulos entonces no son los que
le bajan la cabeza al maestro y los que parecen que siempre le dicen “sí” de
forma incondicional.
Un discípulo aparece realmente cuando una persona ha probado por
experiencia y esfuerzo propio, las enseñanzas espirituales; y estas les han servido para
vivir sus asuntos cotidianos de mejor manera.
En este caso, esa persona se comienza a sentir discípulo; y el respeto y la
honra hacia el maestro espiritual surgen de forma automática y natural. Entonces, como
consecuencia de sentirse discípulo, la sumisión a las enseñanzas aparece (más
que la sumisión a la persona del maestro); y se convierte en una "necesidad espiritual" el cumplimiento y honra de las mismas. Es aquí cuando el proceso de
crecimiento espiritual se puede dar de forma correcta (de forma acelerada).
Este es el proceso correcto, si bien aún puede generar dudas en muchas
personas que no han tenido las experiencias correctas. Únicamente alguien que
se haya sentido realmente discípulo, pudiera dar fe de esto.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 2
A.S.
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777
Palabras-claves discípulo, maestro, enseñanzas, sectas.
Gracias por el artículo Maestro, siempre es bueno recordar la relación Maestro-discípulo... más que recordarla, tenerla siempre presente... pues como usted dice: el discípulo aparece cuando una persona ha probado por experiencia y esfuerzo propio las enseñanzas espirituales y le han servido... gracias por enseñarnos el camino. Dios le bendiga siempre y le de todo el tiempo que necesita.
ResponderEliminarNamasté