Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Comenzando este artículo cambié el
título. El título original iba a ser “el miedo a la muerte”; a lo que muchas
personas argumentarían no temer a la muerte. Es cierto, el valor ante la muerte
puede venir de un desconocimiento de la misma o de un creer que no se siente
nada; pero cuando se habla del hecho de morir, de estar muerto, del miedo a ese
estado o a la consecuencia de no existir, la cosa cambia.
Hay
que distinguir las diferentes aproximaciones que se tiene al miedo a morir:
Primero, está el miedo que se parece más a
“un sustito”; este es un miedo de origen energético.
El
solo hecho de pensar en morir (que es diferente a pensar en la muerte) impacta
nuestro centro energético principal que alimenta las funciones por las cuales
nos mantenemos vivos.
Este
es el primer chakra o Muladhara. La energía de este chakra también está
involucrada en la sensación de miedo, de peligro, de alerta. De aquí que sentir
cierto “sustito” y preferir no hablar de ello, puede ser normal. Es un miedo
natural.
Segundo, está el miedo por no saber con lo
que nos vamos a encontrar, el miedo por ignorancia.
Este
es un miedo a morir infantil. Si bien el proceso de la muerte está muy mal
interpretado y libremente expuesto lo que crea inexactitudes y confusión; se
pueden encontrar argumentos acordes con enseñanzas místicas que le dan su justo
valor.
Si
estas enseñanzas no se consiguen o no se entienden, la confianza en Dios vale.
Deberíamos vivir nuestra vida correctamente para asegurar medianamente, que sea
lo que sea que haya en el más allá, no nos toque “tan feo”.
Solemos
ser tan absurdos que podemos parecernos al estudiante temeroso ante un examen,
para el cual no estudio o no está seguro si lo que estudió era la materia a
evaluar. Hay que ser serio y responsable con esto de la muerte. Este miedo no
es aceptable.
Tercero, encontramos un miedo por el estado
en el que quedarán nuestros seres queridos luego de nuestra muerte. Un miedo
por los demás.
Este
miedo es lógico y muy humano; y si bien uno no se debe considerar
imprescindible, “el hacer “ por el bienestar de los demás, puede ser un motivo
por lo que hayamos vivido. Este miedo es muy comprensible.
Y
el cuarto y último miedo, es el
miedo por apego; el cual es totalmente inaceptable a nivel espiritual.
Y
digo que es inaceptable, no por falta de tolerancia o compasión; sino porque es
el miedo que si se siente, puede poner a serios problemas a cualquier alma
recién desencarnada.
Este
miedo viene por una sobrestimación de la vida terrenal; por el sentir que la
vida que llevamos en esta existencia encarnada es lo mejor que nos puede pasar;
y que, por lo tanto, la muerte es lo peor que le puede suceder a cualquier ser
humano.
Es
lógico que debamos cuidar nuestra vida humana y tratar de alargarla lo más que
podamos con bienestar; pero de allí a hacer esto nuestro motivo de vida; hay
mucho trecho.
Cuando
se habla de motivos de vida terrenal, hablamos de diferentes planos de
existencia: físico, mental, emocional y energético. Así que honrar sobre todas
las cosas (incluso sobre tu propio espíritu) algunos de estos aspectos
terrenales es un “problemón” a la hora de morir.
Ingenua
y equivocadamente se asocia el apego terrenal solo a lo material, pues no. Apego
terrenal es de tanto apego a nuestro cuerpo físico; como apego a nuestras
ideas, pensamientos y razones; como apegos a nuestros sentimientos (aunque sean
bonitos) y apego a nuestro disfrute y bienestar (energético),
Como
ejemplo sencillo: buscar “ser feliz mientras vivimos” es apego a lo emocional.
En esta vida debemos buscar la paz espiritual, que es más robusta.
Cuando
un ser muere (desencarna) todos esos aspectos (cuerpo físico, mente, emociones
y bienestar terrena) deben desaparecer; y si hay mucho “cariño” por algunos de
ellos, el alma puede decidir quedarse en “el limbo”, con tal de no alejarse de
lo que algunas vez tuvo o por lo cual luchó estando en vida. ¿Han escuchado lo
de almas en pena? Pues esto es.
Pero
hay que tener cuidado con el concepto de apego. Estar apegado a algo significa enfocarse,
centrarse prioritariamente, considerar algo más importante que lo demás y
afanarse por ello.
Pero
por el contrario, desapegarse no es “abandonar”, no es restarle importancia. El
desapego, te permite trabajar tus aspectos terrenales, disfrutarlos si los
tienes, pero no sufrir si algún día te llega a falta. Eso es desapego.
Cada
uno de los cuatro tipos de miedo que acabo de describir, se pueden trabajar
desde diferentes enfoques. Pero el cuarto tipo, el miedo por apego, que es
quizá el más peligroso de sentir a la hora de morir; se debe trabajar
únicamente en un crecimiento espiritual.
Evalúate
y toma medidas, pero no te equivoques; el examen final es al morir, y no hay
examen de recuperación.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna
Ki, Reiki Mineral
Original: día 36 A.S.
Twitters: @SanaCristica @eReiki
@EvolConsc @pagr777
Palabras-claves muerte, miedo, morir, mente, cuerpo, físico,
emociones, sentimientos, energía, apego, desapego
Excelente artículo Maestro... como siempre, muy esclarecedor... que importante es autoevaluarnos y descubrir que tipo de miedo sentimos...
ResponderEliminarSe me ocurre una pregunta... cuando un padre o madre tiene miedo a morir por dejar a sus hijos sería el miedo tipo 3? o ahí también podría ser un miedo tipo 4?
Namasté
Namasté. Gracias.
EliminarUhhhh... pudiera ser tanto de tipo 3 como del 4. Habría que evaluar la espiritualidad de los padres.