Autor:
ShaniShaktiAnanda
Cuando
nos reconocemos como seres energéticos, nuestra existencia toma una
mayor consciencia que la sola física, mental y emocional a las
cuales estamos acostumbrados.
Si
bien tenemos otras partes superiores como son nuestra alma y nuestro
espíritu, nuestro cuerpo energético es una fracción importante de
nuestra humanidad encarnada-terrenal. Y esta importancia se da porque
nuestras energías condicionan de forma importante nuestro estado y
comportamiento como seres vivos.
Y
es nuestro cuerpo energético aquel que se asocia con nuestra
energía vital, con los chakras (centros
procesadores de esa energía vital), con los nadis
(conductos de energía vital) y con sus dinámicas; estas
últimas definen cómo fluye la energía vital por los nadis
entre los chakras.
De
hecho, mucho del comportamiento normal y patológico del ser humano
se puede caracterizar de forma muy clara desde la estructura
energética de una persona. Tanto, que una vez definidas sus
dinámicas energéticas, incluso se pueden pronosticar
comportamientos ante situaciones diversas.
Y
dentro de esta estructura energética, yo defino un concepto muy
importante que es el de “Plasticidad
Energética”.
De
forma muy resumida, la
plasticidad
energética
define la capacidad de un chakra en reaccionar (activarse o
sobrestimularse) cuando sea requerido y de relajarse (bajar su
intensidad) cuando ya no sea necesario.
Dentro
de nuestra concepción como seres energéticos, se asume
correctamente que nuestra interacción con otras personas y con
diferentes situaciones en, en mucho, de origen energético. Nosotros
nos “acoplamos energéticamente” con personas y con situaciones
con las cuales interaccionamos; y en esta interacción, el bienestar
o el malestar termina reflejando si fuimos capaces de acoplarnos bien
o mal.
Entonces,
el acople correcto, con personas o situaciones, dependerá de la
plasticidad energética de nuestro cuerpo energético. Si tenemos
chakras particulares sin plasticidad energética, pues quedaremos
incapacitados de acoplarnos a personas y situaciones particulares,
donde la energía de ese chakra “reseco” era requerida.
Esta
es la razón energética por la cual a veces no logramos sentirnos
“cómodos” con algunas personas o en algunas situaciones; sin
dejar de considerar otras razones físicas y mentales.
Poca
plasticidad
Pero
¿por qué podemos no tener plasticidad en algún chakra?
El
símil más sencillo que suelo utilizar es el de una bola de
plastilina.
Si
la plastilina no se utiliza, tiende a endurecerse y a perder su
plasticidad. Pero si se desea “suavizar”, hacerla más maleable,
hay que empezar a “amasarla”.
Cuando
se “amasa” una plastilina, se comienza a ejercer una fuerza
controlada sobre ella para apretarla y soltarla, una y otra vez; y
poco a poco va tomando mayor plasticidad. Este movimiento genera
calor; y eso ayuda al proceso.
Cuando
nos referimos a un chakra, debemos hablar de energía vital, no de
plastilina; pero el proceso es similar. Para conseguir plasticidad
energética en un chakra, hay que obligarlo a estimularse pero
también a relajarse, una y otra vez.
Un
chakra se puede estimular de forma natural ante una persona o ante
alguna situación particular, esto como una respuesta automática; y
se relaja cuando algún otro chakra se estimula. Esto habla de un
balance
energético;
si un chakra toma mucha de la energía vital que tiene la persona,
los otros tienden a bajar su intensidad (soltar su energía) para que
el necesitado la utilice.
Cuando
ese chakra que necesitaba la energía se relaja, la energía vuelve a
distribuirse entre todos los demás.
¿Pero
qué pasa si el chakra que estaba sobre estimulado no se relaja? Pues
estamos ante una chakra con poca plasticidad energética y crea un
desequilibrio energético: él se queda con toda la energía aun sin
necesitarla.
Un
chakra puede tener poca plasticidad energética cuando está
sobrestimulado y no logra relajarse cuando el estímulo cesa; o
cuando ante un estímulo correspondiente no logra activarse.
Esta
patología energética generalmente se establece en la maduración de
nuestro cuerpo energético, la cual se lleva a cabo mientras
crecemos; desde el mismo instante de nuestro nacimiento.
Se
estima que desde el día de nacimiento, los chakras comienzan
períodos de siete años de maduración secuencial. Si bien desde el
primer chakra (Muladhara) hasta el séptimo (Sahasrara) pasarán
aproximadamente 49 años, los tres primeros (desde el nacimiento
hasta la mayoría de edad) son tal vez los más importantes para la
interacción humana/social.
Ya
he plasmado en varios escritos la forma de criar a los hijos para
conseguir adultos íntegros energéticamente. Pero la actuación
necesaria de los padres para esto, podríamos resumirlo de la
siguiente forma:
...todo
padre y madre debe proveer a sus hijos de actividades de vida, de
situaciones diferentes y de conductas apropiadas; que permitan a sus
chakras activarse, pero también replegarse cuando sea necesario.
Solo
como un ejemplo. Si un niño no aprende a obedecer y a someterse a la
autoridad de los padres en sus primeros siete años de edad (a
refrenar o restringir su propia energía de chakra base),
difícilmente respetará normas de adulto y solo cumplirá aquellas
que les convenga a él. No se habrá cultivado el Muladhara (chkara
base) y no tendrá la plasticidad necesaria para ser un adulto útil
a la sociedad.
Problema
moderno
Pero
generalmente la crianza de nuestros hijos está muy orientada a
estimularlos, así que los niños no suelen tener problemas a la hora
de enfrentar diferentes situaciones (activar sus chakras).
El
problema real es que debido a esta cultura de estimulación mal
llevada, lo que no logran hacer los futuros adultos es restringirse,
suprimir su actuación, desengancharse, etc.
¿Nos
suena el hecho de personas que se quedan enganchadas en problemas, en
situaciones del pasado, en estrés, en rencores, en odios, etc.? Todo
es el reflejo energético de la poca plasticidad energética de
algunos chakras.
¿Cuándo
y cómo se establece esta condición de poco plasticidad?
Como
dije anteriormente, hoy en día a los niños se les invita a hacer
muchas cosas; se les estimula en muchos aspectos y con diferentes
actividades; pero no hay cultura de enseñarles a “restringirse”.
Los
niños (y los adultos) deben aprender a restringir muchos de sus
impulsos y actuaciones que salen de forma natural en sus diferentes
edades. El sentido de posesión (egoísmo), el protagonismo, la
rabia, “las malcriadeces”, la manipulación, la flojera, la
argumentación de las órdenes, las ganas de disfrute sobre las
obligaciones, la conveniencia personal, el mal humor, las ganas
sexuales desenfrenadas, la necesidad de controlar y de imponerse
sobre los demás, etc., etc., etc.; son cosas que todo niño debería
ser enseñado a contenerse. Esto
es criar a los hijos.
Pero
hoy en día hay una mala política de “dejar ser a los niños”;
“de permitir que se expresen a sus anchas” (aun faltando el
respeto a su alrededor). Todo esto expresa una “crianza cómoda”
de parte de muchos padres; porque es más fácil “dejar hacer”
que “restringir”; lo que termina creando adultos que no son
operativos en su entorno.
Negarse
a sí mismo
Lo
de “restringirse” aplica tanto a niños dentro de su formación
como a adultos ya deformados.
A
los niños se les debe enseñar a “restringirse” apelando a la
autoridad de los padres. Quienes mandan son los padres, punto. En los
casos de adultos, estos deberían aprender a restringirse con
voluntad propia; sino, las leyes harán lo suyo.
En
ambos casos, aplica la máxima espiritual de “negarse a sí
mismos”. El “negarse” no habla de suprimir el propio bienestar
necesario para la vida; sino que significa “aguantarse ciertas
conductas” en función de un bien mayor para el futuro; o de un
evitar un mal mayor.
Cuando
“nos
negamos a nosotros mismos”
algunas conductas o impulsos o necesidades superfluas, lo que está
sucediendo es que estamos cultivando esa plasticidad energética tan
importante para vivir bien. No se puede ver como un acto de
inmolación y sufrimiento, sino como un acto de construcción de una
vida mejor.
Si
extrapolamos hacia el ámbito espiritual toda esta realidad
energética del ser humano, como es de esperar también aplica la
misma reflexión (“así en la tierra como en el Cielo”). Y si
asumimos una vida espiritual bajo el compromiso cristiano como la
preparación de una existencia mejor; encontramos el siguiente pasaje
bíblico:
Mateo 16:24 (LBLA)
24 Entonces Jesús dijo a sus
discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame.
Debemos
negarnos “a la fuerza”, esos comportamientos que nos dañan y
dañan a nuestro alrededor; los mismos que no son más que dinámicas
energéticas mal sanas. Así sacaremos “músculos energéticos”.
¿Que
no es fácil? Y ¿quién dijo que lo sería? Sí queremos sacar
músculos, debemos levantar cada vez más peso; y es esfuerzo no es
fácil y quedamos adoloridos por un tiempo. Al final tendrás una
mejor figura.
Por
fin la explicación.
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
447AS. (22 de marzo del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
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Palabras-claves
energía vital, chakras, dinámicas energéticas, nadis,
restringirse, negarse, plasticidad energética
Namasté Maestro, Gracias!!! que descripción energetica del negarse, leyendo lo que dice aquí si bien es cierto no es para nada fácil el negarse a si mismo, es cuestión de esfuerzo y someterse como usted ya ha dicho anteriormente, verlo con este enfoque energético ayuda a verlo operativamente. Namasté Maestro
ResponderEliminarNamasté. Maestro Ohh!.Que claro, cierto y útil conocer como funciona energéticamente y por ende importantisimo alcance espiritual El negarse a uno mismo. Muchas gracias Maestro. Namasté
ResponderEliminarNamasté Maestro.
ResponderEliminarEstupendo, contradice algunas cosas de era moderna...estupendo. Creo que leer artículos anteriores ayuda a entender mejor este. Creo que me lo voy a volver a leer otra vez....
Mientras lo leía pare un rato y pensé, las Frecuencias Solfeggio, te ayuda en este proceso de plasticidad o a tenerlo equilibrado o mejor dicho, balance energético? a parte, me imagino, del estilo o modo de vida que llevamos?
Gracias.
Namasté.
Namasté.
EliminarLas frecuencias solfeggio ayudan a sanar... pero no a aumentar la plasticidad.
Gracias Maestro, todo está en nuestro esfuerzo
ResponderEliminarGracias maestro, el aprender a negarse a sí mismo, para poder ganar músculos energéticos, que nos ayuden a nuestro camino de crecimiento espiritual. Namaste 🙏
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