Autor:
ShaniShaktiAnanda
Cuando
se habla de calmar a la mente, aparece la idea de meditar. Esto en
occidente no siempre había sido así; pero hoy en día, incluso los
científicos se han dado cuenta de que calmar a la mente es
beneficioso en muchos aspectos.
Y
en la tónica de la modernidad occidental, de la competencia, de la
innovación, de la notoriedad y de la primicia; muchos han comenzado
a traer prácticas muy antiguas de otras culturas y con cambiarles el
nombre y darles algunos fundamentos “científicos”, la práctica
se masifica. Lamentablemente muchas veces, como un fenómeno de moda,
esta práctica pierde interés con el tiempo.
Igual,
las técnicas adoptadas son útiles y esto es lo importante.
La
meditación y lo espiritual/religioso
Por
ejemplo, la mayoría de las personas ignoran o no aceptan que la
meditación nació como una herramienta de escenarios donde los
practicantes buscaban acercarse a Dios; o a la Divinidad; o a estados
de Consciencia donde se buscaba superar la existencia terrenal.
Aunque
a algunos les cause comezón, hay que decir que la meditación tiene
su origen como práctica espiritual/religiosa; a pesar de que los
psicólogos y terapeutas cognitivos de ahora digan que son técnicas
mentales/emocionales.
Lo
que ha sucedido en estos tiempos es que a
muchos esquemas de meditación se les ha desvestido de toda
espiritualidad, para así poder presentar la técnica a una
modernidad que tiene a Dios como algo opcional, a veces incluso
incómodo.
¿Cuál
creen ustedes que pueda ser la orientación principal de las
sociedades modernas: a consumir “técnicas mentales” o a
practicar ejercicios para acercarse a Dios? Es obvio que esto último
no vende. Aunque lo primero sea una simplificación de lo segundo, el
enfoque mental da mayores ganancias económicas a la hora de
comercializarlo.
Pero
repito, la simplificación no es mala; hay mercado para todo. Habrá
personas que se beneficiaran con algo sencillo de forma suficiente,
mientras que algunas pocas sí preferirán irse a lo profundo.
La
visión del Ser Integral desde la meditación
Cuando
aplicamos técnicas o procedimientos no convencionales para la
ciencia moderna para poder procurarnos el bienestar, es necesario
basarnos siempre en la idea de que somos Seres Integrales,
conformados por partes que están más allá de nuestra existencia
terrenal evidente.
En
este sentido, en los planos de existencia que utilizo y enseño como
sanador, sabemos que estamos conformados por siete partes y con ellas
se conforman tres tipos de consciencia. Tengo mucho escrito sobre
estos temas, les invito amablemente a que ubiquen la información. A
saber:
Cuerpo
Espiritual (Espíritu)
Cuerpo
Akáshico (Karma)
Cuerpo
Astral (Alma)
Cuerpo
Energético
Cuerpo
Emocional
Cuerpo
Mental
Cuerpo
Físico
Con
este esquema, nuestra existencia terrenal (como seres humanos) está
representada por los cuatro primero cuerpos más densos: Físico +
Mental + Emocional + Energético; sumergidos todos en una fracción
de nuestro Cuerpo Akashico. Este es nuestro Ser Terrenal.
Y
en esta misma existencia integral, tenemos tres niveles o Tipos de
Consciencia: la Consciente Terrenal o Mental; la Consciencia Álmica
o Mágica; y la Consciencia Espiritual.
Si
en esta concepción integral del Ser analizamos los problemas, las
patologías, las preocupaciones, las crisis, el estrés, los
malestares, etc., nos damos cuenta de que el punto débil de nuestro
Ser Terrenal es el Cuerpo Mental.
Nuestro
Cuerpo Mental (o simplemente nuestra Mente), si bien es útil y
necesaria para vivir nuestra experiencia como seres vivos, tiene
procesos extremadamente desgastantes. Y no solo eso, sino que la
mente tiene la tendencia a obsesionarse y tomar el control de lo que
no puede siquiera controlar.
Dos
de esas cosas que no puede controlar son: el pasado y el futuro.
Y
en esa obsesión de nuestra mente, se genera mucho desgaste de
nuestro Ser; se desvían las energías que se necesitan para otras
funciones de vida; se agotan recursos del organismo (incluso
cognitivos); y dentro de todo viene lo que conocemos como “estrés
malo” o “Distrés”.
Pero,
por si no fuera poco, a pesar de que nos damos cuenta de que la mente
tiene tantos problemas potenciales, esta sociedad moderna sigue
“premiando y aplaudiendo” a las personas con mayores capacidades
mentales y cognitivas. No conozco a ninguna empresa moderna que
prefiera contratar a alguien por sus sentimientos o por su
espiritualidad; pero sí muchas que buscan “cerebros”.
Buscando
soluciones: Mindfulness
Por
causa de esta deformación de nuestra cultura moderna, donde se
prefiere lo más complicado y desgastante del Ser, es que nace la
necesidad de calmar a nuestra mente.
Pero
es una calma que se persigue sin quitarle protagonismo; personalmente
aún no lo comprendo.
De
cualquier forma, se comienza a pensar en adoptar prácticas de
meditación desde otras culturas. Todas buenas, pero con sus
diferencias.
Quiero
comenzar a hablar de una de ellas; de la muy conocida en la
actualidad como Mindfulness;
o de Atención Consciente o Atención Plena.
Mindfulness,
más que un estilo de meditación es una técnica particular
utilizada para impactar positivamente a la mente. Es un protocolo que
consigue, realmente, acotar a la mente para que aprenda a centrarse
en el “aquí y en el ahora”.
Mindfulness
realmente es una técnica muy buena, que logra darle a nuestra mente
la capacidad de “desengancharse tanto del pasado como del futuro”.
Pero entiéndase bien: le logra enseñar a la mente a hacerlo; el
problema es que ¿cuántas cosas no saben las personas que nunca
llegan a poner en práctica?
Con
muchas de las técnicas de bienestar que uno aprende, suele suceder
lo mismo. Muchas personas las aprenden, se entrenan, pero nunca la
utilizan. ¿Resultado? Muy poco. Es como hacer un curso de cocina y
nunca volver a hacer siquiera una tortilla.
Mindfulness
y emociones.
Mindfulness
tiene
múltiples beneficios para la mente; además de darle el
entrenamiento para centrarse en el aquí y en el ahora, otro de ellos
es el de brindarle la oportunidad a sus practicantes de comenzar a
descubrir otra faceta importante de su Ser, como lo son sus
sentimientos.
¿Recuerdan
las partes que nos conforman como seres integrales? La práctica de
Mindfulness
ayuda a despertar a ese Ser emocional que la mente tenía adormecido.
Y
este despertar es bueno, porque definitivamente los sentimientos son
menos desgastantes y obsesivos que los pensamientos de nuestra mente.
Esta
separación entre mente y sentimientos no se suele aceptar con
facilidad en esta era moderna, pero es indispensable hacerla para
sanar utilizando nuestra integralidad.
Aquí cabe el
concepto que denomino como Pseudosentimientos; esa capacidad de la
mente de tomarse atribuciones incluso de “sentir” y no dejarnos
ni vivir ni trabajar con nuestros verdaderos sentimientos.
Aquí
el Mindfulness
ayuda.
Mindfulness
en nuestro Ser Integral
¿Pero
por qué digo que Mindfulness
es más una técnica que un esquema de meditación?
Cuando
se enseña Mindfulness,
se enseña la técnica y los principios detrás de ella; acompañados
con ejercicios prácticos; por un número de horas determinado. Pero
de una persona que aprendió la técnica a otra que de verdad se
convierta en meditadora, pueden pasar muchos años de práctica.
Modestamente lo digo con experiencia de más de 35 años como
meditador.
Meditar
no es solo aprender y aplicar una técnica. Meditar implica
experiencias de vida durante varios cientos (o miles) de horas de
meditación; adicionalmente a la adopción de rutinas y adecuación
personal de la propia técnica con otros elementos. Una técnica, por
muy buena que sea, no sirve de la misma manera para todo el mundo;
por eso cada persona puede desarrollar sus particularidades a la hora
de meditar.
Además,
el hecho de meditar debe avalarse por cambios en la forma de ver a
vida (que lo da el mismo proceso de meditar) y por supuesto por la
manifestación de los efectos positivos reales, no subjetivos.
Nada
de esto le resta ni valor ni efectividad a la técnica de
Mindfulness;
cuando esta se aplica con constancia y perseverancia. Realmente es
excelente.
Pero
enmarquemos esta técnica en nuestro Ser Integral.
Supongamos
que queremos controlar a nuestra mente y utilizamos Mindfulness
con constancia y perseverancia: ¡Éxito!
Con
Mindfulness,
dentro
de nuestro Ser Integral estaremos trabajando con nuestro Cuerpo
Mental; y estaremos comenzando a trascenderlo para despertar a
nuestro Cuerpo Emocional. Pero atención, nada más.
Cuando
digo “nada más”, no lo digo en sentido de debilidad de la
técnica. Por el contrario, el enfoque exclusivo hacia la mente es
una de las fortalezas del Mindfulness.
Cuando
digo “nada más”, me refiero a que no se va a impactar de forma
directa, ninguno de nuestros otros planos de existencia.
Calmar
la mente trae beneficios tangenciales hacia nuestra parte emocional e
incluso energética; y eso puede ser más que suficiente para muchas
personas.
Pero,
por ejemplo, de allí a decir que haciendo Mindfulness
se va a desarrollar nuestra parte espiritual, o se va a limpiar
karma, es un total error. Habría que estar en un escenario correcto
de Crecimiento Espiritual para el Mindfulness
como herramienta, ayude a estos procesos.
Buscando
soluciones: Meditaciones Mántricas
Este
otro enfoque que quiero destacar es el que se suele llamar
Meditaciones Mántricas o Meditaciones con Mantras. Este sí es más
un esquema de meditación que una técnica.
Las
Meditaciones Mántricas son el estilo de meditaciones originarias;
donde se busca impactar positivamente mucho más aspectos de nuestro
Ser, que solo la mente y las emociones.
Recordemos
el origen espiritual/religioso de las meditaciones; pues he aquí las
Meditaciones Mántricas.
Estas
meditaciones no son solo conseguir un mantra y comenzar a recitarlo
en posición de loto. Detrás de una Meditación Mántrica está un
practicante con una intención real de exaltar a su espíritu hasta
que este comience a dominar su realidad terrenal.
Por
esto, además de un mantra, para realizar una Meditación Mántrica
deben existir: protocolos de ejecución; adopción comprometida de
enseñanzas sagradas; compromisos con la Divinidad que se trabaja o
con el Gurú (sí, porque se debe hacer en un escenario de
crecimiento espiritual); aspectos espirituales específicos a
trabajar; entre otras consideraciones místicas.
Las
Meditaciones Mántricas mantienen el mismo compromiso de constancia y
perseverancia que cualquier proceso de meditación.
Meditaciones
Mántricas desde nuestro Ser Integral
Si
vemos a las Meditaciones Mántricas desde el esquema de nuestro Ser
Integral, observamos que la gran diferencia con la técnica de
Mindfulness
estriba en dónde se enfoca cada una.
Mientras
que Mindfulness
trabaja directamente en la Mente, las Meditaciones Mántricas se
enfocan en nuestro Espíritu.
¿Eso
quiere decir entonces que las Meditaciones Mántricas no sirven para
calmar la mente?
Definitivamente
el objetivo primario de una Meditación Mántrica no es la mente,
pero en el proceso de meditación constante y perseverante, la mente
sí se ve beneficiada.
Nadie
puede crecer espiritualmente con la mente dominando su existencia,
así que con las Meditaciones Mántricas la mente, tangencial pero
efectivamente, sí aprende a calmarse.
Los
beneficios adicionales que brinda hacer Meditaciones Mántricas se
centran en el hecho de que nuestro Espíritu (donde trabajan estas
meditaciones) es la mayor instancia de nuestro Ser; y si trabajamos
desde él; pues todo nuestro Ser Integral sale favorecido.
Exaltar
a nuestro espíritu trae como consecuencia no solo estabilizar
nuestros procesos mentales, emocionales y energéticos; sino también
se benefician nuestra alma y nuestros procesos kármicos. En resumen,
todo nuestro Ser Integral se beneficia.
Estos
beneficios máximos son el resultado de asumir con seriedad todo el
compromiso mayor necesario para Adoptar el estilo de Meditaciones
Mántricas.
¿Mindfulness
o Mántricas?
Ahora,
la pregunta de cualquier persona podría ser: ¿cuál de estas dos
formas de meditar es la mejor?
Pues,
ambas formas de meditar son muy efectivas; pero para responder,
primero habría que explorar tu respuesta personal a la pregunta:
¿qué grado de autoconsciencia tienes de ti mismo? ¿Tú crees que
eres un ser principalmente terrenal (más de pensamientos y
emociones)? ¿O sabes que eres una Ser más espiritual que terrenal?
Si
la respuesta es de “más pensamientos y emociones”, no hay que
buscar más; Mindfulness
es excelente.
Pero
si tu respuesta se orienta más hacia lo espiritual, dedica todo el
esfuerzo necesario para esperar los resultados grandes; entonces
entran las Meditaciones Mántricas.
En
el caso de que tu respuesta sea una combinación de ambas, el consejo
también sería el de realizas meditaciones Mántricas; ya que estas
implican también el beneficio mental.
En
la vida moderna, muchas veces las personas comienzan con Mindfulness
como técnica (por la sencillez) y cuando su mente comienza a
calmarse, descubren que son más de lo que ellas mismas creían; y
terminan haciendo Meditaciones Mántricas.
Finalmente...
No
pretendo en estas líneas echar a menos una forma de meditar en
función de la otra; tanto Mindfulness
como Mántricas las he practicado por años y las enseño. Además,
estas no son las únicas que existen.
Lo
que si quiero dejar claro es que asumir una práctica meditativa ha
sido siempre indispensable para el ser humano, cualquiera sea las
razones que tenga para hacerlo y cualquiera sea el tipo que
practiques.
La
meditación es un procedimiento más de prevención que de
corrección. No esperes necesitarlo para comenzar a meditar, comienza
a hacerlo ya. Toma tiempo y esfuerzo llegar a disfrutar de los
resultados; cuando estés urgido, a lo mejor no tendrás ni el tiempo
ni el esfuerzo suficiente para beneficiarte.
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
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483AS. (27 de abril del 2017)http://www.shanishaktiananda.com
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mántricas, mente, espíritu, mantras
Namaste.
ResponderEliminarGracias Maestro, excelente y clara su explicación.
Namasté. Maestro gracias por tan clara explicación del Tema.
ResponderEliminarNamasté.
Jacqueline Materán
Namasté.
ResponderEliminarGracias Maestro. Agradecido por impartir su sabiduría.
Gracias por su explicación MAESTRO, NAMASTE
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