Autor:
ShaniShaktiAnanda
Esto
de los ataques por entidades demoníacas (o más correctamente por
seres del bajo astral) es un tema gigante, con el cual se ha
fantaseado mucho y se han entendido cosas incorrectas e incompletas.
Explicar
esto requiere de mucho contexto, pero he decidido hacerlo de forma
resumida pero completa, para la gran cantidad de personas que lo
preguntan.
Cuando
se habla de librarse o de protegerse contra entidades oscuras (otra
forma de llamarlas) muchas veces se utilizan mecanismos que
simplemente las alejan; pero ninguno de estos mecanismos logra crear
inmunidad contra ellas. Por lo tanto, en cualquier momento, en la
situación que menos lo esperes, estas entidades pueden volver.
Es
por eso por lo que pretendo explicar la única forma que existe
para liberarse e inmunizarse definitivamente contra este tipo de
ataques. Lee con paciencia para que puedas comprender muchas
cosas.
Lo
importante de la inmunidad.
Cuando
una persona sometida a estas entidades, simplemente se las quita pero
no se inmuniza, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Cuando
estos seres son desplazados y más tarde tienen la oportunidad de
arremeter, el estado posterior resulta peor que el anterior. Y la
Santa Biblia así lo dice (entre esos versículos que quedan ocultos
sin explicación):
Mateo
12:43-45 (TLA)
43
»Cuando un espíritu malo sale de alguien, anda por el desierto
buscando donde descansar. 44
Al no encontrar ningún lugar, dice: “Mejor regresaré a mi antigua
casa y volveré a vivir en ella”. Cuando regresa, la encuentra
desocupada, limpia y ordenada. 45
Entonces va y busca a otros siete espíritus peores que él, y todos
ellos entran en aquella persona y se quedan a vivir allí. ¡Y esa
pobre persona termina peor que cuando sólo tenía un espíritu malo!
Esto mismo va a pasarles a ustedes, porque son muy malos.
Y
la inmunidad va mucho más allá de cargar un amuleto, de aprenderse
oraciones o de hacerse uno baños; estos objetos o rituales llegan a
ser poca cosa a la hora de una arremetida de entidades de bajo
astral.
Lo
que hay que hacer es ponerse fuera del alcance de ellos.
Acaso, una vez que te libraste de alguno ¿le vas a volver a dar
oportunidad de atacarte? Sigue leyendo y lo aprenderás.
Definición
de “ataque demoníaco”.
Lo
primero que hay que hacer para aclarar lo que significa un ataque
demoníaco, es definir dónde se producen.
Toda
persona encarnada tiene tres grandes planos de existencia:
el
Plano Terrenal (constituido por su parte física, mental, emocional
y energética) que nos identifica como seres encarnados;
el
Plano Astral o Álmico que es donde existen y coexisten nuestras
almas;
y
el Plano Espiritual que es donde pertenece nuestro espíritu. Este
último es el plano donde llegamos a fundirnos con Dios.
Una
de las primeras cosas que se debe aprender y que se desprende de
estos tres planos de existencia, es que alma
y espíritu son dos cosas totalmente diferentes.
Cuando
las personas comunes hablan de “espíritus” como esas entidades
que pueden interaccionar con nosotros, están utilizando mal el
término; ya que no son espíritus sino almas.
De
la misma forma se habla erróneamente de “terapias espirituales”,
de “rituales espirituales”, de “ataques espirituales”, de
“enfoques espirituales”; y nada de eso es espiritual sino
“álmico” (relativo a las almas). Nuestro Espíritu no se
enferma, no necesita rituales, no es atacado por nada ni por nadie;
pero en nuestra cultura (mucho más fenomenológica que espiritual)
la información que se maneja y se difunde sin el conocimiento
apropiado; y “en tierras de ciego, el tuerto es rey”.
Siempre,
los seres “del más allá”, los desencarnados, los “ángeles o
demonios”, son almas que pertenecen a ese Plano Astral. Ese Plano
Astral es precisamente “el más allá”; y se puede ver como un
espacio o lugar energético con un degradé de energías que van
desde unas energías muy densas – definiendo lo que se conoce como
un Astral
Bajo
– hasta energías muchos más sutiles y limpias – definiendo el
Astral
Alto.
Un
alma que está ubicada en algún punto del Astral Alto es un alma que
ha ganado cierta paz, que está en calma; que sigue trabajando para
llegar al Cielo pero sin mayores inconvenientes.
Un
alma que está ubicada en un astral más bien bajo, es un alma cuya
existencia es complicada, que no descansa; que puede buscar
desesperadamente mantener contacto con el Plano Terrenal porque no
está cómoda en ese Astral Bajo.
A
diferencia con un alma de bajo astral, una que está en un astral
alto está tan tranquila y siguiendo su evolución, que no busca
establecer contacto con nadie terrenal. Esto es importante saberlo;
ya que las almas oscuras o seres de bajo astral están tan
desesperados de permanecer en contacto con el Plano Tierra que pueden
“hacerse pasar” por ángeles, por Seres de Luz, por deidades,
incluso por Jesucristo y por la Virgen María; y personas que entran
en contacto con ellos pueden llegar a creer que están recibiendo
mensajes celestiales.
¿Acaso
cuando tú estas en tu casa, fresco, cómodo, concentrado, trabajando
con ahínco y dando frutos positivos, vas a estar fastidiando al
vecino?
Esta
advertencia que siempre hago no es del agrado de casi nadie que dice
“recibir mensajes de seres de luz”, pero yo cumplo con explicar
el proceso. Es precisamente por esta precaución real que muchas
instituciones religiosas son muy cautas a la hora de dar como válido
un mensaje o una aparición “espiritual”.
Pero
en ese Plano Astral, no solo existen las almas de desencarnados.
Nosotros, a pesar de estar encarnados y vivos, también tenemos
almas; y todas las almas (de seres vivos o de seres desencarnados o
de seres nunca encarnados) interaccionan entre sí en ese plano
astral; y lo hacen dentro “de su mismo vecindario”.
El
“vecindario” se puede ver como una franja dentro de ese Plano
Astral (una altura mínima y una altura máxima) en la cual las almas
que están allí pueden interactuar entre sí. Las almas que están
muy altas no pueden interactuar con almas muy bajas; y viceversa. Un
“vecindario” se conoce como una “franja astral”.
La
interacción de las almas que ocupan una misma franja astral, es una
total realidad. Pero lo normal es que nuestra mente no esté
consciente de lo que hace nuestra alma. Eso no quiere decir que
nuestra alma no esté haciendo nada.
Y
esta interacción de nuestra alma con otras almas, al igual que en
nuestro Plano terrenal, puede ser una interacción productiva o
contraproducente.
Así
que ya comenzamos a adivinar como se producen un ataque demoníaco.
Tenemos
entonces que un ataque demoníaco no es más que una interacción
inconveniente entre nuestra alma y el alma de otro Ser que
generalmente está desencarnado y que se encuentra en un astral bajo.
Para
que esto ocurra, nuestra alma y el alma demoníaca deben estar en la
misma franja astral.
Efectos
de un ataque demoníaco.
Pero estamos acostumbrados a ver los
ataque demoníacos como en las películas de cine: con cabezas
girando, niños vomitando verde, ojos blancos y personas poseídas
asesinando a otras personas.
Pero
esas interacciones inconvenientes de nuestras almas con otras almas
de astral bajo (como acabamos de definir) pueden ser mucho más
dañinas de lo que se ven en las películas. Dañinas no por lo
violentas, sino porque muchas veces pasan inadvertidas y pueden
llegar a hacer un daño menor pero por mucho más tiempo.
Algunos
malestares personales, enfermedades crónicas, enfermedades mentales,
“mala suerte” en alguna áreas de la vida, manifestaciones
dañinas de temperamento o de carácter, accidentes continuos o
repetidos, inquietud, visiones perturbadoras, sensaciones de vacío e
insatisfacción en la vida, pueden ser (no digo que lo sean de forma
categórica) efectos de un ataque demoníaco sutil pero constante.
Demonios
o almas sufriendo.
Pero
al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Tanto en el
Plano Terrenal como en el Plano Astral existe la dualidad (en el
Plano Espiritual no existe). Pero la forma más acertada de definir
esta dualidad no es como malo o bueno, maligno o santificado,
diabólico o divino; sino simplemente como conveniente o
inconveniente.
Así
que definir a un alma como “buena” o “demoníaca” no es lo
más acertado. Lo que sucede es que hay almas que vibran con
frecuencias “incómodas o inconvenientes” para otras almas y esa
interacción daña a estas últimas.
Con
mucha seguridad no hay una intención malsana y consciente de las
almas del bajo astral en dañar a otras almas; pero su cercanía sí
puede perturbar muchísimo a las demás. Esto es gracias al dolor, al
sufrimiento, a la angustia y al miedo que irradian.
Parodiando
un poco, podemos imaginar que a nadie le hace bien convivir
constantemente con otra persona que se la pase inquieta, sufriendo,
quejándose, llorando, con miedo y negatividad. Algo similar pasa en
los ataques “demoníacos”.
Por
esta razón, lo más profesional no es llamarlas “demonios”, sino
“almas en sufrimiento” o “seres de bajo astral”.
Pero
¿existirán almas de bajo astral que realmente sean mal
intencionadas y estén ansiosas de hacer daño a otras almas, a las
cuales sí podríamos llamar verdaderos demonios?
Sí,
sí existen. Pero el número de ellas es prácticamente despreciable
y en caso de querer atacar a alguien, estas no van a atacar a
cualquier hijo de familia.
Aclarado
este punto, de igual manera le seguiré diciendo “ataques
demoníacos”
En
la línea de fuego.
Hay
un dicho que reza: “para pelear se necesitan dos”; haciendo
alusión a que deben estar dos personas dispuestas y enfrentadas para
que una lucha se lleve a cabo.
En
los ataques demoníacos pasa exactamente igual. Y no es cuestión de
que una persona quiera exponerse conscientemente a un demonio; no se
trata de eso. Nadie va a querer interaccionar con un ser de bajo
astral, pero sí podemos estar “en su linea de fuego” sin
saberlo.
Los
seres de bajo astral (“demonios”) únicamente pueden estar en el
Astral Bajo. Es en esa franja donde ellos están, donde
interaccionan, donde pueden llegar a ser incómodos o hacer daño.
Si
un ser en astral llegará a salir del Astral Bajo, automáticamente
su energía se purificaría y dejaría de ser incómodo o dejaría de
ser demonio. Así que no atacaría a nadie.
Entonces,
para
que una persona sufra un ataque demoníaco, el alma de dicha persona
debe estar en el Astral Bajo, en la misma franja astral (o el mismo
“vecindario”) que el demonio.
No hay otra forma posible.
Es
sencillo de entender desde lo terrenal. Si te metes en un lugar
donde muchos están peleando, pues no te extrañes que salgas
golpeado. Y si eso es así, no te puedes quejar.
Aquí
comenzamos a retomar un poco del concepto inicial que propuse sobre
la inmunidad
a los ataques demoníacos.
La
única forma de tener inmunidad es teniendo a nuestra alma
suficientemente alta en el Plano Astral, para que las influencias
demoníacas no nos lleguen. Esto
se conoce como “ganar
altura espiritual”;
y es cuando nuestra alma se vuelve más espiritual
(recuerden que el Plano Espiritual está más alto que el Plano
Álmico).
Es similar a cuando estamos atascados con el automóvil en el tráfico. Desearíamos que nuestro coche pudiera elevarse para pasar sobre todos los otros autos y así llegar a nuestro destino sin problema. De la misma forma debemos elevar nuestra alma para salir de ese atasco peligroso del astral bajo y librarnos de los ataques demoníacos.
Pero volviendo a la idea de tener nuestra alma en el mismo nivel astral que los demonios. La pregunta podría ser: ¿sería alguien tan loco como para ponerse delante de un demonio para ser atacado?
Y
la respuesta sería: pues claro que no; siempre que supiera dónde
está y cómo evitarlo.
¿Cómo
se puede condicionar la altura de un alma?
Una
persona generalmente vive de forma muy terrenal y no tiene
consciencia de su estado álmico; me refiero a la altura de su alma.
Uno
puede ver a una persona con situaciones terrenales fáciles o
difíciles y su alma estar en un estado que no corresponda a sus
situaciones terrenales.
Más
allá de lo que pasemos en lo referente a situaciones terrenales, el
cómo las asumamos es lo que condiciona a nuestras almas. Pero a la
vez, la altura de nuestra alma condiciona cómo asumimos las
situaciones que vivimos. Procedo a explicarme.
Detrás
de lo que hagamos o dejemos de hacer ante cualquier situación,
siempre tenemos una sensación, un sentimiento o una emoción detrás.
Los
sentimientos (sensaciones o emociones) complicados, “difíciles”
o negativos, son energías muy densas que le dan a nuestra alma mucho
peso. Cuando sentimos de esas formas, nuestra alma tiende a bajar por
el propio peso de nuestras emociones, y nos podemos en la línea de
fuego de los demonios.
La
rabia, el resentimiento, el odio, el deseo de justicia o la sensación
de injusticia, la venganza, el miedo, la tristeza y similares,
aportan muchísimo peso al alma de quien lo siente; e
irremediablemente hacen descender a su alma “al mismo infierno con
los demonios” (metafóricamente hablando)
Por
el contrario, sentimientos o emociones o sensaciones buenas, son
energías muy sutiles que hacen que el alma se eleve a franjas
astrales más altos.
Pero
atención, hablo de sentimientos reales, no de “argumentos
positivistas”. Muchas personas cuando se sienten mal, se repiten
“que están bien”, que “todo va a salir bien”, que “Dios
les va a ayudar”, sin saber que ese positivismo no aporta
absolutamente nada para el alma. El alma se condiciona solo por lo
que se siente de corazón, nunca por la palabra ni por los
pensamientos.
Si
desean profundizar más entre la diferencia de mente y corazón, les
invito a que busquen mis escritos sobre “Pseudosentimientos”.
Allí entenderán que muchas veces creemos que sentimos cosas bonitas
y en realidad lo que hacemos es cerrar los ojos ante sentimientos
difíciles que nos destrozan sin darnos cuenta.
Este
es otro punto que crea malestar para las personas que afirman que “el
pensamiento crea” o que promulgan el “poder de la palabra”.
Para los que se molestan les invito a que lean escrituras sagradas y
aprendan que Dios oye únicamente los corazones; y que busquen quién
les explique qué significa “la Palabra”, con el contexto y el
conocimiento apropiado.
Entonces,
finalmente encontramos que para evitar un ataque demoníaco
tenemos que apartarnos de la línea de fuego de los demonios; y esto
lo hacemos elevando nuestras almas a franjas astrasles fuera del
Astral Bajo donde todos los demonios coexisten. Y este elevar de
nuestras almas comienza por erradicar de nuestros corazones los
sentimientos “pesados”; es decir, manteniendo “nuestros
corazones limpios”.
¡Tremenda
lucha!
Espero
que llegado a este punto no se hayan desanimado; porque mantener el
corazón limpio se dice fácil pero no es nada sencillo.
Sin
mayores argumentos, voy a explicar el proceso de forma sencilla.
La
altura de nuestra alma está condicionada por nuestros sentimientos
en esta vida terrenal.
Debemos
erradicar sentimientos difíciles para aligerar nuestra alma y de
esta forma vaya ganando altura. Esto permite que el alma no esté
cerca del Bajo Astral, evitando así ataques demoníacos
Nuestra
alma tendrá más altura cuanto más espiritual sea, ya que se
acercará al Plano Espiritual.
La
espiritualidad se consigue viviendo una vida terrenal con
lineamientos espirituales.
Los
lineamientos espirituales mantienen nuestro corazón limpio.
En
un solo párrafo: si
comienzo a vivir mi existencia terrenal (que incluye mis
sentimientos) con argumentos espirituales (cuidado, no espiritistas),
eso va a hacerle ganar altura espiritual a mi alma y me voy a alejar
del astral bajo, evitando y quedando inmune a ataques demoníacos.
Y
¿cómo se vive espiritualmente?
Aquí
está el secreto máximo. Si tu alma está en la línea de
fuego de los demonios y con un ritual, con una oración o con un
rezo, te “espantan” a los mismos sin llegar a controlar tus; tu
alma no va a subir y quedarás en el astral bajo... ¿qué crees que
va a suceder?
Pues
como solo confiaste de algo externo y no hubo un cambio en tu
interior (en tus sentimientos hacia las situaciones o las personas)
vas a permanecer en el astral bajo pero con “tu casa limpia”; y
en cualquier momento no vas a tener a uno, sino a “siete demonios”
arremetiendo contra tu alma.
Es
decir que el punto no es solo limpiar o sacar demonios, lo
importante es hacer que tu alma gane altura espiritual.
Hacer
que nuestra alma gane altura espiritual no tiene secretos. Toda
enseñanza espiritual detrás de cualquier religión verdadera lo
tiene por escrito; y estos pasos o recomendaciones a seguir suelen
estar resumidos en lineamientos o comportamientos que debemos asumir
antes las situaciones que nos suceden.
Estas
recomendaciones suelen ser los que se conocen como mandamientos,
lineamientos o enseñanzas espirituales (sagradas).
Toda
enseñanza espiritual verdadera buscar proponerte cómo debes ver y
actuar en las diferentes situaciones de vida; en función de mantener
tu corazón limpio en todo momento. Esto aseguría que tu alma se
mantenga lo más elevada posible y te libres de los ataques
demoníacos.
Entonces,
si cambias tu actitud de vida y con esfuerzo real buscas vivir dentro
de los lineamientos espirituales, tu alma se mantendrá siempre con
un impulso ascendente y no se enganchará en el astral bajo.
Ahora,
si vives solo desde argumentos humanos, los cuales muchas veces son
diametralmente opuestos a lineamientos espirituales; más de una vez
(sino de forma constantes) estarás en la línea de fuego de los
demonios y nada se podrá hacer; caerás cuando menos lo esperes.
Bajar
no es el problema, lo malo es no saber subir.
Pero
nadie está “libre de pecado ni de tentaciones”; todos podemos
caer en el astral bajo en cualquier momento, porque se escapan de
nuestras manos alguno sentimientos. Ese no es el peor problema; lo
peor es quedarse allí.
El
problema actual es que sin la práctica ni el esfuerzo de conocer y
mantenerse bajo lineamientos espirituales, es muy fácil caerse y
quedarse en el piso. De hecho, la mayoría de las personas se quedan
“enganchadas” en los problemas y se mantienen allí sin fuerzas,
sin herramientas, sin argumentos o sin ganas para salir de ellos.
Quedarse
enganchado en alguna situación manteniendo sentimientos complicados
es similar a darle la espalda a los demonios y decirle “atácame”,
“golpéame”, “mátame”. Cuando a alguno le provoque hacerlo,
no tendrás derecho a reclamo.
Es
muy diferente cuando se cae una persona que ya está recorriendo un
camino de esfuerzo espiritual. Esa persona sí sabe las consecuencias
de no levantarse rápido; y tiene las fuerzas, las herramientas, los
argumentos y las ganas para volar de allí.
Pero
no es cosa de tener una lista de qué hacer en esos momentos, sino la
experiencia que se obtiene con el tiempo de estar esforzándose en
vivir espiritualmente.
Del
dicho al hecho hay mucho trecho.
Vivir
con argumentos espirituales no se consigue por el solo deseo de
hacerlo. Ni siquiera teniendo los pasos para hacerlo.
e
la humanidad apareció, la necesidad de una vida espiritual comenzó
a ser real. Una necesidad que se podía satisfacer únicamente en un
escenario
de crecimiento espiritual.
Hoy
en día esa forma de hacer crecer a nuestro espíritu no ha cambiado;
lo espiritual es inmutable con el tiempo, siempre se ha tratado igual
y siempre lo será.
Al
igual que para mejorar tu figura física debes ir a ejercitarte en un
gimnasio, al igual que para aumentar tu función cardiopulmonar debes
sudar con el entrenamiento apropiado, cuando quieres mejorar la
cantidad de espíritu que tiene tu alma debes esforzarte en un
escenario apropiado que la vaya perfeccionando. Esto permitirá que
tu alma vaya subiendo de forma sostenida a estratos astrales cada vez
más altos.
Pero
ese escenario apropiado para el espíritu es mucho más que una
práctica religiosa dominical y mucho menos social. Tampoco son
suficientes rezos, oraciones, peticiones, velas, frases que expresen
fe y cariño, etc.
Un
escenario de Crecimiento Espiritual está compuesto por: un convivir
con un grupo de personas que están intentando también crecer
espiritualmente; al lado de un maestro espiritual (con el cual tengas
contacto directo); y todo esto basado en enseñanzas espirituales
obtenidas de libros sagrados (por ejemplo la Santa Biblia).
Un
escenario de crecimiento espiritual, lo único que busca es que
logres afinar tu relación personal con Dios. A pesar de esto, hoy en
día estos escenarios de crecimiento espiritual están muy
desacreditado por diferentes razones: farsantes, sectas,
malentendidos, ignorancia, manipulación de la modernidad para evitar
el verdadero desarrollo del Ser, etc. Pero nada de eso echa por
tierra de lo indispensable del escenario espiritual. Lo siento.
Y
hay argumentos muy sólidos para identificar escenarios reales de
crecimiento espiritual de otros que se veden como tales, pero que no
lo son. Invito al lector a que busque los varios artículos que he
escrito sobre eso, si es de su interés. Pero bastaría escuchara las
personas que se han involucrado y han conseguido esa relación con
Dios que da paz incluso en las peores situaciones.
La
bendición de un Maestro Espiritual contra los ataque demoníacos.
Y
además, cuando se establece una verdadera relación
maestro-discípulo en un escenario de crecimiento espiritual, suceden
muchas cosas inimaginables en el Plano Álmico.
Una
de esas cosas es que el alma del Maestro, como parte de su trabajo,
mantiene un impulso ascendente del alma del discípulo hacia el
Astral Alto.
Si
una persona es realmente un discípulo de un maestro espiritual
encarnado (hay condiciones que se deben cumplir para ser discípulo),
nunca, pero nunca se debe preocupar de ataques demoníacos.
De eso se encarga su maestro espiritual, que sí tiene mucha
experiencia manteniendo su alma en astrales superiores; sabe cómo
hacerlo y sabe cómo recuperarse.
El
alma del maestro se echa al hombro el alma del discípulo esforzado;
y mientras este no “patalee mucho”, lo mantendrá con él. Y si
en algún momento el alma del discípulo esforzado se cae, el maestro
tiene la capacidad y la agilidad de correr a levantarlo y volver a
subirlo con él (Parábola de la oveja perdida - Lucas 15:1-7)
Esta
protección gratuita contra entidades del Plano Astral no es la única
bendición al ser un discípulo esforzado de un maestro espiritual;
las hay muchas y más importantes. Pero esta resulta una de las más
atractivas para algunas personas.
Pero
bien, mientras no se tenga la entereza y la fortaleza de emprender un
camino de crecimiento espiritual con un maestro verdadero, los baños,
las medallas, las oraciones y los sahumerios mantendrán la casa
limpia. Hasta que otros demonios más se percaten de esa “alma
atrayente” en su “vecindario”, sin defensa y sin inmunidad.
No
todo lo negro es carbón.
En
este escrito me he referido a la explicación de un ataque demoníaco
y en función de esto cómo evitarlo con inmunidad total. Pero no
debemos pecar por ingenuos, pensando que todo lo malo que nos sucede
es por un demonio.
Hay
muchas razones por las cuales nos suceden situaciones complicadas,
desde el plano físico, mental, emocional y energético.
La
mayoría de las veces, antes de sospechar de un ataque demoníaco, se
deben evaluar muchas otras posibilidades; y entre ellas no es raro
encontrar de que en la mayoría de dichas circunstancias difíciles
está presente únicamente nuestra responsabilidad espiritual
(Ley de Acción y Reacción – Karma y Ley de Atracción)
No
todo lo negro es carbón; no todo lo “malo” son demonios.
La
buena noticia es que también en esos problemas que provocamos desde
nuestra “irresponsabilidad espiritual”, donde no hay demonios
metidos; el crecimiento espiritual también también viene a
cubrirnos y ayudarnos.
Muchos
se pregunta cuando me leen: ¿por qué el crecimiento espiritual está
en todo?
Pues
porque somos seres espirituales y Dios nos ama con locura. Así que
debemos hacer el esfuerzo por crecer espiritualmente y llegar a Él.
Dios
les bendiga.
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
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