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viernes, 30 de junio de 2017

¿Cómo librarse de ataques demoníacos?

Autor: ShaniShaktiAnanda

Esto de los ataques por entidades demoníacas (o más correctamente por seres del bajo astral) es un tema gigante, con el cual se ha fantaseado mucho y se han entendido cosas incorrectas e incompletas.

Explicar esto requiere de mucho contexto, pero he decidido hacerlo de forma resumida pero completa, para la gran cantidad de personas que lo preguntan.

Cuando se habla de librarse o de protegerse contra entidades oscuras (otra forma de llamarlas) muchas veces se utilizan mecanismos que simplemente las alejan; pero ninguno de estos mecanismos logra crear inmunidad contra ellas. Por lo tanto, en cualquier momento, en la situación que menos lo esperes, estas entidades pueden volver.

Es por eso por lo que pretendo explicar la única forma que existe para liberarse e inmunizarse definitivamente contra este tipo de ataques. Lee con paciencia para que puedas comprender muchas cosas.


Lo importante de la inmunidad.

Cuando una persona sometida a estas entidades, simplemente se las quita pero no se inmuniza, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Cuando estos seres son desplazados y más tarde tienen la oportunidad de arremeter, el estado posterior resulta peor que el anterior. Y la Santa Biblia así lo dice (entre esos versículos que quedan ocultos sin explicación):

Mateo 12:43-45 (TLA)

43 »Cuando un espíritu malo sale de alguien, anda por el desierto buscando donde descansar. 44 Al no encontrar ningún lugar, dice: “Mejor regresaré a mi antigua casa y volveré a vivir en ella”. Cuando regresa, la encuentra desocupada, limpia y ordenada. 45 Entonces va y busca a otros siete espíritus peores que él, y todos ellos entran en aquella persona y se quedan a vivir allí. ¡Y esa pobre persona termina peor que cuando sólo tenía un espíritu malo! Esto mismo va a pasarles a ustedes, porque son muy malos.

Y la inmunidad va mucho más allá de cargar un amuleto, de aprenderse oraciones o de hacerse uno baños; estos objetos o rituales llegan a ser poca cosa a la hora de una arremetida de entidades de bajo astral.

Lo que hay que hacer es ponerse fuera del alcance de ellos. Acaso, una vez que te libraste de alguno ¿le vas a volver a dar oportunidad de atacarte? Sigue leyendo y lo aprenderás.


Definición de “ataque demoníaco”.

Lo primero que hay que hacer para aclarar lo que significa un ataque demoníaco, es definir dónde se producen.

Toda persona encarnada tiene tres grandes planos de existencia:

  1. el Plano Terrenal (constituido por su parte física, mental, emocional y energética) que nos identifica como seres encarnados;
  2. el Plano Astral o Álmico que es donde existen y coexisten nuestras almas;
  3. y el Plano Espiritual que es donde pertenece nuestro espíritu. Este último es el plano donde llegamos a fundirnos con Dios.

Una de las primeras cosas que se debe aprender y que se desprende de estos tres planos de existencia, es que alma y espíritu son dos cosas totalmente diferentes.

Cuando las personas comunes hablan de “espíritus” como esas entidades que pueden interaccionar con nosotros, están utilizando mal el término; ya que no son espíritus sino almas.

De la misma forma se habla erróneamente de “terapias espirituales”, de “rituales espirituales”, de “ataques espirituales”, de “enfoques espirituales”; y nada de eso es espiritual sino “álmico” (relativo a las almas). Nuestro Espíritu no se enferma, no necesita rituales, no es atacado por nada ni por nadie; pero en nuestra cultura (mucho más fenomenológica que espiritual) la información que se maneja y se difunde sin el conocimiento apropiado; y “en tierras de ciego, el tuerto es rey”.

Siempre, los seres “del más allá”, los desencarnados, los “ángeles o demonios”, son almas que pertenecen a ese Plano Astral. Ese Plano Astral es precisamente “el más allá”; y se puede ver como un espacio o lugar energético con un degradé de energías que van desde unas energías muy densas – definiendo lo que se conoce como un Astral Bajo – hasta energías muchos más sutiles y limpias – definiendo el Astral Alto.


Un alma que está ubicada en algún punto del Astral Alto es un alma que ha ganado cierta paz, que está en calma; que sigue trabajando para llegar al Cielo pero sin mayores inconvenientes.

Un alma que está ubicada en un astral más bien bajo, es un alma cuya existencia es complicada, que no descansa; que puede buscar desesperadamente mantener contacto con el Plano Terrenal porque no está cómoda en ese Astral Bajo.

A diferencia con un alma de bajo astral, una que está en un astral alto está tan tranquila y siguiendo su evolución, que no busca establecer contacto con nadie terrenal. Esto es importante saberlo; ya que las almas oscuras o seres de bajo astral están tan desesperados de permanecer en contacto con el Plano Tierra que pueden “hacerse pasar” por ángeles, por Seres de Luz, por deidades, incluso por Jesucristo y por la Virgen María; y personas que entran en contacto con ellos pueden llegar a creer que están recibiendo mensajes celestiales.

¿Acaso cuando tú estas en tu casa, fresco, cómodo, concentrado, trabajando con ahínco y dando frutos positivos, vas a estar fastidiando al vecino?

Esta advertencia que siempre hago no es del agrado de casi nadie que dice “recibir mensajes de seres de luz”, pero yo cumplo con explicar el proceso. Es precisamente por esta precaución real que muchas instituciones religiosas son muy cautas a la hora de dar como válido un mensaje o una aparición “espiritual”.

Pero en ese Plano Astral, no solo existen las almas de desencarnados. Nosotros, a pesar de estar encarnados y vivos, también tenemos almas; y todas las almas (de seres vivos o de seres desencarnados o de seres nunca encarnados) interaccionan entre sí en ese plano astral; y lo hacen dentro “de su mismo vecindario”.

El “vecindario” se puede ver como una franja dentro de ese Plano Astral (una altura mínima y una altura máxima) en la cual las almas que están allí pueden interactuar entre sí. Las almas que están muy altas no pueden interactuar con almas muy bajas; y viceversa. Un “vecindario” se conoce como una “franja astral”.

La interacción de las almas que ocupan una misma franja astral, es una total realidad. Pero lo normal es que nuestra mente no esté consciente de lo que hace nuestra alma. Eso no quiere decir que nuestra alma no esté haciendo nada.

Y esta interacción de nuestra alma con otras almas, al igual que en nuestro Plano terrenal, puede ser una interacción productiva o contraproducente.

Así que ya comenzamos a adivinar como se producen un ataque demoníaco. Tenemos entonces que un ataque demoníaco no es más que una interacción inconveniente entre nuestra alma y el alma de otro Ser que generalmente está desencarnado y que se encuentra en un astral bajo. Para que esto ocurra, nuestra alma y el alma demoníaca deben estar en la misma franja astral.


Efectos de un ataque demoníaco.

Pero estamos acostumbrados a ver los ataque demoníacos como en las películas de cine: con cabezas girando, niños vomitando verde, ojos blancos y personas poseídas asesinando a otras personas.

Pero esas interacciones inconvenientes de nuestras almas con otras almas de astral bajo (como acabamos de definir) pueden ser mucho más dañinas de lo que se ven en las películas. Dañinas no por lo violentas, sino porque muchas veces pasan inadvertidas y pueden llegar a hacer un daño menor pero por mucho más tiempo.

Algunos malestares personales, enfermedades crónicas, enfermedades mentales, “mala suerte” en alguna áreas de la vida, manifestaciones dañinas de temperamento o de carácter, accidentes continuos o repetidos, inquietud, visiones perturbadoras, sensaciones de vacío e insatisfacción en la vida, pueden ser (no digo que lo sean de forma categórica) efectos de un ataque demoníaco sutil pero constante.


Demonios o almas sufriendo.

Pero al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Tanto en el Plano Terrenal como en el Plano Astral existe la dualidad (en el Plano Espiritual no existe). Pero la forma más acertada de definir esta dualidad no es como malo o bueno, maligno o santificado, diabólico o divino; sino simplemente como conveniente o inconveniente.

Así que definir a un alma como “buena” o “demoníaca” no es lo más acertado. Lo que sucede es que hay almas que vibran con frecuencias “incómodas o inconvenientes” para otras almas y esa interacción daña a estas últimas.

Con mucha seguridad no hay una intención malsana y consciente de las almas del bajo astral en dañar a otras almas; pero su cercanía sí puede perturbar muchísimo a las demás. Esto es gracias al dolor, al sufrimiento, a la angustia y al miedo que irradian.

Parodiando un poco, podemos imaginar que a nadie le hace bien convivir constantemente con otra persona que se la pase inquieta, sufriendo, quejándose, llorando, con miedo y negatividad. Algo similar pasa en los ataques “demoníacos”.

Por esta razón, lo más profesional no es llamarlas “demonios”, sino “almas en sufrimiento” o “seres de bajo astral”.

Pero ¿existirán almas de bajo astral que realmente sean mal intencionadas y estén ansiosas de hacer daño a otras almas, a las cuales sí podríamos llamar verdaderos demonios?

Sí, sí existen. Pero el número de ellas es prácticamente despreciable y en caso de querer atacar a alguien, estas no van a atacar a cualquier hijo de familia.

Aclarado este punto, de igual manera le seguiré diciendo “ataques demoníacos”


En la línea de fuego.

Hay un dicho que reza: “para pelear se necesitan dos”; haciendo alusión a que deben estar dos personas dispuestas y enfrentadas para que una lucha se lleve a cabo.

En los ataques demoníacos pasa exactamente igual. Y no es cuestión de que una persona quiera exponerse conscientemente a un demonio; no se trata de eso. Nadie va a querer interaccionar con un ser de bajo astral, pero sí podemos estar “en su linea de fuego” sin saberlo.

Los seres de bajo astral (“demonios”) únicamente pueden estar en el Astral Bajo. Es en esa franja donde ellos están, donde interaccionan, donde pueden llegar a ser incómodos o hacer daño.

Si un ser en astral llegará a salir del Astral Bajo, automáticamente su energía se purificaría y dejaría de ser incómodo o dejaría de ser demonio. Así que no atacaría a nadie.

Entonces, para que una persona sufra un ataque demoníaco, el alma de dicha persona debe estar en el Astral Bajo, en la misma franja astral (o el mismo “vecindario”) que el demonio. No hay otra forma posible.

Es sencillo de entender desde lo terrenal. Si te metes en un lugar donde muchos están peleando, pues no te extrañes que salgas golpeado. Y si eso es así, no te puedes quejar.

Aquí comenzamos a retomar un poco del concepto inicial que propuse sobre la inmunidad a los ataques demoníacos.

La única forma de tener inmunidad es teniendo a nuestra alma suficientemente alta en el Plano Astral, para que las influencias demoníacas no nos lleguen. Esto se conoce como “ganar altura espiritual”; y es cuando nuestra alma se vuelve más espiritual (recuerden que el Plano Espiritual está más alto que el Plano Álmico).

Es similar a cuando estamos atascados con el automóvil en el tráfico. Desearíamos que nuestro coche pudiera elevarse para pasar sobre todos los otros autos y así llegar a nuestro destino sin problema. De la misma forma debemos elevar nuestra alma para salir de ese atasco peligroso del astral bajo y librarnos de los ataques demoníacos.

Pero volviendo a la idea de tener nuestra alma en el mismo nivel astral que los demonios. La pregunta podría ser: ¿sería alguien tan loco como para ponerse delante de un demonio para ser atacado?

Y la respuesta sería: pues claro que no; siempre que supiera dónde está y cómo evitarlo.


¿Cómo se puede condicionar la altura de un alma?

Una persona generalmente vive de forma muy terrenal y no tiene consciencia de su estado álmico; me refiero a la altura de su alma.

Uno puede ver a una persona con situaciones terrenales fáciles o difíciles y su alma estar en un estado que no corresponda a sus situaciones terrenales.

Más allá de lo que pasemos en lo referente a situaciones terrenales, el cómo las asumamos es lo que condiciona a nuestras almas. Pero a la vez, la altura de nuestra alma condiciona cómo asumimos las situaciones que vivimos. Procedo a explicarme.

Detrás de lo que hagamos o dejemos de hacer ante cualquier situación, siempre tenemos una sensación, un sentimiento o una emoción detrás.

Los sentimientos (sensaciones o emociones) complicados, “difíciles” o negativos, son energías muy densas que le dan a nuestra alma mucho peso. Cuando sentimos de esas formas, nuestra alma tiende a bajar por el propio peso de nuestras emociones, y nos podemos en la línea de fuego de los demonios.

La rabia, el resentimiento, el odio, el deseo de justicia o la sensación de injusticia, la venganza, el miedo, la tristeza y similares, aportan muchísimo peso al alma de quien lo siente; e irremediablemente hacen descender a su alma “al mismo infierno con los demonios” (metafóricamente hablando)

Por el contrario, sentimientos o emociones o sensaciones buenas, son energías muy sutiles que hacen que el alma se eleve a franjas astrales más altos.

Pero atención, hablo de sentimientos reales, no de “argumentos positivistas”. Muchas personas cuando se sienten mal, se repiten “que están bien”, que “todo va a salir bien”, que “Dios les va a ayudar”, sin saber que ese positivismo no aporta absolutamente nada para el alma. El alma se condiciona solo por lo que se siente de corazón, nunca por la palabra ni por los pensamientos.

Si desean profundizar más entre la diferencia de mente y corazón, les invito a que busquen mis escritos sobre “Pseudosentimientos”. Allí entenderán que muchas veces creemos que sentimos cosas bonitas y en realidad lo que hacemos es cerrar los ojos ante sentimientos difíciles que nos destrozan sin darnos cuenta.

Este es otro punto que crea malestar para las personas que afirman que “el pensamiento crea” o que promulgan el “poder de la palabra”. Para los que se molestan les invito a que lean escrituras sagradas y aprendan que Dios oye únicamente los corazones; y que busquen quién les explique qué significa “la Palabra”, con el contexto y el conocimiento apropiado.

Entonces, finalmente encontramos que para evitar un ataque demoníaco tenemos que apartarnos de la línea de fuego de los demonios; y esto lo hacemos elevando nuestras almas a franjas astrasles fuera del Astral Bajo donde todos los demonios coexisten. Y este elevar de nuestras almas comienza por erradicar de nuestros corazones los sentimientos “pesados”; es decir, manteniendo “nuestros corazones limpios”.


¡Tremenda lucha!

Espero que llegado a este punto no se hayan desanimado; porque mantener el corazón limpio se dice fácil pero no es nada sencillo.

Sin mayores argumentos, voy a explicar el proceso de forma sencilla.

  • La altura de nuestra alma está condicionada por nuestros sentimientos en esta vida terrenal.
  • Debemos erradicar sentimientos difíciles para aligerar nuestra alma y de esta forma vaya ganando altura. Esto permite que el alma no esté cerca del Bajo Astral, evitando así ataques demoníacos
  • Nuestra alma tendrá más altura cuanto más espiritual sea, ya que se acercará al Plano Espiritual.
  • La espiritualidad se consigue viviendo una vida terrenal con lineamientos espirituales.
  • Los lineamientos espirituales mantienen nuestro corazón limpio.

En un solo párrafo: si comienzo a vivir mi existencia terrenal (que incluye mis sentimientos) con argumentos espirituales (cuidado, no espiritistas), eso va a hacerle ganar altura espiritual a mi alma y me voy a alejar del astral bajo, evitando y quedando inmune a ataques demoníacos.


Y ¿cómo se vive espiritualmente?

Aquí está el secreto máximo. Si tu alma está en la línea de fuego de los demonios y con un ritual, con una oración o con un rezo, te “espantan” a los mismos sin llegar a controlar tus; tu alma no va a subir y quedarás en el astral bajo... ¿qué crees que va a suceder?

Pues como solo confiaste de algo externo y no hubo un cambio en tu interior (en tus sentimientos hacia las situaciones o las personas) vas a permanecer en el astral bajo pero con “tu casa limpia”; y en cualquier momento no vas a tener a uno, sino a “siete demonios” arremetiendo contra tu alma.

Es decir que el punto no es solo limpiar o sacar demonios, lo importante es hacer que tu alma gane altura espiritual.

Hacer que nuestra alma gane altura espiritual no tiene secretos. Toda enseñanza espiritual detrás de cualquier religión verdadera lo tiene por escrito; y estos pasos o recomendaciones a seguir suelen estar resumidos en lineamientos o comportamientos que debemos asumir antes las situaciones que nos suceden.

Estas recomendaciones suelen ser los que se conocen como mandamientos, lineamientos o enseñanzas espirituales (sagradas).

Toda enseñanza espiritual verdadera buscar proponerte cómo debes ver y actuar en las diferentes situaciones de vida; en función de mantener tu corazón limpio en todo momento. Esto aseguría que tu alma se mantenga lo más elevada posible y te libres de los ataques demoníacos.

Entonces, si cambias tu actitud de vida y con esfuerzo real buscas vivir dentro de los lineamientos espirituales, tu alma se mantendrá siempre con un impulso ascendente y no se enganchará en el astral bajo.

Ahora, si vives solo desde argumentos humanos, los cuales muchas veces son diametralmente opuestos a lineamientos espirituales; más de una vez (sino de forma constantes) estarás en la línea de fuego de los demonios y nada se podrá hacer; caerás cuando menos lo esperes.


Bajar no es el problema, lo malo es no saber subir.

Pero nadie está “libre de pecado ni de tentaciones”; todos podemos caer en el astral bajo en cualquier momento, porque se escapan de nuestras manos alguno sentimientos. Ese no es el peor problema; lo peor es quedarse allí.

El problema actual es que sin la práctica ni el esfuerzo de conocer y mantenerse bajo lineamientos espirituales, es muy fácil caerse y quedarse en el piso. De hecho, la mayoría de las personas se quedan “enganchadas” en los problemas y se mantienen allí sin fuerzas, sin herramientas, sin argumentos o sin ganas para salir de ellos.

Quedarse enganchado en alguna situación manteniendo sentimientos complicados es similar a darle la espalda a los demonios y decirle “atácame”, “golpéame”, “mátame”. Cuando a alguno le provoque hacerlo, no tendrás derecho a reclamo.

Es muy diferente cuando se cae una persona que ya está recorriendo un camino de esfuerzo espiritual. Esa persona sí sabe las consecuencias de no levantarse rápido; y tiene las fuerzas, las herramientas, los argumentos y las ganas para volar de allí.

Pero no es cosa de tener una lista de qué hacer en esos momentos, sino la experiencia que se obtiene con el tiempo de estar esforzándose en vivir espiritualmente.


Del dicho al hecho hay mucho trecho.

Vivir con argumentos espirituales no se consigue por el solo deseo de hacerlo. Ni siquiera teniendo los pasos para hacerlo.

e la humanidad apareció, la necesidad de una vida espiritual comenzó a ser real. Una necesidad que se podía satisfacer únicamente en un escenario de crecimiento espiritual.

Hoy en día esa forma de hacer crecer a nuestro espíritu no ha cambiado; lo espiritual es inmutable con el tiempo, siempre se ha tratado igual y siempre lo será.

Al igual que para mejorar tu figura física debes ir a ejercitarte en un gimnasio, al igual que para aumentar tu función cardiopulmonar debes sudar con el entrenamiento apropiado, cuando quieres mejorar la cantidad de espíritu que tiene tu alma debes esforzarte en un escenario apropiado que la vaya perfeccionando. Esto permitirá que tu alma vaya subiendo de forma sostenida a estratos astrales cada vez más altos.

Pero ese escenario apropiado para el espíritu es mucho más que una práctica religiosa dominical y mucho menos social. Tampoco son suficientes rezos, oraciones, peticiones, velas, frases que expresen fe y cariño, etc.

Un escenario de Crecimiento Espiritual está compuesto por: un convivir con un grupo de personas que están intentando también crecer espiritualmente; al lado de un maestro espiritual (con el cual tengas contacto directo); y todo esto basado en enseñanzas espirituales obtenidas de libros sagrados (por ejemplo la Santa Biblia).

Un escenario de crecimiento espiritual, lo único que busca es que logres afinar tu relación personal con Dios. A pesar de esto, hoy en día estos escenarios de crecimiento espiritual están muy desacreditado por diferentes razones: farsantes, sectas, malentendidos, ignorancia, manipulación de la modernidad para evitar el verdadero desarrollo del Ser, etc. Pero nada de eso echa por tierra de lo indispensable del escenario espiritual. Lo siento.

Y hay argumentos muy sólidos para identificar escenarios reales de crecimiento espiritual de otros que se veden como tales, pero que no lo son. Invito al lector a que busque los varios artículos que he escrito sobre eso, si es de su interés. Pero bastaría escuchara las personas que se han involucrado y han conseguido esa relación con Dios que da paz incluso en las peores situaciones.


La bendición de un Maestro Espiritual contra los ataque demoníacos.

Y además, cuando se establece una verdadera relación maestro-discípulo en un escenario de crecimiento espiritual, suceden muchas cosas inimaginables en el Plano Álmico.

Una de esas cosas es que el alma del Maestro, como parte de su trabajo, mantiene un impulso ascendente del alma del discípulo hacia el Astral Alto.

Si una persona es realmente un discípulo de un maestro espiritual encarnado (hay condiciones que se deben cumplir para ser discípulo), nunca, pero nunca se debe preocupar de ataques demoníacos. De eso se encarga su maestro espiritual, que sí tiene mucha experiencia manteniendo su alma en astrales superiores; sabe cómo hacerlo y sabe cómo recuperarse.

El alma del maestro se echa al hombro el alma del discípulo esforzado; y mientras este no “patalee mucho”, lo mantendrá con él. Y si en algún momento el alma del discípulo esforzado se cae, el maestro tiene la capacidad y la agilidad de correr a levantarlo y volver a subirlo con él (Parábola de la oveja perdida - Lucas 15:1-7)

Esta protección gratuita contra entidades del Plano Astral no es la única bendición al ser un discípulo esforzado de un maestro espiritual; las hay muchas y más importantes. Pero esta resulta una de las más atractivas para algunas personas.

Pero bien, mientras no se tenga la entereza y la fortaleza de emprender un camino de crecimiento espiritual con un maestro verdadero, los baños, las medallas, las oraciones y los sahumerios mantendrán la casa limpia. Hasta que otros demonios más se percaten de esa “alma atrayente” en su “vecindario”, sin defensa y sin inmunidad.


No todo lo negro es carbón.

En este escrito me he referido a la explicación de un ataque demoníaco y en función de esto cómo evitarlo con inmunidad total. Pero no debemos pecar por ingenuos, pensando que todo lo malo que nos sucede es por un demonio.

Hay muchas razones por las cuales nos suceden situaciones complicadas, desde el plano físico, mental, emocional y energético.

La mayoría de las veces, antes de sospechar de un ataque demoníaco, se deben evaluar muchas otras posibilidades; y entre ellas no es raro encontrar de que en la mayoría de dichas circunstancias difíciles está presente únicamente nuestra responsabilidad espiritual (Ley de Acción y Reacción – Karma y Ley de Atracción)

No todo lo negro es carbón; no todo lo “malo” son demonios.

La buena noticia es que también en esos problemas que provocamos desde nuestra “irresponsabilidad espiritual”, donde no hay demonios metidos; el crecimiento espiritual también también viene a cubrirnos y ayudarnos.

Muchos se pregunta cuando me leen: ¿por qué el crecimiento espiritual está en todo?

Pues porque somos seres espirituales y Dios nos ama con locura. Así que debemos hacer el esfuerzo por crecer espiritualmente y llegar a Él.


Dios les bendiga.

Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 543AS. (26 de junio del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777

Palabras-claves: demonios, ataques demoníacos, más allá, astral, bajo astral, alto astral, Dios, lineamientos, mandamientos, diablo, desencarnados, franja astral

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