Autor:
ShaniShaktiAnanda
Había
una vez dos hermanos que vivían en la misma casa.
Si
bien debían trabajar con su padre para mantener un mismo hogar,
ambos tenían ideas diferentes, métodos diferentes y era más el
tiempo que pasaban peleando entre ellos que trabajando juntos.
Llegó
el día en que su padre tuvo que ausentarse por un tiempo; y como
ambos hermanos ya eran mayores de edad, su padre les dejó encargados
de sus negocios, de sus tierras y de su madre, que ya estaba mayor.
Ambos
defendían sus ideas y trabajaban por ellas, pero un hermano no cabía
en los planes del otro.
Ambos
trataban de hacer lo suyo, pero cada quien alaba para su lado y el
negocio comenzaba a deteriorarse; las tierras quedaban abandonadas; y
la única que parecía sufrir era la madre.
Uno
hacía negocios y el otro se los criticaba; pero tampoco aportaba
mucho.
Uno
se negaba a cuidar las tierras porque decía que era deber del otro,
pero el otro tampoco lo hacia por no dar la razón al primero; así
iban quedando abandonadas.
Se
perdían cosechas; se desaprovechaban oportunidades; y ni de día ni
de noche, no podían ni cruzarse en el camino.
De
vez en cuando su madre, que cada vez estaba más deteriorada, los
reunía juntos y trataba de que dialogaran; pero ambos gritaban y
argumentaban sus razones como las únicas válidas.
Pasó
algún tiempo y la situación del negocio fue tan mala, las tierras
tan abandonadas y su madre tan deteriorada; que toda está desgracia
comenzó a comentarse en los otros pueblos.
Algunos
vecinos comenzaron a querer ayudar, pero algunos pocos se ponían de
parte de uno de los hermanos, otros de parte del otro; y muchos no se
querían involucrar, pues tenían sus propios problemas.
Entonces,
llegó la noticia a oídos del padre, quien estaba lejos, y dijo:
“Deberé emprender el viaje de vuelta. Les confié mis posesiones a ambos hijos y ninguno supo hacer el trabajo; tendrán que aprender la lección”
En
los siguientes días, los hermanos arreciaron sus luchas;
y uno de ellos, el mayor, utilizó toda su parte de la riqueza que
debía administrar, simplemente para ganarle a su hermano.
Pero
un “golpe de mala suerte” le llegó al mayor; o tal vez se le
venció el plazo de gracia ante las consecuencias de sus actos.
La
debilidad del hermano mayor hizo que el menor comenzara a sentirse
con mayor fuerza; y a pesar de tener menos recursos, vio caer a su
hermano mayor: enfermo y acabado.
Entonces
llegó el padre a su casa. El hermano menor fue corriendo a recibirle
y le dijo:
“Padre, padre; merezco la recompensa
de la victoria. Dios mismo se ha ocupado de demostrar que mi hermano
ha obrado mal, dándole sufrimiento y haciéndole acabar mal. Esa es
la señal de que él era el quien obraba mal.”
El
padre le reclamó:
“¿Cuál recompensa? ¿Qué
victoria? ¿Acaso puede tener recompenza la lucha que ustedes mismos
se inventaron por su inmadurez?”
“Ustedes debieron haber trabajado
juntos, debieron haber construido juntos. Pero hicieron todo lo
contrario; lucharon contra ustedes, se destruyeron entre ustedes; y
vuestra pobre madre, casi moribunda está en cama llorando.”
“¿Cuál recompensa quiere que te dé?”
Y
el padre fue a ver al hermano mayor, quien estaba tirado en la puerta
fuera de la casa. Y este le dijo:
“Padre mío, tu hijo menor me ha
engañado y me ha destruido. No creas nada de lo que te diga.”
El
padre furioso le dijo al hijo mayor:
“¿Tú me dices que tu hermano te ha
destruido?”
“Estás sufriendo la propia
consecuencia de tus actos, pero simplemente porque a ti te han
llegado primero. Tu hermano aún está de pié y se siente victorioso
porque la Justicia Divina aún no sentencia sobre él. Pero lo hará;
y lo hará tan duro como lo ha hecho contigo.”
El
hermano menor, que estaba oyendo, reclama al padre, entre el miedo y
la indignación:
“¡Pero padre! Yo si quería lo
mejor para los negocios, para las tierras y para mi madre, ¿por qué
dices que he de sufrir?”
El
padre, con un dolor inmenso de corazón le dice a ambos:
“Porque ustedes ambos son mis
hijos por igual; y mis negocios, mis tierras y vuestra madre no eran
asunto individual de ninguno de los dos.”
“Ambos debían trabajar juntos entendiendo que trabajaban para mí, ninguno trabajaba para sí mismo, ninguno tenía las mejores ideas. Tanto yo como vuestra madre los necesitábamos a los dos y cada uno por su parte ha destruido todo.”
“Esto no es victoria para uno ni castigo para el otro. Esto será pena y oprobio para ambos hasta el fin de los tiempos.”
“Ambos debían trabajar juntos entendiendo que trabajaban para mí, ninguno trabajaba para sí mismo, ninguno tenía las mejores ideas. Tanto yo como vuestra madre los necesitábamos a los dos y cada uno por su parte ha destruido todo.”
“Esto no es victoria para uno ni castigo para el otro. Esto será pena y oprobio para ambos hasta el fin de los tiempos.”
“Ambos seguirán trabajado por su
cuenta; y hasta sus bisnietos deberán pagar todo lo que ustedes
destrozaron por querer hacer las cosas a sus maneras.”
Ambos
hijos dijeron a la vez:
“Pero padre, ¡perdónanos!”
Y el padre, con voz profunda pero justa dijo:
“Aunque sientan que todo terminó,
no pidan que les perdone; ya que ustedes en plena lucha no se
perdonaron entre sí. No pueden pedir ahora lo que ustedes nunca
intentaron entre ustedes.”
Y
de esta forma, el padre trajo a otros trabajadores para volver a
sacar sus negocios, sus tierras y su hogar adelante.
Con el tiempo, sus hijos retomaron el trabajo, pero ya como peones; alejados de la vista del padre.
Pero
el hermano mayor, maltrecho y arruinado, desacreditado por todos,
comenzó a trabajar humilde, a corregir sus acciones y a enseñar a
su familia a no cometer los errores que él había cometido. Así,
poco a poco, fue pagando su deuda con la vida.
En
cambio, el hermano menor, que a pesar de las palabras de su padre aún
se sentía victorioso, fue quien la pasó peor. Por creerse ganador,
este nunca sintió las ganas de corregirse y siguió acumulando
desatinos por su cuenta. Esto trajo consecuencias que se extendieron
en sufrimientos a sus pobres descendientes.
Moraleja:
“En una lucha entre hermanos, ninguno gana; a pesar de que uno
parezca que sale victorioso.”
Fin.
(SSA
06junio2017)
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
523AS. (06 de junio del 2017)http://www.shanishaktiananda.com
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Palabras-claves
cuento, padre hermanos, lucha, mayor, menor.
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