Autor:
ShaniShaktiAnanda
Somos
almas encanadas; pero también somos almas que debemos llegar al
Cielo.
Nuestro
intento de llegar al Cielo se parece mucho a tratar de brincar muy
alto. Es similar a prepararnos y echar un poco hacia atrás para
tomar impulso; y luego brincar fuerte para vencer a la gravedad. Lo
alto que lleguemos en el brinco dependerá no solo de la fuerza de
nuestras piernas, sino del buen soporte y de la buena posición que
consigamos cuando retrocedemos para preparar el salto.
En
el intento de llegar a Cielo, un alma encarna y comienza a vivir
(viene a preparase, a ganar fuerzas, a lograr la posición más
óptima); para luego de algunos años pegar el brinco (cuando se
produce la muerte física) y así intentar subir lo más que pueda
para llegar al Cielo (resucitar).
Pero
es muy poco probable que en un solo salto (en un solo ciclo de
reencarnación-muerte) un alma llegue al Cielo. Por lo tanto, la
misericordia de Dios permite muchos intentos de preparación y salto
(reencarnaciones sucesivas); hasta que el alma logre resucitar y
fundirse con Dios.
¿Pero
qué tenemos en contra a la hora del salto? Pues
el peso del alma.
Si
en una reencarnación un alma no se aligera (no pierde peso), por muy
fuerte que salte las posibilidades de llegar al Cielo son pocas.
Y más aún, si no llega a comprender en vida que debe aligerarse
para llegar alto en el próximo salto, en cada intento que haga (en
cada reencarnación que tenga) se va a cansar más y más, e
irremediablemente se sumirá más “en la condenación de estar
lejos de Dios.”
¿Acaso
estamos conscientes de que el
motivo de nuestra vida
es prepararnos para esa gran salto que nos llevará al Cielo?
¿Acaso
estamos conscientes de esa necesidad de
aligerarnos
para lograrlo?
¿Acaso
estamos conscientes de que el
resultado de la muerte
depende de cuánto nos aligeremos en vida?
¿Acaso
sabemos en
qué
debemos aligerarnos?
En
este escrito lo que precisamente quiero
es plantear la idea de qué debemos trabajar en nosotros para
aligerar nuestra alma.
Esta idea está implícita en todas las doctrinas espirituales que
correctamente definen como meta del Ser la resurrección, la
trascendencia a la Vida Eterna, la vuelta al Paraíso, o simplemente
el romper el ciclo de reencarnaciones. Todo es lo mismo.
Pero
este proceso de llegar al Cielo no es automático ni fácil, a pesar
de que muchas iglesias modernas lo vendan como una Gracia Divina
otorgada por el solo hecho de mantenerse en sus filas. Esto es muy
conveniente para asegurar feligreses a toda costa.
El
proceso de resucitar no es fácil, pero sí está descrito en toda enseñanza sagrada.
Todo el proceso se
pudiera resumir como: el asumir de las situaciones que nos acontecen
en nuestra vida terrenal con un estilo de vida sujeto a lineamientos
espirituales; no solo de acción y pensamiento, sino sobre todo de
sentimientos. Todo esto con el fin de aligerar el peso al alma para
la hora de morir.
Porque
sí, lo importante de vivir no está en nuestro bienestar terrenal;
sino en lo que trabajemos y nos preparemos para lo que sucede luego
de morir. Toda religión lo sabe, aunque lo esconda.
Las
anclas del alma.
Esto
que pretendo exponer en este escrito no es nada nuevo dentro de la
enseñanza, pero si es una forma diferente de plantear el esfuerzo
necesario para el crecimiento espiritual. Será similar a otros
enfoques espirituales, en especial al Budismo, cuando se refiere a
los Venenos del Alma. En nuestro caso, utilizaré las enseñanzas
desde varias aristas; y sin ser un escrito definitivo, será el
comienzo de muchos próximos años de práctica para el interesado.
Retomando
el símil al alma que busca brincar para llegar al Cielo en cada
muerte física, el peso de esta es el primer obstáculo a vencer.
Muchos
dirían que el peso no importa, ya que si se desarrolla mucha fuerza,
aún con mucho peso se puede ganar altura en el salto.
Yo
concedo que lo más lógico sería trabajar ambos aspectos:
mayor
fuerza
y menor
peso.
Inclusive un tercer aspecto que se podría llamar mejor
técnica.
Pero cuando se analiza el trabajo dentro de un escenario de
crecimiento espiritual, definitivamente
el peso es lo más sencillo de trabajar.
Todo
discípulo debe trabajar con su maestro espiritual tanto la fuerza como la
técnica para el gran salto al Cielo; pero si el sobrepeso del alma
no se trabaja también con sinceridad, el trabajo del maestro será en vano.
Por
culpa a la “fuerza de gravedad de la tierra”, cualquier
sobrepeso del alma la ancla al suelo, y por lo tanto la aleja del
Cielo. Y ese sobrepeso no es más que aspectos o actitudes de vida
que se deben ir trabajando para aligerar.
Aligerar
el peso del alma es similar a dejar de comer ciertas cosas para bajar
el peso corporal. Para el caso del alma, se deben erradicar ciertas
conductas, comportamientos y formas de ver la vida; que anclan a
nuestro ser a la tierra y nos impiden alcanzar a Dios.
Estas
anclas son:
1.
Los pseudosentimientos
2.
El apego
3.
Los sentimientos difíciles
Cuando
c
ada
una de estas anclas es
erradicada, el Ser alcanza estados
más puros y naturales (espiritualmente hablando) que se identifican
con conceptos que se explicarán en su momento.
A estos conceptos se les pueden llamar “Virtudes”. A
continuación se nombran:
Anclas
|
Virtudes (lo que
aparece mientras se vaya erradicando cada ancla)
|
Los
Pseudosentimientos
|
El
corazón al descubierto – Se reconocen los verdaderos
sentimientos - Los verdaderos sentimientos a trabajar
|
El
apego
|
El
desapego a los resultados
|
Los
sentimientos difíciles
|
El
corazón limpio
|
Y a
la vez estas tres anclas se identifican con los dones espirituales
(desde la enseñanza del Cristianismo Místico) que son necesarios
trabajar para erradicarlas. A acotar:
Anclas
|
Virtudes (lo que
aparece mientras se vaya erradicando cada ancla)
|
Dones
espirituales necesarios para que cada ancla se erradique
|
Los
Pseudosentimientos
|
El
corazón al descubierto – Se reconocen los verdaderos
sentimientos - Los verdaderos sentimientos a trabajar
|
Autoconsciencia,
Agradecimiento
|
El
apego
|
El
desapego a los resultados
|
Humildad,
Servicio, Desapego
|
Los
sentimientos difíciles
|
El
corazón limpio
|
Compasión,
Tolerancia
|
Notamos
que solo se nombran siete de los Dones Espirituales, porque el Amor
incondicional no se trabaja mientras se esté encarnado.
La
Trinidad Espiritual
La
Santísima Trinidad (Cristianismo) o la Trimurti (Hinduismo)
representa todo el esquema evolutivo que un alma encarnada debe
seguir y respetar para poder volver al Padre.
Por
eso no es de extrañar que las tres anclas del alma también se
relacionen con la Trinidad Espiritual. En realidad, la relación
plantea que cada una de las anclas eclipsa a alguna de las Tres
Divinas Personas; evitando así el retorno al Cielo.
Cuando
cada una de las anclas del alma se va erradicando, la correspondiente
Personalidad Divina (de Dios) se manifiesta e impulsa el avance
espiritual del alma. Si el alma está anclada en ese aspecto, el
avance espiritual no es posible.
La
correspondencia de anclas con Personalidades Divinas es la siguiente:
Anclas
|
Virtudes (lo que
aparece mientras se vaya erradicando cada ancla)
|
Dones
espirituales necesarios para que cada ancla se erradique
|
Divina Persona
eclipsada por cada ancla
|
Los
Pseudosentimientos
|
El
corazón al descubierto – Se reconocen los verdaderos
sentimientos - Los verdaderos sentimientos a trabajar
|
Autoconsciencia,
Agradecimiento
|
Dios-Padre
Creador, el Señor Bhrama
|
El
apego
|
El
desapego a los resultados
|
Humildad,
Servicio, Desapego
|
Espíritu
Santo, el Señor Shiva
|
Los
sentimientos difíciles
|
El
corazón limpio
|
Compasión,
Tolerancia
|
El
Hijo, el Señor Vishnu
|
Ya
he conversado ampliamente sobre el significado de la Santísima
Trinidad y/o de la Trimurti dentro del proceso de vivir
espiritualmente y ganarse el Cielo; queda de parte del lector ubicar
dicha información y revisarla (incluso videos y audios).
Por
ahora es suficiente recordar que el camino de crecimiento espiritual
de un alma, lo que se conoce también como el proceso de retorno al
Padre; se representa en la Santísima Trinidad. Esto es así para el
alma, tanto en estado encarnado como desencarnado. No hay misterios
ni dogmas de fe, está todo muy claro.
El
trabajo de la iluminación
Desde
este concepto de las anclas del alma, la
iluminación
es equivalente a la erradicación de dichas anclas; lo que aligera al
mínimo el peso al alma y que esta pueda entrar en el Cielo.
Pero
la iluminación no es un hecho puntual ni fortuito, no hay un antes y
un después; no viene por una experiencia cercana a la muerte ni
mucho menos.
Un
alma puede dedicar muchas encarnaciones a trabajar de forma
específica una sola de las anclas. Cada una es suficiente trabajo
para muchas vidas. Si bien se pueden alternar el trabajo de
diferentes anclas en diferentes vidas.
Si
bien en una vida se presentan diferentes experiencias que nos
permiten trabajar con las diferentes anclas, generalmente una de
ellas es el motivo principal del aprendizaje espiritual.
No
son muchas las almas que pueden trabajar dos o tres anclas en una
sola reencarnación; porque esto solo ocurre cuando el alma se
encuentra en una de sus reencarnaciones con la Escencia Espiritual
Manifiesta en su Gurú.
La
estrella de Cielo y Tierra
Si
a la Santísima Trinidad la podemos representar como un triángulo
con un vértice hacia arriba (hacia el Cielo); con las tres anclas
también podemos hacer algo similar, pero con un vértice apuntando
hacia abajo (hacia la Tierra), representando esto el anclaje del alma
a planos de existencia no espirituales. Esto es lo que llamo la
“Estrella de David Evolutiva”.
Si
el triángulo de Tierra es más “pesado”, esto empuja a toda la
estrella a planos más terrenales; pero si la manifestación de las
Personalidades Divinas de Dios es más fuerte (triángulo del Cielo),
la estrella tendrá un impulso a ascender; aumentando la
espiritualidad del Ser.
Esta
“Estrella de David Evolutiva” es precisamente la que representa a
los Maestros Encarnados de Escencia Pura Manifiesta; que vienen con
la misión de “salvar almas” ayudando a los seres humanos a
manifestar a Dios mucho más a sus anclas; favoreciendo el camino al
Cielo.
Todo
esto es solo el principio del proceso de elevación del alma (o
proceso de resurrección) desde el punto de vista místico (uniendo
cristianismo e hinduismo).
Y
trabajar cada ancla del alma en función de erradicarla, puede marcar
un camino autocontenido único de dedicación en toda una vida, para
avanzar hacia Dios.
En
escritos posteriores se irá planteando parte de la enseñanza que
sea posible escribir.
Dios
te bendiga.
Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original:
560AS. (13 de julio del 2017)http://www.shanishaktiananda.org
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Palabras-claves:
anclas del alma, estrella de David evolutiva, dones espirituales,
virtudes, trimurti, santísima trinidad, divinas personas,
personalidades de Dios
No es fácil comprender este artículo sin el contexto que se da en Evolución Consciente, e incluso teniéndolo no es sencillo extraer las enseñanzas que están allí. Ojalá podamos conversar con mayor profundidad sobre todas estas interrelaciones que Usted plantea en éste y en los artículos por venir. Muchas gracias Maestro. Namasté.
ResponderEliminarGracias Maestro por este escrito. Que importante es trabajar esas anclas y que bendicion poder ser su discípula y tener la oportunidad de trabajar las tres en sus escenarios espirituales. Om Namo Gurú ShaniShaktiAnanda Namo. 🙇♀️🙏
ResponderEliminarmaestro, bien profundo éste artículo, que efectivamente sin el contexto dado por nuestro maestro espiritual, no se pudiera ni entender. Qué Grandes y pesadas son éstas anclas ⚓? LOS PSEUDOSENTIMIENTOS, LOS APEGOS Y LOS SENTIMIENTOS DIFÍCILES, Gracias por dejarnoslo ver y ayudarnos a trabajar, en sus diferentesescenarios. Namaste
ResponderEliminarNamaste Maestro que escrito ta magistral. Me gustaría conocer a que otros Artículos suyos se enlasa para poder seguir la enseñanza. Lo de la estrella de David me dejó con ganas de más lectura
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