Páginas

sábado, 18 de abril de 2020

PapáDios nos apagó el televisor


Autor: ShaniShaktiAnanda

En tiempos de pandemia, a pesar de que la vida terrenal es lo que se ve amenazada de forma evidente, las reflexiones hay que hacerlas hacia Dios.

Primer semestre del 2020. Dios ha permitido un alto brusco en todas las actividades humanas/terrenales en el planeta Todo esto con la esperanza de que entendamos que debemos dedicarnos también a El y no totalmente al mundo.
.
Es como un niño que pasa las tardes distraído con la televisión, olvidando sus deberes escolares y dejando de lado las repetidas llamadas de atención del papá. Llega el momento en que al padre no le queda otra opción que apagarle el televisor y encerrarlo en su cuarto. Eso no implica que el papá no quiera a su hijo.

Tal cual no está pasando con el Coronavirus. Nos apagaron las cosas terrenales que nos apartaban de nuestros deberes con Dios y nos obligaron a estar encerrados en nuestras casas. Eso no implica que Dios nos quiera. Quien tenga oídos que escuche.

La humanidad ha estado tan afanada en asuntos terrenales que la gran mayoría de las personas ha polarizado sus conductas hacia la obtención de bienes, disfrutes y metas terrenales (incluyendo la felicidad).

Tanto es así que todos creen que “es un derecho ser feliz y tener bienestar” en función de las cosas terrenales.

Dios, como buen padre de hijos desobedientes, quiere ahora que entendamos - aunque sea la fuerza- que nuestras metas deben ser espirituales. Que nuestro objetivo es ganarnos el Cielo para así estar a su lado; y eso debe comenzar por dejar de buscar tanta complacencia terrenal.

Pero este nuevo enfoque de metas hacia lo espiritual amerita bajar el protagonismo a nuestra terrenalidad y adaptar, de ahora en adelante, nuestras conductas a Dios, no al mundo.

Pero cumplir con Dios es mucho más de lo que el común de las personas cree. Asistir a los servicios religiosos ya no es suficiente; orar o rezar se deben re-aprender; ya la caridad no implica mayor esfuerzo. Ahora, lo que debemos hacer es emprender una verdadera lucha interior para llevar una vida dedicada a Dios en vez de una vida dedicada exclusivamente al mundo.

No hablo de ingresar en órdenes religiosas; hablo de seguir viviendo lo que tenemos que vivir, pero con el foco en Dios; tener respuestas ante la vida cotidiana de la forma en la que Él lo indicó.

Recordamos el primer gran mandamiento para todos los seres humanos:

Marcos 12:30 (RVR1960)
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

Lo que se ama, se prefiere; uno prefiere lo que ama. Y es evidente que la humanidad prefiere las cosas terrenales, el disfrute, el bienestar, los sentidos, antes que a Dios. Por lo tanto, la humanidad ama más al mundo que a Dios. ¿Acaso Dios no había tardado mucho en enojarse?

Y no es cuestioón de castigo, solo un niño en su inmadurez piensa que su papá lo castiga cuando en realidad lo está aleccionando.

Permitiendo esta pandemia, Dios nos ha demostrado nuevamente quién manda; y nos ha hecho ver lo frágil que es nuestro aspecto humano. No está dando la lección de este primer mandamiento: que dejemos de vivir en función del mundo, para que lo amemos a Él, para que lo prefiramos a Él, para que vivamos en función de ÉL

¿Por quién vamos a decidirnos de ahora en adelante? ¿Por el más poderoso pero exigente o por el más frágil pero tontamente gratificante? ¿Decidiremos por las cosas de Dios o por las cosas del mundo?

¿Seguiremos acaso viviendo en este planeta como seres humanos que entregan su esfuerzo al mundo para agradar al mundo y obtener satisfacciones de este? ¿O comenzaremos a vivir como seres espirituales entregando nuestro esfuerzo de vida a Dios, para que sea Él quien no dé recompensas espirituales?

Pero aprender a vivir como seres espirituales no es obvio. La mayoría de las personas cree que lo hacen; pero sus situaciones de vida personales y grupales demuestran lo contrario.

Nuestra forma de ver la vida, nuestras reacciones ante lo que nos sucede, nuestras prioridades y nuestras metas deben ser las que Dios designa, no las que el mundo diga o la que agrade a nuestros sentidos. Y esto debe ser así en acciones, no en intenciones ni en decretos.

Es hora de tomar la decisión: ¿me ocupo de aprender a comportarme como Dios espera? ¿O sigo comportándome como el mundo lo necesite?

PapáDios nos apagó el televisor de la terrenalidad, porque la humanidad estaba muy distraída y se había olvidado de cumplir con sus deberes hacia Él.
.
Si tomas la decisión correcta, búscame y te ayudó a hacer lo que Dios espera de ti.


Dios te bendiga.

Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original: 1568 AS. (17 de abril del 2020)
Instagram @ShanisShaktiAnanda @EscuelaparaelAlma.ssa
Palabras-claves: Dios, pandemia coronavirus, terrenalidas, espiritualidad

No hay comentarios:

Publicar un comentario