Autor: ShaniShaktiAnanda
Llámense fantasmas, almas en pena, demonios, entidades o desencarnados; existen seres alejados de la paz de Dios que por el mucho apego al plano terrenal, perturban a algunas personas en algunas ocasiones. Es un hecho real.Valdría la pena decir que las personas que son perturbadas por dichas entidades, tienen condiciones mínimas para ello; ya que estos seres no suelen entrar en contacto con personas que no les puedan sentir.
Pero en realidad el proceso de perturbación puede ser muchas veces a la inversa. Este tipo de seres (que se suelen llamar de bajo astral) están muy cerca de la realidad física o terrenal; y hay personas con condiciones particulares que los perciben. En este caso el malestar o la perturbación viene porque las personas sienten a las entidades, no porque las entidades busquen llamar la atención.
Sea como sea (que las entidades perturben a una persona o que la persona se perturbe por la presencia de las entidades) el hecho es que hay una misma explicación para cualquier caso. De dicha explicación se van a desprender las acciones correctivas para que desaparezcan o se suavicen las interacciones entre personas encarnadas y entidades de bajo astral.
Pero la creencia popular sobre este tema, ha tergiversado por ignorancia parte del proceso. Comencemos por rescatar los siguientes puntos:
Toda entidad que entre en contacto o sea sentida por una persona viva, es una entidad de bajo astral; no necesariamente mala, pero definitivamente en desesperación.
Lo anterior establece que toda entidad que trate de manifestarse en plano terrenal, va a estar en un astral bajo. Este hecho es simplemente un asunto de vibraciones similares. Si subimos en el plano astral, las vibraciones de las almas que allí se encuentran van a ser más sutiles. Por esta razón pierden la capacidad de interactuar o de ser sentidas en planos terrenales, cuya vibración es evidentemente más baja.
La desesperación común a entidades de bajo astral puede hacer que algunas de ellas se “disfracen” de seres de luz, maestros, ángeles, o cualquier cosa con el fin de no provocar rechazo en la persona contactada. Aunado a esto, la desesperación de muchas personas en contactar con el más allá, hace que caigan en la trampa y el contacto se dé con un “aura celestial” desde el punto de vista de la persona, pero con consecuencias nada divinas.
Algunas entidades sí se presentan tal como son y causan repulsión por las personas que las perciben. Las consecuencias no son muy diferentes de aquellos casos donde las entidades se disfrazan.
La forma en que se perciben dichos seres va a depender mucho de los mecanismos de interpretación y de la subjetividad de las personas. Interpretaciones visuales, auditivas, sensoriales, emocionales, incluso físicas, pueden darse de forma diferente en distintas personas, incluso ante una misma entidad.
Sea percibida o no, una entidad de bajo astral todavía mantiene residuos de sus energías. Como consecuencia del contacto, estas energías residuales se depositan en la persona viva. Como es de imaginar las energías de la entidad son muy poco armónicas y van a sobrecargar de forma evidente o de forma desapercibida a las energías del ser vivo, con consecuencias negativas a corto, mediano o largo plazo.
Establecidos estos puntos, veamos un esquema que explica las condiciones para que se dé un contacto perturbador con una entidad del más allá.
Aclaremos cuatro aspectos del diagrama anterior para que se entienda completamente:
Una persona aun estando encarnada, tiene su alma en plano astral, la cual convive con otras almas.
Todos los demonios, almas en pena, fantasmas, entidades, etc., existen en el plano astral bajo.
El plano astral bajo es el que colinda con el plano terrenal. Por lo tanto, las entidades que allí se encuentran son las que pueden perturbar a los seres vivos.
Para que alguna de esas entidades malignas pueda afectar de cualquier manera a una persona vida; el alma de esta persona debe estar en “la línea de fuego” de dichas entidades. Eso quiere decir que cuando una persona se siente afectada por alguna entidad maligna, es porque su propia alma está en el mismo plano astral bajo.
Del diagrama se desprende que la forma real de que una persona (su alma) no se vea afectada por seres fantasmales, es que esta suba su altura astral (o altura espiritual). En otras palabras, que el alma de la persona viva salga del alcance álmico de los demonios. Por muy demoníacas que sean, esas entidades tienen imposibilitado estar en planos astrales superiores. Si llegaran a subir, ya no serían seres de bajo astral y por lo tanto no perturbarían a nadie.
Para elevar el alma
Que una persona encarnada tenga su alma en un astral bajo responde a factores que pueden ser muy complejos; además de que puede ser algo momentáneo o por el contrario algo constante.
Muchas veces, el alma de una persona en astral bajo se asocia a estilos de vida, a apegos terrenales, a cómo enfrenta o reacciona la persona ante situaciones; pero no quiere decir necesariamente que la persona sea “mala gente”. Se pueden encontrar a personas consideradas muy humanas y agradables, pero con almas en astrales no muy altos.
En esta sección no vamos a señalar los detalles del porqué el alma de una persona puede estar en la zona de ataque de las entidades de bajo astral. Pero sí vamos a decir cómo recuperar lo más posible la altura espiritual para que las perturbaciones disminuyan o desaparezcan.
Siempre es muy útil considerar que el alma está sometida a algo parecido a la ley de la gravedad. Caer es muy fácil, elevarse no lo es tanto. Por eso, en casos extremos de perturbaciones muy complejas, estos consejos que se darán pueden no ser suficiente; y hay que tratarlos con consideraciones especiales.
Hay rituales, amuletos, pócimas, liberaciones, que pueden repeler a las entidades que una persona puede tener a su alrededor; y estos enfoques funciona muy bien momentáneamente o mientras se estén utilizando. Pero nada de esto eleva el alma de la persona. Por lo tanto, una vez que cese el efecto, o se deje de utilizar, se vuelve a los estados anteriores o incluso peores.
Lo que vamos a recomendar acá son actitudes de vida que la persona que está siendo perturbada debe asumir y adoptar en su vida. Estas recomendaciones no solo elevarán su alma, sino que la mantendrán arriba mientras viva de esa forma.
Las recomendaciones básicas son:
Dejar de quejarse o criticar las acciones de las personas a su alrededor. Si no te gusta lo que hacen los demás, hazlo tú; si no te toca hacerlo, no critiques. Eso no implica dejar de dar nuestra opinión, pero debemos hacerlo sin rabia, indignación ni resentimiento.
Dejar de quejarse de las situaciones que le ah tocado vivir. Tratar de actuar y resolver dentro de lo que le corresponda.
Involucrarse en prácticas religiosas y espirituales de forma comprometida.
Controlar la reactividad ante las cosas que le parezcan injustas.
Adoptar la meditación como practica de vida (no de vez en cuando, ni cuando pueda)
Evitar discusiones innecesarias.
Evitar situaciones de conflicto.
Dejar de buscar tener siempre la razón.
Dejar el papel de justiciero. Hacer muy bien lo que te toca y ya.
Dejar de ser el “alma de las fiestas”. El ser una persona muy “amiguera” complica al alma.
Escoger como pareja sexual a personas que no sean “complicadas” (criticadoras, reactivas, justicieras, etc.)
Dejar de ser o sentirse víctima.
No te unas a causas de luchas que no sean las tuyas directamente.
Estas son solo algunas de las cosas que se pueden hacer para tratar de que el alma recupere su altura; pero no bastará hacer una o dos, la idea es hacer el ochenta o noventa por ciento de ellas.
Si se analizan todas las actividades anteriores, se observa como factor común el controlar las emociones. Se pudiera dar una regla general: evitar alterar tus emociones ante cualquier persona o ante cualquier situación, tengas razón para ello o no.
Cuando se alteran tus emociones por cualquier motivo, tu alma comienza a caer inmediatamente hacia el bajo astral. Si ese es el estilo de vida de la persona, difícilmente su alma podrá salir de allí. Debe buscar ayuda para cambiarlo.
Si a ver vamos, hay una actividad que te asegura al máximo que el alma no solo caiga lo menos posible, sino que gane un impulso ascendente que no se consigue en ningún otro lugar. Esa actividad se llama Crecer Espiritualmente, y se debe hacer de la mano de un maestro o maestra espiritual. Pero estas ya son palabras mayores que no todos están listos para asumir. Sólo fue un cometario.
Con todo lo dicho anteriormente, cumplo con el objetivo de este escrito. Te invito a que lo leas de nuevo y si necesitas, busques ayuda.
Dios les bendiga. Namasté.
ShaniShaktiAnanda
Original:
1761 AS. (27 de octubre del 2020)
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