Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Siempre se ha dicho que la Biblia es tan amplia y general que cualquiera puede utilizarla para argumentar casi cualquier cosa de casi cualquier manera.
Esto
para mi es cierto, pero más allá de cualquier argumentación o
interpretación de algún versículo o capítulo aislado, lo
importante es la coherencia en el discurso; sobre todo cuando se
utiliza como texto de enseñanza espiritual.
Difícilmente se puede entender de forma cierta ninguna enseñanza utilizando solo partes aisladas de información; pero hoy yo me voy a arriesgar a ello, con la esperanza de que este escrito sea una pieza más del rompecabezas para los que hayan venido escuchándome.
Comencemos
por el principio:
S.Juan 2:13-17 RVR60
13 Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén,
14
y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y
a los cambistas allí sentados.
15
Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las
ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y
volcó las mesas;
16
y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis
de la casa de mi Padre casa de mercado.
17
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de
tu casa me consume.
Cuando
se trata de interpretar este texto, muchas veces encontramos
resultados diversos que van desde la idea de que el mismo Maestro era
capaz de desquiciarse por momentos, hasta la suposición de que Jesús
detestaba y estaba en contra del Capitalismo. Sin demeritar ninguna
de estas ideas, si tratamos de buscar consistencia de estas
argumentaciones en el resto de la biblia, estas no se sostienen; no
son coherentes con el resto de las enseñanzas. Por tanto, lo más
probable es que ninguna de las dos argumentaciones sea la más
acertada.
Tratemos
esta escena en el contexto apropiado, desde el plano espiritual; y
dejemos de lado por un momento lo terrenal. Como siempre, comencemos
por descifrar los códigos o actores de esta enseñanza:
- Primero tenemos al Templo, este como morada de Dios, como lugar reservado para dedicarlo a Dios y donde se realizaba práctica espiritual.
- Luego tenemos a Jesús, al Maestro espiritual por excelencia; el cual tenía la misión como maestro de dejar en claro qué hacer para poder desarrollar la espiritualidad.
- Y finalmente tenemos a los mercaderes, que más que actores económicos, podrían estar representando a personas que se enfocaban a procesos mentales. Esta figura de mercaderes personifica a la planificación intencionada, a la negociación con diligencia y seguramente hasta con inteligencia, representa a quienes esperaban sacar el mejor provecho de las acciones que se ejecutaban, quienes además no hacían nada sin tener como meta un logro mayor. Todas estas actividades económicas representan procesos de “altas expectativas”: procesos donde se presupone que salen vencedores los más osados o los que tienen más recursos o más herramientas o más conocimiento.
Con
estos grupos de actores tenemos muy clara la enseñanza dentro de un
esquema que se sustenta en todos los otros párrafos de la Biblia:
“El
crecimiento del espíritu no se enfoca en procesos mentales e incluso
se entorpece cuando se acompaña de ellos. En estos casos las
expectativas de logro entorpecen el acceso a la morada del Espíritu
de Dios donde es necesario entrar para trabajarlo (al Templo)”
(PAGR2013)
En
la enseñanza cristiana se invita al desapego de lo que normalmente
percibimos (en nuestra mente): que Dios sólo oye los corazones y no
ve las apariencias (lo evidente comprendido con nuestra mente); que
debemos tener fe (certeza en algo que no vemos o entendemos con
nuestro intelecto); que el reino de Jesús no es de este mundo
(mental-lógico), etc.
Cuando
se posee la creencia de que mientras más se tiene más se logra (a
nivel espiritual), cuando asumimos que el más hábil o poderoso
tiene más éxito (a nivel espiritual), o que mientras más se
planifique más lejos se llega (a nivel espiritual); en esos casos no
podemos alcanzar a nuestra parte sagrada, porque nos estaremos
distrayendo en el patio del Templo con los mercaderes.
Así
que el Maestro Jesús no se molestó con el hecho económico, no se
molestó con los que lo ejercían, pero si se molestó con la idea de
que invadamos nuestro espacio de trabajo espiritual con actividades
que se aborden desde nuestras expectativas mentales.
“El
espíritu y el intelecto son dos cosas diferentes, no te equivoques
en cuál trabajar si quieres llegar a Dios”. (PAGR2013)
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
28 de febrero del 2013
Twitter:
@eReiki