Páginas

sábado, 20 de abril de 2013

Aprender con un Maestro

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Este título da para mucho; podría significar aprender con un experto, o aprender en el colegio, o con un profesor particular. Pero en la tónica general de mis escritos, Maestro se refiere a un Ser (encarnado o no) que te brinda un aprendizaje “básicamente” espiritual. Entrecomillo “básicamente” porque en realidad cualquier aprendizaje espiritual debe trasladarse a todos nuestros planos, inclusive al terrenal.

Siempre lo repito, todo crecimiento espiritual debe tener la figura de un Maestro Espiritual, el cual es diferente a un maestro de escuela o de alguna terapia energética o de algún oficio.

Pero el aprendizaje con este Maestro Espiritual es algo particular, ya que no pasa necesariamente por una secuencia de instrucciones, ni un cúmulo de información o de explicaciones claras ni detallas.

Un Maestro (Espiritual) te va a enseñar a vivir tu terrenalidad desde el punto de vista espiritual; claro está, dentro de una argumentación muy clara y una enseñanza coherente y consistente (cada Maestro tiene la suya). Pero además hay algo que es indispensable, el aprendiz debe pasar parte de su vida con el Maestro.

El Maestro te va a enseñar a vivir y para esto debes “incluirlo” en tu vida. Nadie puede decir que tiene a un Maestro o se es discípulo de alguno con solo haber leídos sus libros o haber vistos sus videos o saberse algunas frases o entender algunas de las cosas que dice.

Uno de los secretos de un Maestro es el de enseñar con ejemplos en experiencias reales y cotidianas. Por tanto, es indispensable que el Maestro (o su enseñanza) estén presentes en la cotidianidad del discípulo.

Más allá de dar instrucciones, un Maestro enseña con lo que hace dentro de la vida del discípulo; y con lo que deja de hacer también. “Un verdadero Maestro te propone de forma consciente e intencionada escenarios de aprendizaje para que puedas practicar la enseñanza espiritual” (PAGR2013). “Un verdadero Maestro te deja caminar a su lado y él se debería volver una parte importante de tu realidad interna” (PAGR2013)

No solo con la palabra enseña un Maestro; un Maestro enseña también con una mirada, con una mueca, con un gesto, con un silencio, con algo que hizo o algo que dejó de hacer; a veces lo hace con un comportamiento errado, a veces lo hace de forma terrenal o a veces a niveles sutiles.

De aquí viene la costumbre de que un discípulo conviva con su Maestro por un período de tiempo; esto simplemente para aprender cómo este lleva su vida.

Pero en nuestra sociedad actual hacer eso es inapropiado. Descuidar a los nuestros o a nuestras obligaciones para incluir a un “extraño” en nuestras vidas se puede ver, como mínimo, “irresponsable”.

Pero antes, la única convivencia era la física, la de cara a cara. Ahora, en este mundo moderno hay otras formas. En la actualidad para algunas personas, muchas veces la convivencia “virtual” suele ser más intensa que la real. ¿Cuántas personas no mantienen relaciones humanas más intensas por Internet que con sus propias familias bajo el mismo techo?

Así que hoy en día la forma en la que se puede mantener ese contacto indispensable con el Maestro cambia. Aún debe ser MUY intenso, real y personal; pero no cien por ciento físico.

Un Maestro Espiritual moderno debe acoplarse a la realidad de quienes le puedan necesitar. Las interacciones hoy en día pueden ser por diferentes medios: teléfonos, mensajes de texto, correos electrónicos, Facebook, Twitter, videochats, blogs; sin desestimar el acercamiento en vivo cuando sea posible, el reconocimiento cara a cara, con la cual se puedan mirar a los ojos y descubrirse el alma.

En la antigüedad un discípulo seguía al Maestro a donde sea que fuera (campo, ciudad, cueva, a cazar, recolectar, etc.) ya que nunca se sabía dónde el Maestro iba a hacer algo que sirviera de aprendizaje. Hoy en día se debe seguir a un Maestro por Twitter, por blogs, por mensajes, por Facebook, por charlas; porque no se sabe cuándo ni dónde el Maestro vaya a “aprovechar la oportunidad para enseñar algo”; con una frase escrita, con un emoticón, con un escrito, con la palabra o simplemente con abrazo.

La idea aún se sostiene; el discípulo siempre es el que debe seguir al Maestro. Pero el “seguirlo” no es solo aplicar sus enseñanzas, sino seguir sus acciones por “cualquier terreno” (o cualquier medio de información) para aprender de su forma de vivir la vida.

A un Maestro no se le debe perder la pista.

Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 20 de abril del 2013
Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777

1 comentario:

  1. Maestro
    Gracias por esta aclaratoria. Aunque he medio-aprendido a usar los medios virtuales de comunicación, no se me había ocurrido que esta fuera una forma válida de contacto con mi Maestro. Eso demuestra que no hay cosas "evidentes", siempre hay alguno que no le "caído la locha"...
    Namasté

    ResponderEliminar