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domingo, 10 de noviembre de 2013

Al iluminar tu consciencia



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Iluminar la consciencia (o expandirla) es un término que se utiliza cuando nos referimos a crecimiento “espiritual”.

Más allá de la inteligencia, la consciencia enmarca una capacidad mayor de entendimiento, de sabiduría, de “darse cuenta”, de ampliar la visión de la vida.

Cuando se dice que hay procesos que la pueden iluminar o expandir, se parte de la idea de que se tiene la consciencia un poco a oscuras o restringida, lo que no permite ver con claridad o amplitud la realidad en la que vivimos.

Y sí, muchas personas buscamos iluminar nuestra consciencia para ver y entender nuestras vidas más allá de lo evidente y poder tener nuevos y mejores argumentos y herramientas para “vivir mejor”. Totalmente cierto y válido, pero ¿sucede esto de forma inmediata?

Muchas personas que comienzan un camino verdadero de iluminación de la consciencia (los hay muy engañosos) suelen expresar que en las primeras etapas sus vidas no parecen mejorar... y es más, parecen ir peor. Pero no solo eso, sino que estos “estados complicados” pueden ser recurrentes.

Me voy a permitir darles esta reflexión, ampliando y ejemplificando un símil que se atribuye a Sri Sathya Sai Baba, donde se plantea nuestra realidad como una habitación, que al principio está a oscuras y lo qué sucede al iluminar dicha habitación.

Con nuestras consciencias poco iluminadas, tenemos una visión muy corta de nuestra realidad, no tenemos la capacidad de ver “el desorden” en nuestras vidas o lo que es lo mismo una visibilidad muy reducida.

Esta pobre consciencia ilumina tan solo una pequeña área de nuestra realidad, digamos unos pocos centímetros alrededor nuestro. Es por esto por lo que generalmente nos ocupamos de nuestras cosas evidentes e inmediatas, sin poder tener consciencia a más largo plazo ni de lo que sucede ni de las consecuencias. En ese escenario planteamos rumbos inciertos sin poder hacer previsiones, porque simplemente no vemos más allá de “nuestras narices”.

Aun así caminamos en esa oscuridad: debemos hacerlo, la vida nos empuja. Frecuentemente nos tropezamos con cosas que no habíamos visto, o llegamos a encrucijadas que pudimos haber evitado pasos atrás si las hubiéramos avistado. Nos caemos, nos duelen los golpes, nos quejamos (parecería que no nos queda otra alternativa).

Pero de repente, en una caja con la que nos tropezamos por casualidad, encontramos un foco (bombillo) de mayor potencia, con el cual podemos cambiar nuestra iluminación de 15 vatios a 60 vatios. Así lo hacemos y ¿qué sucede?

Pues con mayor iluminación de conciencia, nuestra visión se expande y ¡comenzamos a ver más! Pero ¿qué vemos? ¿Todo bonito y hermoso? Pues no.

Cuando nuestra consciencia comienza a iluminarse, comenzamos a darnos cuenta de áreas de nuestras vidas, de diferentes aspectos de nuestra existencia, que nunca habíamos tocado, o en el mejor de los casos habíamos tratado de arreglar a ciegas. En esas áreas seguramente tendremos cosas atravesadas, montadas unas sobre otras peligrosamente, cajas y bultos mal arreglados y por supuesto artefactos sin estrenar.

Es entonces cuando comienza el arduo trabajo de arreglar las nuevas áreas visibles. Nos toma tiempo y hasta podemos detener nuestro camino mientras reconocemos los espacios, ponemos orden a las cosas que allí encontramos o aprendemos a utilizar las nuevas cosas que descubrimos. Todo esto nos va a asegurar que, cuando lo necesitemos, podremos transitar esas áreas nuevamente sin golpearnos ni caernos.

Si por el contrario iluminamos un poco la consciencia, descubrimos nuevos aspectos, pero no los trabajamos, pues no estaremos haciendo mucho; veremos las cajas mal amontonadas pero igual deberemos sortearlas, pasarles por encima, sin tumbarlas, con la misma probabilidad de caernos: “¡ah!, eso si, nos caeremos con mayor conciencia”.

Si hacemos las cosas bien y arreglamos las cajas que vayamos encontrando en cada nueva área iluminada, posiblemente dentro de alguna de ellas encontraremos un nuevo foco; pero esta vez de 100 vatios. Entonces lo podremos utilizar, pasaremos de 60 a 100 vatios y podremos ver un área iluminada aún más grande. ¡Sorpresa! Con eso se descubren áreas más grandes que no conocíamos y que debemos atender. Todo el proceso se repite.



Estaremos en esto una y otra vez; y luego de muchos años (o muchas vidas) de crecimiento espiritual, nuestra consciencia estará suficientemente iluminada para encontrar la puerta de salida y mudarnos a otra habitación, esperemos que ya más ordenada que la que dejamos. De todas maneras, el último foco que utilizamos de mayor potencia lo llevamos con nosotros.

Con toda esta metáfora podemos ver que el camino (verdadero) de iluminación de la consciencia no es sencillo, no está exento de esfuerzo y no siempre presenta cosas hermosas. Cuanto más iluminada esté nuestra consciencia, más tendremos que enfrentarnos a nuestro desorden, y más tendremos que limpiar y ordenar; con la ventaja de que cada vez tendremos mayor pericia y efectividad porque ya lo habremos hecho en muchas otras áreas de nuestra existencia.

Si en dicho proceso de iluminación, mientras vayamos descubriendo nuevas cosas, contamos con una Maestro que nos guíe en el proceso y que nos ayude con algunas cajas; pues será bastante más fácil la situación. Pero el esfuerzo seguirá siendo nuestro.

Entonces se entiende que iluminar nuestra consciencia termina siendo un compromiso personal. Si así lo hacemos, tendremos mayor visión y control de nuestra realidad y dejaremos de echarle la culpa a los demás de nuestras caídas y nuestros golpes; ni siquiera podremos dudar de Dios.

“No hay nada peor que ir por la vida a ciegas ´metiendo la pata´ y preguntándote porqué Dios te castiga o te prueba. #PAGR2013”


Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 10 de noviembre del 2013.
Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777

6 comentarios:

  1. Wow, Maestro, veo que el tema de la autoconciencia nos tiene de cabeza a varios. Hoy he estado reflexionando mucho acerca de eso.
    Es más difícil de lo que parece...
    Namasté
    CEH

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  2. "Al iluminar mi conciencia me doy cuenta de que soy absolutamente responsable de todo lo que acontece en mi vida y me comprometo a trabajar internamente para ser cada dia una mejor version de mi misma" Gratitud infinita Maestro.... Namaste

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  3. maestro, Lo certifico, cuando comenzamos a expandir nuestro nivel de consciencia, se nos muestran las habitaciones que no hemos "querido" arreglar, algunas veces por no tener las herramientas necesarias, otras, por no contar con el Maestro adecuado que nos acompañe en ese re-descubrir de lo maravilloso que es tener auto-consciencia ante la cosas, situaciones y episodios de nuestra vida... Gracias Maestro, por ser la luz en el camino, por ser acompañante, guía y ejemplo de auto-consciencia. Namaste.

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  4. Un articulo muy importante... siempre se cree que con crecimiento espiritual las cosas iran mejor y no sabemos que primero debemos arreglar el desastre en el que ya vivimos!

    Gracias por ser mi Maestro en este camino!

    Namaste!
    Amanda Palma Slaimen

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  5. Maestro, lo importante de sus escritos es que, además de que nos ayudan en nuestro despertar de conciencias, son respaldados por su ejemplo de vida.
    Namasté,
    Pue Fang

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  6. Maestro un articulo muy importante, ese despertar de consciencia que con sus enseñanzas va generando en quienes le leemos, o escuchamos y comienza ese proceso de hacer visible lo invisible , probablemente eso visible no es tan bonito pero ahí es donde nos hacemos conscientes y con la aplicación de los dones de espíritu por lo menos no "enturbiamos" mas ese panorama.
    Gracias Maestro

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