Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
No me toca a mi opinar sobre enfermedades cuyo estudio y tratamiento están
en el ámbito estricto de la ciencia médica; pero como sanador holístico sí me
corresponde interpretar y argumentar posibilidades de tratamientos
complementarios (de apoyo) en los planos sutiles (energéticos, astrales,
kármicos y espirituales).
El planteamiento de estos tratamientos complementarios debe pasar por una
argumentación sustentable de los posibles orígenes de las enfermedades; orígenes
que deben engranar a los diferentes planos que nos conforman como seres
integrales.
Hoy en día, la ciencia médica estima como factores que aumentan la
posibilidad de aparición del cáncer tanto a
la genética como al estrés. Por
su puesto que hay muchos otros condicionantes que se estudian como la alimentación, el
sedentarismo, entre otros; pero todos ellos tienen como característica final el
someter a nuestros sistemas de vida a estrés; el estrés no solo es mental.
La genética y el estrés, si bien no son cien por ciento determinantes, son
argumentos aceptados hoy en día; y en especial el estrés está siendo muy
considerado por lo que se ha dado a conocer como
“psico-neuro-inmuno-endocrinología”
Este argumento planteado desde los planos terrenales del ser humano: la
genética -> biología; y el estrés -> mente y emociones; sirve para
comenzar el entendimiento de qué sucede en planos sutiles. Una vez realizado,
los argumentos son lógicos y comprensibles.
Comencemos con el estrés. Lo que se conoce como estrés involucra tanto a nuestra
mente como a nuestras emociones; cuando estos se alteran, la primera capa sutil
que se desequilibra es nuestro cuerpo energético.
El estrés (más correctamente nombrado como distrés, ya que nos referimos a la parte
negativa de esa fuerza de cambios y adaptaciones que mueve la vida) representa
y/o produce una alteración de nuestro cuerpo energético, el cual se afana, sin
éxito, en lograr adaptarse a situaciones difíciles de vida.
Toda situación de vida representa patrones
energéticos que nos exigen a nosotros un tipo de respuesta energética para
enfrentarla; con el problema de que a veces no estamos en la capacidad de
hacerlo. Si nuestras energías no se pueden modificar temporalmente para abordar
alguna situación y resolverla; o si una vez que desaparece la situación nuestro
cuerpo energético no puede volver a su estado normal; se produce el
desequilibro energético que se conoce en plano tierra como estrés.
Pero no todo distrés produce cáncer. Se dice que las posibilidades aumentan
siempre y cuando este estrés sea sostenido en el tiempo; entiéndase estados de
estrés, ansiedad o depresiones profundas y persistentes.
Y esa persistencia en el
tiempo ¿qué produce en nuestro cuerpo energético? Pues un estado de
desequilibrio energético no resuelto de forma rápida, tiende a producir una
desestabilización de lo que se conoce como nuestro charka base. En el sentido inverso también es cierto; un chakra
base inestable (como origen energético del malestar) produce estados de
depresiones y pánico que no se correlacionan fácilmente con problemas de origen
biológico, mental o emocional. Los profesionales de la salud mental deberían
considerar esto, a veces los orígenes de los malestares no están en plano
tierra.
Y precisamente, este chakra base que se altera es nuestro centro energético
que procesa la energía vital que nos ayuda a controlar TODOS los procesos de
sostén de la vida.
El cuerpo tiene procesos de sostén de vida que se ejecutan de forma
automática y sin los cuales la vida biológica sería imposible de sostener.
Estamos hablando de: procesos de excreción/depuración en todos los niveles,
impulsos instintivos de respiración, alimentación/digestión, sexo/procreación;
el mantenimiento de la tensión arterial, procesos de restauración (cicatrización),
procesos de creación de células de sostén de vida; y por supuesto el
crecimiento celular (o la destrucción celular) controlado, entre muchos otros.
Así que no es difícil inferir que si el cáncer es un proceso descontrolado
de reproducción celular y que además pone en riesgo la vida; el problema hay
que observarlo de forma holística-energética como una pérdida de autocontrol
del chakra base.
Cualquier tipo de terapia complementaria debería aplicar especial atención
en tratar este primer chakra, pero no solo de nivelar su energía, sino de
lograr que ese chakra gane nuevamente su capacidad de autocontrolarse. Repito,
la terapia no es una sencilla alineación de chakras, sino una restauración de
funcionamiento automático del chakra base.
Y aquí es donde se complica el asunto.
Volviendo la explicación del estrés, cuando una persona se somete a una
situación estresante, es normal (y necesario) que sus chakras se desalineen
para poder resolver la situación; y una vez que la situación es resuelta (o
asumida correctamente de forma que no se sienta como agresiva) los charkas
vuelven su estado de equilibrio. Todo
retoma sus funciones normales.
¿Qué sucede si la situación no se resuelve o no se llega a asumir
correctamente? Si no se tienen las herramientas necesarias para resolver o
asumir, el estrés energético permanece y comienzan los problemas.
Pero compliquemos aún más. Para el chakra base que acabamos de relacionar
con el cáncer; ¿acaso lo único que tiene que ver con dicho chakra son las
situaciones de estrés evidentes? ¿El chakra base solo atiende o se puede
alterar por asuntos terrenales? Lamentablemente la respuesta es no.
Como seres integrales que somos, nuestros chakras no atienen solo a
procesos vitales (terrenales: biológicos, mentales o emocionales); sino que
también manejan energías que se circunscriben a planos sutiles muchas veces
desconocidos y lamentablemente ignorados por muchos profesionales de la salud.
En particular, nuestro chakra base atiende a toda la energía que se asocia
con el “karma” que podemos estar viviendo. En el karma es donde entra el
aspecto “genético-sutil” de esta enfermedad; ya que es esa parte que se
“hereda”, de padres a hijos y con relaciones interpersonales; más allá de
nuestra biología y que pueden condicionar parte de nuestra existencia.
Recordemos que la genética biológica era el otro factor que puede
condicionar la aparición del cáncer, por lo tanto es lógico considerar a nuestra
“genética sutil/espiritual”, que coincidencialmente está asociado con el chakra
base,
Es imposible escribir en pocos párrafos todo lo necesario para entender qué
es el karma y menos aún, para que el lector rompa sus esquemas de incredulidad
sobre el tema. Si les interesa podemos hablarlo en otro momento.
Pero sí hay tres planteamientos básicos que debemos dar para entender el
argumento final de esta reflexión:
- El chakra base no
solo maneja energía de karma; esta energía de karma puede estar latente
(sin manifestarse) y dispararse en ciertas circunstancias.
- Cuando se habla de
karma de forma correcta, no se puede discriminar ni karma malo ni karma
bueno; pero para nuestros efectos cuando digamos karma, nos estaremos
refiriendo a esa energía “difícil” que exige mucho esfuerzo de nuestra
parte para ser sanada.
- Cuando un karma se
activa, el chakra base comienza a procesar la energía asociada a esa
situación kármica y se produce (como es normal) un desequilibrio temporal
de este centro energético.
- La situación
kármica no solo la debe resolver el chakra, sino que es la persona quien
debe ocuparse de esto; y generalmente debe involucrar partes: física,
mental, emocional, astral y espiritual; todas a la vez o las que
correspondan.
- Las actitudes y las
acciones correctas de la persona antes las situaciones kármicas son las
que permiten al chakra base ir procesando/digiriendo/limpiando la energía
que se activó en él; así este podrá volver a la estabilidad.
Pero qué sucede:
-
¿si la persona no sabe reconocer a una situación kármica?
-
¿si no se tienen las herramientas (ni la formación) para
tratar asuntos kármicos?
-
¿si se activan más de un karma a la vez en chakra base?
-
¿si el estilo de vida de una persona promueve la
acumulación indiscriminada de ese karma “difícil”?
El panorama del chakra base siempre se puede complicar aún más; y por ende puede
aumentar la posibilidad de desarrollo de cáncer o la dificultad de su curación.
A nivel holístico, que es lo que nos ocupa en estas líneas, la sanación
de procesos kármicos es vital tanto en la prevención cómo en la sanación del
cáncer. Las herramientas necesarias están principalmente en el ámbito
espiritual (atención, me refiero a “realmente espiritual”, a esa espiritualidad
que se enmarca dentro de las religiones).
Pero no es cosa de adquirir herramientas para sanar una vez que se está
enfermo; sino que también es importante asumir: tanto estilos de vida que no
activen de forma violenta los karmas latentes, como formas de vivir que nos
alejen de “contagios de karma” (si, los karmas se propagan de una persona a
otra, por ejemplo con “sexo inapropiado”). Además, es importante ir aprendiendo
herramientas para ir sanando los pequeños karmas que se vayan activando y que
nuestro chakra base no permanezca en estados de desequilibrios por mucho
tiempo.
De la misma forma las consideraciones planteadas aquí sobre el karma cubren
de algún modo casos de cáncer en niños muy pequeños, que no han vivido
suficiente como para “estresarse” o para intoxicarse; pero si pueden venir ya
con karmas activos,
No he querido plantear en estas líneas que la parte espiritual o el aspecto
kármico es lo único importante para tratar este problema tan complejo como es
el cáncer. El karma es solo una pieza de este rompecabezas; el chakra
base se desestabiliza también por otras actitudes y situaciones de vida, no
solo por karma; y tampoco se puede decir que toda persona que viva bajo estrés
o en situaciones kármicas desarrollará cáncer.
Pero el karma sí es un asunto importante, porque cáncer no es lo único que
puede traer como consecuencia.
Poco a poco iré liberando otros aspectos del cáncer relacionados con los
demás centros energéticos.
Ya asociaciones mundiales que tratan el cáncer están incluyendo a la
espiritualidad y a la religiosidad como tópico importante en el tratamiento de
pacientes. Aún no saben muy bien cómo va la cosa; Dios quiera que este escrito
ayude un poco.
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
12 de enero del 2014.
Twitter: @eReiki @EvolConsc @pagr777
Este artículo es muy esclarecedor para los que provenimos de familias con alta incidencia de esa enfermedad. Hasta ahora nos han hecho creer que todo está perdido y que padecer la enfermedad será necesariamente nuestro fin. Una buena razón más, por lo menos en mi caso, para continuar aprendiendo a sanar karma.
ResponderEliminarNamasté Maestro.
CEH