Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
La reflexión de
hoy es complicada pero necesaria. Pero es así que se deben leer las sagradas
escrituras: nunca en fragmentos aislados, siempre de forma contextualizada con
toda la enseñanza dada en diferentes pasajes.
Quiero exponer
dos enseñanzas de Jesús de Nazaret; y llevarla a nuestra vida. Si ambas se leen
de forma individual pueden causar incluso confusión.
Definitivamente
decirse cristiano es fácil, porque no hay un examen de ingreso, ni hay evaluaciones
continuas, ni se expide ningún certificado. Y hablo de “cristiano como estilo
de vida”, no “cristiano de sacramentos”.
Para un cristiano
de “estilo de vida”, no digo que le debe ser más fácil que a los demás cumplir
con los lineamientos de Cristo; pero lo que si digo es que debería ser lógico
intentar cumplirlos por todos los medios. Y no solo intentarlo sino esforzarse
al máximo; y no solo esforzarse sino incluso “perder su vida” (metafóricamente
hablando) en intentar cumplir con lo que Jesús espera de él. Por supuesto todo
este esfuerzo pasa por no argumentarse o cuestionarse o dudar sobre lo que
Jesús indicó como forma de vida para todo cristiano.
Pero, ¿será que
Jesús espera algo de ti? ¿O no toda las personas son llamadas a Él? Reflexionemos:
Juan 6:44
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
(Jesús dijo...)
"Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le
resucitaré en el día postrero"
Esto debería ser
como mínimo perturbador. El mismo Jesús dijo que no todas las personas están con
Él; sino que hay una “fuerza mayor”, que se representa a Dios Padre, que debe
impulsar, empujar, llevar, a las personas hacia Jesús. Luego que esa persona
esté con Jesús, este hace su parte (darle la vida eterna).
¿Serás tu una de
esas personas a las que el Padre ha llevado hacia Jesús? Si es así, deberías
estar dedicando tu vida a lo que Jesús te indicó, sin cuestionar nada, sin
argumentar, ya que serías un cristiano de “estilo de vida”
¿Pero luego de
llegar a Jesús es suficiente? Una vez que Dios Padre ha empujado a alguien
hacia su hijo, Jesús debe comenzar su labor. Pero no es una labor automática;
sino que hay instrucciones muy claras para la persona, para que ella se
convierta en un verdadero cristiano de “estilo de vida”. Que dijo Jesús a los
que estaban ya alrededor de Él (a sus discípulos”:
Mateo 7:21
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
“No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos.”
Esto último es el
párrafo aclaratorio final del Sermón del Monte, donde Jesús le dio a sus
discípulos las instrucciones de lo que se debe hacer para llegar al Padre (al
Cielo).
Entonces si estos
dos versículos los enlazamos, el proceso para reflexionar está mucho más claro.
Puntualizo:
- Dios Padre te quiere con Él “viviendo en el Cielo”. Esto se puede tomar metafóricamente donde el Cielo es una vida con mayor paz. O se puede tomar más místico donde el Cielo es la Vida Eterna, junto a la presencia de Dios de la cual nunca más saldremos. Cualquier de las dos interpretaciones son válidas para un cristiano de “estilo de vida”
- Dios Padre, de alguna forma, te empuja a Jesús, una y otra vez; ya que “en nuestro caso” Jesús es la forma de llegar a ese estado de “Cielo” (Juan 6:44)
- La persona que ha sido empujada por el Padre debe comportarse como Jesús le indica para que ese empuje haya valido la pena y ella pueda llegar al Padre (Mateo 7:21)
Fijémonos del diagrama, en el muñequito que está siendo empujado. ¿Te das cuenta de la postura que tiene? Este muñequito se está resistiendo al “empujón”.
¿Cuántas veces no
habremos estado oponiéndonos a la invitación de ir hacia Jesús para tener la
oportunidad de llegar al Padre?
Uno de los
problemas se plantea en que podemos no estar oponiéndonos intencionalmente,
pero si podemos estar no reconociendo “los empujones” (las señales) y eso nos
lleva a desestimarlas.
Fijémonos también
que el muñequito que empuja no parece ser Dios Padre, sino otro muñequito como
nosotros. Dios Padre se puede valer de otros hijos suyos para acercar a la
gente a Jesús.
Y muchas veces esos
empujones no nos resultan evidentes. Bien reza el dicho “no hay peor ciego que
el que no quiere ver”. A veces son personas que tenemos al lado, nuestra
esposa, nuestra madre, algún amigo, algún amigo del colegio, un amigo de un
amigo, un terapeuta loco que comienza a hablar de Dios, un mensaje que
recibimos de alguien, algún contacto en el móvil, algún mensaje fastidioso en
el correo o por Twitter o por Facebook... ¡Qué cansado debe estar Dios!
Estar ubicado en
la vida siempre es necesario; y en la parte espiritual es mucho más importante.
No vale de nada “creer que lo estamos haciendo bien”, se cometen errores
también por ignorancia.
Te invito a que leas
de nuevo este escrito... (Ojo, este puede ser un empujón de Dios)
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
13 de mayo del 2014.
http://www.sanacioncristica.org
http://www.evolucionconsciente.org.ve
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Palabras
claves: cristiano, estilo de vida, sacramento, Dios, empujón, sermón, monte,
lineamientos, Jesús, empujón, Juan, Mateo
Maestro, este artículo está excelente, además de lo didáctico, de alguna manera nos invita a reflexionar sobre lo que estamos haciendo con nuestra espiritualidad.
ResponderEliminarJohana Palacios M.
Genial Maestro!!!!
ResponderEliminarMaravilloso articulo. El contenido y el diagrama te quedaron espectaculares.
Creo que esta muy claro, quizá porque te he escuchado varias veces este planteamiento, se me hace muy sencillo. Dios quiera llegue a muchas personas....
Reflexionando sobre el, me veo reflejada en el diagrama; alguna vez fui el muñequito que es empujado y desde hace un tiempo soy como el muñequito que empuja (buenísimo!!!). Es tan fácil como lo dices, el llamado de Dios esta allí a nuestro alcance, en muchas señales que se dejan pasar, no se ven... Lo voy a compartir para ver si empujo a alguien......
Namaste
Marianela R.