Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
A lo mejor para
algunos de ustedes no aplica, pero siempre es bueno leer esta reflexión para
eventos futuros en caso de que se lleguen a presentar.
Algunos saben que en mi papel de sanador (comenzado hace muchos años conmigo mismo) me ha tocado ayudar a muchas personas.
Algunos saben que en mi papel de sanador (comenzado hace muchos años conmigo mismo) me ha tocado ayudar a muchas personas.
Si me permiten la falta de modestia, esta es una de mis ventajas. Yo fui
un sanador antes que reikista; no soy solo un maestro de Reiki de libro o de
cursos; ni un sanador improvisado; ni alguien que escribe cosas que se imagina (a veces "locas" y muchas otras "incomprensibles") Sino que
me he dedicado, desde hace muchos años – las veinticuatro horas del día, a
ayudar a personas. O debería decir más correctamente: "he intentando
ayudar a personas a que se ayuden a sí mismas".
Eso es lo que
hace un sanador; ayudar a las personas para que comiencen a sanar. Esto
significa que si las personas sanan o no, es en mucho, su propia
responsabilidad.
Créanme que la
mayoría de las veces las personas acuden a mí con la intención de que yo haga
todo el trabajo de sanarlos; casi que con la condición manifiesta de que les
altere lo menos posible sus formas de vivir. Lamentablemente, la verdadera
sanación no funciona así.
Si alguien tiene
sus propias rutinas de vida y con ellas su forma de vivirlas (actitudes,
pensamientos, sentimientos, manejo del tiempo, etc.); si en algún momento se
siente mal ¿acaso no es lógico pensar que es esa rutina o forma de vida es la
que le produce el malestar? ¿O por lo menos la que se lo sustenta?
Si dentro de su
esquema de vida se produce algún malestar ¿acaso no es lógico hacer cambios,
ajustes, eliminación o introducción de elementos nuevos, con la intención de
sanar?
Si con la forma
en que alguien vive, un malestar pudo entrar en su vida ¿no es normal que haya
que cambiar dicha forma de vivir?
Entran entonces conceptos complicados que como terapeuta tengo que considerar: "miedo al cambio", "zona de confort pernicioso", "ganancia secundaria del malestar" (necesidad de estar enfermo), "incapacidad de sanar", entre otros.
No voy a seguir
molestándoles con explicaciones; solo les quiero dejar una reflexión personal:
"si en tu estado actual hay algo con
lo que no estás a gusto, pues debes cambiar tu estado actual; no sirve de nada tratar
de mantenerlo. Y en eso, la única persona que puede hacerlo eres tú mismo".
No se tratar de curar un resfriado se tratar de sanar malestares de vida.
A veces soy fastidioso
con la información que envío: tantas lecturas, tantas actividades, eventos,
charlas, talleres; algunos pagos, otros gratis; cerca, lejos, días de semana,
fines de semana y hasta feriados. Y créanme que es preocupante la cantidad
ínfima de personas conocidas y necesitadas de bienestar, que asumen dichas propuestas.
Estas mismas, en cambio, sí me escriben de forma personal "para ver qué
puedo hacer yo por ellas".
Señoras y
señores; yo puedo tener herramientas para hacer mucho por cualquiera de
ustedes; tal vez ni siquiera se lleguen a imaginar hasta donde es mi alcance
como sanador. Pero cualquier cosa que yo pueda hacer comienza porque ustedes
sean los primeros interesados: que se decidan, que se involucren, que venzan la
inercia en sus vidas y que asuman sus propios procesos. Al fin de cuentas
ustedes son los que quieren sanar.
Ahora bien, si con sus altibajos normales, logras tener un promedio de paz aceptable en tu vida, pues no toques nada; eres uno de los pocos afortunados.
Ahora bien, si con sus altibajos normales, logras tener un promedio de paz aceptable en tu vida, pues no toques nada; eres uno de los pocos afortunados.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Twitters: @SanaCristica @eReiki
@EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras:
sanación, malestar, sanar, sanador, miedo al cambio, beneficio secundario,
inercia
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