Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Pero esa compenetración, ese compartir y ese
bienestar al que se asocia la vida en pareja tiene mucho que ver con nuestra
existencia como seres energéticos. La compenetración es energética; si bien la
manifestación de estas energías se suele presentar principalmente a nivel
físico, mental y emocional. Estos tres campos son los más evidentes a la hora
de observarlos y estudiarlos; si bien nuestras partes astral, kármica y espiritual
no están exentas del impacto de la vida en pareja.
Si nos ubicamos en el ser humano energético; recordamos la
existencia de nuestros centros energéticos (chakras) y de las dinámicas que
existen entre ellos. Sabemos además que no son solo los chakras de forma
independiente sino más bien sus dinámicas, las que enmarcan las acciones de los
seres vivos.
Pero para explicar la
compenetración energética de una pareja, dentro de este escrito abierto, tomaré
únicamente a los chakras como unidades independientes.
Cuando existe una pareja (y
hablo de pareja sentimental – novios, amantes, esposos) se suele asociar una
frase a dicha interrelación; se dice que entre los dos hay “cierta química”.
En realidad no es “química”
lo que hay, sino una compenetración “energética” básica de sus chakras.
Nuestros centros energéticos,
distribuidos a lo largo del eje vertical central de nuestro cuerpo (columna
vertebral), se comienzan a enumerar desde el primero al séptimo, de abajo hacia
arriba. En realidad hay otros más que sostienen energías no tan asociadas con
nuestra conciencia terrenal, pero son estos siete chakras los suficientes para
caracterizar todo el comportamiento energético del ser humano terrenal.
- Primer chakra (chakra base – Muladhara): en la zona del perineo. Maneja, entre otras cosas, la energía asociada a: instintos, protección, dominio, posesión, sexo orgánico.
- Segundo chakra (chakra sacro – Swadhisthana) a unos pocos centímetros debajo del ombligo. Maneja la energía asociada a: disfrute en general, maternidad, cuidar, cobijar, alimentar, sexo de disfrute, sensualidad, entre otras cosas.
- Tercer chakra (chakra de plexo solar – Manipura) a nivel de lo que conocemos como “la boca del estómago”. Maneja la energía asociada a: “el hacer”, objetivos, alcanzar, metas, esfuerzo, empeño, emociones (sentimientos que perduran en el tiempo), entre otras cosas.
- Cuarto chakra (chakra del corazón - Anahata) a nivel del músculo cardíaco (corazón físico). Maneja la energía asociada a: sentimientos, concepción del “yo personal”, empatía, dar de forma desinteresada, entre otras cosas.
- Quinto chakra (chakra de la garganta – Vishudda) a nivel de tiroides/paratoroides. Maneja la energía asociada a: comunicación de forma amplia (por cualquier medio, siempre de forma bidireccional: expresarse y escuchar), capacidad de captar y comprender lo que le rodea, entendimiento asociado con la sabiduría (lo que permite tener una visión particular del mundo); entre otras cosas.
- Sexto chakra (“tercer ojo” – Ajna) en el entrecejo. Maneja la energía asociada a: la percepción (sensorial y extrasensorial), la inteligencia lógica, la capacidad de sacar relaciones de cosas y eventos, intelectualismo, interpretación; entre otras cosas.
- Séptimo chakra (chakra de la coronilla – Sahasrara) en la parte más alta del cráneo. Maneja la energía asociada a: interrelación real con Dios (más allá de la percepción y la intelectualidad), verdadera espiritualidad asumida (no solo interpretada); entre otras cosas.
Como se puede observar, de
cada chakra dí una muy sencilla referencia de las funciones humanas donde se
utilizan las energías que estos manejan. Esto, si bien es muy simple, es lo
necesario para explicar la compenetración energética en la pareja.
Entonces, cuando una pareja se forma, lo natural es
que automáticamente y apenas al primer encuentro del uno con el otro, los
chakras de cada uno comiencen a tratar de “unirse” energéticamente. Recordemos
que siempre digo que las interacciones humanas son principalmente interacciones
energéticas (que se expresan luego en aspectos evidentes como los físicos, los mentales
y los emocionales)
Esta “unión energética de
los chakras”, que no tiene que pasar por contacto físico y que tampoco es
intencionado; se lleva a cabo de forma diferente entre dos personas
cualesquiera o entre dos personas que naturalmente podrían formar pareja. El
orden o la secuencia de “interconexión” de los chakras en ambos casos es
diferente. Me voy a centrar en una pareja.
La primera interacción se
realiza entre los “chakras base”. Eso produce esa “atracción instintiva” del uno
hacia el otro; ese “gusto”; que puede llevar incluso a encuentros sexuales sin
involucrar más nada. Esta primera unión de chakras, incluso de forma
inconsciente, se suele “negar” ya que muchos de nuestros condicionamientos como
seres sociales, apuntan a que una interacción de pareja es mucho más que “sexo
instintivo”. Es por esto por lo que a veces se siente esta atracción y se deja
de lado, hasta que no se verifiquen uniones en los chakras subsiguiente.
La compenetración de estos
primer chakras se manifiesta también en un
estado de seguridad (generalmente la mujer se siente “segura con su hombre”) y
un estado de posesión, de dominio (el hombre siente “que esa mujer es suya”)
Hay otras causas por las
cuales los chakras base de las personas tienden a unirse, pero escapan del
alcance de este texto (revisar el artículo “Atracción Sexual”)
El siguiente chakra que
se intenta unir es el segundo (van en orden), el asociado al bienestar.
Aquí, la potencial pareja descubre que no solo se gustan, sino que entre ellos
pueden disfrutar; que se pueden proveer momentos de disfrute, de bienestar; el
uno al otro.
Cuando el primero y segundo
chakra logran esa compenetración, es cuando se puede decir que ya hay una
“pareja formada”; desde el punto terrenal, casi animal, pero pareja al fin.
Una compenetración de primer
y segundo chakra en una pareja es suficiente para la madre naturaleza; porque
es lo único necesario para que la especie humana subsista; procreando más
niños. Dos personas se atraen sexualmente, obtienen bienestar y la magia está
lista.
Pero es una magia no muy
duradera. La atracción sexual puede darse con otras personas y el disfrute se
puede obtener casi con cualquiera... así que esta compenetración con solo estos
dos chakras puede no ser ni permanente, ni exclusiva; y por lo tanto no incluye
necesariamente fidelidad.
Una pareja más permanente,
duradera, estable, exclusiva, comienza a aparecer cuando la compenetración
energética involucrar a los charkas siguientes.
En una pareja, cuando
los tercer chakras también forman parte de la compenetración (se asume que
el primero y segundo ya están unidos) ambos individuos que conforman la pareja
pueden mantener metas en conjunto, objetivos como pareja, los dos trabajan por
sus sueños como un equipo. Hay intereses de pareja, más allá de la atracción y
del disfrute.
Cuando el cuarto chakra
(corazón) se involucra en la compenetración energética, cada miembro de la pareja
comienza a ser más solidario con el otro; hay mayor empatía; los sentimientos
del otro se cuidan como los propios y las acciones se cuidan para no herir a los
sentimientos del otro.
Esta compenetración del
primero al cuatro chakra define una
“pareja ideal” desde nuestra concepción terrenal. Este tipo de pareja es la
que brinda el escenario apropiado, no solo tener hijos, sino para criarlos y llevarlos
a ser “adultos apropiados socialmente”, con experiencias en su temprana
edad que les ayuden a madurar energéticamente los aspectos necesarios.
Pero aún hay
compenetraciones energéticas mayores y deseables. Cuando una pareja comparte
también una forma de ver el mundo similar, se puede estar presentando una
compenetración de quinto chakra.
Al tener formas de pensar
similares y formas muy parecidas de argumentar sus experiencias de vida, se
puede estar hablando de compenetración de sexto chakra. Esto incluye
también niveles de formación intelectual y académica equiparables.
Pero finalmente (y esto sí
conforma una pareja ideal en todos los
sentidos) se tiene a la pareja que además de todos los chakras anteriores
unidos, consiguen y mantienen un séptimo chakra (el espiritual) en comunión,
uno con el otro.
Esto último permite que
ambos tengan, más allá de una comprensión similar de Dios, un enfoque
espiritual práctico de sus vidas personales y de su vida como pareja.
Con todo esto, hemos
recorrido entonces una secuencia de
compenetración que puede definir el tipo de pareja que dos personas pueden
formar.
La pregunta que surge es:
¿deben estar conectados en secuencia, sin que haya ningún salto? La respuesta
es sí. Me explico.
Puede haber parejas a las
que se les reconozca una integración del primero y el segundo chakra; pero que
también “parecen” quererse mucho y comparten muchas visiones de vida similares.
Por lo tanto, indicaría una integración de los chakras de corazón y de
garganta.
Pero esta misma pareja no
comparte muchas metas en conjunto, aunque sí tienen sus propias metas individuales.
Observamos entonces, que
hay una separación en el chakra del plexo solar, que crea una ruptura en la
secuencia. Por eso esta pareja es únicamente de compenetración de chakras
primero y segundo (hasta donde la secuencia se mantenga)
De la misma forma se pueden
confundir relaciones personales con compenetraciones de chakras diversos, con relaciones
de pareja. Pueden existir personas con metas comunes, con sentimientos comunes,
con formas de ver a Dios similares, pero si no hay una compenetración del
primer chakra o del primero y del segundo; por muchas cosas que se compartan,
no son una pareja factible.
Cuando se ayudan a sanar a
parejas dentro de las terapias energéticas, este es uno de los abordajes
posibles: realizar el análisis de cuáles chakras están compenetrados. Y es muy
común observar a parejas disfuncionales, las cuales más que una secuencia de
chakras compenetrados, lo que tienen son formas de pensar similares, o iguales
objetivos de vida, o necesidades que se complementan, y en función de esto
“acuerdan” ser pareja. Más temprano que tarde descubren su fracaso.
Beneficios reales.
La compenetración real de
los chakras en una pareja (la unión efectiva, ese compartir de sus energías)
tiene un efecto extraordinario en el bienestar de ambas partes. Cuando una de
las partes tiene, por ejemplo, un bajón energético en algún chakra, la conexión
con el chakra equivalente en su pareja puede “amortiguar la caída”, puede sostenerlo.
Es una dinámica energética de soporte (del uno con el otro) entre la pareja.
La manifestación de una
compenetración inexistente se muestra en la frase popular que muchas damas
utilizan con sus caballeros: “es que tu no me entiendes” (haciendo referencia a
sus sentimientos). Definitivamente, si el hombre no tiene compenetrado su
chakra de corazón con el de su compañera; pues el soporte que en algún momento
ella puede necesitar, no existe. Tan sencillo como eso.
Y esta dinámica de soporte
es VITAL en el mantenimiento de la pareja. Ya de por sí las relaciones
interpersonales son muy difíciles; sin ese soporte sería inviable mantenerse
conviviendo con una persona en la cotidianidad.
Y es por eso además, que en
los momentos difíciles (situaciones de vida que sobre exigen a los diferentes
chakras) es cuando más relaciones de pareja se rompen. En dichas “emergencias
energéticas”, es donde se descubren que su compañero no les sirve de apoyo de
vida (“energético”). Entonces viene la desilusión, el arrepentimiento, el
“quien me mandó a casarme con este”, etc.; etc.; etc.
Nos damos cuenta otra vez,
que la vida se explica bastante bien desde el conocimiento energético y es por
eso por lo que una terapia energética bien llevada puede servir de complemento
excelente a los otros enfoques profesionales de recuperar el bienestar.
Pero además, si no hablamos
de recuperar el bienestar, sino de hacer decisiones inteligentes a la hora de
seleccionar a una pareja; no te olvides que no eres únicamente carne y huesos.
Busca asesoría seria.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
26 de agosto del 2014.
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Palabras
pareja, relaciones, chakras, integración, compenetración, cuerpo, energético.