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sábado, 3 de enero de 2015

Un resquicio para Dios



Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
(Resquicio (def.): abertura o grieta pequeña y estrecha)
Una condición esencial, para que tu "ser espiritual" comience a manifestarse, es que tu "ser mental" deje de ser el protagonista de tu vida. PAGR
  • Tú, como "ser mental", confías únicamente en tu esfuerzo; y muchas veces te frustras.
  • Tú, como "ser mental", crees que puedes controlar lo que te rodea según tu voluntad; y generalmente sales perdiendo y te consuelas diciendo “que no era el momento”.
  • Tú, como "ser mental", trabajas por los resultados tangibles; y no gasta en tiempo en lo que es incierto para ti. Al morir te verás en el incierto por el cual nunca trabajaste.
  • Tú, como "ser mental" piensas que lo peor que te puede suceder es el sufrimiento terrenal, incluyendo la muerte física; y estamos signados a ella desde el mismo momento que nacimos en este mundo físico. Por mucho que te esfuerces no podrás evitarla, aunque logres extender tu vida con la cual extenderás tu angustia por morir.
  • Tú, como “ser mental”, terminas perdiendo “tu vida” tratando de “vivirla”; debido a que intentas vivir algo que “no eres”.
Pero si no comienzas prontamente a buscar cómo soltar ese control que crees tener de tu realidad; y a dejar de esperar que las cosas sucedan como tu mente cree que deben sucede; el universo se ocupará de enseñarte.
El universo nos puede llevar a situaciones difíciles donde, a pesar nuestro, resulta evidente que no controlamos nada.
En esos momentos, después de no poca lucha, llegamos a rendirnos incluso físicamente. Y es entonces cuando la mente "comprende" y comienza a "apagarse a la expectativas".
Bendito sea ese momento; cuando tu mente en reposo deja resquicios abiertos para que "tu ser espiritual" comience a asomarse.
Si en esos momentos difíciles, tu espíritu que comienza a asomarse encuentra en escenario espiritual correcto, la vida te cambia y descubres a ese Dios que siempre añoraste sin siquiera saberlo.
Pero si cuando tu espíritu se asoma no encuentras una espiritualidad real y sana; más te valdría que se hubiese quedado dormido; porque el daño puede ser mayor.
Es por eso por lo que se dice que las personas encuentran a Dios cuando pasan situaciones de vida muy difíciles. Y es cierto, allí hay una mayor probabilidad para ese encuentro.
Pero como siempre hay que aclarar: “el hecho de no controlar nada no significa dejar de hacer esfuerzos. Los esfuerzos son indispensables realizarlos; solo que los resultados de los mismos dependerán de fuerzas, condiciones y leyes que generalmente no entendemos. Estas conforman la voluntad de Dios”.
¿Pero debemos esperar a que la vida nos coloque en situaciones penosas para de verdad tener la oportunidad de crecer en espíritu? Sería triste si este fuera la única forma.
La preparación inicial siempre es la misma: “enseñar a la mente que ella no controla gran cosas”. Y esto se puede trabajar de formas diversas, antes de que nos veamos urgidos por una situación complicada. Solo voy a asomar dos de las formas.
  1. Con crecimiento espiritual, donde exista un Maestro. En un escenario espiritual así, un discípulo va aprendiendo a que por lo menos allí, en ese escenario, no sucede lo que él espera, sino lo que el Maestro proponga. Es por esta razón que la “sumisión” es indispensable, para que el discípulo deje de trabajar con su mente.
    Muchas personas ajenas a este tipo de enseñanza “maestro-discípulo” puede llegar a ver incluso esta relación como patológica: pero no es ni egocentrismo del maestro ni dependencia del discípulo; es únicamente “entrenamiento mental para crecimiento espiritual”
    De cualquier forma, un escenario verdadero y por lo tanto sano de crecimiento espiritual nunca viola los derechos fundamentales de nadie; y por supuesto está exento de fanatismos y sectarismos; se asume que todos somos hermanos ante Dios.
  2. Con meditación, la cual es una de las herramientas básicas de todo crecimiento espiritual. Pero no hablo de meditar una hora a la semana; hablo de una práctica cotidiana y comprometida. Sea el esquema o protocolo de meditación que sea; la misma práctica tiene inmersa toda un experiencia que permite ir quitándole el protagonismo de la mente en nuestras vidas.
    Pero si meditar se realiza fuera de un escenario espiritual (punto 1), en el mejor de los casos puede no llegar a tener la efectividad propia de la práctica.

Al fin de cuentas, tú decides cómo quieres que Dios se fortalezca en ti; a la fuerza y de sorpresa cuando ya no sepas qué hacer con tu vida; o con actividades en las que puedes ir involucrándote sin inconvenientes mayores.
Por supuesto en este instante “tu mente” puede estar haciéndote cree que “ya tienes a Dios contigo”. La autocomprobación es sencilla, solo haz referencia a las primeras estrofas de la enseñanza de Santa Teresa de Jesús:

Nada te turbe, nada te espante, 
todo se pasa, Dios no se muda;
la paciencia todo lo alcanza;
quien a Dios tiene nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva tu pensamiento, al cielo sube,
por nada te acongojes, nada te turbe.

A Jesucristo sigue con pecho grande,
y, venga lo que venga, nada te espante.
Si aún hay cosas que te espantan, o te turban, o te acongojan; o si ese Dios que dices tener no te basta para tener Paz a pesar de las situaciones, aún tienes que seguir buscando. “No te engañes, si en algún momento crees que ya tienes a Dios, lo dejarás de buscar y a lo mejor nunca lo conseguirás “ (PAGR)
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 03 de enero del 2015
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves: Dios, crecimiento espiritual, maestro, meditación, meditar, santa, teresa, Jesús, mente, expectativas, voluntad de Dios.

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