Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Muchas
veces me ha tocado conversar sobre la diferencia de llevar una vida
con un crecimiento espiritual verdadero; o con uno acomodaticio,
conveniente o engañoso.
Porque
los hay. Por doquier encontramos a personas que bajo la suposición
de un enfoque de vida espiritual; viven sus realidades estacionadas
espiritualmente.
Y
estos enfoques espirituales ficticios realmente son atractivos; ya
que la mayoría de las veces vienen a suplir carencias terrenales;
las cuales al sentirse satisfechas, producen bienestares notorios.
Pero de espíritu, nada.
Elevación
espiritual
Cuando
se habla de Crecimiento Espiritual, en realidad lo que se plantea es
una manifestación de nuestro espíritu (dones espirituales) en
nuestras experiencias terrenales. En realidad nuestro espíritu no
tiene que crecer, solo tenemos que manifestarlo hacia nuestra
realidad exterior; así que lo que crece es la manifestación de
este, en nuestra realidad.
Si
recordamos los planos de consciencia, tendremos la consciencias
Terrenal, Astral y Espiritual. Y si asociamos estas consciencias con
los Planos de Existencia (desde el plano físico/inferior al plano
espiritual/superior), podremos imaginar cómo nuestras consciencias
van “elevándose” hasta llegar al Cielo (plano Espiritual). De
aquí la metáfora eterna de que “el Cielo está allá arriba”.
Pero
nos vamos elevando como un cohete de varias etapas. Cuando llegamos a
cierta altitud, debemos ir desenganchando las etapas que ya se
utilizaron; y no hacerlo implicaría un peso adicional que nos
evitaría seguir más arriba.
En
nuestro crecimiento espiritual pasa exactamente eso. Las etapas que
nos componen y que debemos ir aprendiendo a soltar (o a desapegarnos)
son las siguientes:
- Plano físico (de la Consciencia Terrenal)
- Plano mental (de la Consciencia Terrenal)
- Plano emocional/energético (de la Consciencia Terrenal)
- Plano astral (de la Consciencia Astral)
- Plano akáshico/kármico (asociado a todos los planos anteriores)
El
desapego a estos planos inferiores nunca significa descuidarlos, ni
mucho menos deshacernos de ellos; nunca. Significa por el contrario,
asumirlos con el cuidado y la atención necesaria, pero no hacerlos
protagonistas de nuestras vidas.
Cuando
gastamos todo el combustible en algunas de estas etapas descritas, no
podemos elevarnos espiritualmente. El gasto energético generalmente
sucede cuando nos ocupamos o nos preocupamos prioritaria y
obsesivamente de alguna de ellas, descuidando a las demás.
Por
ejemplo; no está mal honrar a nuestra parte física, o mental o
emocional; pero si lo estará si no invertimos también tiempo en
nuestro espíritu.
Los
sentimientos como límite de gravedad cero
Lo
que estoy diciendo puede crear ruido en algunas personas que ya me
conocen.
Yo
soy uno que invito siempre a hacer el cambio de un pensamiento mental
a un pensamiento emocional/sentimental; esto con el fin de que
aprendamos a “pensar con el corazón”. Y lo planteo como un
requisito indispensable para crecer espiritualmente.
Pero
hacer el cambio a un estilo de vida donde se esté más consciente de
los sentimientos, no significa quedarse en ellos.
Si
mantenemos el símil del cohete de propulsión; las etapas más
difíciles de elevación son mientras se está sometido a la fuerza
de gravedad terrestre; entiéndase los planos físicos, mental y un
poco del emocional (en lo concerniente a las emociones dañinas).
Pero se llega un punto cuando se escapa de la atmósfera y la fuerza
de la gravedad decae rápidamente. A partir de allí, la elevación
se lleva a cabo mucho más fácil.
En
nuestro ser, ese punto de “gravedad cero” se da entre el plano
emocional/energético (con emociones “iluminadas”) y el plano
astral.
Pero
cuidado; si esta etapa no se supera nos podemos quedar flotando a la
deriva.
El
peligro de la vida sentimental
Y
aquí viene el problema al que muchas personas se enfrentan en
supuestos crecimientos espirituales.
Imaginemos
que alguien logra vencer en gran medida el apego por los asuntos
terrenales. Además, logra dejar de protagonizar su vida con su mente
y comienza a regir con su corazón; e incluso sanar muchos asuntos
difíciles. Podrá llegar a sentirse”flotando” en un estado de
libertad y de menos esfuerzo; y si nadie le dice nada, incluso puede
llegar a apagar los motores y sentirse ya en el Cielo.
¿Pues
saben qué les sucede a los astronautas cuando se descuidan en ese
estado? Los músculos se atrofian; pierden masa muscular; se pierde
masa ósea; la circulación sanguínea se altera; y todo puede
terminar muy mal.
Estos
mismos astronautas saben que en ese estado de “flotar” se tiene
que trabajar aún más; incluso atándose arneses con elásticos para
poder hacer ejercicio y mantenerse vivos.
Exactamente
igual pasa cuando en nuestro crecimiento espiritual nos quedamos en
”lo bonito de los sentimientos lindos” y creemos que lo estamos
haciendo bien. Podemos estancarnos cómodamente y no darnos cuenta.
En
esos casos encontramos a personas que parecen “seres espirituales
de luz”, pero que se derrumban cuando la vida les enfrenta a
situaciones difíciles (peso adicional) de improviso.
No,
señoras y señores; la vida espiritual no está exenta de cosas
difíciles, no todo es “luz”; por lo menos mientras estemos aquí
encarnados. Y si bien sabemos que es indispensable para llegar al
Cielo tanto conocer como manejar de forma acertada nuestro plano
emocional, no podemos quedarnos allí.
Muchas
personas comienzan una búsqueda espiritual desde una carencia
emocional o asuntos terrenales no resueltos; lamentablemente esto es
la mayoría de los casos. Y cuando se consigue alguna mejoría
emocional, se puede asumir que se llegó al Cielo. Nuevamente este
caso, de espiritualidad real no tienen nada.
La
diferencia está en que una cosa es “bienestar emocional” (que
aún depende de los asuntos terrenales) y otra cosa es “inmunidad
espiritual”.
La
“inmunidad espiritual” se consigue desarrollando los dones
espirituales con un crecimiento espiritual apropiado. En este caso,
el resultado no es necesariamente la ausencia de situaciones
difíciles, sino la paz interior para enfrentar a dichas situaciones.
¿Y
la Biblia dice algo de esto?
Son
varias las alusiones bíblicas que alertan sobre no preferir a las
gratificaciones emocionales antes del verdadero trabajo espiritual
(como por ejemplo en la acción de dar limosnas). Pero hay una
alusión particular donde el mismo apóstol Pablo lo alerta y lo
describe, dentro de la última fase de lo que se puede entender como
crecimiento especial (expresión del espíritu), sobre todo “cuando
ya nos queda poco tiempo”. Esto está en su primera carta a los
Corintios, cito:
1
Corintios 7:29-31Nueva
Biblia al Día (NBD)
29
Lo
que quiero decir, hermanos, es que nos queda poco tiempo. De aquí en
adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran; 30
los
que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se
alegraran; los que compran algo, como si no lo poseyeran; 31
los que disfrutan de las cosas de este mundo, como si no disfrutaran
de ellas; porque este mundo, en su forma actual, está por
desaparecer.
Esta
cita puede tener varias interpretaciones; pero para mi caso, sobran
las palabras. Dios bendiga tu espíritu.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
18 de febrero del 2015
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Palabras-claves:
Dios emociones, mente, atral, kármico, espiritual, espíritu, pablo,
gravedad cero, cohete
Namasté, Gracias Maestro por tremendo articulo, y la cita bíblica es directa y fuerte
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