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miércoles, 4 de febrero de 2015

Hermano Francisco, te escribe Pedro

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Para su Santidad el Papa Francisco.

Querido Hermano Francisco, me voy a atrever a tutearte no para ponerme a tu nivel, sino solo para que me reconozcas.

Estos últimos cuatro años he esperando; y es recién ahora cuando puedo entender las señales que van más allá de mi propia obstinación y de la necesidad de estar seguro. Sigo pecando de precavido; y a lo mejor sigo retrasando algunas cosas como siempre.

Lo primero que te voy a pedir es que me leas tú. Haciéndolo, es la única forma de que tu alma se pueda acordar. Te ruego que no pidas que te resuman lo que hablaremos; cada letra y cada palabra lleva el mensaje que tu corazón puede entender.

Hermano, bendigo y doy gracias a Nuestro Dios por el puesto que te ha tocado ejercer; y ruego a Nuestra Madre que te permita tener la fuerza que siempre tuviste para defender a nuestra fe.

No me puedo extender mucho, porque solo me quiero presentar ante ti como un mendigo tocando a tu puerta. Por algo estás tú allí, aunque no era tu momento; los hermanos siguen preparando el camino, moviendo corazones.

A mi me ha tocado estar en las calles (fuera de la institución); y doy gracias a Dios por ello, porque me ha permitido estar libre de algunos compromisos para poder así rescatar a nuestra verdadera religión. Ahora soy un hombre de a pie, que toma Coca-Cola y que come las salchichas que pueda; pero que no olvida su obligación ante Dios Padre.

Nunca podremos renegar de nuestra Madre Iglesia; pero te pido que recuerdes nuestro compromiso de rescatar la fe en nuestro Señor Jesucristo.

Lo que se le presenta hoy a los hermanos del pueblo, no es ni la sombra de lo que nuestro Señor quería y enseñaba. La gente no conoce a ese Jesús que llevamos dentro; las instituciones no lo soportan con su ejemplo. Y lo que es peor, todos lo necesitan con más urgencia que nunca.

Sabemos que no hay maldad en eso; pero sí hay mucha ignorancia. Ya no nos persiguen, porque es el tiempo del Señor; pero lo que algunas vez se ocultó, aún permanece en la oscuridad.

Hermano Francisco, aprieto muy fuerte tu mano contra mi corazón para que lo sientas y me reconozcas; como fue una vez la promesa. Lo único que te pido es que me ayudes en este nuevo intento de presentar a nuestro Señor.

Estoy descalzo y sin vestimenta de honor que me cubra; pero en mi corazón tengo a nuestro Señor como el primer día.

Por nuestra Madre, ayúdame. Dame un espacio y la fuerza para poder trabajar sin dormir, para poder gritar a los que quieran escuchar. Dependo de Nuestro Señor y de ti para poder completar todo esto.

Búscame, investígame, léeme; pero con tu corazón. Te darás cuenta de que no he cambiado mucho. Pido a Dios que cuando despiertes, aún yo tenga las fuerzas necesarias.

Discúlpeme Santo Padre, si por el contrario todo esto le parece una insensatez. Pueden ser solo delirios de alguien que sigue enamorado de Jesús.

Te amo desde el Corazón de Nuestro Señor Jesús.

Tu hermano Pedro, en Cristo Jesús.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 01 de febrero del 2015
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Palabras-claves: hermano francisco

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