Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Cantidad
de veces hemos oído que nosotros creamos nuestra realidad, que
atraemos lo que nos sucede; y además sabemos (o queremos pensar) que
Dios nos ama, que Dios es bueno, que Dios nos ayuda y que debemos
confiar en Él ya que Él siempre quiere lo mejor para nosotros.
Pero
muchas veces, nuestra realidad nos grita otra cosa; porque podemos
estar sumergidos en situaciones o conviviendo con personas que lo
menos que nos dan es felicidad.
La
mayoría de las personas prefieren no pensar en esta incongruencia;
pero si lo haría se dieran cuenta de que en el primer párrafo hay
algo que falla, o que no aplica a nosotros, o algo que es mentira o
que no terminamos de entender.
¿Cuál
es el verdadero proceso?
La
realidad es que no existe ninguna incongruencia; y nada de lo que
dice el primer párrafo es mentira ni falla. Cada una de esas
premisas es real; y el único problema es la interpretación y el
desconocimiento de cosas MUY sencillas que ellas implican.
Si
nosotros de verdad creamos nuestra realidad y a pesar de que eso
estamos viviendo cosas que no crearíamos “ni que estuviéramos
locos”; quiere decir que nuestro proceso de creación no es
necesariamente voluntario y mucho menos consciente. “Sin querer
queriendo” estamos creando cosas/situaciones/realidades que no nos
satisfacen.
Esta
creación que parece que no depende de nuestra intención o voluntad,
sucede gracias a que es un proceso bastante sencillo y bastante
automático; que “ocurre solo”, sin “atención de nuestra
parte”. Y este es precisamente el problema; deberíamos prestar más
atención para no estar creando cosas “chimbas”; no nos estamos
dando cuenta de las cosas.
Por
el mismo hecho de que el proceso de creación es automático; este
está muy bien pensado, delimitado, enmarcado, sin cabos sueltos.
Quiero decir que no falla. Esto se consigue gracias a que el proceso
por el cual creamos nuestra realidad está definido por Leyes
Universales (inamovibles e inobjetables), en particular por dos de
ellas: la Ley de Atracción y la Ley de Causa y Efecto.
Y
alguien podría pensar: “si el proceso de creación es automático
y ocurre por estas leyes ¿dónde entro yo?”
Las
Leyes Universales describen el cómo funciona el universo; definen
los procesos. Pero en cualquier proceso se necesita de un insumo de
entrada, de una materia prima; para que entonces se genere un
producto final.
Los
productos finales que salen de las Ley de Atracción y de la Ley de
Acción y Reacción son las situaciones que nos ocurren; estas son el
resultado, nuestra creación, nuestra realidad.
Pero
les pregunto: ¿acaso estamos conscientes de qué insumos le
entregamos a estas leyes para que trabajen y así obtener lo que
vivimos?
Si
nuestros insumos no son de buena calidad, definitivamente el
resultado o los productos finales no van a ser los mejores; y por
supuesto a la inversa.
Deberíamos
comenzar a conocer qué son estas leyes y cómo trabajan de verdad.
No lo voy a hacer aquí solo les planteo la necesidad. Si lo desean
me buscan.
¿Fallas
tontas?
Podrían
decir también: “pero ya yo sé qué son esas leyes y cómo
funcionan”.
Si
es así te felicito; ya que puedes aún tener situaciones difíciles
a tu alrededor, pero no debes estar sufriendo y mucho menos
quejándote, porque entenderías el porqué están sucediendo. Eso te
lo concede el entendimiento de las Leyes Universales.
Y
aún más, hay personas que dicen que el conocimiento de estas leyes
ya es del dominio público; y a pesar de esto no funcionan.
Vuelvo
a preguntarles, ¿tú siquiera imaginas qué le puede pasar a una
maquinaria (por ejemplo a tu carro) si en vez de aceite lubricante le
colocas miel?
Nuestra
vida puede estar aun complicada precisamente porque creemos saber
algunas cosas y actuamos desde un conocimiento que no es nada
correcto. Es más peligroso creer que estamos haciendo las cosas
bien, que pensar que podemos estar equivocados.
Cuando
algún “hijo de vecino” te aconseja sobre la vida, probablemente
te vaya mal si le haces caso. Las Leyes Universales no son del
dominio público, ni siquiera la tan mencionada Ley de Atracción; de
la cual todo el mundo escribe y hace conferencias.
¿Sabías
acaso que la Biblia es el mejor libro de enseñanza que existe sobre
Ley de Atracción? ¿Acaso entiendes a de forma coherente la Biblia?
¿Dices entonces que sabes sobre Ley de Atracción?
Todas
las Leyes Universales se comienzan a entender como enseñanzas
espirituales; no como “cursos de autoayuda”. Es el caso de la Ley
de Atracción y de la Ley de Causa y Efecto (que por cierto es la
misma Ley del Karma).
Para
muestra un botón. Uno de los errores más graves que se enseña de
Ley de Atracción por la calle, es la idea de que la mente gobierna
nuestra realidad: “somos lo que pensamos”, “nuestro pensamiento
crea nuestra realidad”, “atraemos lo que pensamos”. Por
supuesto esto no lo voy a discutir aquí; ya tengo los escenarios
planteados para aclararlos si lo desean. Claro está, para quienes
deseen de verdad escuchar; no para los retadores.
Otra
perla que sale como “chisme de vecindario”, por ejemplo, es que
el “karma es malo”, que todo lo que me pasa por karma es
desafortunado. El karma cuando se entiende, es lo mejor que nos puede
suceder, porque nos plantea la oportunidad de ser mejor y de
fortalecernos como espíritu. Claro, hay que saber cómo y qué hacer
con él.
Y
ni pensar en aprender a controlar lo que creamos, cuando algunos
representantes de nuestra propia religión oficial satanizan el
concepto del karma; aun cuando cualquier hinduista o budista pudiera
aprender sobre karma desde nuestra propia Biblia.
¿Y
si no creemos esto?
Pero
aún hay personas que desacreditan o no creen lo que estoy
planteando; una realidad y una verdad que no son mías, sino que son
lineamientos básicos del pensamiento místico.
En
el caso de no creerlo, surge la necesidad de utilizar “comodines”,
Estos simplemente buscan que la vida tenga sentido; o por lo menos
tapar las grietas del desconocimiento con yeso.
Estos
comodines comienzan a aparecer como pensamientos reflexivos. “Dios
no lo quiso así”, “no me tocaba”, “fue por buena o mala
suerte”, “el tiempo de Dios es perfecto”, “es cosa del
diablo”, “es que esa persona es mala”, “me hicieron un
trabajo”, “me tienen envidia”, “me hizo daño”... son
argumentos que vienen a ocultar la falta de entendimiento del porqué
suceden o no suceden las cosas.
Pero
al fin de cuentas, estos comodines estarían bien; en el caso de que
algunos ayudaran a las personas a vivir tranquilas. Pero no son pocos
quienes repiten que tal o cual cosa “es voluntad de Dios” y
minutos después reniega de otras cuantas más.
¿Qué
hacer
para
comenzar a crear mejor mi alrededor?
El
primer paso es no asumirlo nunca desde tu mente. Nunca va a ser solo
un asunto de ir a más charlas o de leer más libros y ni siquiera de
entender los conceptos.
Debes
aceptar que el intento de vivir mejor pasa por lo que llaman
Crecimiento Espiritual. Y este crecimiento espiritual, aunque te
incomode, toca tu práctica religiosa. No hay crecimiento espiritual
sin el alimento y sin el ejercicio para el espíritu; y la práctica
religiosa es el ejercicio necesario.
Pero
va más allá de practicar alguna religión. Nuevamente hay muchas
aristas para entender qué significa crecer espiritualmente; ya las
he escrito en otros documentos. Simplemente pregunta y prepárate
para escuchar.
¿Y
cuando a pesar de todo esto, una situación sigue complicada?
Termina
siendo cierto, entonces, que creamos nuestra realidad; pero el punto
es que podemos no saber cómo está ocurriendo eso.
Igualmente,
termina siendo cierto de que Dios es bueno, que nos ama con locura y
nos ayuda; desde el mismo momento que nos dejó totalmente en claro
cómo funcionan las cosas, para que así nosotros tomemos las riendas
de nuestra felicidad.
Pero
a pesar de esto, sabemos que viviendo en comunidades cada vez más
complejas; una situación no es únicamente mía, sino que es también
de los que me rodean.
Por
ejemplo, una mala situación económica no es solo mi realidad; sino
la realidad de todos los habitantes de un país. En ese sentido
pareciera que yo no voy a poder hacer el trabajo por mi cuenta con
las leyes universales; deberíamos todos comenzar a trabajar juntos.
Esto
es totalmente cierto y soberanamente difícil; pero aun así no
estamos indefensos. Estas mismas leyes universales pueden condicionar
para bien a nuestras “micro-realidades”, nuestras realidades
personales e individuales. A pesar de no estar con bonanza económica,
mi realidad interior aun la puedo construir para tener Paz.
Nuestra
Paz interior es nuestra verdadera realidad personal; la que no
depende de nadie más, sino únicamente de mi relación con Dios. Por
lo tanto, sigue siendo nuestra responsabilidad crearla como una
realidad que podamos vivir; más allá de lo que estemos pasando.
No
te quedes ahora con los brazos cruzados o con mandíbula desencajada
después de leer esto; hay mucho trabajo que hacer y depende
únicamente de ti. ¿Vas a seguir esperando y creando una realidad
que no te está gustando? ¿O acaso la disfrutas y no lo sabes?
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
04 de febrero del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
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Palabras-claves:
ley de atracción, acción y reacción, causa y efecto, karma,
crecimiento, espiritual, mente, creamos, lda
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