Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
El
deseo de vivir bien es muy humano; y el esfuerzo que se haga en pos
de esto es muy loable. Pero en algún momento de nuestra existencia,
deberíamos preguntarnos si lo importante para nosotros es ¿vivir
bien es esta tierra o "vivir" bien después de morir?
Parece
un contrasentido eso de "vivir después de morir”; pero todas
las religiones se basan en esto, incluso nuestro cristianismo.
Cuando
se habla de “vida”, “buena vida”, “vida eterna”, “vida
en el Paraíso”; se está haciendo referencia a “esa vida”
después de dejar este plano terrenal. El no entender esto, es la
razón principal por la cual mucha gente no entiende el enfoque de un
estilo de vida espiritual o incluso religioso. “Somos seres
espirituales con una existencia terrenal”; no a la inversa.
Para
efectos espirituales y religiosos, independientemente de lo que vivas
dentro de tu experiencia terrenal; si cualquier cosa la aprovechas
para aprender y programar una buena “vida eterna” (cuando estés
solo en forma de espíritu), pues estará bien. Eso es lo que se
espera.
¿Eso
es lo que se espera? Saca la cuente: vida física-> cuando mucho
90 años... Vida “eterna”-> muchísimos más años de los 90.
¿Dónde vamos a pasar más tiempo? ¿Por cuál vida habría que
trabajar más?
La
respuesta que te des, condicionará la forma de vivir durante el
resto de años que respires.
Al
final de nuestros días, a veces llegamos a comprender que estos
pocos años de vida física solo fueron de preparativos para el resto
de la eternidad. Entonces, a lo mejor ya no hay tiempo; y peor aún,
a lo mejor nos damos cuenta que nunca lo aprovechamos por estar
enfocado en un bienestar terrenal.
Bienestar
terrenal
Y
no digo que el bienestar terrenal no sea necesario, por supuesto que
lo es. Pero mientras se persigue, los esfuerzos deben ser
consistentes también con una conquista del bienestar en la otra vida
(en “la vida” de verdad).
Porque
no deberíamos dañar con los pies lo que construimos con las manos.
No puemos descuidar los preparativos de nuestra próxima vida en el
más allá, tratando de conseguir nuestro bienestar terrenal.
Y
es muy fácil descuidarse. Se suele creer que cuando “hacemos las
cosas bien aquí en la tierra”, es porque estamos haciendo las
cosas bien incluso para el más allá. Pues no es tan fácil; puede
haber diferencias.
“Al
Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Podemos
tener éxitos en nuestro plano terrenal y estar bastante débiles en
nuestro plano espiritual.
El
bienestar terrenal y el bienestar espiritual tiene formas diferentes
de medirse.
Esperar
para trabajar
Algunas
personas argumentan que su parte espiritual la trabajarán cuando se
mueran; cuando ya esté como espíritus. Y es una realidad que aún
muertos, vamos a seguir trabajando por nuestro bienestar.
Pero
el esfuerzo que se haga en esta tierra viviendo correctamente
enfocado en el espíritu, va a modificar las condiciones de
existencia en el más allá. El correcto enfoque espiritual que
mantengamos estando en plano terrenal, van a aligerar muchísimo la
carga que nos llevemos al morir.
¿Has
escuchado del infierno? Puede que no exista como un lugar físico,
claro que es una metáfora; pero es una representación muy clara del
estado en el que puede terminar tu alma cuando al dejar tu cuerpo aún
no habías limpiado o descargado suficientes cosas. Te las llevas al
más allá y pesan muchísimo.
La
noción de “impermanencia”
Cuando
buscamos nuestro “vivir bien” en el plano terrenal, la mayoría
de la veces no nos damos cuenta de que lo construimos con cosas que
no-permanecen. Este plano terrenal es impermanente.
La
noción de impermanencia es un término filosófico budista que
resulta sencillo de comprender: es la incapacidad de no permanecer de
una misma forma por siempre.
Pero
la impermanencia puede verse más allá de la idea de que algo en
algún momento puede acabar. Si comparamos la duración de algunas
cosas con nuestros pocos años de vida, podríamos encontrar cosas
que virtualmente serían permanentes para nosotros.
Por
eso, suele ser más claro entender a la impermanencia como: la
probabilidad de que en cualquier momento algo deje de permanecer.
Si
nos sinceramos, en nuestro plano terrenal “lo único que permanece
constante es el cambio” (Heráclito). Incluso en nuestro cuerpo
físicos que parecen estables, sanos; todo está cambiando cada
segundo; incluyendo a todas las células del organismo. Hay
destrucción y construcción, muerte y renacimiento.
Si
vemos a nuestro alrededor, parecería que todo esta estable; pero
incluso el material plástico de tu computador se está envejeciendo
y está cambiando. Los papeles a tu alrededor se están deteriorando,
las bebidas y alimentos se degradan, el clima cambia, los planetas se
mueven, el universo se expande. Puedes apostar por todo lo que
quieras a que tu realidad completa, tal como estaba en el segundo
que comenzaste a leer este corto párrafo, JAMÁS se repetirá; fue
incapaz de ser permanente.
Si
comenzamos a dejar nuestro plano terrenal/material y subimos a planos
más altos (astral y espiritual) la impermanencia comienza a
disminuir. En el plano espiritual la impermanencia es cero; quiere
decir que todo permanece.
Pero
aumentar la capacidad de permanecer, no implica inmovilidad. La
permanencia no elimina el hecho de que pueda haber cambios. Puede
haber diferentes estados, pero estos tienen a permanecer
inalterables, el cambio no es lo que manda.
Si
basamos entonces nuestro “vivir bien” en aspectos terrenales; la
posibilidad de que “no permanezca así” es muy alta; En cualquier
momento puede dejar de ser.
¿Acaso
se necesita mucho para caer enfermo? Incluso puede no depender de
nosotros.
¿Acaso
se necesita mucho para quedar sin dinero? Incluso puede no depender
de nosotros.
¿Acaso
se necesita mucho para que perder a un amor? Incluso puede no
depender de nosotros.
¿Acaso
se necesita mucho para morir? Incluso puede no depender de nosotros.
Nuestro
bienestar terrenal lo debemos buscar, claro que sí; pero quedarnos
solo con él es muy triste e incierto. Ni siquiera puede depender de
nosotros.
Si
por el contrario, comenzamos a pensar en el “vivir bien” desde
planos no tan impermanentes; no es solo que van a ser más duraderos,
sino que va a depender mucho más de nosotros. ¿Acaso queremos
menos?
Trabajar
lleva tiempo y dedicación, no te tardes
Y
toda esta reflexión muchas veces toma tiempo en echar raíces en las
personas. Pero una vez que aparece, se saca el tiempo necesario y el
esfuerzo de vivir comienza a valer la pena. Se estará comenzando a
trabajar por un bienestar más permanente y más de nosotros (menos
dependiente de los demás).
¿Alguna
vez has sentido que todo tu esfuerzo no rinde frutos significativos?
¿Alguna vez has sentido que lo que haces no te llena? ¿Alguna vez
has sentido que no tiene sentido lo que haces? ¿Alguna vez has
sentido que todo lo que haz alcanzado se puede venir abajo de la
noche a la mañana?
Pues
tal vez te hayas comenzado a dar cuenta de que has estado trabajando
en un bienestar que no depende de tu esfuerzo tanto como tú creías.
Lo
mejor que podrías hacer es arriesgarte a cambiar tu foco de atención
y comenzar a mirar para “arriba” (o a hacia “adentro”). Tal
vez estés por convertirte en una persona consciente, despierta.
Si
te atreves a hacerlo, el resto de la humanidad comenzará a verte
como una persona desadaptada ante una sociedad netamente terrenal y
mental. Y termina siendo así, porque la atención no se centra ni en
lo terrenal ni en lo mental; al fin y al cabo al morir, estas dos
cosas son las primeras que desaparecen.
Imagina
a una persona que haya vivido su vida conquistando su realidad
terrenal y defendiendo a capa y espada lo que piensa y cree desde la
lógica, la razón y el control.
Pues
le bastará morirse (en cualquier momento) para que se encuentre en
el otro plano “bastante desnudo”, porque
habrá sido poco lo que le puso a su alma y a su espíritu.
Pero
esas personas conscientes, que se ocupan también de cosas
espirituales, se parecen mucho a los muchachos que estudian con afán
y responsabilidad. Ellos prefieren limitar sus salidas a fiestas,
discotecas, encuentro con amigos; y son considerados "raros".
Pero al final de todo, son los que salen mejor.
Pregúntate
a ti mismo desde dónde busca “vivir bien”; pero respóndete
rápido. Si resulta que estabas equivocado, puedes no tener tiempo de
estudiar la noche antes. Porque tu examen final, siempre puede ser
mañana.
Solemos
perder la posibilidad de vivir bien de forma trascendente, intentando
vivir bien nuestra terrenalidad finita; y muchas veces con poca
eficiencia.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
06 de febrero del 2015
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Palabras-claves:
vivir, bien, terrenal, mental, astral, espiritual, muerte, más allá
Namaste Maestro, muy buen artículo, una consulta como hace uno para lidiar precisamente con lo que indica que vivimos en una sociedad netamente mental y terrenal al intentar evolucionar espiritualmente, para convivir con las críticas que pueden venir de la sociedad?
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