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martes, 17 de febrero de 2015

Sálvanos Jesús - ¿Cómo va eso?

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
 
Es muy fácil dudar, desestimar e incluso desprestigiar lo que no entendemos. Y nuestra creencia religiosa no se escapa de eso.

Muchos no creyentes apuntan a que alguna vez fueron cristianos y que Dios (o Jesús) les decepcionó o les falló.

Permítanme decir que el ser cristiano no es un calificativo que podamos auto-imponernos; y mucho menos lo ganamos por solo estar bautizados, repetir oraciones o ir a misa.

Somos cristianos cuando ya Cristo es una verdad en nuestras vidas; y ninguna verdad puede defraudarnos. Si alguna vez nos sentimos abandonados por Jesús, es que aún no habíamos llegado a ser cristianos.

Una de las decepciones que pueden sentir las personas en busca de Cristo, es la de sentirse “desoídos” en sus peticiones. Peticiones que un cristiano real probablemente no haría.

Entre las decepciones que Jesús parece causar, están: la existencia de guerras, hambre, pobreza, enfermedades; la discordia entre familias, hermanos, co-nacionales; las injusticias humanas; e incluso la muerte de seres queridos; entre otras.

Pareciera que nuestras peticiones en esos ámbitos deberían ser no solo escuchadas sino atendidas sin demora por Jesús (o por Dios Padre a través de Jesús); en el caso de que ellos realmente existieran.

Pero más de una vez Jesús repitió: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). Y esto significa que la mayoría de las cosas que suceden (si no todas) en este mundo, no son de la jurisdicción directa de Jesús; por lo menos en lo concerniente a evitarlas. Cualquier cristiano entiende esto.

Pero si los asuntos terrenales no dependen directamente de Jesús, ¿de quién depende las cosas por las que solemos pedirles y que están apuntadas arriba? Pues dependen de nosotros mismos. Depende de nosotros que no haya guerras; depende de nosotros que trabajemos en conjunto en función de erradicar el hambre y la pobreza; depende de nosotros no pelearnos y tolerarnos como hermanos en Dios; depende de nosotros no anteponer nuestro propio beneficio egoísta antes la justicia igualitaria de todos; y hasta depende de nuestra propia biología terrenal el mantenernos vivos o morir; no de Jesús.

Cuando pedimos a Jesús que nos salve, o cuando repetimos la frase de que “somos salvos en Cristo Jesús”, o incluso cuando pedimos a Jesús que salve a un familiar en peligro de muerte, ¿a caso significa que Jesús no lo va a dejar morir físicamente? Si el mismo Jesús murió físicamente cuando le tocó.

La salvación de Jesús, prometida a través de sus enseñanzas, significa el bienestar de nuestro ser en un plano más allá de la muerte. Jesús promete una “Vida Eterna”; y cuando se habla de esta “Vida”, nunca se ha hablado de vida física, sino de la vida que existe más allá de nuestra existencia biológica.

Cuando entonces pedimos a Jesús “que salve a un ser querido a punto de morir”; estaremos pidiendo (o deberíamos entender como cristianos) que lo salve de una vida de sufrimiento luego que haya partido de este plano terrenal. Porque es así; nuestra existencia no se termina cuando se detienen nuestras funciones biológicas.

Estas cosas son básicas de cualquier cristiano (lo siento si no lo sabías); y asumirse cristiano y no comprenderlo trae frustración y sentimientos encontrados por el hecho de que Jesús parece no escuchar algunas de nuestras súplicas.

Pero debemos saber que hay cosas en esta vida que no les corresponden a Jesús. Jesús se encarga de cosas más importantes; y tu vida espiritual eterna, créeme que es más importante que una supuesta vida terrenal buena y eterna.

Lo que sí le correspondió a Jesús fue venir a enseñarnos cómo vivir en esta Tierra, manteniendo siempre el foco hacia una “Vida Eterna”. Pero parece que no llegamos a entenderlo. Por eso Jesús no puede vivir nuestras vidas y tampoco evitarnos lo que nos toca vivir; aún menos si no hemos seguido sus instrucciones.

No quiero decir que no podamos elevar nuestras oraciones a Dios y/o a Jesús, claro que podemos; pero una de ellas debería ser para que podamos comportarnos, cada vez más, como mejores cristianos y que nuestro ejemplo sirva para los demás.

Igual, la vida de un verdadero cristiano termina siendo una experiencia terrenal de mayor paz interior a pesar de las circunstancias; así que Jesús aún vale la pena.

Namasté

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 17 de febrero del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
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Palabras-claves: Jesús, vida, eterna, morir, sálvanos, instrucciones, Dios

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