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martes, 10 de marzo de 2015

Formas de ver el perdón

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo 
Siempre lo digo y en el año 2012 lo expliqué por escrito: el perdón no existe. Pero por mucha explicación que dé, nunca está de más alguna adicional; ya que estamos sumergidos en una cultura egocéntrica donde la norma es ponernos como víctimas u ofendidos y por lo tanto debemos “perdonar” a los “seres inferiores y malignos” que nos hacen daño.

Pero la razón espiritual de la no existencia del perdón ya está argumentada desde entonces. Ahora quiero bajar un poco el nivel; y manteniendo el concepto, voy a plantear tres formas o niveles de ver a eso que se suele llamar el perdón. Estoy seguro de que una vez planteadas, ustedes podrán ubicar el nivel cuando escuchen dicho término.

El perdón humano (Nivel 1)

En nuestras interacciones humanas, surge la necesidad del “perdón” cuando se plantea una situación donde existe una ofendido y un ofensor; una victima y un victimario.

Más allá de pagar las consecuencias de la ofensa que se haya establecido en los casos correspondientes; parece que aún existe la necesidad de perdonar.

El escenario básico (pero no único) es que la persona ofendida no puede “soltar el sentimiento que le produjo la ofensa” y debe utilizar el argumento del perdón para poder “sanar”.

El primer abordaje del perdón humano no aguanta ni una pequeña brisa. La mayoría de las veces se suele “perdonar” olvidando, dejando de lado, haciéndose la vista gorda, evadiendo, etc. Simplemente, si me alejo del ofensor o de la ofensa, pues dejo de sentirla tan fuerte y eso permite no engancharme en la situación; por lo tanto siento que llego a “perdonar” en algún grado. Mientras no lo tenga presente, parece que perdoné.

Pero apenas la brisa traiga a la ofensa, al ofensor o siquiera el recuerdo de ellos; los sentimientos que estaban ocultos se destapan; y entonces nos damos cuenta que “no estaban tan perdonados como creíamos”

Pero hay un segundo enfoque del perdón humano de mayor nivel (aún triste pero más elevado que la evasión). Este enfoque es el de utilizar el perdón como forma de “sanar”.

¿Sanar qué? Generalmente ese mal llamado “sanar” no es más que un buscar “elevarse moral y pseudo espiritualmente” sobre el ofensor y con “esa capacidad divina del perdón”, llegar a “perdonar al que obró mal”. Es simplemente “elevarse sobre el mal recibido”.

Esto es irónico cuando hablamos de verdadera sanación; ya que sanar debe comenzar siempre por un asumir y enfrentar la responsabilidad que tenemos en todo lo que nos sucede; aunque esa responsabilidad no la tengamos clara.

En este segundo enfoque, el “perdonar” es más “crearse un sentimiento de superioridad” ante el agresor; y por tanto es una manifestación de egocentrismo y soberbia.

Aun así, estos enfoques del perdonar humano producen un bienestar real y suficiente para la mayoría de las personas que lo consiguen. Pero tienen una desventaja: en el primer enfoque, inclusive el recuerdo vuelve a herir; mientras que en el segundo bastará que ocurra algo similar para que la víctima vuelva a sentirse ofendida y deba intentar de nuevo perdonar. Podemos llegar a vivir perdonando compulsivamente; pero eso no será vivir sino intentar constantemente sobrevivir.

Esta forma humana del perdón no conquista ninguna fortaleza que permita ganar inmunidad ante los embates de la vida; esto quiere decir que no llega a sanar nada en realidad. En el mejor de los casos lo que logramos es salir del paso.


El perdón religioso (Nivel 2)

Cuando comenzamos a subir el nivel espiritual y salimos de nuestra vida terrenal/mental/emocional, el concepto del perdón comienza a variar; y empieza a estar más acorde con la idea espiritual de la no existencia del perdón.

Si lo reflexionamos desde la práctica de nuestra espiritualidad estando aquí en la tierra (esto significa práctica religiosa), encontramos muchas alusiones sobre el perdón en las escrituras sagradas. Y definitivamente algo de cierto debe tener cuando se nos invita a perdonar como forma de llegar al Cielo, o cuando se hace referencia de que Jesús perdonaba los pecados (en nuestro cristianismo).

Pero aquí enfrentamos otro problema; y es que leemos trozos aislados de escrituras sagradas y creemos que lo entendemos todo. Este es un tema muy extenso y ya lo he abordado en diferentes escenarios y no veo prudente extenderme aquí; pero si debo resumir que cuando se lee sobre “el perdón” este puede significar: compasión, humildad, tolerancia, desapego, exoneración, entre otras acepciones. En toda escritura sagrada, cualquier frase, cualquier pasaje, se debe contextualizar con la enseñanza espiritual completa; así, se logra entender sin ambigüedades.

Pero sí hay un factor común que se presenta a nivel religioso; y que diverge del enfoque del perdón humano.

En el enfoque religioso se comienza a reconocer la responsabilidad personal en las cosas que nos suceden; y entonces comienza a cambiar la idea de “perdonar a los demás” por el hecho de que “nosotros somos los que necesitamos ser perdonados”.

Esta diferencia es increíblemente brillante y afortunada; porque plantea el verdadero enfoque de un proceso real de sanación: yo no necesito perdonar a nadie; sino que los demás (incluyendo a Dios) me deben perdonar a mí.

Claro está; si estamos viviendo de forma muy mental (nada espiritual), lo que acabo de decir habrá comenzado a causar “mucho ruido”. Comienzan a aflorar experiencias, situaciones, contra ejemplos, que desarman el argumento de que somos nosotros quienes necesitan ser perdonados. Contra esas barreras mentales, no puedo hacer nada ahora; simplemente continuar.

Una de los preceptos mas hermosos del cristianismo referidos al perdón, está dentro de Sermón del Monte, y dice así:

Mateo 5:23-26
Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

23 “Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
25 “Ponte de acuerdo pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y seas echado en la cárcel. 26 En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

De estos pocos versículos se pueden sacar muchas enseñanzas; pero voy a destacar las que necesito. Me permito parafrasear.

Presenta la ofrenda al altar” puede hacer referencia simbólica a “solicitar bendiciones/favores de Dios”, “alabar a Dios” o simplemente “hablar con Dios”. Y se establece que antes de lograr un efecto en eso, debemos lograr que cualquier persona que tenga algo contra nosotros “se reconcilie” con nosotros; “nos perdone”.

Debemos fijarnos que la necesidad del perdón ante cualquier hecho transciende al mismo hecho que hayamos cometido. La urgencia de necesitar ser perdonado se plantea “si alguien tiene algo contra nosotros”; sin importar si se molestó con razón, sin razón, a propósito, sin querer, justificado o injustificado; eso no importa.

Debemos lograr el perdón hacia nosotros para poder llegar al Cielo. “Todo verdadero cristiano debe buscar y preferir que lo perdonen, antes de él pretender perdonar. Lo primero es humildad, lo segundo es soberbia espiritual” (PedroAGómezRuzzo)

Ni siquiera se nos invita a perdonar (entendido desde la forma humana) a los que nos dañan, la actitud que se espera de nosotros es otra:

Mateo 5:39-44
Dios Habla Hoy (DHH)

39 Pero yo les digo: No resistas al que te haga algún mal; al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. 40 Si alguien te demanda y te quiere quitar la camisa, déjale que se lleve también tu capa. 41 Si te obligan a llevar carga una milla, llévala dos. 42 A cualquiera que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda al que te pida prestado.
43 »También han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” 44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen.

Sin comentarios; pero perdón humano soberbio no es.

El perdón espiritual (Nivel 3)

Pude haber dicho más sobre el perdón religioso, pero es más divertido este tercer (y verdadero) tipo de perdón: el perdón espiritual. (10marzo10:10)

Aquí vuelvo: el concepto del perdón como algo espiritual no existe.

Cuando nosotros llegamos a tener una altura espiritual suficiente para dejarnos de sentir víctimas, entonces dejaremos de necesitar utilizar el argumento del perdón.

Y esa altura espiritual necesaria la conseguimos cuando nuestro espíritu comienza a manifestar dos de sus dones: la compasión y el desapego (buscar mi artículo anterior titulado “El perdón”)

¿Por qué y cómo se logra esto?

Cuando vamos creciendo en espíritu, comenzamos a entender que todo lo que sucede en esta vida tiene una razón. Aunque estas razones escapen de nuestro entendimiento, son conocidas y permitidas por Dios. Claro está, debemos tener la concepción de un Dios que “todo lo puede”, que “todo lo sabe”, que “está en todas partes”; y que por supuesto que nos ama.

Así que si Dios mismo permite que todo pase, incluso por razones que puedo desconocer; ¿a quién debo perdonar yo? Pues a nadie.

Esto se llama Humildad espiritual.

Pero no podemos comenzar a argumentarnos cómo es posible esto. La humildad espiritual no se entiende, ni se cultiva, ni se aplica, ni se acepta desde nuestra mente.

La humildad ante Dios se ejerce automáticamente desde nuestro espíritu. Pero para eso debemos ver a nuestra realidad terrenal con los ojos de nuestro espíritu. Lo que sucede es que solemos vivir nuestra vida de forma muy mental, sobre-argumentada según nuestras conveniencias, sesgada y limitada. De esa forma, es imposible entender que el “perdón no existe”.


Solo cuando asumimos que Dios está involucrado en todo lo que pasa en nuestras vidas, aunque no lo entendamos; será entonces cuando dejaremos de sufrir y por tanto dejaremos de necesitar perdonar. Pero tan alta manifestación de nuestro espíritu en nuestra realidad, sólo se consigue con un camino de crecimiento espiritual.

Que Dios te bendiga.
Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original: 10 de marzo del 2015
http://cartelesmaestros.blogspot.com/
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves: perdón

2 comentarios:

  1. levanto gracias a Dios y me encuentro con esta hermosa lectura... muy dificil junto al tema de el amor incondicional y sabra cual otras más.....pero excelente, si todo el mundo leyera al Maestro se diera cuenta de su inteligencia y de cuanto estamos perdidos en este plano fisico. Yo creo q cambiariamos el rumbo de nuestra vida y al mundo; pero para ayer si hubiera tantos como el promoviendo esto a nosostros que somos sus hermanos. Gracias Maestro.

    Este tema definitivamente necesita de mucho trabajo y crecimiento. Lo que no me queda muy claro es que: todo cristiano debe buscar y preferir que lo perdonen, antes de él pretender perdonar. Y como se hace esto? Si la INMENSA mayoria no sabe de esto?

    Por otro lado, si nos dañarón o hirierón por alguna razón o lo que seudosentimentalmente entendemos que nos dañaron. Debemos seguir con la misma conducta, o sea, no parar la conducta y dejat que nos sigan dañando y luego buscar que nos perdonen. Entiendo que es como muy mental la pregunta...por si nos leen.



    Namasté

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    1. Gracias Samir,
      Todo cristiano sabe que su lucha es interior, y siempre eso lleva a hacer las cosas cada vez mejor. Si nos sentimos mal o nos sentimos que nos hieren; lo primero que debemos darnos cuenta es que algo tenemos que cambiar en nosotros. Trabaja. trabajar y trabajar en uno mismo.

      Es indispensables verdaderos maestros cristianos; y los religiosos de hoy no parecen estar haciéndolo. No es una locura, el mismo Jesús dijo que seguiría mandano a gente que guiara en su fe....http://cartelesmaestros.blogspot.com/2014/11/y-enviara-promesa-de-jesus.html

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