Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Precisamente ayer recordaba en una conversación, lo difícil que resulta
plasmar en el lenguaje escrito (humano-mental), lo que pertenece al plano
espiritual; que no es ni humano, ni mental.
Un poco por eso, es que muchas enseñanzas sagradas se enseñan a través de
parábolas. En las parábolas, más que representar frases o símiles o imágenes,
se representan comportamientos humanos que se infieren sin palabras; y cuyo
trasfondo representa el asunto espiritual que se desea enseñar.
Pero esto tampoco resuelve la limitación de nuestro plano mental delante
del espiritual. Porque más allá de una parábola, se requiere de una capacidad
de inferencia importante de parte de quien la recibe.
Una escena humana (parábola) se puede interpretar de diferentes maneras; y
cada persona lo hará matizándola por su propia experiencia de vida.
Esto explicaría el porqué una misma enseñanza espiritual, aún presentada en
parábola, cuando se intentan interpretar de forma aislada, se presta a
interpretaciones múltiples.
Estas interpretaciones se deben ir decantando gracias a otro elemento
necesario dentro de una disciplina espiritual: el correcto contexto. Un ejemplo
sencillo de contextualización correcta es la virginidad de la Virgen. Pregunto : ¿la Santa Biblia es un libro de
anatomía/fisiología o un libro espiritual? ¿La virginidad entonces es un asunto
biológico o un asunto espiritual?
Puede haber diferentes interpretaciones de algunas partes aisladas de una
enseñanza espiritual. Pero estas explicaciones no serán correctas, si no
engranan dentro de todo el contexto de la doctrina espiritual.
Es fácil identificar interpretaciones erróneas de una escritura sagrada,
cuando se contrastan con el contexto general de la doctrina. Lo difícil es
tener un contexto general amplio para poder validar cada enseñanza.
Y no solo sucede con enseñanzas completas, sino también con pequeñas
frases. Aquí quiero exponer dos de nuestra enseñanza cristiana:
-
La Virgen es la Madre de Dios
-
Jesús murió por nosotros
Parece una frase bonita, sencilla y correcta; pero como no me voy a
extender en la enseñanza; simplemente voy a plantear las ideas que me llevarán
a entender contextualmente esta frase.
Jesús nació de Nuestra Señora la Virgen María ; por lo tanto María es la Madre de Jesús. Si no
hacemos mayor esfuerzo en entender la frase en cuestión, pues al ser María
también “la Madre de Dios”, como consecuencia “Jesús es Dios”.
No me alcanzarían varias páginas para explicar lo indispensable para
nuestra fe cristiana, en entender a Jesús como Hijo de Dios y no como Dios
mismo.
Que Jesús sea “Dios hecho hombre”, está bien; pero es una manifestación
humana de Dios, no es Dios.
Si Jesús fuera Dios, se nos caería a los cristianos la invitación de seguir
el ejemplo de Jesús. Porque cualquier humano puede intentar comportarse como
otro humano, aunque haya sido extraordinariamente especial como Jesús; pero sería
imposible tratar de imitar al mismo Dios Todopoderoso.
¿Pero de donde viene la mala interpretación?
Coloco un ejemplo, guardando las distancias. Supongamos que fui invitado a
una cena; y en una gran mesa se preasignan los puestos. Yo escojo una silla en
particular y queda reservado ese puesto para mí. Luego llega otra persona y pregunta
señalando a mi puesto: “¿de quién es esa silla?”; y el encargado responde: “esa
es la silla de Pedro”.
¿Acaso de verdad esa silla es mía? ¿Me perteneces? ¿Yo la fabriqué? ¿Me la
voy a llevar a la casa al terminar la cena? No, no, no y no.
“La silla de Pedro” significa simplemente que yo la escogí.
La “María, la Madre de Dios”, significa simplemente que “Dios escogió a
María como madre de su hijo”; sería algo así como “María, la madre que escogió Dios”. Así se debe
entender la frase “la Madre de Dios”
Créanme que con esto en mente se comienzan a aclara muchas cosas.
Jesús murió por nosotros / por
nuestros pecados
Esta es una frase que muchas veces se malinterpreta
de forma desafortunada desde muchos aspectos.
Una primera interpretación errónea posible, surge cuando se entiende que Jesús
murió “por nuestra culpa” (“por culpa de nosotros”). Casi se podría inferir
que nosotros lo asesinamos indirectamente.
Algunas personas ingenuas dicen: “por mí no fue, yo no viví en esa época”.
No bromeo, me lo han dicho. Esas personas creen por lo tanto que el
cristianismo no les obliga a nada a ellas, porque ellas no son culpables de
nada.
Otras sí se rasgan las vestiduras y viven con la culpa eterna porque, sin
imaginarse cómo, Jesús murió crucificado por culpa de ellas. Pero no pasan de
allí, del arrepentimiento por ser casi “hijos del demonio”. A estas personas,
el cristianismo tampoco les sirve de mucho.
Una segunda mala interpretación se plantea cuando se entiende que Jesús
murió “en vez de nosotros”. Así que si Jesús murió “en nuestro puesto”, por
nuestros pecados, entonces Él ya pagó por ellos ante Dios y nosotros quedamos
libres de cualquier deuda. ¡Qué cómodo! Para este tipo de entendimiento, el
cristianismo tampoco sirve de mucho.
¿Pero cuál puede ser la forma más coherente según nuestra doctrina
cristiana? Pues la que avale el sacrificio/muerte de Jesús como voluntad de
Dios y como oportunidad nuestra de llegar al Cielo.
“Dios
envió a su Hijo y permitió que muriera en la cruz, para enseñar y para marcar,
respectivamente, el camino de retorno al Padre; senda que ya cualquiera puede recorrer
con su compromiso y esfuerzo personal en las enseñanzas.”
“Presentación
de objetivos del Proyecto Mesías”
Escenario
“Jesús de Nazareth”.
S.S. liberado
26abril2015
Bajo este entendimiento correcto, la frase “Jesús murió por nosotros”
debe entenderse como: “Jesús murió para
nosotros”, “... para darnos la oportunidad cierta de llegar al Padre”
Con esto creo que ya es más que suficiente para un solo escrito. Hay otras interpretaciones
que hay que ajustar, que ya pertenecen al folclore popular. Estas más que
ayudar, confunden nuestra fe.
En su momento las presentaré para ver si les sirven de algo.
Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano,
Karuna Ki
Original: 26 de abril del 2015
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Palabras-claves: muerte de Jesús, murió por
nosotros, virgen maría, madre de Dios,
cruz, por nuestros pecados
Excelente artículo Maestro... Me gustó mucho la manera de explicarlo, sobre todo con lo de la silla... Se entiende a la perfección.
ResponderEliminarMuchas gracias
Namasté