Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Muchas veces lo he descrito con detalles. Tenemos tres planos o tipos de
consciencia: la consciencia mental, la consciencia astral y la consciencia
espiritual.
Entre estas tres consciencias existe un equilibrio: la suma de las
proporciones de manifestación de cada una de las tres debe dar un total de cien
por ciento. Si una consciencia se manifiesta más, las otras bajan en su
manifestación. Está dinámica entre ellas es lo que yo denomino el equilibrio
entre las consciencias.
Entonces, crecer espiritualmente se traduce desde esta óptica en:
someterse a un escenario tal que permita que la consciencia espiritual se
manifieste protagónica y prioritariamente, en comparación con las consciencias
mentales y astrales.
Y esto se lleva a cabo en tres pasos simultáneamente, de obligatorio
cumplimiento los tres:
- Se practican técnicas y
ejercicios que ayuden a bajar la porción de consciencia mental que se
manifiesta en nuestro día a día. Para esto se practica meditación (por
ejemplo), de forma constante y persistente. Existen otras formas de
someter a la mente además de meditar.
Pero bajar la porción de consciencia mental no significa deprimirla; no quiere decir que la persona dejará de pensar. Quitarle el protagonismo de nuestra vida a la mente, significa ganar la capacidad de utilizarla donde y cuando corresponda; n más ni menos. - Al comenzar a bajar la porción
de consciencia mental en nuestra vida, la consciencia astral (mágica)
tiende a subir para posicionarse; y a esto hay que ponerle freno.
Si la consciencia astral sube mucho y se llega a establecer como la nueva consciencia protagónica tomando el puesto de la mente, de igual forma se va a estancar el crecimiento espiritual de la persona. Recordemos que el mundo astral, mágico, fenomenológico, esotérico, de rituales, fórmulas mágicas, “efectos fantásticos”, de seres del más allá; no pertenece a nuestra consciencia espiritual.
El maestro espiritual es el llamado a poner el freno necesario para que la consciencia astral no asuma el dominio de la vida de alguien que quiere crecer espiritualmente.
No es el desconocimiento ni la negación de la existencia de dicho plan astral; sino el reconocimiento de que se debe seguir subiendo y no podemos quedarnos encantados allí. - Y con la consciencia mental
controlada y la consciencia astral frenada; el maestro espiritual comienza
el trabajo de forzar la manifestación de la conciencias espiritual del
discípulo, para que se cumpla el crecimiento espiritual.
Repito, es el maestro espiritual y no la misma persona, el que hala la consciencia espiritual de esta.
Son múltiples los mecanismos que tiene el maestro espiritual para promover el establecimiento de la consciencia espiritual como una consciencia operativa; y escapa de este artículo explicarlos.
Pero se puede acotar que la mayoría de estos mecanismos se llevan a cabo en planos sutiles. No son las cosas evidentes, no es solo lo aparente, no son solo las explicaciones, no son solo las charlas; son las enseñanzas, es el sometimiento a dichas enseñanzas y mucho más que el maestro espiritual hace sin que la persona se dé cuenta.
Pero vuelvo a enfocar en la primera
parte, cuando queremos eliminar el protagonismo de la mente.
La mente es la consciencia que controla nuestro plano terrenal/humano. Este
plano corresponde los cuerpos físico, mental, emocional y energético.
De esta forma, cuando la mente se calma, nuestra parte humana comienza a
vivir desde los verdaderos sentimientos (recordemos que la mente incluso se
toma atribuciones de “sentir” – refiérase al artículo de “pseudo-sentimientos”).
Este estado es IDEAL, ya que se cambia el foco de vida desde “el cerebro”
hacia “el corazón”; pero este es solo un incipiente estado temporal hacia lo
espiritual.
Pero por muy incipiente y temporal que este estado emocional sea, comienza
a ser una forma difícil de vivir. Es entonces cuando uno comienza a darse
cuenta de los sentimientos difíciles que controlaban nuestra vida, aún sin
saberlo (la mente siempre hacía creer que estaba todo bien, bajo control) y
empieza la lucha personal por erradicar dichos sentimientos.
La lucha y la erradicación de esos sentimientos difíciles son muy
importantes, porque ellos son las amarras de nuestra humanidad que se niega a
reconocerse realmente espiritual y actuar desde allí.
Entonces; ¿cómo se controlan dichos sentimientos difíciles? ¿Cómo nos
oponemos a ellos y logramos que no aparezcan? Solo dos respuestas.
Primera respuesta: erradicar
nuestros sentimientos difíciles no se hace con la voluntad mental. La voluntad
mental ya la logramos calmar, así que no nos sirve para controlar los
sentimientos.
Segunda respuesta: lo único que
logra calmar esos sentimientos difíciles (que salen de nuestras propias
“personalidades heribles”) es a través de nuestro espíritu.
Si una vez que comenzamos a controlar la mente, intensificamos el proceso
de manifestación espiritual; pues esas “personalidades heribles” o sentimientos
difíciles que nos hacen sufrir van despareciendo.
Luchar contra nuestros sentimientos difíciles no es un tema de querer
hacerlo, es un tema de someternos para que nuestro espíritu crezca y este sea
el que domine nuestra terrenalidad. Entonces, esos sentimientos cada vez serán
menores y comenzaremos a disfrutar de la verdadera Paz Espiritual; estemos en
las situaciones que estemos.
Es así de sencillo es el proceso.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna
Ki, Reiki Mineral
Original: día 159 A.S. (08junio2016)
Twitters: @eReiki @pagr777 @EvolConsc
@SanaCristica
Palabras-claves:
sentimientos difíciles, tipos de consciencia, mental, astral , mágica,
espiritual, maestro, rituales, terrenalidad, personalidades heribles,
emociones,
Excelente publicación, muchas gracias por compartir su sabiduría!
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