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viernes, 10 de junio de 2016

Vivir “suavecito”

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Claro que no es fácil crecer espiritualmente. El mismo Jesucristo enseñó que para seguirlo a Él, debemos llevar nuestra cruz a cuestas.

En esa cita bíblica (Mateo 16:24) y en muchas otras; Jesucristo mismo acotó que la vida terrenal de los que querían seguirle sería difícil. Además de llevar el peso de sus propias vidas sin pretender dejarlo de lado (llevar nuestra cruz a cuestas), sus discípulos serían acusados, desacreditados, relegados, vilipendiados, azotados, rechazados, incomprendidos, etc.; todo esto, por supuesto, metafóricamente hablando y extensible a diferentes contextos y escenarios de vida.

Mateo 16:24 (RVR1960)

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

Jesús prometió la Vida Eterna perfecta (al lado del Padre y en Él mismo); no dijo nada de una vida humana sin problemas. Por eso es triste cuando, a pesar de que Jesús mismo lo acotó infinidad de veces, las personas que hoy en día se dicen” cristianos” quieren vivir "suavecito". Muchas veces esa idea es la que les venden; y por supuesto  eso es lo que compran porque les conviene para su salud mental.

Pero el tema es que Jesús no buscaba ni nuestra salud mental ni nuestro bienestar terrenal, sino la paz espiritual.

Más de una vez Jesús dijo que su “reino no era de este mundo” (Juan 18:36), y debemos tener el valor de entenderlo correctamente.

Juan 18:36 (RVR1960)

“Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.”

Debemos entender primero que un rey rige, controla, hace y tiene injerencia en lo que sucede en su reino. El bienestar del reino depende en gran medida de su rey.

Entonces, si el mismo Jesús acotó que su reino no es de este mundo ¿cómo pretendemos que nos dé bienestar terrenal?; lo lógico es que veamos a Jesús y a sus enseñanzas como los promotores de nuestro bienestar espiritual, no de nuestras satisfacciones terrenales. Así dejaremos de comprar convenientemente la idea de que siendo cristianos vamos a estar libres de "polvo y paja", y de que se van a solucionar todos nuestros problemas terrenales.


¿Acaso esto es tan difícil de entender? Por supuesto que cuando doy esta enseñanza, las personas más reactivas, aquellas que se viven principalmente en su parte mental/terrenal, saltan y comienzan a quejarse y a refutar o rechazar el argumento. En esos casos, como maestro yo no puedo hacer absolutamente nada.

Toda esta enseñanza explica sin ambigüedades el hecho de que existan personas, que si bien llevan realmente a Jesús en sus corazones y se comportan como Él lo indicó (es decir que son “verdaderos cristianos”), puedan tener momentos o vidas difíciles; nada envidiables por aquellos que prefieren un bienestar terrenal a la esperanza del Cielo Eterno.

No se mal interprete aquí a las situaciones difíciles como entradas VIP al Cielo. No es cuestión de que las situaciones difíciles nos purifican, sino que es cuestión de asumirlas dentro de la enseñanza. Una persona viviendo dificultades, muy bien puede ensuciarse en vez de purificarse; y si eso pasa puede perder las oportunidades de fortalecer su espíritu. Se podría decir que “sufrió por sufrir”.

Nada de esto implica que Dios nos ame menos de lo que asumíamos; simplemente es la forma en la cual deben ocurrir las cosas; para que nuestra terrenalidad no oculte a nuestro espíritu.


Pero entonces ¿cómo se reconoce a un verdadero cristiano ante las situaciones difíciles?

Digo cristiano por mi propio contexto, pero aplica a cualquier religión.

Una persona verdaderamente espiritual puede sentir dolor en sus momentos difíciles, pero sin mucho esfuerzo logra aflorar desde su interior la paz que solo su espíritu despierto puede dar.

Con esta paz espiritual puede entonces seguir viviendo con el corazón limpio, sin apartar los ojos del Cielo, a pesar de que le puede estar costando mucho vivir su vida terrenal.

Y por supuesto, esta misma paz del espíritu es la que va a evitar que la persona asuma su dificultad  de forma tal que la empeore, y puedan crear más situaciones complejas. Al final de cuentas ser verdaderamente espirituales sí ayuda a vivir mejor, pero no como una meta primaria, sino como una consecuencia posible. La meta seguirá siendo el Cielo.

Dios permita que cada día esto lo vayan entendiendo más personas.

Namasté.

Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: día 162A.S. (10junio2016)
Twitters: @eReiki @pagr777 @EvolConsc @SanaCristica

Palabras-claves: situaciones difíciles, cargar, cruz, cuesta, Jesús, cristianismo. cristianismo, problemas, cielo

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