Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Claro que no es fácil crecer espiritualmente. El mismo Jesucristo enseñó
que para seguirlo a Él, debemos llevar nuestra cruz a cuestas.
En esa cita bíblica (Mateo 16:24) y en muchas otras; Jesucristo mismo acotó que la vida
terrenal de los que querían seguirle sería difícil. Además de llevar el peso de
sus propias vidas sin pretender dejarlo de lado (llevar nuestra cruz a
cuestas), sus discípulos serían acusados, desacreditados, relegados,
vilipendiados, azotados, rechazados, incomprendidos, etc.; todo esto, por
supuesto, metafóricamente hablando y extensible a diferentes contextos y
escenarios de vida.
Mateo 16:24 (RVR1960)
“Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame.”
Jesús prometió la Vida Eterna perfecta (al lado del Padre y en Él mismo);
no dijo nada de una vida humana sin problemas. Por eso es triste cuando, a
pesar de que Jesús mismo lo acotó infinidad de veces, las personas que hoy en
día se dicen” cristianos” quieren vivir "suavecito". Muchas veces esa
idea es la que les venden; y por supuesto
eso es lo que compran porque les conviene para su salud mental.
Pero el tema es que Jesús no buscaba ni nuestra salud mental ni nuestro
bienestar terrenal, sino la paz espiritual.
Más de una vez Jesús dijo que su “reino no era de este mundo” (Juan 18:36),
y debemos tener el valor de entenderlo correctamente.
Juan 18:36 (RVR1960)
“Respondió
Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis
servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino
no es de aquí.”
Debemos entender primero que un rey rige, controla, hace y tiene injerencia
en lo que sucede en su reino. El bienestar del reino depende en gran medida de
su rey.
Entonces, si el mismo Jesús acotó que su reino no es de este mundo ¿cómo
pretendemos que nos dé bienestar terrenal?; lo lógico es que veamos a Jesús y a
sus enseñanzas como los promotores de nuestro bienestar espiritual, no de
nuestras satisfacciones terrenales. Así dejaremos de comprar convenientemente la
idea de que siendo cristianos vamos a estar libres de "polvo y paja",
y de que se van a solucionar todos nuestros problemas terrenales.
¿Acaso esto es tan difícil de entender? Por supuesto que cuando doy esta
enseñanza, las personas más reactivas, aquellas que se viven principalmente en
su parte mental/terrenal, saltan y comienzan a quejarse y a refutar o rechazar
el argumento. En esos casos, como maestro yo no puedo hacer absolutamente nada.
Toda esta enseñanza explica sin ambigüedades el hecho de que existan
personas, que si bien llevan realmente a Jesús en sus corazones y se comportan
como Él lo indicó (es decir que son “verdaderos cristianos”), puedan tener
momentos o vidas difíciles; nada envidiables por aquellos que prefieren un
bienestar terrenal a la esperanza del Cielo Eterno.
No se mal interprete aquí a las situaciones difíciles como entradas VIP al
Cielo. No es cuestión de que las situaciones difíciles nos purifican, sino que es
cuestión de asumirlas dentro de la enseñanza. Una persona viviendo dificultades,
muy bien puede ensuciarse en vez de purificarse; y si eso pasa puede perder las
oportunidades de fortalecer su espíritu. Se podría decir que “sufrió por
sufrir”.
Nada de esto implica que Dios nos ame menos de lo que asumíamos;
simplemente es la forma en la cual deben ocurrir las cosas; para que nuestra
terrenalidad no oculte a nuestro espíritu.
Pero entonces ¿cómo se reconoce a un verdadero cristiano ante las
situaciones difíciles?
Digo cristiano por mi propio contexto, pero aplica a cualquier religión.
Una persona verdaderamente espiritual puede sentir dolor en sus momentos
difíciles, pero sin mucho esfuerzo logra aflorar desde su interior la paz que
solo su espíritu despierto puede dar.
Con esta paz espiritual puede entonces seguir viviendo con el corazón
limpio, sin apartar los ojos del Cielo, a pesar de que le puede estar costando
mucho vivir su vida terrenal.
Y por supuesto, esta misma paz del espíritu es la que va a evitar que la
persona asuma su dificultad de forma tal
que la empeore, y puedan crear más situaciones complejas. Al final de cuentas
ser verdaderamente espirituales sí ayuda a vivir mejor, pero no como una meta
primaria, sino como una consecuencia posible. La meta seguirá siendo el Cielo.
Dios permita que cada día esto lo vayan entendiendo más personas.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna
Ki, Reiki Mineral
Original: día 162A.S. (10junio2016)
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Palabras-claves:
situaciones difíciles, cargar, cruz, cuesta, Jesús, cristianismo. cristianismo,
problemas, cielo
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