Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo
Toda escritura sagrada que implica
una enseñanza espiritual, tiene varios niveles de interpretación. Las
interpretaciones no se contradicen sino que se profundizan desde el nivel 1 al
nivel 3.
Pero lo que nunca se debe hacer es leer o interpretar las escrituras con
ojos “humanos/terrenales”, aunque las metáforas hagan uso de imágenes o
significados terrenales.
Si esto no se respeta, la escritura no se comprende más allá de la forma
literal y por supuesto la enseñanza nunca se obtiene.
“Vencer a la muerte” es una de esas frases que si bien pueden no salir
expresamente en la Santa Biblia, es muy conocida, muy repetida y encierra una
enseñanza trascendental para el cristianismo.
Muchas personas cuando escuchan que “Jesucristo venció a la muerte” (con
su resurrección), lo primero que piensan es en una victoria sobre la muerte
física, sobre la muerte biológica. Esto lleva a muchas personas a repetir esta
frase cuando se encuentran en situaciones de enfermedad, accidentes o peligros
de muerte; con la intención de que Jesucristo no les deje morir físicamente.
Está de más decir que esta interpretación no es la correcta; ya que
hablando de vida y asuntos terrenales, el mismo Jesús dijo: “… mi reino no es
de este mundo (terrenal)” (Juan 18:36).
Así que poco puede hacer Él cuando a la persona le toca su momento de morir en
este plano terrenal.
Pero entonces
¿qué significa entonces “vencer a la muerte”?
La muerte en las escrituras sagradas se refiere (salvo contadas excepciones)
a la vida no espiritual.
“Estar muerto” significa “no tener vivo el espíritu”; porque todo se
refiere a la Vida Eterna. Recuerde que hablamos de un texto espiritual, no de
fisiología. De esta forma, mientras no hayamos conquistado la Vida Eterna, pues
estamos muertos. Es así de sencillo.
Entonces, “vencer a la muerte”
significa pasar de ese estado de vida terrenal a uno espiritual.
¿Pero eso lo hizo Jesucristo?
No es cosa de si lo hizo o no; sino que Él nos demostró que sí se puede
hacer con lo que Él enseñaba; y que nosotros debemos asumirlo para que también
podamos venzamos a la muerte y llegar así al Cielo a través de Él.
¿A través de Él? Claro, haciendo lo que Él vino a enseñar.
¿O acaso creías que como Él lo había hecho ya a ti no te tocaba? El
cristianismo no funciona así.
A lo mejor ya no nos van a crucificar, pero el esfuerzo lo debemos hacer;
tenemos que “cargar nuestra cruz (con todo el esfuerzo humano) y seguir a Jesús (adoptar lo que Él vino a
enseñar)” (Mateo 16:24). La vida de Jesucristo debe servir de ejemplo para
nosotros; y la enseñanza es que actuando como Él lo indicó y siguiendo sus
principios de vida, tenemos el camino libre para llegar a Cielo; para
resucitar.
Esto que acabo de explicar es un nivel
2 de la enseñanza, de los tres niveles que tienen las escrituras sagradas.
¿Quieren el nivel 3, el más místico? Uh, les regalo un “nivel 2.75” a pesar de que a muchos les pueda no gustar.
Vencer a la muerte, implica que se está en lucha con la muerte. Una lucha
que no es una sola batalla, sino que posiblemente son muchas batallas ganadas
por la muerte.
La muerte sigue siendo esa vida no espiritual; una vida terrenal alejada
del espíritu, de Dios, del Cielo.
La lucha de la muerte significa mantenernos eternamente alejado de ese
Cielo; pero ¿cómo logra eso si nosotros no vivimos terrenalmente de forma
eterna?; a las pocas decenas de años morimos, terrenalmente hablando.
Y entonces ¿cómo hace la muerte para mantenernos alejados del Cielo?
Sencillo, nos hace volver a nacer terrenalmente una y otra vez.
Esta es la parte que causa resquemor a algunas personas. La lucha de la
muerte se representa como los ciclos continuos de reencarnaciones a nivel
terrenal. En otras religiones esto se llama la Rueda del Samsara o el ciclo de
reencarnaciones.
Entonces, cuando se nos dice que siendo cristianos verdaderos podemos
vencer a la muerte; se nos está diciendo que podremos dejar de reencarnar; y
esto es precisamente lo que significa resucitar. Claro, como cristianos
verdaderos me refiero a esos que adoptan las enseñanzas de Jesucristo en sus
vidas; no de los que solo van a misa o al templo y cumplen con los sacramentos.
¿Reencarnación y Resurrección? Nunca han ido términos opuestos ni
excluyentes, sino totalmente integrados. Estos enmarcan la verdadera motivación
del cristianismo originario. No es la primera vez que lo escribo.
El problema es querer entender nuestra doctrina de fe (espiritual) con
gríngolas puestas: no vemos; no entendemos; pero igual, cualquier cosa
diferente es blasfemia.
Apuesto a que después de esta explicación, más de una persona empieza a
considerar de nuevo al cristianismo en su vida. Si es así, avísame.
Podremos entonces vencer a la muerte siendo cristianos como el Cristo nos
enseña; pero eso no implica que no debamos morir biológicamente algún día. Ojalá y antes
que eso suceda, ya le hayas ganado alguna batallas a la muerte.
Pero ¿cuál será
el nivel 1 de la enseñanza?
El nivel 1 de la enseñanza, sale muy directo de la misma frase.
Si para un cristiano su Señor y Salvador Jesucristo “venció a la verte”,
pues este no debería tener miedo a morir físicamente; ya que lo sostiene la
promesa de que gracias a su esfuerzo en seguir las enseñanzas, el Cielo lo
espera luego de fallecer.
¿O acaso se es cristiano y no se tiene al Cielo como única meta?
No hay nada oculto… perdón, sí hay: el nivel 3, nuestras propias
personalidades.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna
Ki, Reiki Mineral
Original: día 182A.S. (30junio2016)
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Palabras-claves:
miedo a la muerte, vencer a la muerte, cristianos verdaderos, Jesucristo ,
biblia, niveles