Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Este
tema, sobre el cual pretendo extenderme, es quizá el más complejo
que haya podido haber escrito nunca.
Es
muy complejo porque requiere de un contexto espiritual muy amplio (no
sesgado por creencias religiosas soberbias) y porque además,
explicarlo de una sola vez, requiere el aceptar cosas que llevarían
mucho tiempo entender.
Pero
a pesar de ser un tema muy complejo, es extremadamente urgente
escribir sobre él, para así dejar por sentado las causas por las
cuales estamos viviendo situaciones muy difíciles a nivel de
sociedad, de país e incluso mundial.
Algunos
podrán cuestionarme el porqué me he tardado tanto en decir estas
cosas; pero en realidad llevo muchos años diciéndolas y
enseñándolas de forma personal. El enfoque personal es la forma
correcta de enseñar todo esto; pero llega el momento en que
reconozco mi limitado alcance a nivel de enseñanza directa; y por lo
tanto quiero dejar algo escrito que se pueda difundir sin mi
presencia.
Alcance
y objetivo de este escrito
No
espero que las personas que lean esto me entiendan a la primera; y
mucho menos que me crean. Más allá de lo complejo que va a ser,
puedo comenzar a chocar con creencias religiosas mal entendidas que algunas personas suelen defender de forma absurda, desde un orgullo inútil y que
nunca le han servido mucho a nadie.
Las
religiones institucionales sectarias, no han podido explicar la
situación en la que actualmente vivimos. Yo voy a utilizar esas
verdades comunes a muchos enfoques espirituales, para plantear lo que
sucede sin el menor vestigio de dudas. Esas verdades son las que
generalmente separan a los grupos religiosos; por eso, cada quien
tirando para su lado, no terminan de resolver nada.
¿Que
yo creo que tengo la verdad? Pues sí, pero no es mía. Simplemente
plantearé lo que muchas religiones y tendencias espirituales saben y
proponen a su manera; algunas de forma incompleta. Si tuviéramos el
valor de convivir como hermanos espirituales, estas verdades serían
del dominio público y yo no tuviera la urgencia de escribir nada.
Por
todo esto; y por saber que no me voy a poder explicar de forma
completa; por saber además que me van a desacreditar personas con
“gríngolas auto-impuestas”; por saber que la mayoría de los
lectores van a preferir pensar que estoy loco y que estoy inventando
todo esto (le convendría a la mayoría que fuera así); mi
único objetivo será despertar alguna inquietud (o terror) de que a
lo mejor estamos viviendo desde el desconocimiento de cómo funcionan
las cosas; y por esa causa estamos echando a perder toda nuestra vida
y la de nuestros seres queridos.
Si
llego a encender esa alerta, consideraré que este esfuerzo habrá
valido la pena.
¿A
quién pretendo llegar? Intentaré explicar lo indispensable y trataré de hacerlo en lo posible más con ejemplos que con argumentos.
Así, que bastará saber
leer (no solo pronunciar
palabras escritas) para comprender.
Lo
que sí espero es que tú, querido lector, te tomes el tiempo para
leer con calma; y repetir cada párrafo las veces que sean
necesarias. De hecho nombraré a cada sección como referencias de
lecturas diarias: podrás hacerlo así o todo de una vez.
Pero
sí te pido que no asumas que entiendes a la primera pasada.
Solo al ir avanzando en la lectura te darás cuenta de que hay cosas
que se irán ajustando sobre la marcha. Y si un día encuentras cosas
que no entiendes, no te desanimes; seguramente las tendrás más
claras al final de todo el artículo; y tal vez luego de varias
lecturas. Muchos de los términos que parecen explicados de forma
insuficiente, seguramente han sido tratados en artículos anteriores
con todo el rigor necesario; solo debes buscarlos.
Y
finalmente, este escrito no pretende ser un tratado sobre karma, ya
que tendré que omitir muchas cosas (porque no corresponden o por que
no las sé) y simplificar algunas más. Pero no diré ninguna palabra
en vano y con mucha seguridad estarás recibiendo lo único que explicará la razón por la cual estamos viviendo esta situación y por lo tanto cual sería la única manera de superar todo esto.
Día 0 ¿Qué es un Escenario
Kármico?
Llamo
“escenario” a la realidad en que vives: lo que te pasa, lo que
sientes, lo que haces, lo que los demás hacen contigo, lo que tú
haces con los demás, etc. Tu escenario entonces es TODO lo que
vives, lo consideres bueno o malo, fácil o difícil, agradable o
desagradable. TODO forma tu escenario de vida.
En
un escenario de vida “normal” se espera que si te portas bien,
las cosas te vayan bien; que si alguien hace algo malo, pues de
inmediato cargue con las consecuencias de sus actos. Lo “normal”
es que todo vaya fluyendo; y que cada cosa tenga una lógica de vida,
en mayor o menor medida.
Un
escenario de vida así está regido por leyes, llamadas Leyes
Universales. Estas leyes rigen todo lo que sucede en el Universo
(tangible e intangible). Estas son conocidas y bastante
comprensibles.
Dentro
de estas leyes universales se incluyen tanto las leyes naturales (y
físicas) aceptadas por la ciencia moderna, así como las leyes
espirituales (que aún no cuadran con el esquema de pensamiento
científico)
Generalmente,
nuestro escenario de vida debería estar gobernado principalmente por
lo que se conoce como Ley de Atracción. Con esta ley se afirma que
nosotros somos los responsables directos y de forma evidente de lo
que nos sucede; sea esto bueno o malo.
Esta
creación o condicionamiento de nuestra realidad no se da
generalmente de forma consciente; y es por eso que algunas personas
no creen en este planteamiento.
Pero
luego de entender correctamente a la Ley de Atracción y después de
hacer una pequeña reflexión personal de lo que hemos estado
sintiendo; sí resulta evidente que condicionamos nuestra realidad.
Entonces podemos entender el porqué nos suceden a veces cosas buenas
y otras no tan agradables.
Con
la Ley de Atracción nos reconocemos como responsables y
protagonistas de nuestra realidad, de nuestro escenario de vida.
Pero
a veces podemos vernos envueltos en escenarios donde no parece haber
correspondencia entre lo que hacemos/sentimos y lo que recibimos.
Situaciones de vida donde pareciera que no nos mereciéramos ciertas
cosas; donde incluso Dios parece no ayudarnos y ni siquiera
escucharnos.
Estos
escenarios de aparente caos son lo que se denominan Escenarios
Kármicos. Y son escenarios de vida donde son necesarios
argumentos como: “está metido el diablo”; donde parece “no
haber justicia”, ni siquiera la de Dios; donde Dios tarda mucho en
darle su merecido a los que dañan a otros; donde no parece importar
si nos portamos bien o mal, porque incluso a “los malos” les va
mejor que a los buenos; donde existe una “evidente” impunidad; y
donde parece que Dios nos está castigando o probando.
¿Te
suena conocido? Pues de allí la importancia de entender algunas
cosas de una vez por todas.
Día
1. Micro-resumen del karma
Cuando
se habla del karma nos referimos a una Ley Universal. Esta es la Ley
del Karma o también conocida como la Ley de Causa y Efecto o la Ley
de Acción y Reacción. Ignorarla, desecharla o desacreditarla no
exime a nadie de estar afectado por ella; así que no es nada
inteligente dejarla de lado. Es una Ley Universal; nos guste o no,
creamos en ella o no, o la entendamos o no.
Incluso
nuestra Santa Biblia cristiana está llena de enseñanzas kármicas;
no se engañen. Lamentablemente hay personas que por orgullo
obstinado se niegan a verlo.
Resumiendo
la Ley del Karma de forma conveniente para mis propósitos, esta
establece que:
“Cada acción que tú hagas (o
dejes de hacer) y que afecte a otras personas, generará sentimientos
en esas personas; y tú serás responsable por ello. Esa
responsabilidad generará `un karma´, que se puede ver como una
energía que condicionará tus futuros escenarios de vida (las cosas
que te pasarán a futuro)”
“Esos escenarios de vida futuros
estarán condicionados por el karma que has venido generando y
acumulando. Esto tiene como único propósito recrear situaciones
kármicas similares a las que generaron karma en el pasado, para
darte la oportunidad de actuar de mejor manera y resarcir los
sentimientos negativos que se produjeron. O, si en aquellos momentos
se generaron buenos sentimientos, entonces podrás disfrutar del bien
que llegaste a provocar en los demás.”
“Las acciones (u omisiones) no se
consideran buenas o malas según consideraciones personales,
particulares o parcializadas; sino que lo importante son los
sentimientos que despierten en las demás personas.”
Cuando
producimos en los demás sentimientos
negativos gracias a
nuestras actuaciones (intencionadas o no), se genera simbólicamente
un “karma negativo”.
Este nos producirá situaciones futuras difíciles para que podamos
aprender a “hacerlo mejor”.
Cuando
producimos en los demás sentimientos
legítimos positivos con
nuestras actuaciones (intencionadas o no), se genera simbólicamente
un “karma positivo”.
Este nos regalará situaciones futuras agradables, simplemente como
recompensa por nuestras acciones.
Hay
que observar que nuestras “recompensas futuras” no se producirán
porque nuestras acciones sean “buenas”, definidas por nuestras
consideraciones personales de correcto o incorrecto; sino por los
sentimientos positivos que despertamos en las demás personas. De
forma similar sucede con nuestras “situaciones difíciles” debido
a nuestro karma negativo
Aun
así, oficialmente el karma no se puede ver en ningún caso como
“negativo” ni “positivo”; ya que incluso el karma que se
suele llamar “negativo” termina siendo una oportunidad positiva
de hacer mejor las cosas que no se supieron manejar en su momento.
Además
de la Ley del Karma, hay otra ley universal más conocida y aceptada
que llamamos Ley de Atracción. Con ambas, nosotros creamos nuestra
realidad; siendo todo lo que nos sucede una proporción entre Ley de
Atracción y Ley del Karma.
Si
bien depende de nosotros si estamos bien o si estamos mal, con ambas
leyes; hay diferencias importantes que debo puntualizar.
Ley
de Atracción (LDA)
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Ley
del Karma
|
Condicionamos lo
que nos sucede gracias a lo que llegamos a sentir nosotros
mismos.
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Condicionamos lo
que nos sucede gracias a lo que hacemos sentir a los demás.
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Mi Ley de
Atracción me afecta únicamente a mí. Es unidireccional.
Los demás pueden
decidir no afectarse.
|
Cuando se genera
karma, este me afectará tanto a mí como a las personas a la que
“hice sentir” mal o bien, en igual proporción. Siempre es
bidireccional.
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El tiempo que pasa
entre nuestros sentimientos (activación de la LDA) y sus
consecuencias puede ser muy corto (minutos, horas, días,
semanas). Es por esto que podemos llegar a correlacionar nuestros
sentimientos con lo que obtenemos; y de esta forma comprobar que
esta ley es cierta.
|
El tiempo que pasa
entre los sentimientos que despertamos en los demás y las
consecuencias de estos, puede llegar a ser muy largo (años e
incluso vidas).
Es por esto que no
llegamos a ver la relación de lo que vivimos en un momento dado,
con referencia a las acciones que pudimos haber hecho en algún
momento del pasado.
|
No trasciende
luego de la muerte.
|
El karma si
permanece luego de morir; por lo que es muy fácil perderle el
rastro. Podemos traer karmas de cualquier cantidad de otras
vidas; y estos se pueden activar en cualquier momento y comenzar
a condicionar nuestras situaciones.
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No se hereda, ni
se trasmite entre personas. Es totalmente personal.
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Se hereda vida
tras vida; y se contagia (se comparte) hacia y desde las personas
con las que convivimos. Hay diferentes formas de contagio.
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La Ley de
Atracción no deja unidas a las personas involucradas (es
individual). De hecho puede no haber otras personas involucradas.
|
La ley del karma
deja unidos a los involucrados por “lazos kármicos” que se
mantienen más allá de la misma situación que los generó. Esa
unión trasciende vida tras vida, hasta que AMBOS involucrados
alcancen un nivel espiritual apropiado para que ese lazo se
disuelva.
Por dicho lazo
kármico seguirá fluyendo karma (bueno o malo) una vez formado;
incluso el que genere cada quien con otras personas.
Esto forma la red
kármica.
|
Veamos
un ejemplo muy sencillo de karma:
Alguna
acción que tú realizas (sin importar tu intención) hace sentir
mal a alguien (sin importar cómo te sientas tú)
Esto
te une a la otra persona con un “lazo kármico” por donde se
compartirá el karma generado en esa acción.
Ese
karma, con el tiempo, va a condicionar tanto tu vida como la de la
otra persona; hasta que ambas hayan aprendido lo necesario
espiritualmente.
A
pesar de que tú y esa persona no se vean más, quedan unidos por
ese lazo kármico y tú tendrás parte de su karma y esa persona
tendrá del tuyo.
Si
aún estando lejos, esa persona “se porta mal” y genera un karma
negativo; ese mismo karma llegará a ti por el lazo kármico que
alguna vez los unió y que aún no está disuelto: Por esto tú
tendrás que “pagar el karma” que generó esa persona con la
cual alguna vez formaste lazo kármico.
Esto
se extiende vida tras vida; por lo que podrás vivir situaciones que
no te explicas de donde salen y estas podrán venir de todos los
lazos kármicos que te habrás permitido establecer.
De
forma natural, tú tienes lazos kármicos establecidos con todos tus
seres queridos, en especial con tu familia: padres, hermanos, hijos,
nietos, etc. (“Lazos
Kármicos Obligantes”)
Como
los karmas que llegan a ti son considerados automáticamente tuyos
(no hay diferencia si los generaste tú o llegan a ti por lazos
kármicos establecidos con otras personas), estos se tramiten hacia
tus otros Lazos Kármicos Obligantes. Esto quiere decir, por
ejemplo, que tus hijos pueden sufrir situaciones difíciles por tu
culpa, gracias al karma negativo que llega a ti desde una persona
con la cual en algún momento generaste un karma negativo (un lazo
kármico)
Únicamente
cuando ustedes dos (cuando ambos extremos del lazo kármico) hayan
crecido espiritualmente lo necesario, ese lazo kármico podrá
romperse y volverán a ser independientes.
Esto
último es un ejemplo extremadamente sencillo en comparación con
todo lo que se puede complicar una situación kármica; y aún más
si se desconoce todo este proceso y peor aún si se oculta la
información.
Se
comienza a ver cómo se va entretejiendo una red de relaciones
kármicas que puede terminar en un caos virtual de nuestra realidad.
Entonces, comenzamos a vivir situaciones difíciles sin la capacidad
de saber de dónde vienen o a causa de quién se producen.
Cuando
nos encontramos en una sociedad donde no se tiene ni la más mínima
noción del karma, es imposible vivir con precaución; y todas las
relaciones kármicas negativas se comienzan a realimentar; y entramos
así a un Escenario Kármico
Perfecto; donde siempre se
puede estar peor (o siempre se puede estar mejor si se trabaja
espiritualmente de forma correcta).
Día 2 ¿Cómo se genera un
karma negativo?
La
primera pregunta general es cómo se genera un karma; y la respuesta
sencilla es: haciendo sentir a los demás.
Si
con nuestras acciones, palabras, omisiones, miradas, gestos,
descuidos, inmadurez, etc., creamos malestar, tristeza, frustración,
rabia, resentimientos, discordia, angustia, susto u otros
sentimientos difíciles en otra persona; pues se estará formando una
energía negativa que podemos llamar “karma negativo” y que
llevaremos ambas personas por igual.
Y
lo llevaremos ambos por igual, porque ambos somos responsables. Una,
es responsable por hacer sentir mal al otro; pero el otro también es
responsable por no haberse “atajado emocionalmente” y haber dado
rienda suelta a sus sentimientos negativos.
El
uno es responsable por hacer sentir mal; y el otro por haberse dejado
arrastrar por sus sentimientos destructivos. ¿Tonterías mías? pues
serán entonces estupideces bíblicas. Debemos enfrentarnos a nuestra
fe: la responsabilidad del que agrede la encuentras en Mateo 5:22 y
la obligación de controlarse en Mateo 5:38-42.
Es
por esta razón que se genera karma negativo no solo cuando yo hago
sentir mal a los demás, sino cuando yo me siento mal: al indignarme,
entristecerme, molestarme, por la rabia por lo que alguien haga, etc.
En general, si no soy capaz
de controlar mis emociones negativas antes las acciones de alguien;
pues genero un karma negativo con esa persona y como consecuencia una
unión kármica.
Pero
no solo se habla de karma como algo negativo (aunque sea el que me
interese aquí para crear consciencia de lo que nos sucede). Podemos
producir una energía benéfica (karma positivo) que nos va a
bendecir con buenas situaciones a futuro. Este
karma positivo se consigue produciendo en los demás “LEGÍTIMOS
sentimientos positivos”.
Y
es importante destacar lo de “legítimos
sentimientos positivos”,
porque hay sentimientos muy negativos que pueden dar “alegrías o
satisfacciones”, pero que generan más karma negativo que ningún
otro. Por ejemplo los sentimientos de venganza, de injusticia, de
lucha, de retaliación, de victoria sobre el “enemigo”, son los
peores kármicamente.
Pero
si de verdad se llega a generar un karma positivo, este nos va a
bendecir la vida a todos los involucrados y a los seres queridos de
estos. El karma positivo también se hereda y se contagia.
Como
esto del karma no es algo de nuestro plano humano, sino que son
procesos de alma (que tampoco voy a detallar); la generación de
karma no implica que ambas personas se conozcan físicamente. Por
ejemplo, si un chófer de trasporte público se estaciona de forma
indebida en la calle y eso genera molestia en ti; pues se genera un
lazo kármico entre tú y el chófer y se comenzará a compartir
karma; aunque el chófer ni te haya visto, ni se haya dado cuenta de
que estaba mal parado.
Lo
mismo pasa con personajes públicos; que ves solo por televisión,
oyes por radio, o te enteras por prensa. Ellos ni siquiera saben que
tu existes a nivel humano, pero las almas sí están en contacto en
planos superiores; y es gracias a esto que el Karma se genera más
allá de nuestras condiciones terrenales.
Día
3. Lazos Kármicos; lo más importante
Cuando se habla de karma, no solo
referimos a una energía que condicionará mis situaciones futuras
y que además contagiará a mis seres queridos; si no que para que
esa energía se comparta, se debe generar una unión kármica (Lazo
Kármico). Es por este lazo
por donde fluirá no solo el karma generado, sino todo el que ambas
personas tienen, en ambos sentidos, bueno y
malo.
Un
lazo kármico puede tardar mucho tiempo (incluso vidas) en
disolverse; y mientras este no se disuelva, seguirá fluyendo karma
hacia ti; y todo lo bueno y LO MALO que haga la persona en el otro
extremo será también tuyo.
Entonces,
comenzamos a ver que lo más importante en un Escenario Kármico no
es solo el karma que se genera, sino los lazos kármicos que unen a
todas las personas dentro de una misma realidad; y el karma que se
transmite entre todos.
Cuando
está establecida esa unión kármica entre dos personas, se produce
un efecto en cascada hacia todas las personas unidas con lazos
kármicos a cada una de ellas dos; estamos todos unidos en una red.
Es
tan sencillo como entender que si yo formo lazos kármicos con alguna
persona en la calle (o por televisión); no solo el karma negativo
que generé con ella condicionará mi vida a futuro; sino que también
dañará el futuro de mis seres queridos. El karma generado se
trasmitirá a través de nuestro lazos kármicos a: mi pareja,
padres, hermanos, HIJOS, sobrinos, novias/novios, etc.; es automático
y no hay nada qué hacer. ¿Lo crees? Funciona de esa forma; sin
importar que no lo sepas, que no lo creas, que lo hayas aprendido
diferente, o que te hayan dicho que no existe.
Pero
esto no se queda allí. Posiblemente el karma negativo tarde un
tiempo en sanar; y mientras eso sucede el lazo kármico queda
establecido, compartiéndose karma de ida y de venida.
Por
esto mismo, a pesar de que a lo mejor las personas no se vuelvan a
ver o no vuelvan a tratarse; y a pesar de que uno de ellos comience a
portarse bien; si la otra persona genera un karma negativo con
alguien más, ese karma también irá hacia la primera por el mismo
lazo kármico y le dañará la vida, incluyendo a la de su pareja,
padres, hermanos, HIJOS, sobrinos, novias/novios, etc.
¿Que
no es justo? Simplemente es Ley; y si analizáramos con detenimiento
esta dinámica de compartir, el mantenimiento de este lazo kármico
es lo mejor que puede pasar; porque aumenta la posibilidad de
sanación definitiva. Pero este tipo de análisis es el que no puedo
hacer aquí, ya que llevaría meses.
Más
allá de tildarlo de “injusto”, lo que se debió haber hecho es
no engancharte kármicamente con uno con el otro; así los seres
queridos de ambos habrían quedado aislados. Si a ver vamos ambos
serían responsables, no se puede hacer alusión a justo o injusto.
Lo
ideal es vivir sin lazar lazos kármicos con la gente
(no haciendo sentir mal a nadie, ni sintiéndonos nosotros mal por lo
que los demás hacen). Así protegeremos a nuestras familias.
¿Que
eso es imposible? ¿O que no lo sabias? Esto se resume en dos
preceptos que todo cristiano debería no solo saber, sino vivir por
ello:
Amar
a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:39):
comienza por no hacer sentir mal a los demás, igual que nosotros no
queremos sentirnos mal.
Amar,
orar y bendecir a los que consideramos nuestros enemigos
(a los que sentimos nos hacen daño) (Mateo 5:38-48): comienza por
no “engancharnos” en las cosas que nos afectan de sus acciones.
¿Que
es muy difícil? Por esta pregunta es que estamos en un Escenario
Kármico donde no parece haber salida. Es un mandato y no lo
cumplimos porque
nos parece difícil; Jesús murió por ellos y a nosotros nos parece
muy cuesta arriba. Entonces, lo
menos que podemos es quejarnos; no tendremos lo que no cosechamos.
Entiendo
que no te imagines cómo estas premisas puedan ayudar; pero un buen
cristiano no se lo pregunta; solo lo hace y ya. Y además, vive por
ello aunque no lo entienda, por el solo hecho de que Jesús se lo
ordenó.
La
dinámica del cómo y del porqué estos preceptos surten efecto real
y ayudan a resolver las situaciones difíciles, es otra de las cosas
que escapa de este artículo.
A
lo mejor haría falta la fe
que no tenemos ni del tamaño de un grano de mostaza,
para cumplirlo con la confianza de que nos ayudará. Pero
desafortunadamente necesitamos entender lo que Jesús mandó para
poder asumirlo. Eso no es fe.
Si
se actúa desde estos dos preceptos cristianos, comenzaremos a
disminuir la formación de lazos kármicos con las demás personas; y
mejor aún, con personas que son potencialmente peligrosas a nivel
kármico (personas que suelen dañar a los demás)
¿Pero
y cómo se pueden intentar limpiar los karmas ya establecidos para
desconectarme yo y desconectar a mi familia?
Nuevamente
los cristianos verdaderos lo saben:
Busca
desesperadamente que alguien que se haya sentido mal con tus
acciones (mal intencionada o inocentes) se reconcilie contigo.
(Mateo 5:23-24)
Esto
también lo deberías de saber; yo no estoy inventando nada.
Día 4. Trasmisión kármica
secundaria
Además
de la interacción emocional directa como forma de establecer y
transmitir karmas, hay varias formas secundarias de trasmisión
kármica. Y estas no son secundarias porque sean de menor fuerza,
sino porque no son tan “automáticas” como los sentimientos.
La
principal forma secundaria es a través de relaciones sexuales. Cada
vez que dos personas tienen sexo, ellas se comparten de forma
inmediata el karma del uno al otro; y entonces se forma, por
supuesto, un lazo kármico (necesario para que esa energía kármica
fluya entre los dos).
Ese
lazo kármico se irá reforzando con la convivencia interpersonal o
con la continuidad en las relaciones sexuales.
Aún
faltaría mucho por explicar; pero esta es la razón por la cual
desde la parte espiritual se recomienda fuertemente la “no
promiscuidad”; el cuidar con quién tienes sexo y por supuesto la
fidelidad en caso de que ya tengas pareja estable.
Se
puede compartir karma incluso por el simple “deseo sexual” hacia
alguien, sin haber contacto físico. Pero el tema de karma y sexo lo
dejo para las charlas en vivo.
Otra
forma muy frecuente de transmisión kármica es la “afinidad con
otra persona”, cuando esta es intensa. Este es el caso de los
líderes y sus seguidores.
Si
un líder conquista la lealtad de algunas personas, entre él y sus
seguidores se forman lazos kármicos. Esto provoca que el líder se
“eche encima” el karma de toda la gente que lo sigue, así como
también que estas se carguen con el karma del líder (karma que ya
no será solo el del líder, sino de todos los demás que el líder
adoptó). Se vuelve una sola “masa” de karmas.
Si
el karma del líder es bueno, pues no hay mucho problema; pero si el
karma no es muy positivo, a los seguidores se les condicionará su
futuro según lo que el líder haya sembrado kármicamente; y
viceversa al líder por el karma de sus seguidores.
¿Recuerdas
haber escuchado que la idolatría no es muy prudente? Pues por aquí
va la cosa.
Pero
no solo la “afinidad con un líder” crea lazos kármicos con él;
sino que “adversarlo” también lo hace. Cuando una persona está
en contra de un líder, esta se contagia de todo el karma que este
tiene a través del lazo kármico que se forma por la rabia o la
indignación.
Aún
hay otras forma secundarias menos frecuentes de contagio kármico que
no las incluyo en este artículo.
Día 5. Acumulando
Una de las características de esa
energía que llamamos karma es que se va acumulando en el tiempo; por
el mismo hecho de no utilizarse de inmediato. Esto por supuesto es
simbólico y sirve para poder entender su funcionamiento.
En nuestro día a día generamos
karmas (positivos y negativos) con cada acción que realizamos en
nuestra conviviendo con los demás. Y este karma se va almacenando
hasta que en algún momento, por diferentes condiciones, se activa y
comienza a condicionar nuestros escenarios de vida.
Si
gracias a nuestras acciones cotidianas, muchas personas se sienten
“legítimamente bien”, pues iremos acumulando karma positivo.
Este karma positivo en un futuro, nos podrá dar situaciones de
bendición.
Gracias
a la capacidad de acumulación del karma, no tenemos necesariamente
que hacer grandes cosas buenas para ser bendecidos. Podemos
dedicarnos a dar a nuestros prójimos pequeñas pero frecuentes
bendiciones; y gracias a que estas se estarán acumulando, en su
momento seremos grandemente bendecidos.
Pero lo contrario también es cierto y
además peligroso.
Podemos tener la tendencia de
permitirnos frecuentemente “pequeñeces kármicamente negativas”,
que parecerían no afectar a nadie. Pero estas gotas se van
acumulando de forma inadvertida, hasta que llega el momento en el que
se activan y creeremos que el destino se volvió en contra de
nosotros. No hay injusticia, solo acumulación de pequeños karmas
negativos que se subestimaron o incluso pasaron desapercibidos; y
terminan manifestándose como uno MUY grande.
¿De qué “pequeñeces kármicamente
negativas” podemos estar hablando? Por citar solo algunas
simplezas:
de las pequeñas molestias que
generamos en los conductores cuando nos atravesamos cruzando la
calle fuera del rayado; y aún más cuando pasamos “modelando,
nariz arriba” pensando que ellos son los que se tienen que
esperar;
de las pequeñas molestias que
generamos en los compañeros de trabajo cuando llegamos cinco
minutos tarde o cuando “echamos carro”;
de las pequeñas molestias que
generamos en casa al “olvidarnos frecuentemente” de recoger
nuestra ropa del suelo; o de no colocar el rollo de papel en el
baño; o de no extender la toalla; o de no recoger el papel del
piso; o de no lavar los platos; o de responder mal debido a nuestro
mal humor; etc., etc., etc.;
de las pequeñas molestias que
generamos a los que están en una cola cuando nos “coleamos”;
de las pequeñas molestias que
generamos a nuestros acreedores cuando se nos olvida abonar a un
préstamo;
de las pequeñas molestias que
generamos en los conductores cuando al distraernos retardamos el
cruce en luz verde de un semáforo (“cornetas detrás”);
de las molestias que generamos en los
usuarios de un servicio cuando no les atendemos con prontitud;
de
cuando con nuestro “humor”, creamos pequeñas molestias en los
demás;
de
cuando hacemos esperar a alguien que depende de nosotros;
…
La
lista de pequeñas cosas “kármicas negativas acumulables” que
nos permitimos puede ser interminable y hasta asombrosa.
Pero
esta idea parece tonta; o por lo menos nos convendría que así
fuera. Pero debemos recordar que el mismo universo e incluso las
cosas más complejas que existen en él, están formadas por cosas
simples acumuladas, como los átomos (protones, neutrones y
electrones).
Y
se puede creer que es absurdo pensar que pequeños y tontos karmas
negativos, como el de cruzar las calles fuera del semáforo, puedan
condicionar cosas mayores como una enfermedad grave en un futuro. ¿A
caso sabías que los electrones que forman un cabello de tu cabeza
son exactamente iguales a los que forman el sol? En el universo no
hay diferencia entre grande o pequeño, importante o desdeñable;
solo hay que acumular lo que parece pequeño y tienes algo tan
colosal como una estrella.
Día 6. Activación de karmas
Como
dije anteriormente, el karma es una energía que condiciona las cosas
que te suceden.
El
karma negativo te va a producir situaciones difíciles. Estas no se
deben ver como ”malas”, sino como situaciones donde se plantea la
urgencia de aprender. Se parecen a exámenes difíciles, largos y de
varios temas a la vez.
Pero
por el contrario, el karma positivo te va a producir “situaciones
agradecibles”; o incluso puede atenuar (pero no eliminar)
situaciones kármicas negativas. Por ejemplo no es lo mismo ir a la
bancarrota en un negocio (por karma negativo) habiendo perdido todo
el capital; que ir a la bancarrota del mismo negocio, pero teniendo
más capital para emprender otro (gracias al karma positivo). Con
karma positivo podemos paliar las cosas negativas; y por ejemplo,
intentarlo de nuevo.
El
problema con todo esto es que nunca se sabe ni cómo ni cuándo se
activarán los karmas que llevamos.
Una
vez que generas o te contagias de esa energía de karma, te la
guardas dentro; y solo cuando las condiciones necesarias se planteen
en tu realidad, algunos karmas se “activarán” y condicionarán
tus escenarios de vida.
Se
podría decir que los karmas esperan el momento justo, las personas
justas y las situaciones justas, para activarse y para que así tengas
la oportunidad de aprender.
A
pesar de este sentido de oportunidad del karma, hay condiciones de tu
ambiente que activan karmas de forma forzada; los mismos que
de otra manera te hubieran dado tiempo para que asimilaras lo
aprendido y fueras presentando exámenes poco a poco.
Me
sirve mucho explicar este proceso como una máquina de hacer
“cotufas” (palomitas de maíz). Con el calor justo, se da el
tiempo para permitir que los granos de maíz exploten, de echar más
aceite e incluso de comerlas.
Pero
si “el calor” se descontrola, van a comenzar a explotar muchas
cotufas (karmas) a la vez; y lo más seguro es que caigan al piso,
que no se puedan recoger, que se quemen unas cuantas y que algunos granos
de maíz queden inservibles. Incluso la máquina de hacer cotufas
(tú) se puede llegar a dañar de forma irremediable.
En
nuestra situación kármica, la metáfora “del calor” son los
sentimientos difíciles. Cuando una persona (o grupos de personas) es
incapaz de controlar sus emociones conflictivas o difíciles (incluso
el desánimo y la tristeza son peligrosas); pues estará produciendo
mucho calor y muchos karmas comenzarán a activarse de forma
descontrolada; aún los que no debían salir para ese momento. Es por
esa razón por lo que comienzan a experimentar situaciones que parecen
malas, injustas, desgraciadas, etc.
Y
acordémonos de los lazos kármicos. Esa activación desenfrenada de
karmas se producen en las persona que no controlan sus emociones;
pero estos karmas también viajan por los lazos kármicos que tenga
atados; pudiendo caer en padres, hermanos, hijos, nietos, amigos.
Estos inocentes también pagarán las consecuencias finales; aunque
nunca hayan roto ni un plato.
Día
7. Control
de nuestra emociones
Cuando
hablamos de una sociedad donde todos estamos conectados kármicamente,
es indispensable que exista en sus miembros un compromiso personal,
moral o incluso religioso/espiritual de moderar o cuidar sus
emociones hacia los demás.
Si
este compromiso personal no existe, pues se comenzarán a activar
muchos karmas negativos, contagiando hasta al más inocente. Es
entonces cuando se forma el Escenario Kármico; donde siempre puede
haber un estado peor que el actual.
Pero
el control de nuestras emociones negativas está muy mal comprendido.
Mucha gente cree que controlar nuestra indignación (por ejemplo) es
pasividad ante “lo que debe ser corregido”. Esta concepción,
como muchas otras, es totalmente errada.
Cuando
sucede algo que debe ser corregido, la sanción o la corrección
necesaria debe hacerse; pero esta se puede enfocar con rabia,
resentimiento, venganza, frustración, etc.; o con ecuanimidad y real
sentido de aplicación de justicia. El asunto es escoger la forma
menos “caliente emocionalmente” de resolver una situación
(quiero decir, más kármicamente amigable)
Y
por otro lado, se suele creer que controlar las emociones significa
“quedarse callado”, o “hacerse el loco”, o “aguantarse las
ganas de golpear al otro”, etc. Hay que entender que hablamos de
controlar NUESTRAS EMOCIONES, no de controlar lo que tendríamos ganas de hacerle al otro.
Si
algo de alguien te molesta; el sentirlo y engancharte en ese
sentimiento ya genera un karma nuevo o activa algunos karmas
guardados. Esta generación o activación de karma se da por el solo
sentimientos, no importa si te callaste, si no le pegaste, si no lo
insultaste “como se merecía” o si lo ignoraste. Es suficiente
sentir esa energía “caliente” en el corazón, aunque no hayas
actuado.
¿Crees
que esto de controlar nuestras emociones no funciona? Por eso estamos
como estamos. Pudiéramos intentar controlar nuestras emociones
“calientes” en nuestro hogar, para darnos cuenta rápidamente de
lo efectivo que es.
Día
8. Formas de lidiar con un escenario kármico
Con
todo esto vemos que cuando en un grupo de personas hay ignorancia
sobre este tema, nadie se puede cuidar o puede prevenir, de los males
que acarrea. Y si estamos en una sociedad donde ya se “activaron”
asuntos kármicos, nadie va a saber poner freno y todo se embala como
una bola de nieve cuesta abajo; cada vez creciendo más y más.
Pero
definitivamente en algún momento hay que comenzar a hacer algo;
esperando que la bola de nieve ya no sea incontrolable. El enfoque
puede comenzar con una concientización de la situación a nivel
masivo. Destaco algunos puntos importantes:
Debemos
dejar de echarle la culpa a los demás y asumir que de alguna manera
nosotros podemos estar colaborando con el problema; o por lo menos
no estamos poniendo de nuestra parte para que no crezca más.
Debemos
entender que nuestra más mínima acción kármica negativa, no solo
nos va a dañar a nosotros mismos, sino también a nuestros seres más
queridos. Esto es así, sin importar si ellos estuvieron
involucrados o no en las acciones kármicas; y aún incluso, sin
importar si ellos se enteraron o no de lo que sucedió.
Debemos
entender que mientras más lazos kármicos formemos, más
incontrolable se va a volver nuestra vida y la de nuestros seres
queridos; porque nos comenzarán a suceder cosas gracias a energías
kármicas negativas que son imposibles de rastrear.
Debemos
entender que hay personas con más carga kármica que otras y son
con estas con las que MENOS debemos formar lazos kármicos.
Debemos
comenzar a cuidar lo que hacemos sentir a los demás. Si nos
equivocamos y generamos karma negativo, no vamos a dañar solo a la
otra persona, sino que nos vamos a destrozar nosotros mismos y a
toda nuestra familia.
Debemos
hacer todo el esfuerzo para establecer buenas relaciones entre
todos; no solo para evitar karmas negativos, sino para generar karma
positivo que nos ayude a arreglar nuestras situaciones.
Pero
esto es solo el principio; si bien un importante principio para
comenzar a vivir mejor en comunidad.
Día
9. Aún, las acciones son indispensables
Visto
lo que puede significar el karma negativo; y que el impacto negativo
de los lazos kármicos no solo es para mí sino para mi familia;
podemos tener la tentación de negar todo esto, porque no parece
cierto; porque no parece posible de controlar; o porque nos aterra.
Muchas
personas creen que aceptar esto del karma implicaría quedarse inerte
y callar sumisamente todo lo que nos viene. Pues nada más alejado de
la verdad.
Si
recordamos que la ley del karma también se llama Ley de Acción y
Reacción, la acción no solo está presente para crear karma, sino
para resolverlos.
A
nivel espiritual, la no-acción no está permitida. Si hay algo que
resolver y nos corresponde hacerlo, estamos en la obligación
espiritual de esforzarnos en ello.
Así
que lidiar con el karma no es dejar de enfrentar los problemas; por
el contrario es asumirlos y enfrentarlos pero de forma “kármicamente
inteligente”.
Veámoslo
así. Si actuamos delante de una situación de forma kármicamente
negativa, las posibilidades de que esta se resuelva con consecuencias
positivas tienden a cero. Ante un karma negativo, si actuamos
kármicamente mal, pues estaremos realimentando el karma negativo y
la situación tenderá a mantener e incluso a reforzarse.
Si
por el contrario, somos astutos kármicamente (lo que significa no
abordar con karma negativo una situación que ya vienen de un karma
negativo) pues pondremos a jugar a nuestro favor a la misma ley
universal del karma; y la situación se resolverá naturalmente
limpiando el karma y puede que incluso con karma positivo.
Entonces,
las acciones requeridas para resolver situaciones siempre serán
necesarias; pero si somos kármicamente asertivos (que no significa
que seamos “bobos”) saldremos airosos con mucho menos esfuerzo.
Por
ejemplo, la misma máxima cristiana de “poner la otra mejilla”
no significa que te dejes golpear de nuevo; sino que significa actuar
con astucia kármica para que tú te lleves la mejor parte.
Nota:
Por favor, recuerda de los preceptos espirituales siempre se dan con
metáforas que se deben contextualizar dentro de toda la enseñanza.
No cometas nunca el error de creer equivocado algo porque al
entenderlo de forma literal te pareció absurdo. Busca quien te lo
pueda explicar de verdad de forma contextualizada.
¿No
te suenan conocidas las veces cuando se tratan de resolver
situaciones difíciles y que a pesar de que las acciones parecen
lógicas, siempre fallan o terminan peor?
Una
acción puede parecer apropiada; pero si es potencialmente kármica
(negativa) el resultado siempre será peor que el estado que se
quería resolver. No es pesimismo, es ley.
Día
10. Formas de sanar un karma dentro de un escenario kármico
Comienzo
a decir cual NO es la forma en que se sana un karma dentro de un
escenario kármico. Y la forma no es pidiéndole a Dios, ni a la
Virgen, ni a Jesús, ni a Buda, ni a Krishna, para que metan sus
manos.
Si
hemos entendido lo explicado hasta aquí, un karma o un escenario
kármico se plantea cuando no asumimos una interacción o convivencia
correcta con nuestros prójimos. En
una interacción kármicamente correcta, debemos respetar e
interesarnos por cómo los demás se sienten con lo que nosotros
hacemos.
Por
lo tanto el karma es nuestra responsabilidad; no busquemos que
instancias divinas nos exoneren de algo que hicimos mal; el universo
no funciona de esa manera. Por el contrario; el mismo universo sí
puede plantearnos exámenes más complicados y continuos para darnos
múltiples oportunidades de aprender, hacerlo bien y aprobar. Eso
termina siendo un Escenario Kármico.
Pero
ir a presentar un examen no es suficiente para aprobarlo. Que vivamos
experiencias kármicas no significa que aprendamos de ellas. Si no
nos hemos esforzado, podemos reprobar e incluso incrementar el karma
que intentábamos sanar.
Eso
es lo que pasa en un escenario kármico. Si no nos comportamos de
forma correcta dentro de una situación kármica, no solo vamos a
quedarnos con esa misma energía kármica negativa intacta para el
próximo examen; sino que en el “intento equivocado” de sanarla
habremos generado más karma negativo, y este se sumará al que ya
traíamos y no pudimos sanar. Por eso digo que siempre se puede estar
peor.
Ahora,
ya deben haber intuido la forma de como SÍ podemos sanar un karma
dentro de un escenario kármico; ya coloqué algunas referencias
bíblicas.
En
este momento me tengo que circunscribir a mi cristianismo; pero si
otras religiones se asumen correctamente, son igualmente efectivas
sanando karma.
Y
efectivamente, la forma de sanar el karma es llevando una vida
“kármicamente amigable”; y los lineamientos para esta forma de
vivir, los dan las diferentes religiones.
A
una persona “kármicamente amigable”, no se le mide por lo
“chévere” que es; ni por lo alegre; ni por lo positiva que se
pueda mostrar; ni por lo condescendiente con los demás; ni por lo
colaboradora en fiestas; ni por que tenga muchos amigos.
Todas
las religiones (o doctrinas espirituales) que tienen como meta llegar
a Dios/Nirvana/Paraíso, tratan a su manera con el karma. Por lo
tanto una persona
“kármicamente amigable” suele ser aquella que rige su vida
dentro de los preceptos de dichas enseñanzas espirituales. El
cristianismo es una de ellas.
A
algunos de ustedes les sonará extraño que yo ofrezca “el
cristianismo” para sanar karma; cuando las mismas iglesias
cristianas niegan la existencia del karma. Acepto la extrañeza, pero
les invito a que si no me creen, se paseen por el hinduismo o por el
budismo y verán que es muy similar al verdadero cristianismo;
similares pero más difícil de asumir como religión (por lo menos
para nuestra cultura occidental).
Si
nos volvemos cristianos verdaderos y nos apegamos a lo que Jesús nos
enseñó y nos pidió hacer (eso es ser un cristiano verdadero); pues
automáticamente comenzaremos a actuar dentro de un estilo de vida
“kármicamente amigable”; y por lo tanto propicio para disolver
cualquier Escenario Kármico. Esto lo hace un cristiano verdadero,
incluso son saber nada de karma.
Pero
aquí comienza un nuevo problema que no voy a enfrentar en este
escrito; y es lo que muchas personas entienden por “ser cristiano”.
Nos
han vendido la idea de que con solo ir a misa, saber oraciones,
recibir los sacramentos y dar limosnas; nos convertimos en
cristianos; y de los buenos. Y hemos comprado esa idea.
Nos
han vendido la idea de que con solo ir al tempo, cantar alabanzas,
aprender de memoria versículos bíblicos y tratar a los compañeros
de iglesia como hermanos en Cristo; nos convertimos en cristianos; y
de los buenos. Y hemos comprado esa idea.
Incluso
nos hemos convencidos de que para ser buen cristiano es suficiente
cerrar los ojos y hablar con Dios a nuestra manera, en nuestro
cuarto, o pedirle a Jesús que nos ayude porque lo amamos y nos lo
prometió; además de colocar la pegatina del pez en el auto.
Y
en realidad es muy fácil evaluarse como cristiano de base más allá
de los convencionalismos creados por las instituciones eclesiásticas;
las cuales, por cierto, se formaron bastante tiempo después de que
Jesús se fuera al Cielo (incluso nuestro catolicismo).
Bastaría
referirnos y ver cuántos de los lineamientos dados por Jesús en el
Sermón de Monte estamos aplicando en nuestras vidas. ¿Qué no
recuerdas lo que es el Sermón del Monte? ¿Te entendí que eras
cristiano?
Busca
y repasa el Sermón del Monte; en este escrito no me toca formar a
cristianos. Sí trato de hacerlo con las personas que me buscan; y lo
único que hago es mostrarles lo que a mí me ha servido. Lo hago
sin ánimos ni intención de usurpar funciones que nuestras hermosas
y necesarias iglesias cristianas deben cumplir.
Si
cualquier persona retoma sus enseñanzas espirituales/religiosas y
las cumple simplemente porque es lo que Dios manda (sin la exquisitez
de esperar entenderlas primero), estará tratando con el karma de
forma magistral. De esta forma estará condicionando tanto su vida
terrenal como su vida en el más allá (vida eterna); de la forma más
prometedora y brillante que existe.
Día
11. ¿Optimista o Pesimista?
Después
de todo lo explicado, muchas personas pueden pensar que
tengo un punto de vista extremadamente pesimista de la situación;
pesimista e incluso paranoico y fanático.
Mi
primera respuesta es que no soy ni pesimista ni optimista;
simplemente me atengo a explicar cuál es el proceso que vivimos. Y
segundo, lo que expongo no es mí visión, sino la explicación de la
Ley de Karma, llevándola desde el plano místico a lo más terrenal
posible.
Si
tú, querido lector, ves esto
como una locura, te invito a que te quites las pre-concepciones que
te atan de manos. Esas pre-concepciones como la de gritar que el
karma no existe o que lo único que es verdad es lo que podemos ver.
Y
a pesar de que todo esto puede parecer un callejón sin salida, aún
hay esperanza. De la misma forma que si permanecemos igual siempre
podremos avanzar hacia peor, si nos atrevemos a cambiar, el futuro
puede ser todo lo brillante que queramos.
Nuestra
salida es la misma Ley del Karma; funciona para ambos lados. De la
misma forma que podemos ahogarnos en karmas negativos, podremos nadar
en karmas positivos solo si lo decidimos, nos atrevemos y nos
comprometemos a hacerlo espiritualmente bien.
Día 12. “Fuego del Cielo”
Muchos
han escuchado las profecías de Nuestra Señora Madre Virgen María
en muchas partes del mundo; muchas de ellas dadas en la segunda mitad
del Siglo XX.
En
ellas se advertía sobre la falta de amor entre los hombres y hacia
Dios; y lo que es más importante, se nos exhortaba a cambiar para
que no sufriéramos una serie de castigos que vendrían “del
Cielo”.
Alguna
de estas profecías advertían del castigo del “fuego que vendría
del Cielo”; y muchas personas, notorias o comunes, sin ningún
entendimiento espiritual, comenzaron a asumir meteoritos, choques
entre planetas, etc. ¿Acaso la Virgen es astrónoma? Es obvio que el
entendimiento de este castigo se enmarca dentro de metáforas
espirituales.
¿Ustedes
creen que hemos cambiado como raza humana desde las repetidas
Profecías Marianas?
Evidentemente
no; el mensaje mariano nunca se ha entendido en nuestro mundo
occidental. Por lo tanto, hemos llegado al punto en que podemos estar
sufriendo dicho “fuego del Cielo”. ¿Pero qué significa esa
expresión espiritualmente?
El
“Fuego” hace referencia a un proceso de purificación, de
perfeccionamiento.
“Del
Cielo” refiere a que dicha purificación (“el fuego”) se dará
por causa de las leyes celestiales/espirituales que no pertenecen a
las leyes conocidas terrenalmente.
Cuando
se habla de algo “que viene del Cielo” (Cielo como reino de
Dios), no hay que entenderlo como “cielo sobre nosotros”,
atmósfera, estratosfera, espacio exterior. El “Cielo” siempre ha
significado ese “plano de existencia espiritual” donde se manejan
ese el conjunto de leyes que rigen nuestra vida “no evidente”;
más allá de “esta Tierra”.
Y
por supuesto que hay una de esas Leyes Espirituales (del Cielo) que
es la que propicia la purificación de las almas; esta es la Ley del
Karma.
Entonces
“el fuego del Cielo” no es más que la “purificación que se
dará por causa de leyes del Cielo”. Y la alegoría de que este
fuego caerá como “castigo doloroso”, no es una más que una
indicación de que nuestro escenario de vida estará “bombardeado”
por efectos del Karma.
Como
consecuencia: el castigo “del Fuego que caerá del Cielo” no es
más que la manifestación de un “Escenario Kármico”
¿Pero
corresponde a que ese “fuego del cielo” sea la referencia a “un
escenario kármico”?
Si
revisamos lo que la Virgen María representa dentro de una enseñanza
espiritual; se observa fácilmente que su enseñanza apunta a un
comportamiento humano “kármicamente amigable”.
Comportarse
como la Virgen exhorta, nos permitiría trabajar de forma apropiada
con nuestros karmas; y por lo tanto evitar los escenarios kármicos.
Por
lo tanto, es muy lógica la igualdad de: “fuego del Cielo que caerá
sobre la Tierra” con “Escenario Kármico”.
Día 13. Dios es Amor
Y nada de lo que expliqué niega la
idea de que tenemos a un Dios que nos ama con locura.
Al igual que un papá que ama a su
hijo no le hace la tarea sino que le da el escenario apropiado para
que este lo haga; Dios Padre no nos exonera de nuestras
responsabilidades, sino que nos da constantemente los escenarios
donde podamos estudiar, aprender, repasar, presentar examen e ir a
reparación, las veces que sean necesarias.
Así como un papá sabe que el futuro
de su hijo depende del esfuerzo que este ponga aprendiendo a honrar
sus responsabilidades, nuestro Dios Padre hace lo mismo con nosotros;
con la única intención de que nos ganemos estar en el Cielo por
mérito propio (Mateo 7:21)
Además ¿qué amor puede haber más
grande que el de ponernos a vivir en un universo donde todo está
claro y controlado por leyes (universales) inamovibles?
Que no sepamos cuales son dichas leyes
ni cómo funciona nuestra vida, no es asunto de Dios, sino es
problema nuestro. Las leyes siempre han estado allí, desde el
comienzo del Universo.
Más de un mensajero y maestro hemos
tenido, Jesús uno de ellos. Y aun así desechamos sus instrucciones
porque nos resultan muy complicadas de seguir; o incluso nos creamos
nuestras propias versiones de la fe, para que se amolden a nuestras
debilidades.
Querido lector, este artículo dibuja
lo que nos sucede en la actualidad; y por lo tanto lo que se dice
aquí es lo único que nos puede salvar. Ahora me toca a mí lavarme
las manos como Pilatos; ya lo dije y ya lo sabes, ya no queda de mi
parte.
Si quieres diferir y refutar sobre
todo esto, no me busques; no te voy a dar más de lo que leíste
aquí.
Pero
si por el contrario tu corazón se abrió y quieres avanzar bajo esta
verdad, estoy a tu disposición mientras Dios me lo permita.
Namasté
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki
Original:
25 de febrero - 05 abril del 2015
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Palabras-claves:
escenario
kármico, escenario kármico, fuego del Cielo,