La no permanencia

Autor: ShaniShaktiAnanda

Muchos de los problemas, malestares, situaciones que no podemos superar, tienen un trasfondo muy claro: la expectativa de permanencia.

Cuando tenemos salud, asumimos que vamos a permanecer así.
Cuando tenemos trabajo, asumimos que este va a permanecer así.
Cuando tenemos pareja, asumimos que ella va a permanecer con nosotros.
Cuando tenemos familia, asumimos que va a permanecer como está.
Cuando tenemos dineros, asumimos que permaneceremos con dinero.
Cuando podemos dar buen sexo, asumimos que nuestro poder sexual permanecerá.
Cuando tenemos buenos amigos, asumimos que ellos permanecerán comportándose tal como esperamos.
Cuando tenemos vida, asumimos que vamos a permanecer así y nunca vamos a morir.

Y la lista anterior la pudiera extenderse varias páginas.

Una de las cosas que la filosofía acepta (y me atrevería decir que hasta la ciencia) es la frase que dijera Heráclito: “lo único permanente es el cambio”

Y es una realidad, ni siquiera los átomos permanecen en sus propios estados o posiciones o incluso niveles de energía. El universo no es estático; lo que implica que cambia constantemente. Y somos parte del universo, nuestros estados y situaciones son parte del universo.

Pero estoy hablando por hablar; porque es una realidad de que nuestro ser si añora la permanencia, el no cambio, el quedarnos tranquilos sin estar de aquí para allá.

El problema sería que estamos buscando la permanencia en nuestra realidad terrenal, que por naturaleza es impermanente.

Cuando Heráclito asentó dicha frase de la “no permanencia”, se refería a la existencia humana, la cual comprende: lo físico/biológico; lo mental/lógico; lo emocional y el bienestar humano.

Entonces, si buscamos la permanencia en nuestra experiencias terrenales, obviamente no la vamos a encontrar. O tal vez en cualquier momento desaparece lo que asumíamos equivocadamente que tenía que permanecer eternamente. Eso trae ansiedad (preocupación adelantada a la pérdida), frustración al perderlo, o desesperanza en no alcanzarlo; en cualquier caso trae sufrimiento.

¿Estamos entonces equivocados? En querer algo permanente, no estamos equivocados; en dónde lo buscamos, sí estamos categóricamente equivocados.

Aquí se puede terminar la conversación para muchos lectores; mientras que otros pudieran preguntarse entonces ¿dónde busco la felicidad que permanece?

Lo primero que habría que entender es que existe una realidad que va más allá de la terrenal (ver arriba qué incluye nuestra existencia terrenal). Muchas personas no lo imaginan siquiera porque viven centrados en sus fracciones física/biológica, mental/lógica, emocional y de bienestar terrenal. EN el lado impermanente de la vida.

Estas mismas personas deberían primero descubrir, desarrollar y potenciar esa otra realidad que se conoce como realidad espiritual; lamentablemente difícil de describir aquí.

Muchos dirán: “sí, verdad. Por eso yo soy espiritual”. La sincera autoevaluación si somos o no espirituales, es sencilla: ¿aún hay cosas que te frustran cuando las pierdes o cuando no las consigues? Si la respuesta es aunque sea un sí, la espiritualidad proclamada está en entredicho; en el mejor de los casos aún no está completa y hay que seguir trabajándola.

Lo espiritual es lo único eterno, permanente. Por lo tanto, es donde deberíamos enfocar nuestra vida para erradicar el dolor y sufrimiento de la pérdida o de la frustración.

Mucha explicación para poder hacer entender lo que Santa Teresita de Jesús (cristiana mística) explicaba en uno de sus bellos escritos:

“Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta...” (Santa Teresa de Jesús)

Espero que ahora sí se entienda la no permanencia de lo terrenal; la cual no basta para tener esa felicidad duradera, que muchas veces falta y nos hace sufrir; ante una realidad donde teniendo a Dios como guía de nuestras conductas, sentimos que lo tenemos todo.

No te afanes en lo que no permanece; vívelo, sí; pero lo que te sea necesario, no más. Utiliza todo el resto de tus fuerzas hacia Dios, para agradarlo a Él; y dejarás de sentir que te faltan cosas. Entonces, tu esfuerzo dará frutos de felicidad que permanecerán para siempre; aún más allá de la muerte.

¿Sufrir por algo que de entrada no vino a ser permanente? ¿Sufrir porque perdiste algo que no iba a ser eterno? ¿Utilizar todo tu esfuerzo en algo que se va a acabar en cualquier momento?

¿Que te duela una pérdida? Sí; pero no lo sufras. Que el dolor no te frene en seguir conquistando a Dios, a lo único permanente.

Esfuérzate en conseguir lo que necesites, sí, aunque no sea permanente. Pero que eso no sea tu motivo de vida; porque si lo haces y todo acaba, habrás desperdiciado tu existencia.

Piénsalo.

Dios les bendiga. Namasté.

ShaniShaktiAnanda

Original: 1933 AS. (17 de abril del 2021)
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Entre conversaciones: Amar a Dios

Autor: ShaniShaktiAnanda

Adhikari:         Namasté. Maestro.
¿Podría hablarnos nuevamente sobre amar a Dios? Siento que aún hay confusión o algunas personas no lo han escuchado antes.

SSA:             Namasté. Veamos. Te pido que actúes como una persona común para que me ayudes a explicar.
¿Tú amas a Dios?

Adhikari:         Sí, claro. Así dicen la mayoría de las personas.

SSA:             ¿Cómo sabes que lo amas?

Adhikari:         Porque así lo siento en mi corazón y en lo más profundo de mi ser. Porque soy capaz de sentirlo cuando le digo que lo amo; que es lo más grande que tengo; porque me ha dado todo lo bueno, porque le agradezco siempre;...

SSA:             ¿Y qué haces con eso?

Adhikari:         Pues me siento bien, me siento pleno.

SSA:             Bien. Tú te sientes bien. ¿Y cómo crees que Dios se siente con eso?

Adhikari:         Dios se debe sentir muy complacido.

SSA:             Pensar que Dios se siente bien cuando le dices que le amas, es bastante egocéntrico de tu parte, ¿no crees?

Adhikari:         Bueno, sí, Maestro... Pero ¿qué hay de malo en eso?

SSA:             No hay nada de malo, solo que es muy incompleto.
Fíjate, una cosa es declararle tu amor a algo o a alguien y otra cosa muy diferente es demostrarlo. Demostrar ese amor es equivalente a honrar ese amor.
¿Cómo tu honras el amor que le declaras a Dios?
Porque lo puedes gritar a los cuatro vientos, pero si no hay hechos, ese amor no te lo cree ni Dios.

Adhikari:         Claro, claro. Por eso soy honesto, no digo mentiras, no engaño a nadie, ayudo a quien me pide ayuda, rezo mucho, a ver qué más...

SSA:             Bien, tú haces todas esas cosas porque tú crees que son las cosas por las que Dios se contenta. ¿Cierto?

¿Y si te digo que aquí también te quedas muy corto?
¿Tú crees que Dios te ama por esas cosas que me dices que haces

Recordemos desde la Santa Biblia qué espera Dios que tu hagas para demostrarle que de verdad lo amas; y por supuesto para que Él también te ame

Adhikari:         Maestro, ¿para que Dios me ame? Eso es automático, Él siempre me ama.

SSA:             Ufff. Después la gente se cree libre; y en realidad está presa de ignorancia, de creencias sin sentido que sus encarceladores les ofrecen y ella las compran y viven a medias.
¿Yo no sé de dónde nació la idea de que Dios ama a las personas sin importan qué? Me refiero a Dios Padre, a quien la gente le vive pidiendo cosas.

Revisemos, por encima, la Santa Biblia:

Y Jesucristo, respondiendo a una pregunta decía: “¿Quién es el que me ama? Pues el que hace acepta mis mandamientos y los cumple. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él” (Juan 14:21)

Apuesto a que aquellas personas que dicen que Dios Padre les ama, no se habían tomado la molestia de leer esto, porque es imposible que esté más claro.
Y si lo han leído, pues no tienen idea de qué es lo que Jesucristo manda

¿Sabes tú, Adhikari, que es lo que Jesucristo mandó?

Adhikari:         Bueno Maestro yo si lo sé, porque Usted ya debe estar cansado de enseñarlo. Lo que está escrito en el Evangelio según San Mateo capítulos 5, 6 y 7.

SSA:             Ya sabes entonces, que lo que Dios espera que cumplas para creerte que le amas, va muchísimo mas allá de no decir mentiras, de rezar, de ir a la iglesia o al templo, de ayuda a los necesitados, de no engañar a nadie, etc.

Podemos recordar algunas pocas cosas como: amar a tus enemigos, poner la otra mejilla cuando te hagan daño, no reaccionar violentamente aunque te duela lo que te hagan, hacer las pases con quien está molesto contigo aunque no tenga la razón, ir contra tu misma humanidad si es necesario con el fin de no alejarte de Dios... y unas cuantas más complicadas aún.

Entonces, ¿crees que aunque las personas griten desde sus corazones que “aman a Dios”, Dios se siente querido por ellas?

Adhikari:         Lamentablemente no, Maestro.
Para concluir. ¿qué debe hacer la gente?

SSA:             Las personas que quieren amar a Dios de verdad, no puede buscar a alguien que les eche el cuento de qué hacer; o que les lea lo que ellas misma puede leer por su cuenta. Se debe buscar a alguien que te haga vivir de la forma en que Dios quiere, aunque no te sea cómodo. Ese alguien es un maestro espiritual.

Pero no se puede buscar a un maestro espiritual simplemente para consejos o para que simplemente te diga qué hacer. Y no se debe asumir que ya se tiene uno con solo seguirlo en las redes sociales y a veces leerlo o escucharlo.
Tener a un maestro espiritual implica seguirlo en sus actividades, moverte a su ritmo, participar activamente en sus escenarios, dedicarle tiempo. Así es como se comienzan a desarrollar las destrezas espirituales para que eventualmente se comience a cumplir con lo que Dios espera.

Adhikari:     Nuevamente gracias Maestro. Namasté.

SSA:             Dios te bendiga. Namasté.

ShaniShaktiAnanda

Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 1925AS. (09 de abril del 2021)
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Palabras-claves: Dios, Jesucristo, lineamientos, mandamientos, enemigos, amar