Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Primero lo primero. Hay que diferenciar entre limpiar karma y aligerar karma. La Ley de Acción y Reacción (Ley del Karma) se basa en un sentido de responsabilidad personal por nuestras acciones, así que nuestro propio karma debemos limpiarlos nosotros mismos, es nuestra responsabilidad. A veces se espera que un tercero, por ejemplo un terapeuta, nos limpie del karma; y para colmo ese servicio se vende de esa forma. En realidad lo más que puede hacer un terapeuta que trate con karma es aligerar esa energía que debe procesar el mismo paciente. Puede aligerarla de forma que la “pague en cuotas” o inclusive puede postergarla o en algunos casos se puede solicitar cambiar los Seres Guías del paciente (Yo Superior) para que estos nuevos iluminen a la persona y le sea más fácil limpiar su karma propio.
Quise comenzar este escrito de esta forma para ahorrar la lectura a personas que esperan fórmulas mágicas para arreglar sus vidas signadas por el karma.
El karma nunca es malo por definición. El karma es una energía que cosechamos con nuestras acciones sembradas (de forma consciente o no, intencionada o ingenua). Estas energías pueden condicionar nuestra realidad de forma inconveniente (si la energía es densa, nacida de acciones inconvenientes) o de forma iluminada (si la energía del karma se generó de buenas acciones).
Pero para nuestro entender, una energía densa asociada con una situación difícil se le suele decir “karma malo o negativo” y al karma que promueve situaciones buenas o iluminadas se le dice “karma bueno o positivo”. Vale la pena recordar que en el ámbito espiritual los conceptos de bueno o malo, positivo o negativo, son solo apreciaciones personales de una situación.
No podemos olvidar que también hay acciones donde si bien no estamos directamente envueltos en la generación del karma, podemos optar por compartir dicha energía del karma con otros Seres a través de diferentes medios (uniones de almas, relaciones sexuales, entre otros)
De cualquier forma, en esta nueva Era de la humanidad y con las condiciones apropiadas, la Ley del Karma solo condiciona nuestra realidad en un porcentaje menor a lo que lo hace la Ley de Atracción. Estas son las dos leyes básicas que guían nuestra realidad.
Esto es suficiente para entrar en tema. Pretendo mostrar cuáles son las formas de limpiar nuestro karma que está condicionando nuestra realidad de forma difícil. Si se desea saber más sobre qué es karma, cómo se genera o cómo se reconoce, revisa o espera mis otros escritos o charlas, lo he dicho en varias oportunidades.
“El
karma es esa energía que mantiene anclado a nuestro Espíritu Divino
en una existencia fuera de la integración total con Dios”
(PAGR2013). Por tanto, el tema de librarnos del karma es un tema que
entra dentro de conceptos Espirituales y que se debe enmarcar dentro
de un camino de Crecimiento Espiritual. Cuidado como se entienda
“Espiritual” (referencias a otros artículos)
Como el asunto es Espiritual, cualquier forma efectiva de limpiar karma debe tener como trasfondo el trabajar con nuestros dones espirituales; el trabajar desde nuestra parte Divina. Cualquier otra forma sería inoperante o en el mejor de los casos muy poco efectiva.
Con la práctica religiosa.
La primera forma de limpiar karma, accesibles a todos, menos traumática emocionalmente, más general, es a través de una práctica religiosa. Todas las religiones tienen que ver con el concepto de Dios y con la forma de cómo nosotros llegamos a Él; por lo tanto todas tienen las herramientas para deslastrar a nuestro Espíritu del karma y así este pueda “flotar suavemente” hasta integrarse con Dios.
Pero las religiones son todo un tema. Algunas religiones van en camino al desprestigio, no porque sean malas, no porque no se les entiendan, sino porque no se han sabido presentar al común de las personas. Como todo en el Universo, el cambio es una constante; y todos y todo debe cambiar con los tiempos para no volverse inoperante, inclusive las religiones.
Es por este tema que muchas personas se dicen “espirituales” y “no religiosos”. Lo diré las veces que sean necesarias: la espiritualidad es al Espíritu como el alimento es al cuerpo físico, pero la práctica religiosa es al Espíritu lo que el ejercicio físico es al cuerpo. Uno puede alimentarse bien, pero para estar en óptimas condiciones debemos ejercitarnos, “movernos”, salir de esa comodidad conveniente. La “obesidad puede matar” y créanme que podemos llegar a ser “obesos espirituales”.
Cuando digo que todas las religiones tienen herramientas para lidiar con el karma, incluyo hasta a las basadas en el Cristianismo (que se dice no creer en el karma). Al karma se le puede tratar de tres formas diferentes: limpiando el karma “negativo” existente, acumulando karma “positivo”, o por lo menos no acumulando más karma “negativo”. Si entendemos esto y leemos por ejemplo la Santa Biblia, encontramos que todas las enseñanzas y los consejos para vivir correctamente encierran algunas de las tres formas de abordar el karma. ¿Decir que el karma existe es necesario? Pues no, igual se limpia.
Entonces, como las religiones han estado accesibles a todos nosotros, no deberíamos poner como excusas que no sabemos qué hacer con el Karma. Hasta las tribus más recónditas del planeta cuando no las han tenido, han creado instintivamente sus propias religiones, que con los años han terminado siendo bastante efectivas.
Con Maestros Espirituales.
En los párrafos iniciales comentaba que ningún tercero podía ayudarte a limpiar tu karma (aunque si a aligerarlo); pero no es primera vez que digo que un Maestro Espiritual sí puede, en alguna medida, hacer ese trabajo por ti. No voy a definir aquí a un Maestro Espiritual (ya lo he hecho extensamente en muchos artículos) pero cuando una persona tiene uno, el Maestro deja de ser “un tercero” porque “el discípulo se funde con su Maestro”. Esta integración Maestro-Discípulo es lo que define ciertamente una relación que permite al primero trabajar de forma personal el karma del segundo. El Maestro Jesús lo hizo con los que se sienten sus discípulos, Él vino a hacerse cargo de nuestros pecados (“karma”).
Un discípulo entonces debe sentir a ese alguien como su Maestro (encarnado o no), y es un sentimiento que va más allá del cariño o de la admiración (sin excluirlos). Un discípulo trabaja “por y para” lo que representa el Maestro, vive sus enseñanzas, no antepone su persona a las enseñanzas.
Todo esto sin el mínimo sentido de fanatismo, ya que el fanatismo existe porque una persona con carencia de afecto muy marcada encuentra a ese Maestro (estafador) que lo aprovecha para su propio beneficio. De hecho, una persona con carencias afectivas, debe primero sanar eso, antes de buscar a un Maestro verdadero; o por lo menos es lo primero que el Maestro debe enseñar a ese discípulo.
Entonces, un Maestro Espiritual (verdadero) sí puede favorecer la limpieza del karma de otros. Pero lo hace en dos vías:
Como el asunto es Espiritual, cualquier forma efectiva de limpiar karma debe tener como trasfondo el trabajar con nuestros dones espirituales; el trabajar desde nuestra parte Divina. Cualquier otra forma sería inoperante o en el mejor de los casos muy poco efectiva.
Con la práctica religiosa.
La primera forma de limpiar karma, accesibles a todos, menos traumática emocionalmente, más general, es a través de una práctica religiosa. Todas las religiones tienen que ver con el concepto de Dios y con la forma de cómo nosotros llegamos a Él; por lo tanto todas tienen las herramientas para deslastrar a nuestro Espíritu del karma y así este pueda “flotar suavemente” hasta integrarse con Dios.
Pero las religiones son todo un tema. Algunas religiones van en camino al desprestigio, no porque sean malas, no porque no se les entiendan, sino porque no se han sabido presentar al común de las personas. Como todo en el Universo, el cambio es una constante; y todos y todo debe cambiar con los tiempos para no volverse inoperante, inclusive las religiones.
Es por este tema que muchas personas se dicen “espirituales” y “no religiosos”. Lo diré las veces que sean necesarias: la espiritualidad es al Espíritu como el alimento es al cuerpo físico, pero la práctica religiosa es al Espíritu lo que el ejercicio físico es al cuerpo. Uno puede alimentarse bien, pero para estar en óptimas condiciones debemos ejercitarnos, “movernos”, salir de esa comodidad conveniente. La “obesidad puede matar” y créanme que podemos llegar a ser “obesos espirituales”.
Cuando digo que todas las religiones tienen herramientas para lidiar con el karma, incluyo hasta a las basadas en el Cristianismo (que se dice no creer en el karma). Al karma se le puede tratar de tres formas diferentes: limpiando el karma “negativo” existente, acumulando karma “positivo”, o por lo menos no acumulando más karma “negativo”. Si entendemos esto y leemos por ejemplo la Santa Biblia, encontramos que todas las enseñanzas y los consejos para vivir correctamente encierran algunas de las tres formas de abordar el karma. ¿Decir que el karma existe es necesario? Pues no, igual se limpia.
Entonces, como las religiones han estado accesibles a todos nosotros, no deberíamos poner como excusas que no sabemos qué hacer con el Karma. Hasta las tribus más recónditas del planeta cuando no las han tenido, han creado instintivamente sus propias religiones, que con los años han terminado siendo bastante efectivas.
Con Maestros Espirituales.
En los párrafos iniciales comentaba que ningún tercero podía ayudarte a limpiar tu karma (aunque si a aligerarlo); pero no es primera vez que digo que un Maestro Espiritual sí puede, en alguna medida, hacer ese trabajo por ti. No voy a definir aquí a un Maestro Espiritual (ya lo he hecho extensamente en muchos artículos) pero cuando una persona tiene uno, el Maestro deja de ser “un tercero” porque “el discípulo se funde con su Maestro”. Esta integración Maestro-Discípulo es lo que define ciertamente una relación que permite al primero trabajar de forma personal el karma del segundo. El Maestro Jesús lo hizo con los que se sienten sus discípulos, Él vino a hacerse cargo de nuestros pecados (“karma”).
Un discípulo entonces debe sentir a ese alguien como su Maestro (encarnado o no), y es un sentimiento que va más allá del cariño o de la admiración (sin excluirlos). Un discípulo trabaja “por y para” lo que representa el Maestro, vive sus enseñanzas, no antepone su persona a las enseñanzas.
Todo esto sin el mínimo sentido de fanatismo, ya que el fanatismo existe porque una persona con carencia de afecto muy marcada encuentra a ese Maestro (estafador) que lo aprovecha para su propio beneficio. De hecho, una persona con carencias afectivas, debe primero sanar eso, antes de buscar a un Maestro verdadero; o por lo menos es lo primero que el Maestro debe enseñar a ese discípulo.
Entonces, un Maestro Espiritual (verdadero) sí puede favorecer la limpieza del karma de otros. Pero lo hace en dos vías:
- primero, asumiendo karma de esa persona para trabajarlo él mismo con sus propios dones espirituales (esta es la forma automática para el discípulo y solo es necesario que exista ese lazo Maestro-Discípulo)
- y segundo, impartiendo enseñanzas espirituales que guíen a la persona en un camino de crecimiento espiritual, de manifestación de dones espirituales, que le ayuden a ir limpiando su propio karma.
En pareja
A veces no se entiende o se malinterpreta la razón por lo cual las uniones de parejas son promovidas y bendecidas por las religiones. Las religiones hablan de la necesidad de “la vida en pareja” (para ellas dentro del matrimonio) como una forma también de hacer la voluntad de Dios. Y es totalmente correcto, porque la voluntad última de Dios es que todos volvamos a Él y eso lo haremos cuando ya no tengamos karma; es decir que vivir en pareja (de ser posible consagrada bajo un rito religioso) es también una forma de limpiar karma (o por lo menos debería serlo)
Sí, en párrafos anteriores comentaba que el sexo es una de las formas en las que compartimos karma. Cuando nos referimos a pareja, hablamos de parejas sexuales. Al dos personas tener sexo, hay una fusión energética entre ellas que incluye la energía correspondiente al karma. En ese caso, luego de un rato de disfrute sexual, el karma de uno pasa a ser del otro y viceversa, en mayor o menor grado. No hay un “ceder karma” de uno al otro, hay un “compartir karma”; ambos terminan teniendo lo mismo.
Ese karma “infectado” (si lo vemos como “malo”) pasa a ser de cada miembro y cada uno debe utilizar sus dones espirituales para limpiarlo. Cada uno va a colaborar en la limpieza ya que ese mismo karma va a promover situaciones personales y si la pareja comparte como pareja, esas situaciones se van a abordar entre dos. La ropa sucia en un río se lava mejor con dos pares de manos. De aquí parte la importancia (espiritual) de escoger bien a la pareja,
Si se escoge una pareja que tenga muuuuuucha ropa sucia (karma “negativo”) me voy a “echar encima” el karma de ella y me va a tocar lavar hasta lo que nunca imaginé. Pero si escojo pareja con bonitos dones espirituales o con poco karma, pues va a ser una bendición ya que va a ayudar alguien con experiencia en lavado.
Todo esto, claro está, asumiendo que la relación de pareja se lleva con buenos principios, buenos términos y con las mejores intenciones de ambos en hacerlo bien. Si una relación de pareja se torna complicada kármicamente (peleas, incomprensiones, engaños, heridas emocionales en general) no es solo que no se estará lavando bien la ropa, sino que se estará ensuciando hasta la que ya estaba limpia.
Si una pareja va mal y no busca solucionar los problemas, se estará generando constantemente karma “negativo”, el cual tendrá infecciones reiteradas y reforzadas en cada relación sexual que se tenga. Limpiar eso puede costar mucho tiempo y esfuerzo.
Con elementos o prácticas sagradas
Recordando que el asunto del karma es espiritual, dentro de las prácticas religiosas cada una propone elementos de acción que ayudan de forma certera, pero paulatina, a limpiar karma.
En algunos casos son acciones repetitivas, en otros son acciones que parecerían rituales, otras veces es a través de buenas acciones personales (para generar karma “positivo”), o tolerancia y paciencia para no acumular más. Las formas son diversas; pero repito, a la hora de escoger alguna, se deben enmarcar dentro de un esquema de práctica espiritual. Nombro solo algunos elementos:
- El cultivar la paciencia, la confianza en Dios, la pasividad, la tolerancia, las buenas obras que por ejemplo el Cristianismo nos propone.
- Los diferentes sacramentos del Catolicismo, en especial el de la Confesión con su correspondiente propósito de enmienda y penitencia.
- El recitar de mantras específicos de muchas culturas (prácticas mántricas): Santo Rosario, Mani Tibetano, etc.
- Los pequeños sacrificios personales (o más correctamente dicho “pequeñas abstenciones personales e intencionadas” con objetivos claros)
Con
el tiempo y la naturaleza
Pero hay personas que no utilizan ningunas de los esquemas descritos anteriormente; aún así la llegada al cielo debe ser posible también para ellos.
Como seres terrenales y temporales que somos, estamos regidos por Dios mismo expresado en la Naturaleza. La Evolución Natural parecer ser una teoría correcta también en la parte espiritual. El crecimiento del espíritu por ensayo y error, los condicionamientos positivos y negativos, la supervivencia (espiritual) de los más aptos, pueden ser elementos que use la naturaleza para quienes estén viviendo “espiritualmente inconscientes”. Pero estos elementos, si bien funcionan, son extremadamente lentos para nuestra visión humana de poco menos 80 años de vida. En una vida no pasa nada evidente si no se asume un compromiso de crecimiento espiritual; pero de que pasa, pasa.
Si asumimos la limpieza del karma a “como vaya viniendo vamos viendo” corremos el riesgo de perder tiempo en círculos viciosos; muchas veces nuestra cantidad de karma aumentará más de lo que limpiamos y la limpieza posterior será más dura; todo debido a que no tendremos consciencia delo que estamos haciendo.
Pero bueno, con un poco de paciencia, llegaremos al cielo, bien sea por “misericordia divina” o gracias a un gigantesco número de reencarnaciones.
Y estos son solos algunos de los elementos o prácticas que podemos asumir a modo personal y según la línea espiritual que tengamos; así cada vez podremos ir aligerando a nuestro Espíritu.
El camino hacia Dios debe ser nuestra razón de vida. Lavemos la ropa que “hemos ensuciado” pero esforcémonos para “no ensuciar más”.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Pero hay personas que no utilizan ningunas de los esquemas descritos anteriormente; aún así la llegada al cielo debe ser posible también para ellos.
Como seres terrenales y temporales que somos, estamos regidos por Dios mismo expresado en la Naturaleza. La Evolución Natural parecer ser una teoría correcta también en la parte espiritual. El crecimiento del espíritu por ensayo y error, los condicionamientos positivos y negativos, la supervivencia (espiritual) de los más aptos, pueden ser elementos que use la naturaleza para quienes estén viviendo “espiritualmente inconscientes”. Pero estos elementos, si bien funcionan, son extremadamente lentos para nuestra visión humana de poco menos 80 años de vida. En una vida no pasa nada evidente si no se asume un compromiso de crecimiento espiritual; pero de que pasa, pasa.
Si asumimos la limpieza del karma a “como vaya viniendo vamos viendo” corremos el riesgo de perder tiempo en círculos viciosos; muchas veces nuestra cantidad de karma aumentará más de lo que limpiamos y la limpieza posterior será más dura; todo debido a que no tendremos consciencia delo que estamos haciendo.
Pero bueno, con un poco de paciencia, llegaremos al cielo, bien sea por “misericordia divina” o gracias a un gigantesco número de reencarnaciones.
Y estos son solos algunos de los elementos o prácticas que podemos asumir a modo personal y según la línea espiritual que tengamos; así cada vez podremos ir aligerando a nuestro Espíritu.
El camino hacia Dios debe ser nuestra razón de vida. Lavemos la ropa que “hemos ensuciado” pero esforcémonos para “no ensuciar más”.
Namasté.
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
30 de mayo del 2013
Twitter:
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