Autor:
Pedro A. Gómez Ruzzo
Cuando
hablo de nuestra sociedad, hablo de los individuos que la conforman;
y cuando hablo de los tres problemas principales, es porque hay más
de tres. Pero en este artículo haré estas consideraciones solo para
dar la idea general.
Cada
vez es más evidente que la sociedad moderna no parece estar
capacitada para frenar su caída libre hacia la destrucción; a pesar
de que utiliza todo su esfuerzo humano para aminorar el golpe.
No
estoy siendo pesimista, ya que estoy seguro de que todos los
problemas que enfrentamos tienen solución. Pero de la misma forma
estoy seguro de que las soluciones solo comenzarán a implantarse
cuando nos demos cuenta de que somos más seres espirituales que
humanos; y por lo tanto, las soluciones pasan por nuestro
comportamiento bajo lineamientos espirituales; y no por nuestras
intenciones mentales.
Y
todos los problemas que atraviesa nuestra sociedad (incluyendo tanto
a la de mi país, como a la del mundo) tienen tres causas
fundamentales que describiré a continuación.
Primera
gran causa: “ceguera de los propios sentimientos”
La
primera gran causa de los problemas de nuestra sociedad es que sus
integrantes (la gente) no se dan cuenta de lo que realmente siente.
Desde
una noble intención, la gente quiere construir un futuro brillante
para sí mismos y para las próximas generaciones; pero cuando lo
tratan de hacer no se dan cuenta de que llevan en los corazones
“sentimientos opacos” (pocos brillantes). Eso nunca ha
funcionado así.
La
realidad de cada persona se construye con la energía que esta lleva
en el corazón; no con su intención ni con su pensamiento.
Pero
aún no se ha entendido que pensamientos y sentimientos suelen llegar
a ser expresiones diametralmente opuestas; se
puede estar pensando
que se tienen buenos sentimientos y estar totalmente equivocado.
Solo colocaré dos ejemplos:
- Una madre que cuida a su hijo hasta la sobreprotección. Esta madre piensa que con su cuidado todo irá bien (pensamiento positivo); pero en su corazón puede estar manejando un sentimiento de terror de que le vaya a pasar algo malo a su criatura (sentimiento opaco). ¿Con qué estará creando su futuro esa madre? Pues con los sentimientos, no con sus ideas positivas.
- Un grupo de individuos en la sociedad que se enfrenta en una lucha entre partes con argumentos de exigir justicia. Esta sed de justicia plantea ideas loables y con tendencia hacia un futuro mejor. Pero detrás de ese reclamo de justicia ¿qué sentimientos se pueden albergar? Pues frustración por algunos hechos ocurridos, resentimientos, rabia, juicio contra el enemigo, etc.
¿Pero el futuro se estará construyendo con las acciones guiadas por el pensamiento o por los sentimientos? Pues por los sentimientos; lo que no es nada prometedor.
Pero
para colmo, no es solo que no tenemos la práctica de distinguir los
sentimientos detrás de nuestros pensamientos o acciones, sino que
nos han vendido la idea equivocada de que creamos nuestra realidad
con lo que pensamos. Esto contradice cualquier enseñanza realmente
espiritual de cualquier parte del universo.
Y
con esta vida tristemente enfocada en el pensamiento y en la acción,
no hay ni siquiera una pequeña intención de revisión personal. En
todo momento, creemos y defendemos que estamos haciéndolo bien. Aquí
viene la segunda causa de los problemas.
Segunda
gran causa: “la culpa es de los otros”
En
el aspecto espiritual, lo primero que siempre hay que hacer es buscar
aquello dentro de mí que está creando lo que estoy viviendo. Es
INDISPENSABLE asumir nuestra responsabilidad personal de lo que nos
ocurre: SIEMPRE. Valga decir que esta es la única forma de
verdaderamente mejorar; porque si mis asuntos dependieran siempre de
los demás sería una existencia muy lamentable.
Si
lo que me pasara de malo dependiera de otros, pues lo que busco de
bueno dependería también de los demás. Yo no tendría el control
de nada. Por supuesto que esto tampoco funciona así.
Pero
este principio básico de la responsabilidad personal, no es una
forma de asumir la vida en nuestras sociedades modernas; en las
cuales equivocarse es de ineptos, débiles e incapaces. Se ha
enseñado que equivocarse es lo peor que le puede suceder a alguien;
por lo tanto, los errores se ocultan, no se asumen o mejor aún, se
le achacan a los demás.
Pero
si uno no tiene la culpa de nada, ¿cómo esperamos mejorar? Si creo
que mis sentimientos son puros y dignos y “los desgraciados son los
otros”, ¿cómo corregiremos nuestros sentimientos que son los que
en realidad están creando nuestros futuros pocos deseables?
Tercera
gran causa: “un Dios gratis”
Y
esta es la gran tercera causa de los problemas de nuestra sociedad.
Esta no es la menos importante de las tres; tal vez podría ser la
primera en importancia. Aquí
planteo una venta fraudulenta que aceptamos.
El
verdadero bienestar autosustentable al que podemos aspirar, se
obtiene únicamente asumiendo una visión de vida que pase por
nuestro espíritu y no por nuestra humanidad. Esto es una realidad.
Pero
aprender a ver nuestras situaciones de vida de forma espiritual, no
es una tarea fácil; se requiere de mucho esfuerzo de nuestra parte.
Pero lo bueno es que ese esfuerzo se va realizado poco a poco, los
resultados son acumulativos y se va extendiendo a toda nuestra
realidad.
La
venta fraudulenta la que me refiero es que nos vendieron la idea de
un “Dios gratis”; de una “espiritualidad regalada”, de
bendiciones de Dios que merecemos “por bonitos”. Cuando estamos
en problema, corremos a pedirle ayuda a alguna divinidad; como si
ellos existieran solo para satisfacer nuestras necesidades, porque
sí.
Pero
lo espiritual se gana; las bendiciones se merecen. Cuando le pedimos
a Dios, lo primero que deberíamos preguntarnos es: ¿tengo méritos
personales especiales ante Dios para que Él me conceda cosas
especiales?
Las
respuestas de la mayoría de las personas van al estilo de las
siguientes: “por supuesto”, “claro que sí, Él me ama”, “Él
es puro amor”, “yo soy su hija o hijo predilecto”, “yo creo
en Él”, “yo soy muy creyente”, “yo le tengo fe de que me va
a ayudar y eso es suficiente”, “yo voy a misa”, “yo rezo
mucho”, “yo oro con Él todas las noches”, etc.
Todas
estas respuestas denotan una inmadurez espiritual notable,
propia de nuestra sociedad moderna.
Nunca
nos enseñaron (y nunca fue conveniente aprenderlo por nuestra
cuenta) que Dios no está por nosotros; sino que nosotros nos
debemos a Él. Él no necesita estar con nosotros; nosotros somos los
que necesitamos estar de buenas con Él.
Dios
espera que nosotros cumplamos con sus
normas/mandamientos/designios/enseñanzas y luego de eso, mereceremos
sus gracias . Acaso ¿esto
es lo que dicen las iglesias modernas? ¡No! Se quedarían sin
seguidores.
Y
acostumbrados a este “Dios gratis”, nos quedamos pidiendo,
esperando y argumentando cosas como “el tiempo de Dios es
perfecto”, “no me tocaba” o incluso “si no lo tengo es por
cosa del demonio”. Mientras tanto, nos quedamos con los brazos
cruzados, sin avanzar.
Resumiendo
Convivimos
en una sociedad que no tiene una tendencia positiva de futuro de
forma sostenida. Más allá de que ocurran victorias puntuales
enmarcadas dentro de las probabilidades naturales de que ocurran los
hechos, no tiene capacidad de condicionar su propio futuro hacia lo
bueno.
Esto
se resolvería con el desarrollo espiritual de sus miembros, lo cual
les permitiría:
- Considerar indispensable el esfuerzo personal de cumplir con los lineamientos espirituales de Dios en sus vidas cotidianas. Por supuesto, primero debería conocerlos.
- Dejar de ver al prójimo como el enemigo; asumiendo que todo cambio debe comenzar por sí mismo y por aquellos a los que se están educando para el futuro.
- Terminar de entender (o de creer) que lo que mueve al universo (y al mismo Dios) son los sentimientos y no la mente. Por lo tanto, se debe “aprender a pensar con el corazón”, sincerando y controlando los propios sentimientos.
Lo siento si estabas esperando que
culpara a prácticas religiosas no oficiales como causa de los
problemas; debemos comenzar por casa, sin buscar culpables afuera.
Esto
sería suficiente para que TODOS los problemas sociales comiencen a
resolverse, casi milagrosamente.
Aunque
el milagro sería que este cambio personal y social hacia Dios
ocurriera.
Namasté.
Pedro
A. Gómez Ruzzo.
Master
Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original:
día 245 A.S. (01 septiembre 2016)
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Dios, sociedad, individuos, mente, sentimientos, pensamientos,
problemas