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martes, 28 de julio de 2015

¿Qué son las profecías?

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

Nuestra civilización está inclinada a la búsqueda del saber con el afán de poder controlar; y ese afán de control es muy desgastante. Se tiene una tendencia patológica de intentar controlar cualquier cosa con la intención de condicionar todo; simplemente para que ocurra lo que a nosotros nos parezca apropiado.

Y dentro de ese desgaste y ese afán, nos gustaría saber cómo irán las cosas en el futuro. Conocer a priori lo que va a suceder sería más fácil; nos daría más ánimo para continuar; o incluso pudiéramos dar todo por perdido y así dejar de hacer y hacer.

De este hecho, sale parte del interés sobre lo que se conocen como profecías; cuyos concepto y motivo están mal entendidos. Aclaremos.


¿Qué es una profecía?

Una profecía no es una presentación de hechos que se esperan que ocurran. Una profecía no es un conocimiento previo de hechos del futuro (precognición); nunca lo ha sido y nunca lo será.

Dentro del pensamiento místico, el universo (y todo lo que ocurre en él) está claramente reglamentado. Esto quiere decir que toda secuencia de hechos que ocurre está enmarcado dentro de leyes (universales) que son comprendidas por cualquier místico real.

Gracias a estas Leyes Universales, en el universo hay procesos (secuencia de eventos) que se activan y comienzan a suceder; siempre y cuando existan las condiciones iniciales necesarias y estén planteados los escenarios que le sirvan de sustento a dichos eventos.

Pero ni las condiciones iniciales, ni los escenarios de sustento que se narran en una profecía, se refieren a personajes reales ni a situaciones específicas.

Cuando se estudia y transmite una profecía, es necesario presentarla dentro de una puesta en escena donde hay actores encarnando personajes, escenarios y situaciones consecuentes.

Una profecía termina siendo la dramatización, dentro de algún escenario imaginario o histórico, de un proceso definido por leyes universales. El proceso definido por la profecía, simplemente es algo que se pudiera activar y comenzar a operar si se llegan a cumplir ciertas condiciones iniciales; pero como es solo un proceso, este se puede enmarcar en cualquier escenario de vida.

Una profecía se basa en personajes con actitudes precisas y situaciones que son consecuencia de dichas actitudes. Nunca se pretende predecir ni actores, ni lugares geográficos, ni momentos históricos.


Entendamos una profecía.

Permítanme inventarme una profecía para poder ejemplificar:

Y llegará el día en el cual el rey pequeño que ha puesto su confianza en Dios, verá descender un ángel de los cielos y podrá retomar su trono y de esa forma servir al pueblo. Todo esto durará mil años.

Veamos los actores, las situaciones y los procesos:

  • El “rey pequeño”: pudiera definir a alguien que debería tener alguna autoridad pero que no le es respetada. Además, por ser rey, su autoridad la debe utilizar al servicio de todos a su alrededor (su reino)
  • Confianza en Dios”: implica una actitud de humildad (confianza) hacia “algo superior a sí mismo”. Pero no una confianza pasiva; como “rey” debe siempre hacer el esfuerzo.
  • El “ángel de los cielos”: representa una ayuda inesperada, una ayuda especial.
  • Retomar su trono” indica que se le vuelven a respetan sus opiniones, sus acciones.
  • Servicio al pueblo” es la condición dentro de la cual el proceso se cumple. Si el “pequeño rey” busca su beneficio personal, la profecía (el proceso) no se da.
  • Durará mil años”: simplemente es una indicación que de suceder este proceso, durará “mucho tiempo”.

Si hiciéremos la lectura correcta y extrajéramos solo el esqueleto de la profecía (el proceso que describe) pudiera quedar algo como:

Cuando alguien siente que pudiera hacer algo para servir/ayudar a los demás; y se ve impedido/imposibilitado de hacerlo; solo le bastaría seguir esforzándose con total confianza en Dios, para de esa forma poder conseguirlo, incluso de forma inesperada. Y si logra esa confianza en Dios, la posibilidad de servir nunca más le será quitada.”

Pero la profecía no se aclara con el solo hecho de desvestir las palabras, sino que hay que contextualizarla correctamente. Aquí faltaría el hecho de entender qué significa “confiar en Dios”:

Confiar en Dios” significa “saberlo todopoderoso”; y por lo tanto “todo lo que ocurre está bajo su mirada y dentro de sus planes”; y por lo tanto “no te quejas ni reniegas de las situaciones”; y por lo tanto “sigues trabajando” en el entendido de que “eso es lo que desea Dios que hagas” más allá de los resultados, ya que “confías en que Dios sabe lo que hace”; y por lo tanto al final “se hará su voluntad y no la tuya”. Esto es “Confiar en Dios”

Completo entonces el entendimiento de la profecía:

Cuando alguien siente que pudiera hacer algo para servir/ayudar a los demás; y se ve impedido/imposibilitado de hacerlo; solo le bastaría seguir esforzándose sin renegar y ni quejarse de su situación, para de esa forma poder conseguirlo, incluso de forma inesperada. Y si logra esa confianza en Dios, la posibilidad de servir nunca más le será quitada.

¡Eureka! Deciframos la profecía inventada por mí.

Pero ¿es inventada? Pues no; porque esta profecía dramatiza un proceso apegado totalmente con las Leyes Universales; y por lo tanto, si las condiciones se dan, el proceso se cumple a cabalidad.

¿Y dónde se cumple? Pues donde sea; siempre y cuando se cumplan con las condiciones.

La profecía se puede aplicar: a un estudiante que se esfuerza por sus notas ante un profesor difícil; a un miembro de una pareja que se siente con razón pero en desventaja; a un líder comunitario que no logran que se escuchen los derechos de sus representados; a un empleado con buenas ideas pero relegado por su jefe; etc.etc.etc.


Utilidad de las profecías

Ahora podemos darnos cuenta de que es tonto pensar en una profecía como algo que va a ocurrir y comenzar a buscar futuros “posibles culpables” o responsables.

Las profecías, en cambio, son excelentes para prevenir o remediar situaciones. Me explico.

Si vemos que una situación de vida se encamina hacia el cumplimiento de una profecía fatalista; pues solo debemos darnos cuenta de ello y dejar de cumplir o cambiar las condiciones iniciales que dispararían el proceso. Listo, nos salvamos.

O si vemos que ya estamos viviendo dentro de un proceso descrito en una profecía, generalmente se puede encontrar dentro de la misma profecía lo que deberíamos hacer para que dicho proceso se desvirtúe; así saldríamos de la profecía y pudiéramos “cambiar nuestro destino”.


¿Dónde hay profecías?

Generalmente no hay profecías en las personas que pretenden adivinar hechos del futuro; a estos se les podría llamar adivinadores, videntes, precognitivos y algo similar; pero profetas no.

Un profeta no busca adivinar o predecir el futuro, sino que busca describir procesos “que se pudieran cumplir sí...” suceden ciertas cosas.

Si entendemos esto, es mucho más fácil lidiar con las profecias oficiales.

Nuestra Santa Biblia esta llena de profecías; si bien la que se conoce mejor es la del Apocalipsis. En realidad cualquier texto sagrado está formado por descripciones de procesos con indicación de condiciones iniciales; estas son profecías.

Además, dentro de una profecía puede haber muchas profecías anidadas una dentro de otra.

Hay muchas otras que podrían estudiarse; las de Michel de Nostradamus, Edgar Cayce, Santa Gertrudis, Teresa de Ávila, Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Lisieux; e incluso las mismas profecías dejadas en construcciones y monumentos por civilizaciones antíguas como la egipcia, la maya, etc.

Todas las profecías tienen el mismo fin y deben recibir el mismo tratamiento.

De esta forma, se dejarían atrás ideas tan simplistas como creer que “el fuego que vendrá de los cielos” será un meteorito que destruirá a la tierra; o que el “anticristo” representa a una persona particular. Tal vez pudiéramos entender que a lo mejor ya estamos sometidos al castigo de ese fuego que consume, por hacer caso omiso a los preceptos espirituales (referencia del cielo); o que nosotros mismos, no honrando lo que Jesús enseñó, estamos encarnando el proceso “anti-cristo”.

Aún queda mucha tela que cortar y mucho que explicar; ojalá quede tiempo antes de que acabe la profecía en la que estamos.

Namasté
Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 28 de julio del 2015.
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves: profecía, leyes universales, procesos, apocalipsis, nostradamos, cayce,

domingo, 26 de julio de 2015

El hombre con la pierna atada - Cuento

Autor: Pedro A. Gómez Ruzzo

A. Adhikari:   Namasté.
Maestro, ¿podría darme una enseñanza en forma de cuento? Por favor; creo que son más fáciles de entender.

Maestro:       Namasté
A ver, Adhikari. Te contaré el cuento de un hombre atado a una estaca.
“Había una vez un hombre al borde de un camino, que tenía una pierna atada a una estaca muy grande y enterrada muy profunda en el terreno.

Pasaban algunas personas por ese camino y veían que el hombre hacía el esfuerzo por avanzar por el camino; y su pierna atada a la estaca no le dejaba hacerlo.

El hombre luchacha, tratando de arrancar la estaca; y le sangraban las manos. El hombre tiraba de la estaca con la pierna, y la cuerda le destrozaba el tobillo. El hombre se tiraba al piso y maldecía a la estaca; y cuanto más luchaba, más daño se hacía a sí mismo.


Algunos de los que pasaban y veían, trataron una y otra vez de arrancar la estaca del suelo; pero estaba muy fuertemente enterrada y nunca fue posible hacerlo. Se lamentaban por el hombre y seguían su camino disculpándose.

Pasaron muchas noches y días; y el hombre cada vez estaba más débil.

Hasta que una tarde pasó por el camino un mendigo sabio; este se detuvo y vio la escena. Veía de forma repetida: al hombre, a la gruesa cuerda, a la estaca y a todas las heridas que había debilitado el hombre.

Luego de un rato, el hombre preguntó al mendigo: ¿es que tú no piensas ayudarme de esta desgraciada estaca? ¿no te das cuenta de como me tiene las manos y el tobillo; y que no me ha dejado avanzar por muchas semanas?

El mendigo sabio miró al hombre y le dijo: “precisamente ese ha sido tu problema, el ver a la estaca como tu enemiga. Lo que te ha debilitado y te tiene perdiendo la vida es luchar contra algo que cree que te está haciendo daño”.

Te debíste haber enfocado en tí, en tu tobillo; en lo que tú puedes hacer por ti mismo y en ti mismo. Si durante todo este tiempo te huvieras enfocado en desatarte el tobillo, no te hubieras herido las manos ni el mismo tobillo; ni tampoco te hubieras agotado tanto.”

“Además, a lo mejor hoy no estuvieras aquí conmigo lamentándote de ti mismo, por tu sola estupidez”


“Pero lo siento, ya no te puedo ayudar. Ya cae la noche, casí no se ve nada para ayudarte y debo llegar al pueblo. Imagino que ya no sirve de mucho que te diga que te enfoques en tu tobillo; veo que no tienes mucha fuerza y tu fin está cerca.”

Y así fue como vino la noche y el hombre no llegó al amanecer. Terminó sus días luchando contra el enemigo que veía afuera y nunca se dedicó a sí mismo.

A. Adhikari:   Maestro... gracias. Comenzaré a revisar mis ataduras a las cosas “que yo vea como malas fuera de mí”. Namasté.

Maestro:       Afortunado serás si lo haces; porque comenzarás a ser dueño de tu propia paz; y ninguna estaca del camino podrá entorpecer tu destino. Namasté. Dios te bendiga.


Pedro A. Gómez Ruzzo.
Master Reiki Usui-Tibetano, Karuna Ki, Reiki Mineral
Original: 26 de julio del 2015.
Twitters: @SanaCristica @eReiki @EvolConsc @pagr777 @AdamaConsc
Palabras-claves: propia responsabilidad, estaca, tobillo, camino, lucha.